Los Lasures: La liga protectora para la madera en exteriores

Luego de la aparición de los barnices y las pinturas para madera a la intemperie, en la década de los años 60, la industria de los recubrimientos desarrolló una generación de productos protectores que se convirtieron en idóneos para este uso gracias, principalmente, a su aporte protector y estético.

Como la última de las principales innovaciones en materia de recubrimientos para exteriores, han sido calificados los lasures, la facultad que tienen de cumplir con requisitos básicos para el buen desempeño de un protector los ha hecho líderes en su campo.

Los lasures –cuya palabra traduce en alemán, “colores transparentes o veladuras”– han sido formulados para cumplir propósitos básicos: resaltar la belleza natural de la madera, reducir sensiblemente los costos de mantenimiento en la medida que alarga los ciclos de conservación, evitar los lijados previos y mantener sana la madera.

Sin ser pinturas o barnices tradicionales, la industria que los produce ha sabido reunir en ellos las ventajas y eliminar los inconvenientes de éstos; lograr una protección eficiente contra agentes y factores biológicos en la medida que cumplen funciones insecticidas y fungicidas, desarrollar un compuesto que repele el agua con su acción hidrófuga, y lograr una absorción profunda en la madera con las ventajas de durabilidad que esto significa.

Su eficiencia los ha llevado a ser de uso recurrente en Europa y en Estados Unidos desde su lanzamiento en el mercado; en Colombia, aunque no son nuevos pues llegaron al país hace más de quince años, si registran niveles de uso mucho más bajos en comparación con otros productos diseñados para proteger a la madera contra factores biológicos y contra la radiación solar.

Sin llegar a tapar los poros de la madera el lasur realiza un eficiente trabajo de protección actuando desde adentro en el material.

Qué són, propiedades y características

El lasur es básicamente un recubrimiento transparente, impregnante y protector para todo tipo de madera expuesta en exteriores –exóticas (IPE, teca,  cumarú, etc), frondosas europeas (roble, castaño, nogal, abedul, etc.), maderas resinosas, y termotratadas, con proceso de conservación vacio presión o ignifugadas en autoclave–, y que se destaca por su gran penetración, alta resistencia y cuya característica principal es que no forma película en la madera.

La anterior constituye una gran ventaja en comparación con otros productos protectores para este tipo de madera y elementos fabricados con ella –desde decks, barandales, quioscos, estructuras, puertas, ventanas, pérgolas, muebles para jardín hasta viviendas construidas en ambientes salinos (1)– en la medida que ofrece un acabado a poro abierto sin capas que los tapen, sin capas que se agrieten o se exfolien y demanden, por ende, procesos de decapado o lijado posteriores.

Por su viscosidad –densidad ligera y fluida– en composiciones de sólidos muy finos que otras sustancias, no requieren espesantes ni diluyentes, penetran profundamente en la madera y la curan desde el interior. “Otros productos  la protegen desde afuera, hacen capa y cuando ésta se pierde, la madera queda expuesta a ser atacada, eso no ocurre con el lasur”, asegura Armando Fuentes.

Formulados con resinas sintéticas y flexibles para ajustarse a los cambios dimensionales de la madera en exteriores, además de ligantes, disolventes, pigmentos, aditivos protectores UV, repelentes de agua y biocidas que evitan el enmohecimiento, la formación y el ataque de hongos contra la madera; los lasures proveen una protección integral al material, permitiéndole regular su humedad y facilitando la salida de vapor de agua (2).

“Es apropiado utilizar los lasures para exteriores; ya que productos como los barnices con el paso del tiempo se cuartean debido a la actividad que se produce en la madera, tanto interna como externamente”, explica Armando Fuentes, asesor industrial en recubrimientos.

Otras de sus ventajas son su permeabilidad al agua y su degradación que ocurre por erosión –lo que evita no sólo una apariencia desgastada en la madera sino la realización de procesos de lijado que pueden ser largos y dispendiosos.

“El proceso más costoso en la pintura es la preparación de superficies porque pueden demandar horas o días dependiendo del tipo y área del sustrato. En cambio con el proceso de poro abierto, el repinte es mucho más sencillo porque sólo se utiliza un limpiador, o procesos de lijados suaves, y se aplica en el momento de hacer el mantenimiento”, afirma Armando Fuentes.

A nivel estético, asegura colores translucidos pero resistentes a los rayos UV –similares a los de las tintas– una combinación de color y la apariencia natural de la madera lo que aportan en el propósito decorativo y estético.

Referente a las variedades, existen dos tipos de Lasur: los base disolvente y los base acuosa, ambos ofrecen acabados brillantes, satinados y mates en diferentes colores; secan al aire y aunque pueden ser aplicados en interiores, su uso preferente son los exteriores, como lo explica Jimena Estrada Gutiérrez, gerente comercial de Eurolacas S.A.S.

“Una madera de uso interior no está sometida a los cambios de humedad, temperatura o radiación UV, factores frente a los que los lasures son eficientes para la protección; en cambio sí debe responder a desgastes por abrasión, a la acción de productos domésticos (ceras, detergentes, lustramuebles) que pueden ser absorbidos por ella y sufrir cambios en su aspecto con el posterior deterioro en el acabado. Lo ideal es usar productos distintos a los lasures en interiores porque hay que recordar que estos son de poro abierto”.

Los base disolvente –que fueron los primeros en desarrollarse y que se mantuvieron fuertes en el mercado hasta la aparición de los base agua– incluyen en su formulación resinas alquílicas modificadas al aceite o uretanadas para lograr un mejor acabado a la luz aunque esto también puede llegar a afectarlos en el tiempo, en la medida que al absorber altas radiaciones UV pueden endurecerse y fragilizarse. Algunos de esta clasificación emplean disolventes orgánicos que evitan el goteo, a la vez que suman espesantes también orgánicos que convierten el compuesto sintético en una especie de gel.

Referente a los acuosos –que trabajan con óxidos de hierro para su pigmentación– reúnen una serie de ventajas que los ponen hoy en la cima en su categoría y entre los recubrimientos para exteriores en general.

Gracias a que no son tóxicos, que son de limpia aplicación, que tienen acción fungicidas e insecticidas, que no son inflamables, que pueden tener propiedades ignifugas, que secan rápido, que tienen larga durabilidad, olores discretos, un bajo contenido en VOC, una buena viscosidad, elasticidad y facilidad para ser absorbidos por la madera –lo que redunda en una mayor protección y facilidad en la aplicación– y que están en la fuerte onda ecológica, su uso se ha disparado en Europa principalmente donde es un producto altamente apreciado.

Vale anotar que –según variaciones en las composiciones y grados de resistencia– explica Armando Fuentes también hay lasures recomendados para superficies verticales, otros para horizontales y que incluso algunos fabricantes desarrollan productos específicos para puertas o  ventanas.

Para Jimena Estrada Gutiérrez lo ideal, por las ventajas ya anotadas y considerando que las propiedades tixotrópicas (3) del producto pueden cambiar, es aplicar lasur base agua en todas las superficies a trabajar.

Usos y mantenimiento

Tradicionalmente los transformadores de madera y quienes las utilizan para la construcción obras y elementos con este material para uso en exteriores, han utilizado sustancias de protección como la brea o los aceites naturales, además de protectores, pinturas y barnices, éstos últimos, la primera generación existente de los recubrimientos industriales.

Los lasures presentan notables diferencias con los anteriores pero también han logrado reunir varias de las fortalezas que se les reconoce y los han hecho de recurrente preferencia en la industria de la madera y su protección.

Así, aunque no poseen la altísima capacidad inmunizante de la brea –pues su base en hidrocarburos (petróleo) le confiere unas propiedades casi que insuperables en este campo– si asegura una buena protección sin el olor penetrante de aquel ni su color oscuro que cubre totalmente a la madera y esconde sus vetas y tonos naturales.

De otra parte y aunque se ha considerado por años como una de las mejores opciones para maderas tropicales el uso de aceite, los lasures pueden, comparado con ellos, brindar un mejor acabado y una vida útil más prolongada aunque cuidando que las piezas tratadas no estén en contacto prolongado con el agua. Adicional, tiene buen comportamiento en la protección de madera en ambientes salinos cerca del mar.

Frente a los protectores, lo supera por cuanto a la vez que curan la madera contra el ataque de hongos e insectos, los lasures no despiden vapores de olor tan fuertes, sí ofrecen el acabado atractivo que no brindan los primeros. Con respecto a las pinturas, de colores por lo general planos para exteriores, tiene la ventaja que deja respirar la madera pues no satura los poros, no se cuartea y no oculta su aspecto original.

Y finalmente están los barnices, los únicos revestimientos incoloros que con su mezcla de resinas sintéticas con aceites como la linaza protegen con alta resistencia a la madera, resaltan su belleza; pero también le cubren con una capa brillante o mate, que aunque elástica, le cierra totalmente los poros y desaparece progresiva y relativamente pronto ante el efecto desgastante de los rayos UV.

Frente a lo anterior –una película de corta vida, quebradiza, con problemas de adherencia que puede incluso favorecer la humedad en la madera y la aparición de hongos, y que además obliga a costosas operaciones de mantenimiento o a la sustitución de la madera degradada por una nueva–, los lasures los aventajan por las virtudes ya citadas.

Aunque puede ser aplicado en maderas tratadas, precisamente por la condición de no formar capa, es recomendado para maderas nuevas –libres de contaminantes como polvo y grasa– que reciban y dejen penetrar fácilmente el producto.

“Cuando la madera tiene un barniz o pintura convencionales –que trabajan a poro cerrado por sus contenidos de sólidos– lleva una película que le tapa los poros. Es necesario entonces para aplicar un lasur, sacar y retirar de la madera, el recubrimiento con lijado  en el sentido de las vetas, liberar el poro y asegurar que el lasur entre y trabaje de adentro hacia afuera”, explica Armando Fuentes.

Precisamente para estos casos, los fabricantes de lasures han desarrollado preparadores de superficies como complementarios: removedores compuestos por alcoholes que diluyen las grasas y permiten trabajar maderas sometidas a no formadores de película como los aceites; limpiadores que hacen en la madera una especie de “peeling” y retiran las huellas ocasionadas por la foto degradación por efectos de la radicación solar, y bases que refuerzan la protección interna de la madera contra ataques biológicos.

A la hora del uso, los fabricantes recomiendan asegurar que la madera tenga un contenido de humedad de entre el 18 y el 20 por ciento y aplicar no más de dos manos, suficientes para proteger sin saturar la superficie con película gruesas que dificulten la absorción del producto, pegajosas, que tarden en secar, que afecte el acabado natural y que incluso puedan ser lavadas en caso de lluvia.

Para la aplicación aunque se trata de productos prácticos que hacen posible el uso de pistola, ésta no es recomendable a razón de que los lasures presentan una viscosidad muy baja que puede aumentar el consumo de material y por ende disparar los costos de su aplicación. Lo ideal es aplicar  preferiblemente con brocha o rodillo para reforzar la penetración y humectación en la madera; el rodillo es recomendado para la aplicación de segundas manos y lograr apariencias más parejas en los lasures de color.

Específicamente para los tipo disolvente, regularmente necesitan ser extendidos rápidamente, requieren de la pericia en el manejo de la espátula para distribuirlo, o del uso de una máquina (nombre del equipo) para ejercer fricción en el insumo, reducir su viscosidad, asegurar la penetración del producto en la madera y evitar un secado que –de suprimirse el uso del equipo– puede demorar más de cinco días.

Referente al uso de lasures en interiores, recomienda Jimena Estrada Gutiérrez que se apliquen solamente para dar color a la madera pues al pintarla con estos productos, la degradación o el cambio de tono del acabado son mínimos en comparación con el efecto de las líneas convencionales de pinturas como la catalizada y la nitrocelulosa. “En estos casos, es conveniente dar acabados con poliuretanos al agua, que respetan el tono alcanzado con el lasur y garantizan resistencia y sellado del poro”, señala la profesional.

Sobre su mantenimiento, resulta sencillo en la medida que ocasionalmente y cuando se trata de lasures base solvente, requiere un lijado suave para limpiar la madera y aplicar nuevamente el producto a la hora del repinte; ya para los de base acuosa, el procedimiento se limita a tratar la superficie con el limpiador formulado para este tipo de sistema sin proceder a lijar.

De todas maneras la frecuencia del mantenimiento dependerá de los factores ambientales que afecten la madera y/o del uso al que esté sometida, pues mientras que para una fachada basta la aplicación de una capa de producto, cada 12 meses, para un piso tipo deck de alto tráfico puede ser de seis a ocho meses.

Lo segundo es que para asegurar un desempeño eficiente del lasur y obtener los resultados esperados, los usuarios deben leer las instrucciones técnicas de los fabricantes, revisar los envases leer las fichas técnicas de los productos y atender las recomendaciones de los asesores para controlar tiempos de secado, repinte y mantenimiento.

Mercado

Factores como el apego a los productos y a los procedimientos tradicionales, además de un precio relativamente mayor –entre un 10 y un 15 por ciento frente a los productos de uso común– explica Armando Fuentes, han sido algunos de los principales factores para que la demanda de los lasures no sea alta en Colombia.

“El industrial nacional de la madera es tradicionalista, le gusta que forme película, le gusta el brillo, trabaja mucho a poro cerrado, e incluso a veces no es sólo el industrial sino la demanda o el cliente quienes exigen que el poro esté cerrado, pero eso ha ido cambiando en la medid que hay mayor información  y que la gente tiene la oportunidad de conocer nuevas tecnologías”, afirma Fuentes.

De igual manera asegura que es frecuente que la expectativa de los transformadores de madera para exteriores sea que los lasures se comporten igual a los sistemas poliuretanos o catalizados, que sequen rápidamente o que garanticen resistencias iguales a las de una laca, sin comprender sus fortalezas reales.

En el mercado nacional es posible encontrar una gran variedad de marcas, muchas tradicionales como las alemanas y españolas que están posicionadas en Europa y Estados Unidos, junto con otras que no cumplen más de un año en el mercado, además de desarrollos de empresas colombianas que los fabrican y que recién comienzan a trabajar en convencer de su calidad a los transformadores de madera.

(*) El rango de precios está dado por el posicionamiento del producto en el mercado.

Los precios, igualmente diversos, están dados de acuerdo al nivel de desempeño de cada producto y también a la calidad de sus componentes; los pigmentos ferrosos, por ejemplo, aseguran mayor resistencia a los rayos ultravioleta que los sintéticos que tienden a degradarse en tiempos más cortos, por ende los productos fabricados con los primeros, suelen registrar precios más elevados.

En cualquier caso, hoy son numerosos los sectores del comercio y de la industria, establecimientos, fábricas, negocios que exigen elementos en madera tratados con lasures al agua, especialmente, por la seguridad que ofrecen frente a los acabados con sustancias que pueden ser inflamables. Eso está demarcando la tendencia en la demanda y determinará también la manera en que las fábricas transformadoras de madera producirán para encajar en los cánones del uso responsable de madera.

La transición hacia procesos y productos de tipo eco es una realidad en la que se suman diariamente nuevas empresas de todos los sectores, incluido el de muebles; de hecho, es condición para recibir ciertos beneficios, reconocimientos y tener la opción de exportar, utilizar productos libres de contaminantes y que a la par, presenten la madera lo más natural posible. Estas son cualidades que ofrecen los lasures y que hoy pueden los amantes de la madera, aprovechar.

Por: Alexandra Colorado Castro

Periodista

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Citas:

  1. Gracias a su penetración profunda a través del poro es posible aplicar los lasures en otros materiales porosos como piedra, barro, cemento y hormigón.
  2. Los lasures poco estructurados, que tienen un 30-35% de sólidos y una viscosidad en la copa Ford del número 4 a 20°C de temperatura, son de tipo impregnante, de acabado mate. Los que están más estructurados con un 45-55% de sólidos y una viscosidad de tipo grueso, con acabado satinado y brillante. Los lasures, protectores decorativos de la madera. Joaquín Martín Diéguez. Dpto. Técnico de MABET, S.A. 2M2.
  3. Los fluidos con estás propiedades son aquellos en los cuales la viscosidad disminuye con el tiempo, como sucede con las pinturas o gelatinas.

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