Oscar Bravo, una vida y obra al servicio del sector

Alexandra Colorado Castro
Periodista

Han sido numerosos los temas que durante sus más de 25 años ha registrado la Revista M&M en sus páginas, cientos los artículos sobre temas técnicos para la cadena transformadora de madera y fabricante de muebles, y decenas las historias de vida sobre personajes que, con su trabajo, han construido sector.

En esta ocasión, cuando esta publicación llega a su edición número 100, presenta el perfil de un bogotano, profesional en Hotelería y turismo y Mercadeo y publicidad, dedicado esposo y padre de tres hijos, trabajador incansable y fundador de M&M, El Mueble y la Madera, la única revista, en Colombia, dedicada al sector forestal, madera y mueble.

Se trata de Oscar Alberto Bravo Ocampo, un hombre que hizo de su proyecto empresarial uno de servicio común, y que se ha convertido –sin proponérselo– en líder y en centro de convergencia para el sector, a través de sus productos.

Su revista, M&M, no sólo ha logrado mantenerse vigente en el tiempo gracias a su calidad formativa e informativa, a su constancia, a su equipo de trabajo y a su apuesta por el sector; también es hoy una de las mejores publicaciones para cadena industrial madera-mueble en el mundo, y un medio que ha impulsado al sector en su desarrollo.

Sobre su vida, sobre la construcción y consolidación de su empresa y productos, sobre sus percepciones referentes al sector y a los industriales, habla este texto que es también un homenaje por su labor.

Cuna de madera

Oscar Bravo, el menor de tres hermanos, nació el 11 de noviembre de 1961, en el seno de una familia estrechamente vinculada a la madera pues su padre, un hombre dedicado a la agricultura, decidió asentarse en Bogotá y abrir junto con su esposa, un almacén de muebles llamado ‘El Roble’ y trabajar, posteriormente, en un depósito de maderas; en estos espacios, entre el colegio y un calor de hogar con aroma a viruta, vivió su infancia.

En su juventud estudió Hotelería y Turismo, campo en el que trabajó como administrador en varios negocios. A mediado de los ochenta abrió en Villavicencio su propio almacén de muebles llamado ‘Diseños’, e inició en 1989, en Bogotá, la aventura en el mundo editorial, que determinaría su futuro, gracias a una serie de eventos accidentales.

Aprovechando el título de Operador Profesional de Congresos que tenía en Hotelería, se asoció con una comunicadora social y con ella fundó Congregar, una empresa de relaciones públicas que organizaba congresos y seminarios y que funcionó muy bien hasta que sus clientes comenzaron a crear sus departamentos de comunicación y a encargarse directamente de sus eventos.

“Se cayeron nuestras ventas y pensamos en alternativas. Mi socia –que conocía el ámbito de las relaciones públicas– trabajaba con ASIS, la Asociación Colombiana de Ingenieros de Sistemas, hacía para ella su revista y apoyaba la organización de la feria Compuexpo; yo conocía el mundo de los muebles y de los tableros, la solución a la crisis fue entonces producir una revista; así nació ‘El MUEBLE, materiales e industria’”, cuenta Bravo Ocampo.

Con una portada y bocetos sencillos, la primera empresa que visitó Congregar con ánimo de conquistar pauta fue Pizano. “El presidente de entonces nos miró con cierta compasión y tal vez porque no existía un producto igual en el mercado y porque tenía referencia de las actividades de mi familia en el sector, nos abrieron la primera puerta; después se sumaron Tableros de Colombia, Fórmica, Philaac, Dispano, Lamitech, Pegatex, Endecolsa, Láminas del Caribe y Aristizabal y Jinete”, recuerda Bravo.

‘El MUEBLE, materiales e industria’ se mantuvo por dos años y medio y logró sacar 11 ediciones; sin embargo, para 1991, la sociedad decae y cierra dejando en el balance, además del producto editorial, las dos primeras ferias para el sector, en el Centro de Convenciones (1990) y en el Hotel Tequendama (1991).

Para 1993 Oscar Bravo funda ‘Árbol de Tinta’, un nuevo proyecto editorial en el que recogían la experiencia, el trabajo visible y los clientes logrados en Congregar a fin de mantener la idea de una revista para el sector de la madera.

Esta empresa asentaría su vocación empresarial y de servicio y que, de paso, le cambiaría la visión a centenares de empresas en Colombia, con sus productos y servicios, hoy instituciones del sector.

La raíz del Árbol de Tinta

La producción de la revista, desde la redacción de artículos y la corrección de estilo hasta la diagramación y el diseño, fue inicialmente externa y para ello Bravo contrató un diseñador y se apoyó en un consejo editorial que le ayudó a determinar temas y enfoques para los artículos.

“Funcionábamos con un consejo editorial compuesto por colaboradores ligados al sector. Hacían parte Eduardo Rincón, entonces presidente de Acemuebles; Alberto Pizano de Dispano; Juan Manuel Carrasquilla, Pablo Tobón, Adolfo Aristizabal (Aristizabal y Jinete), Javier Benítez (director de Coacemuebles), Juan Bedoya (director del Sena de Medellín) y Jorge Eliecer Pardo, un escritor y periodista que diseñó el logo y le dio el nombre a la empresa e hizo la labor de jefe de redacción”.

Personalmente, Oscar Bravo se encargaba de todas las tareas como el empaque y el transporte de las revistas, el cobro de cheques, el pago de facturas y claro, la venta de publicidad, tarea que siempre ha sido uno de sus fuertes.

“Hice la tarea comercial, seguí con un proyecto por el que muchos no apostaban y para el que yo, incluso, no me había formado académicamente, por eso decidí estudiar Mercadeo y Publicidad mientras la empresa daba sus primeros pasos”.

Bravo asegura que la construcción de la revista se dio con el apoyo de Cristina Dueñas –su esposa y quien durante varios años se desempeñó como gerente comercial de Árbol de Tinta–; con la eficiencia del área administrativa de la empresa; con el trabajo dedicado de un equipo de periodistas que hizo posible los procesos editoriales, y logrando credibilidad frente al sector y a los anunciantes.

“M&M alcanzó, aunque sin intención, la condición de centro de convergencia, ganando confianzas y sumando los talentos de quienes interna y externamente aportaban para hacerla fuerte”, asegura Oscar Bravo.

Memorias, Conceptos, visiones

M&M y sus aportes

M&M: ¿Cuál es el antecedente de su gusto por la madera?

OB: Llevo la madera en la sangre porque desde siempre he estado entre virutas, vigas, láminas de triplex y muebles; sin embargo, el nacimiento de la revista se dio por un mal momento de mi empresa de relaciones públicas, por la experiencia previa de mi socia haciendo revistas y por los contactos aprovechables que tenía mi familia con el mundo maderero. M&M no nació porque amara el mundo editorial sino porque confluyeron varias situaciones y condiciones.

M&M: ¿Cuáles son los principales aportes de la revista al sector?

OB: Los más relevantes son que le hemos dado visibilidad e importancia al sector y a sus actores; le hemos entregado un excelente medio de comunicación que contiene información útil y aplicable al quehacer de los industriales, pues abordamos temas productivos, administrativos, informativos y formativos en un lenguaje cotidiano y amigable.

De igual forma, le dimos vida al mayor escenario de la industria: la Feria M&M, hemos organizado decenas de capacitaciones, misiones comerciales a varios países, hemos liderado la creación de Fedemaderas, puesto al servicio el portal Web y nos hemos convertido en una oficina de relaciones públicas sectoriales. Otro gran aporte ha sido incentivar en el sector el hábito de lectura y de consulta de la M&M: ¿Cuál ha sido el momento más difícil en la curva histórica de la revista?Revista M&M, no solo en Colombia, también en los países hispanoparlantes.

M&M: ¿Qué reconocimientos del sector ha recibido la revista?

OB: Los más importantes han sido la aceptación y el posicionamiento de la revista. Qué mejor reconocimiento que ser leídos, que los lectores nos permitan permanecer en el mercado, ser bien recibidos en todos los rincones del país y lograr un alto posicionamiento, lo que nos indica –por el voz a voz– que hemos hecho un ejercicio diferente y reconocido sobre todo por los pequeños y medianos industriales.

M&M: ¿Cuál ha sido el momento más difícil en la curva histórica de la revista?

OB: El de la producción de las ediciones 24 y 25, en 1999, para entonces casi cerramos la revista; había pocos anunciantes y los costos no daban. Fue mi amigo Jorge Salamanca quien me motivó para seguir. También el año 2017 por la situación económica y política del país, y por la consolidación de otros medios de comunicación, como las redes sociales.

M&M: ¿Cuál ha sido el secreto para que, después de tantos años, M&M siga vigente, solicitada y leída?

OB: Hemos cubierto un vacío informativo pues no existía ni existe un medio como M&M que llegue al carpintero, al fabricante de muebles o al gran industrial y que les hable, exclusivamente, de lo que les interesa y de lo que hay alrededor de su medio, eso forjó lealtades.

Lo segundo es que la información que entregamos es útil, actualizada y diversa pero enfocada en temas cercanos a lo que hacen los lectores, por eso nos leen, ese es nuestro mayor orgullo.

Adicional, hemos permanecido porque no ha sido un producto costoso, porque es atractiva, por su puntual circulación cada tres meses, y porque hemos llegado a todos los rincones del país.

M&M: ¿De qué manera ha enfrentado M&M, como revista impresa, los cambios que sugieren redes sociales o las plataformas digitales?

OB: M&M no es una revista de contenido ligero, ofrece artículos que por su carácter técnico y extensión pueden ser más cómodos de leer en un impreso o en una computadora, no tanto en un teléfono o Tablet.

Lo que estamos haciendo es colocar en redes información llamativa y de corta extensión (noticias sectoriales, actividades de los anunciantes e informado del contenido de la revista), que inviten a los interesados a llegar a la revista física o la virtual.

No obstante, estamos en un periodo de transición; digamos que antes éramos una revista con página Web, ahora queremos ser una página Web con revista impresa. Estamos construyendo un buen proyecto con la página Web para el servicio del sector.

M&M: ¿Cómo nació la Feria Industrial y tecnológica para el Mueble y la Madera?

OB: Nació en 1990 en el seno de Congregar, como una muestra pequeña. Para entonces mi socia apoyaba a ASIS en la organización de una feria llamada Compuexpo y pensamos que también nosotros podíamos organizar una feria considerando su experiencia y la mía. Entonces, alquilamos el Centro de Convenciones y presentamos nuestro proyecto; al final la hicimos con la participación 25 empresas.

M&M: ¿Qué es y qué significó la Feria Industrial para M&M?

OB: La Feria M&M es un producto de la revista y el más grande aporte al de­sarrollo del sector. Significó un desa­fío constante pues siempre la última edición debería superar la anterior, fue un delicioso trabajo de supera­ción, que requirió un gran esfuerzo de mercadeo, sobre todo internacional. Significó que es posible crecer todos como equipo: los proveedores en su papel de expositores, M&M como organizadora y los industriales como actores compradores. De la mano de todos proyectamos la imagen de la feria y se llegó a un evento que no tiene nada que envi­diarle a una feria europea.

M&M: Y para el sector ¿cuál fue su aporte?

OB: La Feria motivó a los proveedores a mostrar lo mejor de su portafolio, a introducir y a proponer nuevos productos que fueron adoptados por los industriales. Ha sido un gran escenario de transferencia tecnológica, pues los industriales -sin importar su tamaño, producto o región- han tenido un acercamiento real a las novedades y tecnologías que se ofertan el resto del mundo. La Feria facilitó la actualización tecnológica.

La Feria ha sido una imagen de Colombia a nivel mundial, su director salía del país a venderla y demostraba, cada dos años promocionándola, que era un producto en el que valía la pena estar; de hecho, casi el 50% de los expositores de las últimas ferias fueron internacionales. Ella ha sido el gran dinamizador.

M&M: ¿Por qué la Revista M&M decidió vender su Feria?

OB: Lo que hizo la Revista M&M con la feria, fue lograr un producto muy bien posicionado tanto nacional como internacionalmente, un producto exitoso que resultó muy atractivo para los grandes organizadores de eventos de Colombia y de otras latitudes.

Se alinearon, entonces, el momento del producto y la oportunidad de negocios, así se dio paso a la venta de la feria en su mejor momento, que es cuando, creo, que debe venderse un producto.

Del sector, sus vicios y sus necesidades

M&M: ¿Qué le falta al sector madera mueble para ser más competitivo?

OB: Permitir que le permeen las nuevas ideas, evaluarlas, a fin de que la innovación y la tecnología lleguen más rápido. Este es un sector reacio a los cambios y es necesario que, especialmente los industriales, abran la mente para comprender sus beneficios.

M&M: ¿Cuáles los vicios que deberían dejar nuestros industriales?

OB: Son varios, uno de los principales es la desconfianza de las empresas con los gremios y entidades que desean trabajar por ellas; en eso deben ser más generosas, estar dispuestas a pagar por la gestión sectorial para ser representadas y para que velen políticamente por sus necesidades. Los industriales tienen que esperar menos y dar más.

Otro vicio es la falta de especialización por producto y por mercado. En el caso de producto es frecuente encontrar empresas que hacen todo tipo de muebles y creo que la especialización en un nicho puntual abre muchas posibilidades para hacer más productos y subproductos dentro del mismo nicho. En el caso del mercado, deben escoger entre concentrarse en la fabricación o en la comercialización.

También hay una resistencia a la tercerización a razón de que el industrial quiere hacer todos los procesos, cree que siempre lo hará mejor y más barato que un tercero. No reconoce sus debilidades y no repara en el costo beneficio.

Finalmente está la escaza incorporación de diseño al proceso productivo y de profesionales especializados en los diferentes departamentos (administración, producción, mercadeo, logística, etc.).

M&M: ¿Cómo ve el presente del sector? ¿Qué le vaticina a futuro?

OB: El futuro es positivo porque los productos y subproductos de la madera siempre serán utilizados y necesitados, la demanda es y será permanente porque este sector está ligado al crecimiento demográfico y a todo lo que este comprende: construcción, hábitat, estilo de vida, entre otros aspectos.

Favorece que el sector en Colombia está cada vez más preparado para hacer industria formal, para continuar con su proceso de actualización porque teníamos un atraso tecnológico de 50 años que se ha revertido en los últimos diez años, lo que permitirá enfrentar a los productos importados y crecer las exportaciones.

Tenemos una nueva generación de industriales, más capacitados y propensos a actuar en consecuencia con los requerimientos del mercado actual y que utilizan la información disponible como base de sus decisiones, no a olfato como se hacía anteriormente. Tenemos una industria más formal.

M&M: Además del papel de “formalizador” ¿qué otro aporte ha hecho el Estado, para apoyar al sector?

OB: El apoyo no ha sido muy grande ni directo pero no es culpa del gobierno, es nuestra porque no hemos fortalecido el gremio para que exija. Si queremos que alguien de la pelea defendiendo nuestros intereses, hay que rodear y fortalecer al gremio, mostrar números.

No culpo al Estado porque él debe recibir una justificación para tomar la decisión de apoyar a determinado sector, pero esa justificación se la tiene que dar quien represente a las empresas y a sus actores. Los industriales deben estar dispuestos a dejarse representar. El respaldo al gremio no es solo dar dinero, es también dar información, ideas, es hacer solicitudes, es estar en las buenas y en las malas.

M&M: Finalmente, ¿qué significa la madera en la vida de Oscar Bravo?

OB: Ella vive dentro de mí y me gusta. Me emociona el árbol y como se siembra, el olor de la madera, sus posibilidades servicios y virtudes, me gusta verla en bruto y verla convertida en muebles; todo lo que hay alrededor de la madera me inquieta.

No soy un maderero, ni un fabricante de muebles, pero me encanta ver trabajar la madera; de hecho, tengo maquinaria que adquirí con la idea de tener un día mi taller pero no soy hábil con las manos, ni con las herramientas para hacerlo. Disfruto y me apasiona la madera.

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