Alexandra Colorado Castro

Periodista

Las casas fabricantes de herrajes y elementos de unión han desarrollado, durante los últimos 60 años, referencias que procuran una estética discreta en aras de hacer los muebles o los elementos que los incluyen, más limpios y acordes a las tendencias y estilos imperantes; las bisagras ocultas logran, entre otros, este propósito además de otros interesantes valores agregados.

La bisagra es técnicamente un mecanismo que posibilita la apertura o cierre de una puerta, ventana o cualquier elemento dispuesto para la salida o el acceso a un espacio, y ha sido común, desde su aparición, que pueda notarse incluso, como un “accesorio” decorativo para las puertas, ventanas o tapas que se sirven de ella.

Sin embargo, desde aproximadamente sesenta años apareció en el mercado mundial una variedad que, como las de eje visible, articulan una superficie fija y otra móvil a través de dos piezas, principalmente metálicas, unidas por un eje común que gira una pieza sobre la otra; pero que permanece imperceptible, invisible al exterior, gracias a modificaciones claves en su diseño.

Las hay de características y para distintos usos, desde las sencillas que se instalan en gabinetes hasta las de servicios especiales con amplia demanda en la realización de proyectos y obras de gran factura en los que los pequeños detalles adquieren el talante de valores agregados, y que tienen como objetivo favorecer la estética por motivos de diseño, funcionalidad y decoración.

A continuación repasaremos los desarrollos más recientes en este campo, las características, usos, ventajas y posibilidades que las convierten hoy en un insumo preciado en su segmento y que revela también, las consideraciones que las empresas fabricantes de herrajes atienden en pos de ofrecer nuevas soluciones y alternativas a sus clientes.

Las superinvisibles

La regulación lateral se realiza desde la puerta +/-3.0 mm; la regulación en altura se realiza desde el marco mediante las perforaciones ovaladas, el tornillo de ajuste inferior y luego apretando los tornillos+/-3.0mm; y la regulación en profundidad se realiza desde el marco +/-1.0mm, ubicando la puerta a la profundidad correcta y ajustando nuevamente los tornillos.

Entre los desarrollos más destacados están los alcanzados por fabricantes chinos y principalmente europeos –algunos con más de cien años dedicados a la producción de bisagras en general y más de cincuenta en las de tipo invisible– que han logrado posicionar sus productos en nichos exigentes en los que la calidad, la diferencia y ciertas ventajas particulares han sido determinantes para su elección.

Atractivos diseños, invisibilidad, diseño, alta resistencia, fácil montaje, amplios rangos de capacidad de carga, regulación de +/- 3 mm, un ángulo de apertura de 180 °, materiales de fabricación más eficientes entre otras, son las características que las distinguen entre las opciones existentes.

Sobre la amplia variedad de capacidad de cargas que ofrecen para uso, especialmente, en puertas de paso, los rangos son de 40, 80, 120, 200 y 300 kilos; un abanico novedoso y que no solo ha ampliado las posibilidades de uso en diversos elementos –como ventanas o muebles de distintos tamaños– sino que también ha reducido la cantidad de elementos de unión a la hora del montaje.

“El montaje de una puerta sencilla y de gran peso, con bisagras normales, puede demandar el uso de hasta seis bisagras dado que una normal soporta solo 5 Kg, mientras que si se utilizan invisibles de gran capacidad de carga el número puede reducirse a dos”, explica Ilba Luz Peña, gerente de Itaka Hardware –empresa importadora y comercializadora de herrajes para muebles– lo que favorece no solo la estética, pues abierta solo mostrará dos herrajes, sino la estabilidad de la superficie abatible y la facilidad en el montaje.

A nivel de precios, las invisibles que incluyen desarrollos en diseño importantes tienen diferencias notables frente a las corrientes de eje visible pues, mientras que el costo de las segundas –montadas entre tres y cuatro en una puerta de paso, por ejemplo– oscila entre $10.000 y $20.000, el precio de un par en el caso de las ocultas puede alcanzar más de $160.000. Esta es una de las razones por las cuales, las bisagras ocultas de alta gama se utilizan con preferencia en proyectos constructivos de estratos altos que invierten en este tipo de soluciones.

Otro aspecto destacado de las bisagras ocultas para puerta de paso –y exclusivo de los modelos más recientes– es la posibilidad que ofrecen de regulación 3D; es decir, que permite la regulación desde la misma bisagra en tres direcciones: en altura, profundidad y en lateralidad.

“El sistema cuenta con varias perforaciones ubicadas en puntos estratégicos de la  bisagra, a través de los cuales –previa aseguración de los tornillos que fijan la bisagra– es posible mover la puerta hasta 3,0 milímetros y ajustarla para lograr un perfecto acople luego de su montaje sin la necesidad de desmontarla o realizar nuevas perforaciones para acomodarla; en los casos en los que el vano presente medidas irregulares o el suelo presente desniveles, explica Ilba Luz Peña

En este sentido el herraje también simplifica la tarea de ajuste de quien realiza el montaje pues en lugar de regular tres o cuatro bisagras, solo ajusta dos; con la ventaja adicional que el procedimiento lo puede realizar cualquier persona, no solo un instalador.

Como detalles adicionales (a diferencia de las regulares en zamac y acero) las invisibles están fabricadas en acero inoxidable –altamente demandadas para proyectos arquitectónicos desarrollados en ambientes donde la salinidad, la humedad y el riesgo de oxidación es una constante, como en la costa– y cuentan con un mecanismo de rodamientos dispuesto sobre bujes de teflón que evita la fricción metal con metal, reduce el desgaste y la lubricación, elimina el ruido y suprime los mantenimientos.

Tiene además un cuerpo cerrado que impide que se vea el cuerpo del fresado y deja una ranura reducida entre la puerta y el marco, lo que permite proteger los dedos y evitar accidentes.

Variedades que hacen posibilidades

En la actualidad, en el segmento de las bisagras invisibles existen también divisiones o referencias según su servicio.

En este sentido, aparecen las regulares que permiten un espacio o luz de 4,0 mm entre la puerta y el marco, y que son ampliamente conocidas por el desarrollo básico en esta gama de herraje.

Una segunda referencia son las que poseen un brazo más abierto que las tradicionales, lo que facilita la puesta de un recubrimiento –tipo cerámica, vidrio, enchape o similar– tanto a la puerta como al marco (máximo 4,0mm a cada lado) sin que, a la hora de abrir la puerta o tapa, se reduzca el ángulo de apertura de 180° y choquen las superficies.

Otra variedad es la que permite ocultar completamente el marco 12 mm –espesor de una pared de Drywall– debido a que tiene un brazo ligeramente corrido hacia el marco. Visualmente el marco desaparece, se ve la pared contigua a la puerta, lo que representa una interesante solución de diseño para arquitectos y diseñadores cuando, en grandes espacios, desean reducir la presencia de la puerta, integrarla al diseño del espacio y ganar armonía. Vale indicar que para esta referencia existen bisagras con capacidad de carga de 60 y 160 Kg.

Una cuarta variedad –utilizada en los proyectos que demandan la instalación sobre las puertas de monitores o de avisos publicitarios luminosos– es la bisagra que permite el paso del cableado eléctrico a través de la puerta y el marco, lo que evita romperlos o perforarlos. En este caso, la bisagra lleva integrado el paso del cableado eléctrico con 3.0 metros de cable a lado y lado a fin de que sea posible llegar hasta la fuente de energía.

Referente a la instalación y para cualquiera de las versiones citadas, estas bisagras pueden montarse en puertas y marcos de mínimo 40 mm de espesor –bien de metal (acero y aluminio) o de madera maciza o entamborada– aunque exigen un trabajo previo distinto al que se realiza para una bisagra corriente, y es la realización de las cajas que reciben el sistema, en el marco y en la puerta, antes del montaje; es decir, marco y puerta deben llegar desde el taller con las cajas listas antes de la instalación.

Para cualquiera de los casos (metal o de madera maciza o entamborada), las empresas fabricantes han desarrollado accesorios necesarios que debe utilizar el instalador.

Precisamente para los casos en los que la bisagra se instala en madera entamborada, existe una platina de refuerzo, en metal, que recibe los tornillos y evita que la madera se astille. Para la instalación de bisagras invisibles en marco metálico (como las utilizadas en puertas blindadas), existe también una pieza, en metal, que debe soldarse al marco o a la puerta y que hace las veces de caja. En estos casos, las empresas fabricantes de las puertas bien pueden adquirir la pieza con el distribuidor de la bisagra o fabricarla pues, finalmente cuentan con la materia prima y las herramientas para maquinar metal.

Otro accesorio es una banda de caucho que –sin la necesidad de pegante, solo con embutirla en el marco previamente ranurado de la puerta– ofrece la sensación del selle total de la puerta, a la vez que aísla el ruido y ayuda a mantener el ambiente en los casos de que los recintos activen aire acondicionado.

Finalmente está la plantilla para la perforación de las cajas en el marco que, aunque no es de uso obligatorio –pues son muchos los instaladores que solo con la toma de medidas realizan un montaje acertado– facilita en parte puede agilizar y facilitar el maquinado.

El mercado y los clientes

Actualmente el mercado nacional ofrece una oferta amplia de bisagras invisibles para puertas y gabinetes, básicas, cilíndricas, ovaladas y rectas, de origen europeo, norteamericano y asiático, y a precios cómodos que van desde $6.000 hasta $80.000 las más costosas, hasta diseños más complejos, para puertas y composiciones más robustas con los desarrollos ya expuestos, aunque éstas últimas están hace no más de cuatro años en Colombia.

“Las bisagras de alto diseño son relativamente nuevas en Colombia y todas importadas pues no existen empresas nacionales que las fabriquen. Existen bisagras que se limitan a ser invisibles pero no tienen regulación, ni bujes en teflón, ni rangos amplios de capacidad de carga”, afirma Ilba Luz Peña.

En realidad, estas bisagras ocultas que se instalan principalmente en puertas pesadas, altas y robustas –no para las de paso común, ni para puertas instaladas en proyectos constructivos y arquitectónicos modestos– y que ofrecen servicios más allá de su simple mimetización, son herrajes que han entrado en el rango de elementos de “buen gusto”, que brindan, además de soluciones prácticas también posibilidades estéticas.

En este sentido, los fabricantes las ofrecen en acabados similares a los de las maderas –o a los demás herrajes que van instalados en la puerta– para que la mimetización sea completa; por lo regular, las recubren con pinturas electrostáticas en los tonos que manejan de inventario pero con la posibilidad –para quien solicita un color especial– de producirlas sobre pedido sin importar la cantidad; el cliente solo debe ajustarse a los tiempos de producción del fabricante.

Vale indicar que en razón a las ventajas que ofrecen, las bisagras de última generación son también productos cuyos precios distan de los que tienen las bisagras corrientes, en la medida de que las más pequeñas y sencillas pueden estar por el orden de los $80.000 (cada una) hasta llegar a los $400.000, las de mayor capacidad de carga (como las que se instalan en puertas blindadas).

La bisagra de 80 kilos de capacidad de carga es, en promedio, la de mayor demanda y venta.

Sobre las invisibles para gabinete –cuyo uso se ha popularizado en clósets como reemplazo de la bisagra tradicional de eje visible– el mercado nacional ofrece diversos tamaños para soportar distintos pesos –45mm (largo) x13mm (largo), 60mm x 13mm, 70mm x 16mm, de 95mm x19mm y para 3, 6, 8 y 12 kilos de carga, principalmente. De origen asiático, en la mayoría de los casos; las diseñadas y fabricadas en los países europeos parecen no tener gran demanda en el mercado local que tampoco exige altas especificaciones de este herraje, para sus obras.

Como ventaja para esta aplicación específica, las bisagras invisibles ofrecen un rango de apertura de 180 ° frente a las de cazoleta normal que no alcanzan más de los 110° o 120° y que, precisamente por su limitada apertura, dificultan la extracción de entrepaños extraíbles, cuando los muebles los incluyen. Referente a los precios, las ocultas pueden ser mucho más costosas que las tradicionales por cuanto las básicas pueden estar alrededor de los $10.000 mientras las segundas llegan a los $2.000, aproximadamente.

De todas formas, aseguran los distribuidores de bisagras ocultas, esta variedad de herraje aunque presenta precios mayores a la referencia visible, también ofrece ahorros y reducciones en otros campos como en los procesos de instalación por la adaptación y facilidad del montaje; en el personal dedicado a esta labor; en los tiempos de trabajo; en la eliminación de los mantenimientos; y en la búsqueda y hallazgo de soluciones prácticas de diseño que enfrentar profesionales como arquitectos y especificadores.

Hoy, algunas de las más exigentes empresas fabricantes de muebles y constructoras nacionales han incorporado el uso de bisagras invisibles y no las reservan solo para proyectos especiales sino que las incluyen en sus productos de línea, lo que también habla de la aceptación y la demanda creciente de este herraje en el mercado que ya estaba en deuda de conocerlo y aprovecharlo con mayor frecuencia.

Fuente:

Ilba Luz Peña., gerente, Itaka Hardware S.A.S. itk@itakahardware.com