Acacia Mangium, Una Especie Para Sembrar en Serio

Erika Alexandra Mateus Gaviria
Periodista M&M

En los últimos años, la Acacia mangium ha dividido en dos la opinión de los reforestadores colombianos. En un bando están los conocedores de sus bondades y en el otro, quienes la consideran una especie invasora, que modifica y altera ecosistemas.

La Acacia mangium se destaca en la industria forestal por sus cualidades biológicas, propiedades de trabajabilidad, capacidad de adaptarse a condiciones extremas –como suelos pobres y ácidos– alta capacidad de reproducción y por ser un árbol “milagroso”, capaz de reparar la capa vegetal de las tierras degradadas.

Esta virtud prodigiosa fue el pase de entrada de la Acacia a Colombia, a mediados de los noventa, hecho que la convirtió en la solución para la recuperación de los suelos mineros en el departamento de Antioquia. Posteriormente, el potencial maderable de la especie haría que las plantaciones se extendieran a otras zonas geográficas del país como el Bajo Cauca antioqueño, el sur de Córdoba, el Magdalena Medio y los Llanos Orientales.

Aunque algunos de estos plantíos dieron buenos rendimientos en materia de uso silvopastoril y calidad de la madera –especialmente en Córdoba y Antioquia– otros, por el contrario, fueron un rotundo fracaso de inversión lo que originó que muchos de estos reforestadores, en pocos años, cambiarán su concepto sobre la Acacia mangium, de especie promisoria a muy compleja.

Sin embargo, algunos expertos consideran que aquellos resultados negativos son un buen ejemplo que respalda la popular frase entre los ingenieros forestales: “no hay árbol malo, sino mal plantado”, para destacar que no es posible, por ejemplo, desconocer los exitosos casos industriales de Acacia mangium en República Dominicana, Indonesia o Malasia; y que más que un inconveniente de la Acacia, los tropiezos tienen su origen en los problemas estructurales de la reforestación en el país, en la falta de conocimiento sobre la especie y sobre los suelos apropiados para su cultivo sostenible.

En resumen, la Acacia se ha convertido en una especie controversial, que crea en torno de sí, interesantes debates como el propiciado por Colforestal –escenario de la Universidad Nacional de Colombia para promover el diálogo forestal– el pasado mes de diciembre, del cual está edición de la Revista M&M, rescata los aportes más importantes.

Una Especie Promisoria

La Acacia mangium a parte de ser una especie que recupera tierras erosionadas –al permitir la fijación de nitrógeno atmosférico y mejorar la absorción de agua y nutrientes del suelo– presenta de un ciclo de crecimiento corto, entre 9 y 12 años. Su madera semidura, posee una densidad básica alrededor de 550kg/m3, un rango en el cual, Juan Esteban Giraldo, gerente de la Reforestadora Cacerí, asegura se ubican maderas tan finas como el Roble flor morado, Abarco y hasta la misma Teca.

Así mismo, estudios1 realizados por el Laboratorio de Productos Forestales de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, revelaron que esta especie al final de su ciclo de crecimiento presenta propiedades mecánicas en medidas del Esfuerzo Limite Proporcional ELP, útiles para la construcción como la flexión estática (715 kg/cm2), compresión perpendicular (100 kg/cm2) y paralela a las fibras (350 kg/cm2), y dureza (572 kg). La madera de Acacia proveniente de un cultivo con edad superior a los 10 años y sujeta a un buen manejo silvicultural, muestra valores comparativamente iguales o superiores a las maderas más comunes y usadas en el mercado colombiano, no plantadas comercialmente.

La especie presenta una excelente calidad, por lo cual ha sido escogida por IKEA para fabricar muebles.

A pesar de que las investigaciones académicas muestran a la Acacia como un buen sustituto para las maderas nativas −cuya tala indiscriminada las ha situado en la lista de especies vulnerables o en peligro de extinción− en Colombia no ha logrado convencer totalmente al sector reforestador de sus benéficas propiedades; características, que han sido aprovechadas en diferentes lugares del mundo, donde se emplea en la industria del mueble, la construcción y la fabricación de papeles de alta calidad.

Según el ingeniero forestal brasileño, Flávio Pereira Silva, en el mundo existen cerca de 7.000.000 de hectáreas (ha) sembradas con esta especie en Asia, África, América del Sur y Oceanía, de donde es originaria la Acacia; siendo el sudoeste asiático –Malasia, Tailandia, Indonesia, India, Filipinas y Vietnam– la región con el mayor número de ha plantadas (3.500.000).

A nivel latinoamericano se destacan Perú, Paraguay, Venezuela, Panamá, Argentina, Costa Rica y Brasil, el cual cuenta con 120.000 ha sembradas que, como en el caso colombiano (aproximadamente 29.000 ha), se dividen entre plantaciones óptimas y deficientes; estás últimas que son también y en muchas ocasiones, el resultado del poco conocimiento técnico silvicultural sobre la especie y del uso de material genético de baja calidad.

Cabe destacar que el ejemplo más exitoso del aprovechamiento de la Acacia mangium como estrategia industrial en Latinoamérica, es República Dominicana. En esta isla caribeña, la Asociación de Productores Agroforestales de Zambrana – Chacuey (APA), una comunidad campesina, utilizó la especie para desarrollar un sistema agroforestal que les ha permitido, en los últimos 25 años de arduo trabajo, recuperar tierras y mejorar su economía y nivel de vida.

Aunque en un principio, la comunidad campesina se resistió a la siembra de Acacia, por el temor de que los árboles afectaran aún más los suelos erosionados de su región, los ensayos no científicos de adaptación les demostraron que plantar Acacia era la forma más fácil y rápida de recuperar la biodiversidad y las áreas forestales.

Al final, la labor fue reconocida en el 2010 como un ‘Caso Ejemplar de Manejo Forestal Sostenible’ y de la transformación del paisaje y la vida de la población rural, por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO); y no solo convirtió a la Acacia mangium en la especie insignia del país, sino también la materia prima de una exitosa empresa forestal que hoy reúne a 1.225 familias de 44 municipios dominicanos.

“La Acacia transformó la vida de nuestros pequeños productores al mejorar su nivel económico y calidad de vida; gracias al trabajo comunitario y ambiental realizado por el sector ONG con apoyo del Estado y de la cooperación financiera y técnica internacional, principalmente alemana”, asegura el ingeniero forestal dominicano, Mamerto Valerio Bueno.

La Acacia mangium, un desafío para Colombia

En Colombia, la industria reforestadora a diferencia de la dominicana, aún se debate entre la duda y los interrogantes con respecto a la Acacia mangium, a pesar de que han transcurrido 17 años desde que se sembraron en Antioquia –por parte de la autoridad departamental y Corantioquia– los primeros árboles para recuperar los ecosistemas degradados por la actividad minera aurífera.

“Zonas como el Magdalena Medio, las sabanas amazónicas y los Llanos Orientales, poseen condiciones climáticas que permiten el prendimiento de la especie, pero debe analizarse con detalle la situación específica del suelo para lograr un crecimiento óptimo. Sin los debidos criterios técnicos puede convertirse en un “dolor de cabeza”, pues la Acacia es prodigiosa en materia ambiental, pero en términos económicos para que haga milagros, hay que “rezarle” bastante. La estructura económica debe asegurar las mejores condiciones de siembra y manejo, mínimo, los dos años siguientes, tiempo clave para conocer el futuro y destino del cultivo”, señala el ingeniero Juan Esteban Giraldo.

Así mismo afirma que, a nivel industrial, el establecimiento de la especie requiere inversiones importantes en tecnología de transformación, pues con las precarias metodologías utilizadas para aserrar y secar madera en Colombia, sería muy difícil constituir un proyecto exitoso para esta especie, bastante compleja por las famosas tensiones de crecimiento que favorecen porcentajes considerables de desperdicio en el trabajo con la misma.

Posiciones en Debate

En los últimos años, el sector forestal ha sido testigo de innumerables duelos verbales sobre la Acacia mangium, tan memorables como el debate virtual de Colfotrestal, en diciembre de 2012, en el que expertos en el tema de diferentes partes del mundo, expusieron los pros y contras de la plantación con esta especie.

A continuación, el ingeniero forestal, Enrique Trujillo, explica algunos puntos del debate, y sintetiza las notas y aportes de profesionales e industriales como Gustavo Barbosa, Jorge Iannini, Cesar Polanco, Ricardo Benítez, Juan Esteban Giraldo, Mamerto Valerio B, Luis Betancurt, Edwin Bello, William Ladrach, Fernando Berrío, Alberto Ramírez, Francisco Torres, Sonsire Baquero, entre otros; quienes participaron en el debate:

  • Susceptibilidad a las enfermedades, especialmente causadas por hongos entre los que sobresale Botryosphaeria sp., y a la pudrición de corazón, incluso a los 2 o 3 años de vida.

Es cierto que la especie presenta este problema originado, principalmente, por la mala elección del sitio, al ser plantada en suelos inundables de muy baja fertilidad y sin ningún tipo de manejo.

Cualquier especie forestal puesta en el sitio equivocado y sin la debida ‘nutrición’ puede presentar estas patologías; si fuera algo general, no existirían las plantaciones ya maduras que se encuentran en Córdoba (más de 3.000 ha) o la Orinoquía (sembradas en sitio idóneo y bien manejadas en términos de fertilización, podas y manejo fitosanitario preventivo). El material de vivero de calidad es esencial para evitar plantas de bajo vigor, especialmente, por la conformación de su sistema radicular2.

“En República Dominicana, la muerte descendente y la pudrición de centros se presenta en números tan limitados de caso y condiciones especiales, que no es significativo. Pequeños lotes de Acacia mangium con más 20 años de plantados siguen como el whisky, tan campante como siempre”, asegura el ingeniero Mamerto Valerio.

Igualmente, Valerio opina, que con relación a la selección de sitios, en Colombia, y con excepción de las empresas reforestadoras y unos pocos inversionistas conscientes, las iniciativas particulares han utilizado terrenos con las más bajas calidades de sitio para proyectos de reforestación que privilegien la agricultura y la ganadería, con resultados, por lo general negativos en desarrollo de la especie plantada.

Sobre las denuncias de afectación de la especie por pudrición de corazón, Juan Esteban Giraldo, afirma que “en 800 hectáreas de plantación de Acacia, en el Bajo Cauca Antioqueño −con densidad superior a 1.100 árboles/ha, en edades desde los dos hasta los siete años, y que fueron aclaradas con intensidad del 50 por ciento de los individuos− la incidencia de casos en los árboles apeados fue inferior al 0,2%”.

Baja resistencia a los incendios debido a su tipo de corteza

A pesar del señalamiento y teniendo en cuenta que en Colombia hay más de 29.000 ha plantadas con la especie, este problema es irrelevante en la actualidad. Aunque en el país, los incendios con esta especie no son frecuentes, los planes de reforestación incluyen prácticas de manejo contra incendios; además, la prevención y las prácticas bien llevadas disminuyen al mínimo la incidencia de incendios, aunque es de anotar que no hay especie forestal que esté exenta de sufrir el embate del fuego.

Al respecto el ingeniero forestal, Luis Betancur, indica: “casualmente, en el gran accidente del 1998 cuando vivía en Boa Vista, atendiendo el proyecto, se quemaron 1,700.000 hectáreas de cerrado y bosque, todos los focos de calor rodearon la Acacia plantada por el Proyecto Ouro Verde, y no se quemó ni un árbol. La fuente confirma, además, que ninguno de sus clientes tuvo reclamaciones por pudrición de corazón.

  • No conviene, su siembra en zonas, donde no llueva por tres meses consecutivos, ya que al no ser caducifolia −no deja caer sus hojas en verano−, muere por falta de agua3.

De ser cierto el postulado, no existirían las más de 17.000 ha plantadas hoy en la Orinoquía, una región que presenta una precipitación monomodal, con un fuerte verano que inicia en noviembre o diciembre y se prolonga prácticamente hasta abril. Otro es el resultado si la especie es plantada en el Caribe seco colombiano, donde las condiciones son extremas y no hay el clima ideal.

  • Falta de conocimiento de los reforestadores sobre esta especie y poca investigación en mejoramiento genético.

Aunque Colombia tiene fuentes genéticamente desarrolladas, incluso asesoradas por el genetista Olman Murillo IF PhD, las formas que ha alcanzado la especie, localmente, no son las mejores; de hecho, se conoce que la Acacia tiene cierta tendencia natural a las torceduras y las bifurcaciones.

La forma, en general, del genero ‘Acacia’ no es la ideal, pues no tiene un buen patrón de rectitud; si no recibe las podas de formación –por su tendencia a la emisión de ramas–, incluso desde el primer año, las bifurcaciones pueden llegar a afectar la madera del proyecto. Este aspecto, eventualmente, se compensa con el hecho de que si se plantan 1.100 árboles por ha, al final del turno salen menos de 400 (60 por ciento) en las entresacas, lo que facilita que queden los mejores y se reduce el impacto de esta predisposición. Pese a lo anterior se encuentran plantaciones de Acacia mangium sorprendentemente buenas.

Hoy se debate sobre una tendencia, no comprobada, de que la especie tiende a presentar torceduras si se siembra en suelos inundables y pobres; sin embargo, quienes la explotan, comercialmente, aducen que este aspecto se compensa con la calidad de la madera.

Adicionalmente, Edwin Bello, ingeniero forestal de El Semillero, en observaciones hechas en la Orinoquía, advierte que la especie no soporta inundaciones temporales ni permanentes; y que está comprobado que cuando se establece en sectores con drenaje deficiente, sus hojas se amarillan rápidamente y los tallos y raíces presentan deformaciones  y torceduras. Este tipo de respuestas, en ocasiones, se achacan erróneamente a problemas genéticos, cuando en realidad se trata de problemas nutricionales.

Otro es el caso cuando se realiza una fertilización con altas dosis de nitrógeno en edades tempranas, la especie tiende a reproducir ramas laterales con crecimiento exuberante y de grosores de igual o mayor tamaño al tallo principal.

  • Alto costo de manejo, por intervenciones tempranas, en podas de formación.

La especie requiere intervenciones tempranas, especialmente, podas de formación para orientar la calidad de la madera, lo que representa un costo adicional que no tienen, por ejemplo, los pinos o los eucaliptos; y aquí surge la pregunta: ¿es preferible plantar una especie de turno corto (8 a 10 años) y madera fina, con un costo adicional de manejo al comienzo de la plantación con la poda de formación; o una de madera ordinaria como el pino (18 años), con un valor del m³ a la mitad, pero con el doble del turno de la Acacia?; aún más, ¿es mejor plantar eucalipto, que tiene un valor de pulpa, en el mejor de los casos, de $35.000 madera en pié, o Acacia que sobrepasa los $100.000?

Hay que recordar que el negocio de los pinos y eucaliptus en Colombia no será relevante por los bajos precios de venta, a menos que el país cuente con una industria transformadora.

  • Susceptibilidad al ataque de yemas terminales por una amplia variedad de insectos, que inducen bifurcaciones en la especie.

Es cierto. Especialmente en la Orinoquía se da este fenómeno, aunque en términos porcentuales la incidencia no es significativa. Las yemas terminales son muy débiles, la velocidad del viento y algunos insectos hemípteros (chupadores de savia) las pueden debilitar fácilmente, ocasionando la pérdida de dominancia apical o capacidad de crecimiento en altura y bifurcaciones a bajas alturas, problema que puede ser solucionado con una rápida detección y con la corrección oportuna de la yema terminal.

  • La corteza no es conveniente para el proceso industrial de producción de pulpa.

En Colombia, la especie no es utilizada para la producción de pulpa para papel, por lo que los comentarios no son solventes; los proyectos CIF se han orientado hacia el uso de madera sólida con fines industriales.

Sin embargo, una anotación de Luis Betancurt, explica la importancia de la corteza de la Acacia en Asia: “La empresa Indah Kiat produce 2,5 millones de ton/año de pulpa de Acacia mangium y veo sus acciones en el mercado de Malasia muy estables, sin que se sepa de problemas de la corteza, incluso allá la cáscara la procesábamos para extraer gas metano y energía por compresión y combustión del mismo”.

La Acacia se caracteriza por ser una madera dura, resistente y densa.

Se desconocen los mercados de su madera.

Es parcialmente cierto. Pese a las características físico-mecánicas de su madera e incluso cierto desconocimiento en el proceso de secado, hoy existe un precio y mercados emergentes, principalmente en la ciudad de Medellín y en la Costa Atlántica; pero no existe una estadística confiable.

Así, el proyecto forestal más grande con esta especie, en Colombia; Kanguroid Ltda., con más de 3.000 ha, presenta un desarrollo exitoso y un amplio portafolio de productos con los que abastece la demanda nacional e internacional.

Las entresacas tienen un mercado establecido para pulpa o postes en la Costa (Pizano SA), y hay iniciativas empresariales exitosas que han cerrado el ciclo de sus proyectos con transformación y comercialización de sus proyectos: Kanguroid Ltda., Muebles Ianninii, Maderas Río Rayo, Reforestadora Cacerí, entre otras.

No hay que olvidar que, en general, los proyectos de reforestación encuentran su mejor opción en el valor agregado que dan a la madera; incluso sin algún grado de transformación, pueden dar cifras en rojo.

Conclusión

Todas las especies presentan retos y beneficios para el sector forestal, depende de los reforestadores elegir la que más se acerque a sus objetivos industriales y realizar investigaciones técnicas, genéticas y ambientales, que les permitan profundizar conocimientos sobre su materia de inversión para brindarle a cada especie, los requerimientos de adaptación que exige para desarrollarse de manera óptima en plantación y obtener las anheladas ganancias en corto plazo.

Bajo este contexto, debe partir la claridad de que la Acacia mangium no es una especie milagrosa o mágica como muchos esperaban, simplemente posee virtudes que no ofrecen otras, como su capacidad para restaurar tierras, generar cobertura y proteger zonas degradadas. Ejemplos de fracaso y éxito de plantaciones existen muchos pero, ¿por qué no aprender de las herramientas y procedimientos empleados por las empresas que obtuvieron buenos resultados para saber seleccionar el sitio, el manejo silvicultural y tiempo adecuado? Las elecciones están abiertas.

Fuente: Kanguroid Ltda.

Citas:

  1. Para mayores detalles se recomienda consultar www.caceri.com/acacia-mangium.
  2. Conjunto de raíces de una misma planta.
  3. Muchas especies de árboles se defienden del verano dejando caer sus hojas para que estas no transpiren y pierdan agua,  y por tanto resisten más.

Fuentes:

  • Juan Esteban Giraldo. Gerente de la Reforestadora Cacerí. info@caceri.com
  • Enrique Trujillo N. IF MSc. El Semillero SAS. enrique@elsemillero.net
  • Gustavo Barbosa Cobos. Presidente Grupo Kanguroid. gbarbosac@yahoo.com
  • Flavio Pereira. Ingeniero Forestal. Doctor en Silvicultura. Docente Universidade Federal de Viçosa de Brasil. acaciaflavio@ufv.br
  • Mauricio Amador Oses. Ingeniero mecánico de la Universidad América. Gerente Ingeniería e Inversiones Amador y Asociados. mao_amador@yahoo.es
  • Consejo Nacional de la Cadena Forestal

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