¿Con cuál especie reforestar en Colombia?

Enrique Trujillo N. IF MSc. (*)

En Colombia, la reforestación comercial la realizan dos tipos de actores: la industria que requiere madera para cubrir sus necesidades de materia prima, y los reforestadores que plantan como inversión, apuntando a mercados futuros de diferente índole, incluso Carbono, o proyectando un eventual valor agregado en la transformación pero que carecen de procesos industriales al momento de plantar.

En el caso de la industria, la madera proveniente de las plantaciones, es la materia prima que emplea en la fabricación de productos terminados como papel, tableros, cartones, entre otros, y en cuyo caso la reforestación es solo una fase en la que se produce esa materia prima, pero no es el negocio principal; este grupo de reforestadores tiene clara su proyección y sus necesidades.

La siguiente reflexión va orientada al segundo grupo –los reforestadores sin industria– para quienes la plantación es un negocio financiero, y para quienes en aras del éxito de sus proyectos son preguntas obligadas: cuál especie plantar, cuánto, qué mercado atender y en qué región pues, formularlas y responderlas correctamente pueden evitarle costosas equivocaciones

Antes de emprender un proyecto forestal lo ideal para ellos, debe ser analizar detenidamente el mercado que, en últimas, es el que define especies, área a plantar y ubicación. Sin embargo este tipo de análisis, se ven poco en Colombia ya que muchos reforestadores no tienen claro que producto tendrá su proyecto y menos su mercado; esta falta de claridad es crucial en un tema tan sensible como es la inversión.

Adicional, este segundo grupo aún puede subdividirse en dos segmentos: quienes tienen los recursos económicos y pueden escoger el sitio de la futura plantación y la especie, y por tanto el mercado, lo cual es una ventaja significativa; y quienes tienen las tierras y aspiran a desarrollar en ellas un proyecto forestal.

Quienes tienen la tierra, están sujetos a las especies que se adapten a la oferta ambiental que tenga su finca, y las ventajas o desventajas de su ubicación en términos de la distancia a los mercados.

¿Qué plantar?

En los últimos 10 años se ha depurado el tema de las especies con las cuales es posible garantizar un desarrollo productivo; se parte de la base que tienen un paquete tecnológico que garantice la inversión, y en realidad, son pocas.

En la lista aparecen los pinos y eucaliptus, la melina, la ceiba roja, la acacia mangium, y la teca principalmente, aunque existen otras especies que se perfilan con proyectos interesantes como el balso. Todas, en general, tienen un paquete tecnológico medianamente desarrollado.

El COMPES (3724 – 2012) mencionó las especies forestales que cuentan con soportes técnicos, que demuestran potencial para reforestación comercial y aceptadas para acceder al CIF, entre otras: la Acacia (Acacia mangium), la Melina (Gmelina arborea), el Pinus (patula, caribaea, tecunumanii, oocarpa, maximinoi), el Eucalyptus (grandis, pellita, tereticornis), la Teca (Tectona grandis) y el Caucho (Hevea brasiliensis).

Vale anotar que en la lista faltaron algunas especies que cumplen con la expectativa de los reforestadores, como el E. urograndis, el E. globulus, la Pochota quinata; y la Guadua (Guadua angustifolia), aunque esta última no tiene aún un referente demostrable, en escala significativa, que la respalde.

El análisis de los avances en las investigaciones para el uso de las especies forestales y su rentabilidad a partir del costo de la plantación, los rendimiento en metros cúbicos de madera y su calidad, la ubicación de la plantación y el turno, son buenos puntos de partida para emprender empresa; de allí que especies distintas a las mencionadas o aquellas que no tengan sus paquetes tecnológicos consolidados o en proceso, deben ser consideradas con precaución a la hora del establecimiento de proyectos productivos significativos.

En general y si bien es cierto que las especies enunciadas tienen su magia financiera y que pueden ser viables económicamente –siempre y cuando el inversionista tenga la paciencia para sostener los plazos del negocio y realice los procedimientos correctamente– unas son más convenientes que otras.

Al revisar, de la lista, cada una por separado, se obtuvo el siguiente análisis general –presentado de manera somera– con la aspiración de establecer criterios que ayuden a un análisis más integral. Las cifras del negocio  se pueden encontrar en los artículos publicados en la Revista M&M (‘Otro enfoque para entender la reforestación comercial’, edición 77 y ‘Al oído de un pequeño reforestador’, edición 78).

Los eucaliptus

Foto: Eucalypo pellita / Eucalyptus pellita de cuatro años.

Son una interesante opción, se conocen los paquetes tecnológicos, hay experiencia silvicultural pues se han plantado extensamente en Colombia y de algunos se consigue material con mejora genética; son versátiles y ofrecen una amplia gama de productos –como postes, pulpa, polines, vara de clavo–; sin embargo, su madera presenta propiedades físico mecánicas regulares (se raja, entre otros problemas) y los mercados nacionales ofrecen un precio de compra bajo en relación con las demás maderas plantadas, bien sea para pulpa u otros productos.

Sobre sus rendimientos, existen datos espectaculares de algunas especies de eucaliptus pero, en general, los logran las multinacionales de la industria forestal que tienen el área, los genetistas, la genética desarrollada y el músculo financiero para un excelente manejo. Los turnos van desde los seis años hasta los 18 años, dependiendo del producto que desee obtenerse.

Los reforestadores sin industria, al menos en Colombia, son pequeños, algunas veces “indisciplinados” por lo que difícilmente alcanzan una productividad importante. Los rendimientos finales registrados son menores de 100 a 200 m³/ha que arrojan un precio de equilibrio o una ganancia muy pequeña.

La máxima económica de que a mayor escala, mejores costos operativos aplica a este caso; de allí que si el reforestador logra rendimientos altos de más de 200 m³/ha al final del turno, la rentabilidad comienza a aumentar y ese es parte del secreto.

En cuanto a los mercados internacionales en los que compiten diferentes especies de eucaliptus, pueden tener una opción real pero requiere de una productividad alta y, en general, áreas mayores de 25.000 ha para alcanzar una economía de escala que permita destacarse en estos mercados de Commodities. De hecho, en Colombia, especialmente en la Orinoquía hay, en desarrollo, proyectos de magnitud importante, todos soportados con inversión foránea.

Los pinos

Foto: Pinus maximinoi

Las especies de pinos son importantes para la industria forestal, aplican a esta familia, las consideraciones antes expuestas para los eucaliptus pero con un turno de aprovechamiento mayor, en ocasiones hasta de dieciocho  años.

A nivel de mercado, tienen su espacio reconocido y compiten localmente con la madera de otras especies, su precio de venta es mayor que el del eucalipto.

Igual que los eucaliptus, presenta escalas de plantación actuales que no tienen opción en el mercado internacional, y menos ante monstruos como algunas empresas foráneas que ya están operando en Colombia, que tienen una cadena de valor plenamente desarrollada y producen a gran escala en sus países de origen; de hecho, sus productos invaden los stands colombianos, incluso en Buenaventura, cuna de la madera.

Son rústicos en temas de adaptación a suelos y climas extremos lo cual permite establecerlos en suelos marginales y en zonas donde difícilmente existe otra opción para sembrar; ofrecen una madera de regulares propiedades físico mecánicas; sobre ellos existe gran experiencia en la selección de las especies y su manejo; y varias especies que se plantan en Colombia cuentan con paquetes tecnológicos relativamente desarrollados.

Acacia mangium

Foto: Rodal Semillero a. mangium./ Acacia mangium de seis años.

Es una de las especies que han generado gran expectativa, muchas veces traducida en significativas áreas plantadas. Tiene a su favor la calidad de su madera y su turno corto de aproximadamente 10 años, pero juega en su contra el desconocimiento que existe sobre ella en el mercado y sobre sus productos los cuales tienen un desarrollo incipiente pese a que algunas empresas presentan un portafolio en evolución.

Su genética no es la mejor y es exigente de tratar; de hecho, requiere una exhaustiva calificación de sitio y manejo sin los cuales generalmente fracasa. Si se elige bien el sitio y se adelantan bien y oportunamente las prácticas silviculturales, presenta desarrollos apropiados; si no se tienen en cuenta estas consideraciones, es preferible no plantarla.

Presenta una calidad de madera equivalente a especies como el nogal y el ocobo, pero tras la espera de un turno de 10 años, que es casi la mitad de dichas especies.

En Colombia, lentamente, la acacia mangium comienza a darse a conocer e incursiona en diferentes mercados. En Antioquía, por ejemplo, ya comenzó su uso en la construcción; en Cundinamarca al menos una empresa exporta muebles con base en su madera; y en la Costa Atlántica hay al menos una empresa con amplia área plantada que procesa, exitosamente, su madera. En la actualidad se desarrollan varios proyectos con esta especie que integran un componente apícola.

Melina

Foto: Melina 11 meses / Gmelina arbórea de once meses

Es una excelente opción, exigente en el sitio a plantar pero con varias ventajas significativas, entre ellas su turno corto, de aproximadamente 10 años para su aprovechamiento, además de una madera que permite múltiples usos.

En Colombia tiene la desventaja de que el mercado no conoce bien las bondades de la calidad de su madera, y que los usos que se le da son limitados, lo que también ha limitado el mercado.

Actualmente existe un proyecto industrial en la Costa Atlántica con esta especie, con un desarrollo interesante en el suministro de madera para la fabricación de lápices. En países como Costa Rica, es altamente apetecida y se planta masivamente; allí encuentra múltiples usos, en especial en la industria de la construcción donde se emplea para la fabricación de pisos, techos, puertas, ventanas, vigas, y muebles, entre otros productos.

Esta especie registra uno de los desarrollos genéticos más altos de la región, calificado como “Huerto Semillero Comprobado” (HSC), calidad disponible en Colombia, con la cual se han visto rendimientos y formas espectaculares en nuestro medio. Una especie para tener en cuenta.

 

Teca

Foto: Tecal arjona 5 años. / Teca de tres años Tumaco

La Teca es una de las especies que cumple con todos los requisitos deseables para adelantar un proyecto de reforestación productiva: tiene desarrollo genético, se conoce su paquete tecnológico, hay experiencia silvicultural, tiene mercados probados y una rentabilidad conocida.

Las ventajas antes indicadas se contraponen a que es exigente en sitio para plantar y a su turno de aprovechamiento que se estima en 20 años en adelante; sin embargo, entre las maderas plantadas tiene el mejor precio con una amplia diferencia sobre las demás, lo cual significa una rentabilidad asegurada.

Los expertos indican que entre más cerca se plante a los puertos es mayor su rentabilidad, pues aumenta la eficiencia en materia del transporte que impacta sobre el precio de venta; incluso los cálculos tradicionales indican que es económicamente factible plantar en tierras costosas, siempre y cuando estén ubicadas cerca del mercado. La sola plantación de la especie prácticamente valoriza la tierra donde se establece y es de fácil venta.

La estructura del mercado de la Teca no exige tener extensiones significativas de área plantada y altos rendimientos, ya que el valor de su madera (incluso una hectárea) puede garantizar un importante ingreso al momento de la venta, situación que se ha visto en múltiples ocasiones en Colombia; así como tampoco su venta está sujeta a las condiciones de empresas industriales que fijan los precios de compra.

Vale indicar que Colombia registra un abanico de especies mucho más amplio que el existente en otros países de la región, con industrias forestales mucho más desarrolladas pero con una actividad reforestadora que se basa en una o dos especies. En Colombia, la gran variedad de opciones forestales ha dificultado un poco el establecimiento de especies a escalas industriales, así como la investigación a fondo sobre unas pocas, desarrollar su mercado y manejar las ventajas de escalas grandes.

Para muchos es una ventaja que Colombia tenga una gran diversidad de climas y suelos; para la reforestación es posiblemente una desventaja porque una oferta ambiental variada exige numerosas especies que se adapten a las condiciones, y los recursos existentes deben ser diferidos entre varias opciones lo que limita el desarrollo forestal.

(*) Fuente:

Enrique Trujillo N. IF MSc. El semillero SAS enrique@elsemillero.net

 

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