Red Faisan, con cuerda para rato

Paola Andrea Ruiz Rojas

Periodista M&M

La Red de Fabricantes de Instrumentos de Santander –Faisan– se constituyó en el 2012, como una estrategia de los productores de instrumentos musicales del ese departamento para fortalecer su industria y hacerle frente a los productos chinos que, desde el 2011, inundan a muy bajos precios el mercado nacional.

Bucaramanga ha sido, tradicionalmente, una de las ciudades colombianas donde se fabrica una gran variedad de instrumentos musicales de madera. Allí, un total de 25 empresas se dedican a la producción semi industrializada de requintos, guitarras, tiples, cuatros llaneros, ukeleles y bandolas.

Sin embargo, la estabilidad económica y laboral de los fabricantes de instrumentos santandereanos y de sus trabajadores se ha visto seriamente amenazada –en los últimos tres años– por el incremento de las importaciones de productos musicales chinos. Según las cifras consignadas en los informes de comercio exterior de Colombia, la importación de instrumentos musicales, sus partes y accesorios, desde la china, registró transacciones comerciales por 10´294.074 dólares en el 2011, 11´559.488 dólares en el 2012, y 9´729.011 dólares en el 2013. Durante el primer semestre de 2014, la cifra asciende a 2´288.901 dólares.

Según Geider Ortiz, gerente y propietario de Guitarras Ortiz, los instrumentos musicales chinos que llegan al país se comercializan a precios irrisorios, mientras una guitarra básica colombiana se vende al por mayor en 60 mil pesos, una de origen chino puede comercializarse en 25 mil pesos o menos. Esta competencia, que los fabricantes de instrumentos santandereanos han calificado como desleal, ha generado que este año dos empresas hayan cerrado sus puertas y otras hayan reducido su producción en más del 50 por ciento, y por ende, su capital humano.

Antes del ingreso masivo de instrumentos musicales chinos al país, esta industria en Santander producía mensualmente alrededor de quince mil guitarras y por lo menos dos mil unidades de otros instrumentos cordófonos.

Conscientes de la situación pero con el firme propósito de evitar el cierre masivo de sus empresas a causa de la disminución en las ventas, los fabricantes de instrumentos musicales de Santander atendieron el llamado del Ministerio de Cultura y de Colciencias para formar parte del proyecto Emprende Cultura, Cultura para la Prosperidad, que busca promover la construcción de instrumentos tradicionales, en 15 ciudades y municipios de las cinco regiones del país.

Dicho programa –que cuenta con la orientación de Jorge Enrique Rodríguez, luthier colombiano, presidente de la Asociación Colombiana de Luthería (1) y docente de la Fundación Escuela Taller de Bogotá– también busca  capacitar a los industriales sobre el oficio de la luthería, crear estrategias de emprendimiento cultural, estimular las formas asociativas, desarrollar nuevos productos, e implementar una plataforma virtual para la promoción y comercialización de instrumentos musicales.

Estados Unidos y Panamá son, después de China, los países que más instrumentos musicales exportan a Colombia.

Experiencia con sonido propio

El proyecto “Emprende Cultura, Cultura para la Prosperidad”, convocó en sus inicios, a todos los luthiers y constructores de instrumentos de madera a nivel nacional para que se reunieran en Bogotá, a fin de que conocieran el programa y se adhirieran a él.

A dicha reunión asistieron Martín Arévalo y Cesar Ferreira, representantes de Guitarras La Clásica, y Guitarras Andalucía, respectivamente –dos de las empresas del ramo más tradicionales de Bucaramanga– quienes participaron en la convocatoria con el ánimo de integrarse y promover el programa en la región; sin embargo sobre la marcha, los empresarios santandereanos notaron que el proyecto estaba encaminado al emprendimiento del oficio de la luthería y carecía de estrategias claras para promover la gestión de los fabricantes con procesos más industrializados.

Superando ese aspecto –y advirtiendo que podían beneficiarse de las capacitaciones impartidas en temas relacionados con administración y negocios– los dos industriales le solicitaron a Jorge Enrique Rodríguez, coordinador del proyecto, idear una estrategia atractiva y que fuera realmente útil para los fabricantes semi industrializados de Santander.

Dado que para el proyecto también era importante contar con el grupo de fabricantes de instrumentos musicales de mayor tradición y trayectoria del país; el Ministerio de Cultura, Colciencias y la Fundación Taller de Bogotá, apoyaron –dentro del marco del proyecto inicial, y bajo las mismas directrices–  la conformación de una asociación de fabricantes de instrumentos en Santander que pudiera formar parte del programa y beneficiarse de sus actividades.

Así, en el 2012, nació “Faisan”, una asociación de fabricantes de instrumentos musicales, que agrupa a 10 de las 25 empresas productoras ubicadas en el departamento de Santander.

Hasta la fecha –y aunque la asociación no está legalmente constituida, ni registrada ante Cámara y Comercio– los miembros de Faisan cursan un proceso formativo y de capacitación en áreas relacionadas con temas administrativos y legales para conformar, a finales de este año, la asociación como es debido, sin vacíos jurídicos, según lo afirma Geider Ortiz, gerente de Guitarras Ortiz y uno de sus asociados. A la par, la Fundación Escuela Taller de Bogotá está apoyándolos con la realización de un estudio de mercados para que, basados en él, puedan enfocar y encauzar sus acciones y por supuesto, su fuerza de ventas.

Por el momento y mientras la asociación se legaliza, el único comité establecido –que se encuentra en funcionamiento– es el operativo y se encarga de hacer las convocatorias a las reuniones informativas, asambleas, capacitaciones, asesorías y demás eventos programados por la Escuela Taller y por la misma  asociación.

Las empresas integrantes de Faisan esperan que una vez la asociación esté legalmente constituida, empiecen a hacer negocios importantes bajo el manto y con el respaldo de la misma.

Capacitación, el instrumento clave

Los miembros de la red Faisan, afirman que la capacitación en diferentes disciplinas les permitirá, a futuro,  asegurar la vigencia de su asociación y de sus productos en el mercado nacional e internacional, ya que han visto como este tipo de procesos formativos les otorgan las herramientas necesarias para afrontar la fuerte competencia.

Según lo comenta Geider Ortiz, la mayoría de los asociados se capacitan en tres frentes específicos: gestión administrativa y empresarial, mercadeo y por supuesto, procesos productivos; la razón es que la mayoría de las empresas que conforman la red Faisan, fueron creadas tradicional y empíricamente y por lo tanto, gran parte de sus actividades las realizan sin profesionalización alguna.

A través del proyecto Luthiers Colombianos, la Fundación Escuela Taller de Bogotá, ha adelantado –durante lo que va corrido de este año y exclusivamente para miembros de la red Faisan–, cuatro actividades de capacitación que abordaron temas relacionados con la innovación en el diseño de instrumentos musicales de cuerda, así como procesos de construcción y fabricación de los mismos. El objetivo, evitar que algunos fabricantes continúen en la mala práctica de construir sus productos a partir de la copia de otros.

Los asociados también recibieron cursos en temas gerenciales y administrativos como: conformación de asociaciones, contabilidad, innovación, responsabilidad social empresarial en el sector cultural, mercadeo y comercialización de los instrumentos musicales. Dichos espacios se generaron con el ánimo de tecnificar y estandarizar varios de los procesos productivos y administrativos que llevan a cabo las empresas integrantes de Faisan.

Por lo menos 10 personas –una por cada empresa– se han beneficiado de cada taller, curso y charla, dictadas por la fundación. El compromiso es que se conviertan en agentes multiplicadores del conocimiento al interior de sus fábricas.

Vale anotar que entre los programas formativos en fabricación de instrumentos, 10 mujeres cabeza de familia en condición de vulnerabilidad y parte de Faisan, también han recibido capacitación especial, a fin de que adquieran conocimientos en trabajos de torno, procesos de lijado, sellado y encordado (2).

arEl taller de luthería organizado por la Escuela Taller, aportó elementos clave para que los fabricantes santandereanos, empíricos, en una gran proporción, entendieran la importancia de cada pieza y su influencia en el sonido de la guitarra.

Al finalizar el proceso de formación, los empresarios de Faisan esperan estar en total capacidad de diseñar estrategias para incluir elementos innovadores en sus productos, tecnificar y mejorar sus procesos, realizar análisis de mercados nacionales e internacionales, crear estrategias y programas medioambientales y formular estrategias comerciales para incrementar las ventas.

Prototipo Faisan, una guitarra con sello propio

Los fabricantes de instrumentos de Santander se han caracterizado por producir excelentes guitarras básicas o de iniciación para un segmento específico de mercado, comprendido por músicos principiantes y personas del común que quieren tener un primer acercamiento con el instrumento y la música.

A diferencia de los luthiers que fabrican los instrumentos de forma artesanal, y que pueden invertir hasta 12 meses en construir una guitarra; los fabricantes santandereanos trabajan semi industrializadamente dado que han vinculado a su quehacer, paulatinamente, ciertas prácticas manufactureras y algunas máquinas como sierras y lijadoras que les permiten modernizar y agilizar los procesos.

Sin embargo, el hecho de no ser 100 por ciento industrializadas como las chinas, y que tampoco formen parte del selecto grupo de los luthiers ha puesto a las fábricas en una situación de desventaja, pues no pueden cobrar igual que un luthier, ni competir en precio con los de los chinos, tan bajos que llegan a ser inferiores a los costos de producción de las guitarras santandereana.

Precisamente y para contrarrestar lo anterior, los miembros de Faisan, se han venido capacitando técnicamente para crear un prototipo de guitarra que los identifique y se convierta en su sello empresarial. La idea es lograr un instrumento que pueda ser fabricado en serie, tal como se hace en la China, pero que cuente con todas las especificaciones técnicas, de calidad y la excelencia de los instrumentos hechos por los luthiers.

La guitarra Faisan, hace parte de los proyectos que la asociación tiene para desarrollar a largo plazo. En este momento se encuentra en una fase de investigación que implica el establecimiento de procesos productivos, materiales y la aplicación de nuevas tecnologías para su desarrollo.

La guitarra Faisan es uno de los mayores anhelos de la asociaciónTecni

Tecnificación, el salto hacía la competitividad

Hasta la fecha, la mayoría de los fabricantes de instrumentos de Santander producen sus instrumentos combinando procesos artesanales y semi industrializados; empleando, por lo general, cerca de 10 personas; y en tiempos cercanos a los ocho días, sin contar el de secado de la madera.

El proceso de construcción en las fábricas de Faisan inicia con la compra de bloques de madera de cedro, chingalé y móncoro de 3.0 metros de largo, por 24 cm de alto y 12 cm de espesor, aproximadamente. Cada uno de estos bloques pasa por un proceso de mecanizado en el que un maquinista los recorta en trozos de medidas establecidas. Es preciso aclarar que de un bloque sólo se dimensionan trozos para una pieza específica, ya que cada parte de la guitarra se construye con un tipo de madera determinada.

Luego del maquinado, los trozos de madera son sometidos al secado, bajo techo, al sol o en horno, según le convenga a cada especie. La mayoría de los productores de guitarras en Santander, prefieren no utilizar el horno, ya que, según ellos, la madera que secan de esta forma sufre, en muchos casos, daños o se raja ya durante fabricación del instrumento.

Usualmente, utilizan maderas que hayan sido secadas durante treinta días o más, pues, entre mejor sea el secado, mejor es el desempeño del material.

Una vez seca y lista para ser trabajada, un operario (o “tapero”) toma dos trozos de madera –una de cedro para la tapa frontal o tapa armónica, y otra de móncoro para la tapa trasera o fondo– las recorta y las lijas; luego instala en su interior, las varetas, o pequeñas piezas previamente cortadas.

Paralelamente al proceso anterior, un trabajador (conocido como “brazero”) toma un trozo de madera de chingalé o cedro para con él, darle forma al brazo o mástil de la guitarra. Cuando lo tiene terminado, le adhiere una lámina de móncoro sobre su parte anterior (o diapasón), pieza sobre la que presionan los dedos, las cuerdas de la guitarra, y en la que van incrustados los trastes.

Cuando el “tapero” y el “brazero” han terminado su trabajo, el “armador”, quien previamente ha fabricado los aros –dos piezas largas, estrechas y curvadas hechas con la misma madera del fondo– se encarga de armar la caja de resonancia, uniendo las tapas y los aros, luego le da forma a la guitarra, montándole el brazo.

Después de este paso, el “lijador” pone a punto la guitarra, lijando y resanando las imperfecciones que presente para luego entregarle el instrumento al “entrastador” quien se encarga de hacerle las canales, e instalarle los trastes, la puntezuela y el hueso (pieza pequeña en la que van enrolladas las cuerdas).

Finalmente, un trabajador se encarga de aplicar al instrumento, el sellador y lijarlo nuevamente para el proceso de pintura que consiste en un decorado de acuerdo a los estilos establecidos. Una vez la guitarra sale de pintura, el “encordador” le instala el clavijero y las cuerdas, y nace un instrumento para la venta.


El Futuro de Faisan

Aún no es claro si la asociación contará con un punto de fábrica con maquinaria propia, o si cada empresa seguirá trabajando bajo la modalidad de maquila para cubrir los pedidos que lleguen a nombre de la red Faisan.

Para algunos de sus miembros, señala Geider Ortiz, lo ideal sería contar con un lugar propio con máquinas y personal exclusivo para trabajar en los proyectos de la asociación, esto con el fin de no mezclar los negocios de Faisan con los propios de cada empresa. En este sentido, analizan también la manera de organizar el aspecto comercial para que los negocios de la asociación no se mezclen, ni desfavorezcan las ventas que cada fábrica haga al margen de la asociación.

La red Faisan también busca consolidarse para centralizar todas las importaciones de aquellos insumos –que por no producirse en el país- deben ser adquiridos masivamente en el exterior, tales como cuerdas, clavijeros y algunos tipos de pinturas.

Faisan pretende convertirse en veedora de los derechos de sus asociados, por tanto, empezará a velar porque las importaciones de instrumentos musicales cumplan las normas establecidas en el código de comercio, y se realicen sí y sólo sí, la industria nacional no pueda proveer dichos productos, en caso tal se demuestre lo contrario, los importadores deberán optar por comprar y comercializar el producto nacional.

Citas:

  1. Un luthier, lutier, laudero, lutero o violero es una persona que construye, ajusta o reparainstrumentos de cuerda frotada y pulsada. Esto incluye a violines, violas, violonchelos, contrabajos y violas da gamba y todo tipo de guitarras (acústica, eléctrica, electroacústica, clásica), cuatros, laúdes, archilaúdes, tiorbas, mandolinas y clavecines.
  2. Por exigencia del Ministerio de Cultura, y al acuerdo que dicha cartera tiene con el Ministerio de trabajo, cada una de las empresas que participan del proyecto Luthiers Colombianos, como es el caso de las fábricas que conforman Faisan, deben permitir que estas mujeres, hagan parte de su equipo de trabajo. En este punto es importante resaltar que las empresas que las vinculan a su fuerza laboral, no tienen con ellas compromisos contractuales, ya que es el Ministerio – en el marco un programa gubernamental– el encargado de pagar sus servicios.

Fuentes

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