Colombia estrena zonificación forestal

Camilo Marín Villar
Periodista

El nuevo mapa de aptitud y viabilidad forestal representa una de las herramientas más esperadas por el sector y es la base fundamental para formular la prospectiva colombiana en materia de reforestación comercial a mediano y largo plazo, con la cual se busca duplicar la masa forestal actual.

En la primera quincena de abril –declarado por el Gobierno como el mes la agricultura–, la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), entidad encargada de orientar la política pública en materia de gestión de tierra para usos agropecuarios en Colombia, entregará los primeros resultados de la actualización del mapa forestal nacional con fines comerciales. Solicitado por el Consejo Nacional de Política Económica y Social, Conpes.

El objetivo de este estudio es identificar las zonas del país que tienen mayor aptitud para el desarrollo de las actividades productivas forestales, a fin de canalizar hacia allí todos los esfuerzos técnicos y la capacidad financiera del Estado para lograr el crecimiento ordenado del sector.

Así mismo, es una valiosa fuente de información y una guía técnica para el establecimiento del uso del suelo, a cargo de los entes territoriales; además, busca ser instrumento útil para la toma de decisiones de los reforestadores y los empresarios que posean o pretendan hacer inversiones en este negocio.

De acuerdo con los resultados obtenidos por la Upra, de las 114,1 millones de hectáreas (has) que constituyen el territorio continental colombiano, existen 24,8 millones de has aptas para el establecimiento de plantaciones comerciales, lo cual equivale al 21,8% del país, aunque la gran mayoría de estas tierras (17,5 millones de has) están ubicadas en zonas de media (A2) o baja aptitud (A3), lo cual quiere decir que están condicionadas o tienen limitaciones de tipo físico, social, legal o económico, y por ello son consideradas como zonas viables, sin embargo requieren esfuerzos adicionales para el desarrollo de este negocio.  (Véase tabla: categorías de aptitud forestal en Colombia para las 23 especies beneficiarias del CIF).

Por su parte, existen 7,2 millones de has que presentan una alta aptitud forestal (A1), de las cuales 4,3 millones tienen la mejor favorabilidad y están en predios sin ninguna restricción; es decir, son áreas con una aptitud inmejorable, que no tienen ningún impedimento y que están listas para destinarse al negocio maderero.

Las otras 2,9 millones de has, aunque también son de alta aptitud, tienen regímenes especiales o limitantes físicas que condicionan el desarrollo de esta actividad. Lo cual no quiere decir que los inversionistas no puedan hacer uso de ellas. Simplemente, que es necesario cumplir algunos requisitos menores para sembrar allí bosques con fines maderables.

A nivel departamental, Meta, Vichada y Antioquia tienen la mayor superficie apta para actividades forestales comerciales con áreas superiores a las 2.500.000 hectáreas cada una; entre 1.000.000 y 2.000.000 hectáreas aptas se encuentran Magdalena, Córdoba, Caquetá, Casanare y Santander y con menos de 50.000 hectáreas están Amazonas y Guainía.

Ingrese a la página web www.upra.gov.co y descargue la información y los resultados obtenidos en el mapa de aptitud para plantaciones forestales con fines comerciales en Colombia. Escala 1:100.000.

Según Felipe Fonseca, director general de la Upra, aunque el mapa forestal no es un instrumento que reglamenta el uso de la tierra, “la meta es que la zonificación se convierta en un criterio técnico a tener en cuenta a la hora de formular los Planes de Ordenamiento Territorial (POT). En este sentido, se busca que sea valorado y adoptado por los departamentos, los municipios y los corregimientos que quieran considerar el desarrollo de la industria forestal, con fines comerciales, como parte de su visión y de sus proyectos productivos”.

Fonseca confía que la calidad y el rigor con que fue elaborada esta investigación, además del alto nivel de los profesionales que participaron en ella, promuevan su uso como un instrumento para la planificación nacional, cuya competencia corresponde a los entes territoriales en su área de jurisdicción

“Los municipios no tendrían razones para rechazar este instrumento. De hecho, una de las causas de la actual problemática del sector agropecuario es la debilidad en el proceso de planificación de la tierra, el cual carece de instrumentos técnicos que le permitan orientar y definir las políticas sectoriales y territoriales”, explicó el director de la entidad.

Quien también agrego: “El mapa forestal es apenas el primer paso de un largo camino, ya que ahora hay que comenzar a definir para dónde debería ir el sector. Precisamente, queremos que este estudio promueva una sana discusión y se convierta en una oportunidad para que todos los actores de la cadena –reforestadores, comerciantes, transformadores, entidades nacionales y regionales– se reúnan a definir cuáles serán las metas en esta materia”.

“Gracias a la riqueza de las tierras y a la excelente aptitud para la reforestación que presenta Colombia, no es descabellado pensar en duplicar el número de hectáreas sembradas actualmente (477.000 has), en el corto plazo. Incluso podemos triplicarlas, pues sobra terreno de calidad para hacerlo. Lo que sigue es establecer en qué especies queremos crecer, para qué productos y cuáles son los mercados que se pretenden atacar”, agregó el funcionario.

Una necesidad imperiosa

El mapa es una herramienta que el sector estaba solicitando a gritos. Pues, históricamente, Colombia no ha logrado aprovechar su valioso potencial forestal, entre otras cosas, por la ausencia de criterios técnicos adecuados, aplicables y articulados con todos los actores de la cadena.

En efecto, entre muchas otras dificultades, los estudios de zonificación realizados hasta el momento eran ejercicios desactualizados, que carecían de criterios técnicos aplicables al ámbito nacional; adicionalmente, ignoraban el enfoque comercial.

Debido a esto, gran parte de la focalización y definición de las zonas forestales productivas se ha realizado desorganizadamente; muchas veces, basadas en estudios que no contaban con suficiente apoyo cartográfico, ni un análisis detallado del potencial productivo del suelo o del mercado. Esta situación, ocasionó que las decisiones sobre las inversiones forestales y la formulación de la política pública se hayan realizado sin el suficiente soporte.

La metodología

En contraste, según Fonseca, “hoy la cadena cuenta con una investigación técnica, seria, actualizada y concertada. El mapa se elaboró bajo estándares internacionales e incluye información integral de primera mano. Fueron considerados entre otros: aspectos legales, de infraestructura, sociales y de mercado más allá de la simple aptitud de la tierra”.

La investigación se planteó a escala 1:100.000, tomando como punto de referencia las 23 especies forestales aprobadas por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), para otorgar el beneficio del Certificado de Incentivo Forestal (CIF). Una vez definido este campo de acción, se constituyó un comité técnico encabezado por la Upra y la Dirección de cadenas agrícolas y forestales del MADR, que además tuvo el apoyo del Departamento Nacional de Planeación (DNP) y el Ministerio de Ambiente.

Durante los últimos dos años, el equipo de trabajo, conformado por más de cincuenta profesionales, recopiló y cruzó información proveniente de los mapas y estudios de suelos del Instituto Agustín Codazzi (IGAC), que dan cuenta de la vocación de la tierra en país, con datos satelitales, fotografías áreas, e información obtenida mediante la metodología Corine Land Cover, adaptada especialmente para Colombia. A partir de esto, se lograron comparar los mapas de vocación con los mapas del uso actual de la tierra.  Además se consideró la distribución y tenencia de la propiedad, con resultados a partir de la información catastral (2014).

Para la zonificación se establecieron tres grupos de criterios básicamente: los físicos, los socioecosistémicos, y los socioeconómicos.

Dentro de los aspectos físicos están factores como la temperatura, las precipitaciones y la humedad relativa. Además, la calidad y la profundidad de los suelos, la disponibilidad de nutrientes (pH o acidez), el grado de erosión y la pendiente; la susceptibilidad de deslizamientos e inundaciones y las amenazas volcánicas.

Con respecto al tema socioecosistémico se evaluaron la concentración de especies, la cobertura de la tierra y las amenazas por incendio de la vegetación.

También se incluyeron temas sociales y económicos como el costo y los problemas de titulación de la tierra, la distribución y el tamaño de los predios, la infraestructura y logística, el mercado laboral y las condiciones de vida de la población local. Todos estos aspectos a tener en cuenta paran identificar la capacidad de una zona para albergar con éxito un cultivo forestal.

A su vez, Fonseca explicó que la Upra trabajó de la mano, de manera activa, con los diferentes actores relacionados con el sector forestal (instituciones, reforestadores, gremio y academia),  con los cuales se revisaron y definieron los criterios de la zonificación y se validaron los resultados finales de la investigación.

Este proyecto fue participativo e incluyente, a fin de generar un insumo discutido y construido por quienes más conocen del sector. Por ello, se realizaron más de cuarenta reuniones, tanto en Bogotá como en otras regiones del país.

Se llevaron a cabo recorridos por diferentes zonas de Antioquia y Caldas, Tolima y Huila, Vichada, el piedemeonte caqueteño, los Llanos Orientales-Altillanura, la región de Urabá y Córdoba; también se hicieron algunas visitas de campo a los departamentos del César, Bolívar, Magdalena, el Cauca y Valle del Cauca.

Durante dos años la Upra recorrió el país y entabló un dialogo directo con los actores de la cadena maderera para elaborar la zonificación de aptitud forestal.

Pasos a seguir

“Más allá de emplear la tierra apropiadamente, conforme a su vocación, definir la mejor opción para el uso del suelo debe incluir temas como la eficiencia y la productividad económica. Plantear un orden en materia productiva implica establecer qué especies son las más adecuadas para sembrar, cuánto se va a producir, dónde y cómo se realizará la producción, teniendo presente y respondiendo a la demanda del mercado, aspectos que actualmente no son significativos”, aseguró Fonseca. Quien además agregó, “la idea es superar aquellas prácticas negativas de sembrar sin pensar en el destino final, siguiendo las tradiciones o las tendencias del momento, o desconociendo al consumidor final”.

El mapa general de zonificación servirá como base para que este año la Upra deje listos los primeros estudios a escala 1:25.000, en varios de los núcleos forestales identificados, lo que permitirá una mayor precisión de la información, de tal manera que los inversionistas, interesados en la reforestación comercial, contarán con herramientas más específicas sobre el área, los suelos, la infraestructura, las especies, los productos, el mercado y los centros de acopio, para tomar mejores decisiones.

La zonificación forestal escala 1:100.000, junto a los mapas focalizados por regiones y tipo de cultivo, escala 1:25.000, son parte de un conjunto de herramientas que se adelantaran este año para mejorar la planificación de la producción forestal en Colombia. Entre ellas también se encuentra una investigación de mercado, contratada con el Programa sobre Bosques (PROFOR) del Banco Mundial y apoyada por el MADR y el DNP, y el estudio de impacto del Certificado de Incentivo Forestal que tiene previsto realizar este año el ministerio.

Estas herramientas brindarán un marco de información que permitirá la mejor planificación del sector, para que en el mediano plazo pueda llegar a duplicar la masa forestal y desarrollar entorno a ellas una industria que permita un negocio maderero rentable y sostenible. Adicionalmente, la zonificación será incluida en el Conpes que reglamente el CIF este año.

Es claro que dichas posibilidades solo se podrán consolidar con el apoyo de políticas públicas de fomento de largo aliento, que permitan no solo la ampliación de las zonas reforestadas con fines comerciales, si no que apoye la generación de la industria forestal, la investigación de las especies y sus sistemas productivos más adecuados, a fin de tener clúster competitivos.

Finalmente, la zonificación forestal es un modelo que se replicará para otros sectores como cultivos forestales no maderables: palma, caucho y cacao, cuyos resultados preliminares se publicarán a mediados de 2015. Para ello se dispuso un equipo de profesionales especializados que están realizando las labores de campo para darle legitimidad al instrumento.

A estas investigaciones se sumaran otras sobre las cadenas productivas de cultivos transitorios como arroz, maíz, hortifrutícola y papa, con las que también se han tenido acercamientos. En cuanto al sector pecuario, hay acuerdos para levantar la información para avicultura y un interés manifiesto de la acuicultura. La proyección es que la evaluación de cada uno de estos sectores tome dos años.

Fuentes

  • Unidad de Planificación Rural Agropecuaria. www.upra.gov.co
  • Federación Nacional de Industriales de la Madera. wwwfedemaderas.org.co

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