CLT, Madera Laminada Cruzada: El tablero de las obras a gran escala
Alexandra Colorado Castro
Periodista
La disposición de las tablas y de las fibras que lo conforman lo hacen extremadamente estable, resistente y ligero, tanto que ha llegado a superar al tradicional acero y al hormigón en ciertas prestaciones arquitectónicas y a ser el protagonista en la construcción de las obras más grandes, en madera, que se levantan actualmente en el mundo.
Si bien la construcción es uno de los sectores más importantes en cualquier país por cuanto genera empleo, impulsa desarrollos en distintos frentes y activa la economía, también es cierto que esta es una de las industrias más contaminantes del mundo dado la alta cantidad de desechos que genera y la gran demanda de insumos finitos -como agua y arena- que necesita para su operación.
No en vano existen reportes de que cada año, el planeta produce entre 7.000 y 10.000 millones de toneladas de residuos, y que sólo en países como Brasil, entre el 50 y el 70 % total de sus desechos sólidos los genera el sector constructor.
Lo anterior -sumado a otros factores como el hecho de que la construcción tradicional aporta al ambiente cerca del 40 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y que llega a consumir hasta el 70 % de la energía eléctrica- ha disparado las alertas ambientales y ha llevado al desarrollo de materiales y de propuestas constructivas sostenibles para reducir los impactos de esa poderosa industria, con unos resultados muy atractivos en términos de eficiencia.
La Madera Laminada Cruzada (CLT, Cross Laminated Timber por sus siglas en inglés o BSP en alemán) es, precisamente, uno de los tableros de última generación que gracias a su versatilidad, estabilidad y resistencia ha ganado terreno en cuanto a su uso en todo tipo de estructuras y construcciones, desde casas básicas hasta complejos industriales y edificios de impresionantes alturas.
Pero sus prestaciones van más allá de lo puramente estructural pues también está relacionado con el ahorro de recursos sostenibles y renovables; con la protección del clima y del medio ambiente por cuanto no necesita la quema de combustibles fósiles para su producción -lo que sí pasa en otros sistemas de construcción- y porque las empresas dedicadas a fabricarlo, principalmente en Europa y en Estados Unidos, han plantado bosques que hoy funcionan como valiosos sumideros de carbono.
Por las pruebas físicas resultantes -representadas en imponentes obras- esta tecnología en materiales ocupa hoy una amplia franja en periódicos, revistas y portales especializados en temas arquitectónicos, y en el mundo, se consolida como un material por ahora indestronable en su campo y que podría tener una demanda masiva en pocos años pero, para ello, conocerlo es el primer paso.
Una disposición de fibras que hace la diferencia
La Madera Laminada Cruzada CLT (o madera contralaminada como también se le conoce) es un tipo de tablero “superior” compuesto por tres, cinco o máximo siete capas o tablones de madera maciza de abeto o pino, aserrada y encolada con adhesivos poliuretánicos, dispuestos en ángulo recto (0 ó 90º) y en cruz o perpendicularmente, unos sobre otros.
Precisamente su gran rigidez estructural, homogeneidad, resistencia a la tracción y la comprensión y por ende, su buena estabilidad dimensional -similar a la de la madera contrachapada pero formada por unidades de mayor grosor- las logra por la particular disposición de las tablas y de las fibras que lo conforman y que trabajan bidireccionalmente como lo hacen las lozas prefabricadas de hormigón.
Para los constructores ha resultado ser un material capaz de resistir grandes pesos, tan rentable como los diafragmas (1) en tramos largos (pisos), y más sencillo de reemplazar y más ligero que el acero y el hormigón utilizados en los sistemas de obra tradicionales; además que les ofrece mayores facilidades para su manipulación, excelentes propiedades térmicas, acústicas y una mayor resistencia al fuego (los paneles de CLT con estructura de tres láminas pueden lograr una resistencia al fuego de 30 minutos, mientras que las planchas con cinco capas pueden tardar 60 minutos en quemarse).
La construcción a gran escala -obras de gran altura y envergadura- ha sido el campo de acción principal del CLT; de hecho, se emplea en la conformación de piezas de infraestructura, de soporte, en puentes, en la construcción de presas e incluso como rampa o bases para el paso de tractores en terrenos inestables.
La eficiencia y la limpieza en obra es otra de las ventajas notables que ofrece la Madera Laminada Cruzada ya que los cortes y ensambles de este tablero se efectúan de manera muy rápida -en o fuera de sitio- y con una escaza generación de residuos.
De otro lado, y dadas sus óptimas propiedades de transferencia de fuerza, el CLT es un material antisísmico que además hace posible el armado de estructuras prefabricadas de piso con grandes luces -aproximadamente 7.5 metros- con las cuales los constructores reducen notablemente sus costos como el tiempo de obra que se estima entre un 20 y un 40 % en comparación con otros modos constructivos.
De igual manera ha resultado atractivo por sus bondades estéticas, su cálida apariencia y por el hecho de que al tratarse de un panel compuesto y macizo cumple dos funciones: una estructural y otra de revestimiento; y para este último propósito no necesita, si se quiere, más que de un impermeabilizante transparente para su acabado final.
Actualmente, algunos arquitectos lo han incluido en la construcción de obras relativamente pequeñas, casas y recintos domésticos, a razón de su capacidad para adaptarse -en formatos y calibres- a todo tipo de proyecto, a que puede utilizarse combinado o híbrido con otros materiales o sistemas constructivos, y a que con el es posible obtener paredes, pisos, revestimientos, techos e incluso muebles; sin embargo, son obras, como los rascacielos en madera, los que han acaparado la atención sobre su uso, ventajas y posibilidades.
Sus testimonios visibles
Sin duda, el mayor aporte de la Madera Laminada Cruzada ha sido su incidencia en el desarrollo de proyectos de madera “en masa” como se ha llamado a las construcciones compuestas por paneles de madera sólida en CLT, superiores a los seis pisos de altura. En el mundo existen varios que por sus características y dimensiones parece que compitieran por llevarse en primer lugar en su ramo.
El más famoso en la actualidad es el Brock Commons Tallwood House, una residencia estudiantil en la Universidad de British Columbia -ubicada en Vancouver (Canadá), diseñada por la firma de arquitectos Acton Ostry Architects Inc- que ostenta el título de ser el edificio con estructura en madera más alto del mundo.
La obra -que contó con la colaboración de distintas compañías consultoras como la Architekten Hermann Kaufmann con sede en Austria, y la asistencia de la famosa Structurlam, proveedora de parquet y de productos de madera para obra- tiene capacidad para acoger a 404 estudiantes en dormitorios, estudios y modernas áreas sociales, cuenta con 18 pisos, una altura de 53 metros y fue armada estructuralmente -y en su totalidad- con paneles de CLT recubiertos luego con yeso y concreto.
Sobre el proceso constructivo, señala John Metras, director general de Desarrollo de Infraestructura de la obra, que el uso del CLT favoreció la reducción de los plazos para el ensamblaje tras la construcción de una maqueta de dos pisos y de pruebas para conectar madera a madera. Adicional, asegura que resultó muy liviano y un método económicamente favorable por componerse de piezas prefabricadas que facilitaron los trabajos, disminuyeron los tráficos de materiales, de personal, la contaminación y los niveles de ruido.
Al final, la obra solo demandó 66 días para su construcción -previa fabricación de los módulos que conformaban las partes de la estructura-, un tiempo récord, mucho más corto que el invertido para levantar un edificio en concreto de las dimensiones del Brock Commons.
Pero existen otros proyectos igualmente destacados en el abanico de acción del CLT, como The Loading Dock, el primer proyecto comercial con muelle de carga ubicado en el estado de Colorado (Estados Unidos) fabricado en madera contralaminada y ganador del WoodWorks 2018 – Wood Design Awards, que premia el diseño de edificios en madera en Estados Unidos.
La obra -de 32,000 pies cuadrados (aproximadamente 2.972,9 m²) diseñada por la OZ Architecture- conectó un elegante y moderno edificio con un almacén ya existente en un plácido ambiente al aire libre en el que las construcciones exponen abiertamente la madera, no solo en los elementos de fachada sino en las paredes y pisos, en las columnas y vigas, en el tejado y hasta en el ascensor.
Entre los detalles a destacar están los amplios voladizos de techo CLT que sobrepasan las paredes exteriores y proporcionan una espléndida cobertura tanto para la terraza como para la entrada principal; los ventanales en madera -de piso a techo- para conectar los dos pisos del edifico y, señalan los arquitectos, la prefabricación de las partes fuera del sitio de montaje, lo que redujo sus tiempos de construcción.
Finalmente, entre los proyectos de grandes obras planeadas con CLT -aunque esta no en altura pero sí en número de unidades- está el Watts Grove, un conjunto de viviendas adelantadas por la firma inglesa de arquitectos, Waugh Thistleton, que ha demostrado éxitos e innovadores resultados con el material.
El Watts Grove es un complejo que reunirá viviendas, bloques residenciales, edificios industriales y almacenes que variarán en altura y configuraciones, que estarán equipados con cocinas y baños funcionales -como los logrados con sistemas de construcción tradicionales-; y cuyo ensamble -de cada unidad o módulo- se hará fuera de obra.
“Se espera que se construya en un 50 % menos de tiempo que el de una construcción tradicional y con un 10% menos de costo, aprovechando los métodos de producción eficientes y la calidad del producto. Esta forma de construir demanda menos energía que la forma tradicional. La producción fuera del sitio minimiza el impacto de la construcción en la comunidad”, explica el arquitecto Lloyd Alter.
Afirma también la Waugh Thistleton, que estas casas en CLT tendrán la apariencia de las construidas en hormigón pero serán energéticamente más eficientes y sostenibles en la medida que los 2.350 m³ que utilizarán en cada bloque estructural capturarán 1.850 toneladas de CO2; un “verdadero almacén de carbono a largo plazo”.
De igual manera explican que el CLT les permitirá, primero, hacer cajas estructurales muy rígidas que sufrirán menores daños durante el transporte, comparadas con los marcos de madera que se utilizan al construir con otras formas modulares en madera, lo que representará menores reparaciones o redecoraciones; y segundo, armados extremadamente rápidos por necesitar menos partes.
“Un departamento típico de dos dormitorios en acero liviano tiene al menos 330 componentes en este material, sin incluir los elementos de fijación y los soportes; mientras que otro de iguales características, pero en CLT, se arma con solo 18 componentes estructurales, todos cortados de forma precisa con CNC”, asegura la firma de arquitectos.
Los ejemplos citados dan cuenta de las infinitas posibilidades del material, un desarrollo con el que, señalan expertos, sucederá igual que a principios del siglo XX con los rascacielos en acero y hormigón cuando las firmas de arquitectos y constructoras libraban una competencia por mostrar la obra que rompa marcas: ahora el Shigeru Ban Architects en Vancouver, que promete destronar al Brock Commons; un edificio de 21 plantas y 75 metros que se construye en Ámsterdam; el de 40 plantas y 133 metros de altura en Estocolmo y un megaproyecto en Londres de 80 pisos y 300 metros tipo rascacielos, son y serán testimonios de ello.
El CLT en el futuro
No es casualidad que sea Europa la pionera de la tecnología CLT cuando allí, la madera es utilizada en aproximadamente el 25 % de las construcciones residenciales, lo que ha motivado el desarrollo de materiales, sistemas constructivos, insumos complementarios, el establecimiento de nuevos bosques plantados y una completa industria a su alrededor.
Hoy existen modernas fábricas de CLT -que los ofrecen en diversos tamaños según los requerimientos- de sus clientes, principalmente en Austria, Alemania, Suecia, Noruega, Finlandia, Letonia, España y Suiza pero también en otras zonas del mundo donde la madera tiene, culturalmente, un puesto importante como elemento esencial en la construcción: USA, Japón, Canadá, Australia, China.
En América Latina, países como Chile han invertido en el montaje de plantas de CLT con un creciente uso del tablero. En Colombia son muy pocas las empresas que lo producen a razón de la fuerte inversión en tecnología y equipos que demanda su fabricación, al alto precio de venta en comparación con otros materiales como la madera laminada, y a los prejuicios que aun existen sobre la eficiencia de la madera en construcción, lo que reduce la demanda.
Sin embargo, y considerando que la construcción depende aún fuertemente de los recursos no renovables, la Madera Laminada Cruzada sigue creciendo en el mercado mundial y demostrando, con hechos, que trabaja en sus aspectos por mejorar -no en vano cursan investigaciones de inquietos arquitectos para trabajarla sin conectores y usan, en cambio, reinterpretación de ensambles de ebanistería tradicional- y que le queda un mundo por construir en su avance.
Cita:
Diafragma: Pieza estructural rígida que puede soportar el esfuerzo cortante al estar cargado en una dirección paralela a un plano.
Para conocer mayor información sobre el CLT consultar el artículo ‘Madera contralaminada, el insumo constructivo del futuro’, Paola Andrea Ruiz Rojas, Revista M&M, Edición 85.
Créditos:
www.archdaily.com – Stora Enso – Weinig, Re Think Wood – www.forestalmaderero.com – www.mk2arquitectura.com/clt – www.arquitecturayempresa.es – www.madera21.cl
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