Mobiliario para Vivienda de interés social propone el CTCM

Grandes cambios en materia de Vivienda de Interés Social – VIS, se produjeron, en Colombia, luego de la puesta en marcha de la Constitución de 1991, cambios que han determinado no sólo la estructura –como negocio– de este segmento particular de la construcción sino también el tamaño de los espacios y de paso, el de los muebles.

Antes de la nueva constitución, entidades públicas como la Caja de Vivienda Popular, gestionaban proyectos con unidades a precios asequibles para la población, totalmente acabadas, con áreas de construcción alrededor de los 90 metros cuadrados, con habitaciones de 9,0 metros cuadrado e incluso con posibilidades diversas de ser ampliadas para adaptarse al crecimiento de las familias y a las necesidades sociales y económicas de las mismas.

Es así que incluían desde patio interior y espacios en los que se podía conmemorar eventos sociales y religiosos hasta generosas zonas, en el primer piso de las casas, para parqueadero o para establecer negocios comerciales de diverso tipo para la ayuda de la economía de las familias.

Sin embargo; con los años, producto de los fenómenos del desplazamiento forzado por la guerra o los desastres naturales, de la búsqueda masiva de empleo en las grandes capitales del país –como Bogotá, refugio y oportunidad para la gran mayoría de desplazados– y tras la copia e implantación de nuevos modelos de vivienda urbana, y la mercantilización de la Vivienda de Interés Social a través de la banca y de las constructoras, esta modalidad de vivienda cambió radicalmente y con ella, el entorno de las ciudades.

Apareció el modelo de ciudadelas multifamiliares como alternativa y solución para dar vivienda a multitudes de personas concentrándolas en el menor espacio posible; proyectos todos de características espaciales y formales replicadas que ignoran las diferencias culturales y/o geográficas de los moradores y con casas entregadas en obra gris cuyos reducidos espacios han llegado, en cierto casos, a los 36 metros cuadrados

Actualmente se estima que alrededor de cuatro millones de hogares en Colombia carecen de vivienda o viven en condiciones de hacinamiento crítico o de miseria, una cifra que crece en la medida que el déficit habitacional aumenta , lo que ha llevado a distintos sectores, como el académico, a plantear diseños tanto de vivienda como de muebles, “humanizados”, ajustados a las necesidades y a las realidades actuales de las personas.

Necesidades, observación y análisis

Conscientes de los problemas actuales de la vivienda social en el país, el Centro de Tecnologías para la Construcción y la Madera Regional Bogotá D.C, al interior de la carrera en Diseño de Mobiliario, ha incorporado –desde el año 2014– en el ámbito de formación e investigación, el proyecto ‘Mobiliario para espacios reducidos’, que tiene por objetivo contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las familias que residen en viviendas de interés social, y de quienes sufren condiciones de hacinamiento.

Entre la VIS de hace varios años y la actual, el espacio para sala-comedor se redujo de 18 m² a 9 m²; en las habitaciones se redujo de 9 m² a 5 m² y el de la cocina de 5 m² a 2,5 m².

El proyecto trabaja en el desarrollo de mobiliario que permita una máxima optimización del espacio, un mejor desenvolvimiento de las actividades humanas y que reconozca rasgos de la cultura colombiana para llevarlos al mueble para que más allá del su uso genere apropiación individual y colectiva.

Para lograr los tres objetivos, los estudiantes vinculados al proyecto investigan sobre los antecedentes políticos, económicos y sociales que afectan a la vivienda para buscar soluciones a partir de observaciones críticas y analizan las distintas actividades humanas que realizan los colombianos dentro de sus viviendas, desde las básicas y de ocio, hasta las productivas.

La plena comprensión de las actividades humanas es el camino para la identificación de las necesidades reales de las familias, por eso, los estudiantes realizan visitas a diferentes barrios y viviendas típicas de los nuevos modelos de desarrollo urbano –como La Ciudadela el Tunal, Metrovivienda, Ciudad verde y algunas ubicadas en Suba; además de inquilinatos– para luego documentar observaciones relacionadas con las consecuencias de la reducción de los espacios, clasificando problemas, necesidades y requerimientos en cada una de las actividades humanas.

Vale anotar que, comparativamente, entre la VIS de hace varios años y la actual, el espacio para sala-comedor se redujo de 18 m² a 9 m²; en las habitaciones se redujo de 9 m² a 5 m² y el de la cocina de 5 m² a 2,5 m²; sin embargo, lo importante en las nuevas propuestas no sería reducir el tamaño adecuado de los muebles, sino crear multifunción y versatilidad en los mismos.

De otro lado es importante mencionar que los estudiantes realizan adicional a la identificación de problemas y necesidades, un estudio de mercado de mobiliario para vivienda en diferentes sectores de la ciudad de Bogotá para evidenciar que en ningún rango de mercado existe una oferta de mobiliario que se ajuste a las actuales necesidades de la Vivienda de Interés Social. En su ejercicio identificaron tres rangos de mercado del mueble en Bogotá: de alto, mediano y bajo precio, siendo los dos últimos los que conciernen directamente a la vivienda de interés social

“El modelo de ciudadela multifamiliar, como solución para dar vivienda a multitudes de personas, las concentró en el menor espacio posible y generó espacios reducidos que impactan en la calidad de vida”.

Para el caso del rango medio son productos para familias de clase media –un comedor para cuatro personas puede costar 2,5 millones de pesos– muchos fabricados en Colombia y con tendencia a ser réplica de diseños europeos de los muebles de rango alto. También hay diseño empírico, y aunque ya no incluyen piezas como el bifé del comedor, el tocador, o las mesas de centro de difícil ubicación en los espacios actuales, sí presentan formas desproporcionadas y errores ergonómicos obtenidos a partir de plantillas cuyos tamaños no se ajustan a los espacios reducidos de las viviendas actuales.

Por ejemplo, en los comedores es fácil encontrar asientos demasiado altos con espaldares rectos que no se ajustan a la curvatura de la espalda o con mesas cuya estructura interfiere con el espacio en el que el comensal acomoda sus piernas. En otros espacios como la sala, predominan los sofás en “L” cuyo espacio esquinero no cumple ninguna función, sin cabezal cuando son reclinados o muy cortos para tres personas o demasiado largos para dos personas, o en las alcobas infantiles, camarotes o almacenamiento que ofrecen situaciones de riesgo a la hora del ascenso o acceso a los mismos.

En este sentido y en resumen, el grupo de estudiantes pudo observar que muchas de las propuestas para espacios reducidos consisten simplemente en la reducción de todas las medidas del mueble, lo que se puede percibir, a simple vista, como “muebles para enanos”.

Ya, el tercer rango de mercado, el de bajo precio, está dirigido al segmento poblacional de más bajos recursos; así, un comedor de cuatro puestos puede costar alrededor de trecientos mil pesos . Son muebles con acabados al natural, fabricados con maderas ordinarias y logrados tras procesos de fabricación artesanales, aunque en los que se puede notar elementos asociados con la identidad colombiana como el uso del bambú y de los tejidos de fibras naturales. En este mercado son distintivos los múltiples errores ergonómicos y de ensamble.

Adicional, los estudiantes analizaron –cómo un rango independiente– los muebles fabricados a partir de la tecnología de tableros MDP y que a pesar de sus precios cómodos y de los desarrollos propuestos en el mercado, carecen de identidad y adaptación a limitantes de espacio.

Al final, la principal conclusión de las entrevistas, las observaciones y los análisis del mercado local, fue la inexistencia de una oferta de mobiliario para espacios reducidos así como de muebles que definan claramente una identidad sociocultural en Colombia.

Las propuestas

Como parte del proceso de análisis previo tendiente a solventar los problemas citados, los estudiantes realizan un análisis sobre proyectos de mobiliario que instituciones académicas en Colombia y diseñadores de otros países han planteado para las necesidades en las VIS, lo que se conoce como un estado del arte que es punto de inicio para la fase propositiva del proyecto.

Posteriormente al proceso de observación y análisis, se realiza un proceso de conceptualización para definir la identidad del mobiliario colombiano (“la colombianidad”) en el proyecto, a partir de compilados fotográficos y mapas conceptuales que los estudiantes construyen para mostrar la riqueza cultural del país en paisajes, gastronomía e historia y así luego realizar abstracciones y geometrización de formas y colores y determinar soluciones funcionales para satisfacer las necesidades halladas en el trabajo de campo.

Criterios de diseño como versatilidad, modularidad, multifunción, abatimientos, repliegues, rotaciones, desplazamientos y contenciones, son incorporados por los estudiantes en las soluciones formales de sus proyectos en aras de optimizar los espacios reducidos en las viviendas, así como de aprovechar los espacios residuales al interior de los muebles mismos.

 Así, uno de los planteamientos básicos para optimizar la relación entre seres humanos, mobiliario y espacio arquitectónico se sustenta en la idea de que las actividades al interior de la vivienda se desarrollen de manera alternada para que a través de la transformación del mobiliario, el espacio arquitectónico adopte diferentes roles funcionales a lo largo del día y se ajusten a los habitantes, precisamente, en sus diferentes actividades.

Por ejemplo, un mismo espacio reducido puede ser dispuesto para comer a unas determinadas horas del día (tres horas), para socializar y descansar en la mayor parte del día (nueve horas), y para dormir en horas de la noche.

Diseño de Luis Yate.

A partir de esta premisa, los diseñadores Lenin Vargas y Jorge Bejarano desarrollaron un mueble (foto 1) –de geometría hexagonal abstraída de las flores colombianas– de sistema modular que permite al usuario obtener, por separado o en conjunto, módulos que brindan diferentes prestaciones para almacenar, comer, socializar, estudiar y dormir.

Los módulos sirven alternadamente según el transcurrir de las actividades del día. El módulo de dormir lo constituye una cama enrollable de estructura conformada por prismas triangulares que a su vez almacenan zapatos. Otros módulos albergan sillas y dentro de su estructura hay también espacios de almacenamiento.

Otros módulos para almacenamiento incluyen una tapa hexagonal abatible que se puede convertir en superficie para comer o estudiar. Estos módulos apilables pueden cambiar de posición a gusto del usuario y posibilidad del espacio. Pueden ser fabricados con paneles contrachapados o aglomerados.

Durante la creación formal del mobiliario, los docentes orientan a los aprendices en aspectos antropométricos y ergonómicos para que, a partir de la comprensión del cuerpo humano y su movimiento, determinen la correcta relación espacial y de seguridad entre el sujeto y el objeto.

El diseñador Luis Yate desarrolla un macromódulo (foto 2) para las actividades de dormir, almacenar y estudiar. La superficie de la cama rota en su cabecera para convertirse en la tapa del almacenamiento, que a su vez posee una pequeña mesa exterior para estudio, la cual también rota para convertirse en el soporte inferior de la cama cuando está en servicio.

Diseño de Lenin Vargas y Jorge Bejarano

El macromódulo está diseñado para el uso de una sola persona, pero puede adherirse a otro macromódulo similar para conformar una solución de pareja. El diseño gráfico en la cara exterior del mueble exhibe imágenes tribales de culturas precolombinas pero puede ser personalizado por el usuario. Su fabricación se plantea en tableros contrachapados o aglomerados.

Diseño de Nestor Caraballo

Por su parte, Nestor Caraballo desarrolla un sistema modular de prismas cuadrados y rectangulares (foto 3) funcional para comer, dormir, socializar y almacenar. A partir del concepto de “libertad” es posible rotarlos, encajarlos o desplazarlos y generar múltiples posiciones para distintas funciones. Cuando el conjunto de módulos se une, conforma una superficie acolchonada para dormir pero, al separarse, se obtienen sofás en paralelo o en “L”.

Dos módulos que sirven de asiento con espaldar reclinable, esconden por sus costados, dos mesas individuales de color negro que pueden ser extraidas para la actividad comer o estudiar. Todos los módulos en su interior ofrecen espacios de almacenamiento y pueden apilarse verticalmente para liberar espacio y para reducir volumen y/o riesgos durante el transporte. Pueden ser adquiridos individual o en conjunto de acuerdo a las posibilidades del espacio.

De otro lado, el diseñador Carlos Gómez, a partir del concepto de la maloca (vivienda indígena) en la que las familias socializan y comen sentados en la tierra y en torno al fuego, ha desarrollado un mueble para estas actividades.

Se trata de una estructura que representa la leña de la hoguera, que buscar la reunificación de la familia en torno al diálogo y la naturaleza, y que al interior alberga cuatro asientos de baja altura en color rojo y amarillo que evoca el fuego (visibles a través de la superficie de vidrio) y que al desplegarse sirve cómodamente a los usuarios. Los materiales de fabricación propuestos son tableros aglomerados, vidrio y espumados.

También está la fórmula del diseñador Jimmy Gómez quien, en su deseo de promover la interacción de la familia a la hora de comer, cocinar y socializar, propone unir las tres actividades en un mismo espacio a través de una cocina abierta, de estructura minimalista tipo “isla”

A un costado de esta estructura se despliega una superficie que sirve de comedor para cuatro personas, acompañada por sillas de ergonomía ideal para que las actividades desarrollaras en el mueble sean cómodas. Los materiales propuestos son aluminio, tableros aglomerados, laminados de alta presión y espumados para las sillas.

Por su parte, el diseñador Santiago López desarrolló una propuesta de mobiliario para la infancia a partir de analizar cómo la reducción de espacio en las viviendas y la ocupación laboral de los padres (muchos separados) limita el desarrollo integral de los niños y modelos pedagógicos para comprender cómo se desarrolla el proceso educativo infantil

Santiago López concluyó que las actividades “jugar, aprender y amar”, pueden unirse para contribuir no sólo al desarrollo integral del niño, sino para fortalecer lazos con sus padres a través de un mobiliario que integre diversos componentes funcionales y educacionales que el niño desarrolla en compañía de sus padres.

Diseño de Jimmy Gómez

De allí que proponga un mueble versátil y desarmable (foto 6) que en los primeros años de la infancia sirva como un corral, con objetos lúdicos periféricos que estimulen los sentidos y la motricidad del niño por medio de materiales naturales asociados con el agua y la tierra para que a través de texturas, aromas y sonidos se conecte con los elementos de la naturaleza aunque esté dentro de la vivienda.

Luego de superada la tapa de la primera infancia, el mueble puede ser volteado 180 grados para obtener una mesa de juego con recamaras escondidas en las que el niño puede realizar múltiples actividades lúdicas para el desarrollo de la lógica. La mesa incrementa su altura gradualmente en la medida que el niño crece, y puede incluso convertirse en una superficie de estudio con recámaras para útiles escolares durante la pubertad y la adolescencia. Los materiales propuestos son bambú, madera maciza y tableros contrachapados.

Finalmente está el diseño de Esteban López, quien identificando la costumbre perdida del colombiano de socializar con sus vecinos al frente de su vivienda a causa de los nuevos modelos de desarrollo urbano en edificios de apartamentos, busca rescatar esta importante práctica.

La propuesta rompe la barrera entre lo público y lo privado, a través de un mobiliario liviano para comer, que puede plegarse al tamaño de una maleta para salir de casa y ser instalado de forma práctica, en cualquier lugar cercano para comer, beber, socializar o servir de apoyo en el típico “asado” de domingo. Materiales propuestos: Aluminio y MDF

Conclusiones

Es importante mencionar que los espacios reducidos que se han impuesto a través de las estrategias constructivas economizadoras, no sólo han sido utilizadas en la Vivienda de Interés Social, sino también en las nuevas construcciones de tipología estudiantil y en urbanizaciones edificadas en municipios aledaños a las principales ciudades; por tanto, los retos en el diseño de muebles no se limitan sólo a la vivienda de interés social, sino en general a los espacios reducidos.

Diseño de Santiago López

En la industria, algunos quedaron satisfechos copiando el estilo Luis XV, otros aceptaron que el minimalismo “está de moda”, unos cuantos decidieron imponer conceptos europeos –como los estilos nórdicos– y mientras tanto, diseñadores y productores, somos los responsables de llenar hogares con objetos que no responden a los problemas en torno a consideraciones espaciales y a factores socioculturales.

La búsqueda de conceptos en el mueble, que comuniquen aspectos sociales y culturales del país, no es un esfuerzo de un ideal patriótico, sino un requerimiento que se evidencia para proponer, desde los hogares colombianos, propuestas innovadoras y competitivas que hagan frente a los actuales modelos económicos y de comercialización, a la vez que los proyectos desarrollados den respuesta a la realidad social, cultural y ambiental para cumplir necesidades y expectativas de los “seres humanos”.

El Centro de Tecnologías de la Construcción y Madera del Sena, Regional Bogotá D.C, a través de la Carrera Tecnológica en Diseño de Mobiliario, tiene el propósito de evidenciar múltiples posibilidades para mitigar problemática derivada de la reducción de área de las construcciones arquitectónicas y conducir a mejorar el desenvolvimiento de las actividades humanas al interior de estos espacios.

A pesar del desarrollo de proyectos similares por parte de diversas instituciones académicas en Colombia, la oferta de mercado no evidencia aún una alternativa para satisfacer las necesidades reales y crecientes, lo cual es también una oportunidad de mercado para nuevas empresas y negocios del sector.

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  • Citas:
  1. Los negocios además de brindar servicios y productos a la comunidad, permitía en los barrios populares crear microeconomías sociales y tránsito frecuente de las personas.
  2. Los nuevos modelos de urbanización han provocado cambios culturales, entre otros, está la desaparición de la microeconomía social de los barrios populares, sustituida por super tiendas o centros comerciales; ha reducido la interacción social entre personas aun viviendo cerca, ha anulado la posibilidad de compartir y departir producto de espacios de vivienda reducidos e incómodos y ha desmejorado la calidad de vida con construcciones, frías y aisladas del ambiente público, con conjuntos residenciales separados del ambiente público, entre otros.
  3. En los 36 metros cuadrados muchas veces habitan familias que albergan hasta tres generaciones producto de la alteración en la estructura básica de la familia (incluyendo abuelos, hijos, nietos)
  4. La oferta de vivienda predomina para las clases media y alta cuyo poder adquisitivo –a diferencia de las clases populares de muy bajo poder adquisitivo– les permite acceder a créditos y apoyos financieros.
  5. Ofrecido para consumidores de altos recursos, en este segmento, un comedor para cuatro personas puede alcanzar los treinta millones de pesos. Son piezas importadas o fabricadas en Colombia con diseños de influencia europea, por lo general dimensionalmente diseñados para espacios muy amplios y con soluciones ergonómicas bien desarrolladas.
  6. En el caso de Bogotá, es posible hallar estos muebles en el tradicional Pasaje Rivas en el Centro de la ciudad.
  7. En la actualidad, los muebles tradicionales cumplen una sola función y por eso el número de muebles en la vivienda es igual al número de actividades humanas. Frente a lo anterior la propuesta son los muebles multifuncionales a fin de que un menor número de muebles sirva para satisfacer el mayor número de actividades humanas.
  8. Durante los tres primeros años de vida, el niño actúa especialmente bajo dominio del cerebro límbico en donde se encuentran las emociones, sentimientos, gusto por los colores y sabores; por esta razón es vital en esta etapa la generación de afectos por parte de los padres y familiares, así como un desarrollo motriz a través de objetos que estimulen los sentidos.
  • Fuente:

Fabián Martínez y Andrés Sussman. Docentes investigadores del Centro de Tecnologías para la construcción y la Madera, Regional Bogotá D.C.

 

 

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