Bolivia País Forestal: Esfuerzo, Voluntad y Liderazgo.
Carolina Obregón Sánchez
Periodista M&M
¡Bolivia Líder Mundial en Certificación Forestal Voluntaria! Una labor de 10 años que ahora es una realidad. Más de dos millones de hectáreas y 17 operaciones con certificación FSC, así lo confirman.
Un total de 2.209.083 hectáreas certificadas, sitúan a Bolivia como el país que ocupa el primer lugar en el mundo en materia de manejo sostenible de los bosques tropicales. Hace una década, comunidades, empresas, instituciones oficiales, organizaciones internacionales y ONG ambientalistas; se unieron en torno a un objetivo común: viabilizar mecanismos de manejo forestal ambientalmente adecuados, socialmente benéficos y económicamente viables.
El esfuerzo valió la pena: el pasado 7 de octubre de 2005, Bolivia recibió una nueva Certificación Forestal de la Forest Stewardship Council – FSC que la acreditan como líder mundial en el manejo sostenible de los recursos forestales, con 17 operaciones forestales certificadas, de las cuales 14 corresponden a concesiones forestales, 2 a propiedades privadas y 1 a Tierras Comunitarias de Origen; e igualmente cuenta con 24 industrias forestales con la Certificación de Cadena de Custodia (1).
Gracias al estricto cumplimiento de las leyes estatales y de las normas ambientales internacionalmente reconocidas, los productos madereros bolivianos y la misma actividad forestal, se han convertido en una fuente sostenible de empleo, ingresos y recursos económicos; que hacen del sector forestal y maderero, un renglón de importancia en la economía boliviana y en la esperanza de un país y un mundo ecológicamente mejor.
Origen de la Certificación Forestal Voluntaria (CFV) 2
Poseedor de una de las mayores áreas boscosas a nivel mundial (ver destacado 1), Bolivia es reconocido como un país forestal, con potencial para convertirse en uno de los principales exportadores de productos de madera tropical (3) en el mercado internacional. Sin embargo (y anterior al proceso de CFV) la falta de elementos científicos y técnicos, de garantías jurídicas e incentivos económicos para el sector forestal y maderero; le impedían serlo.
De hecho, son varios los factores que llevaron a Bolivia a encaminarse hacia la CFV. El primero de ellos tiene que ver con las prácticas de aprovechamiento selectivo de los bosques naturales, en donde sólo se escogían aquellas especies madereras de mejor calidad (incluso los mejores individuos) aptas para el mercado mundial.
Aunque con este sistema, las empresas forestales tenían en sus manos un negocio rentable, puesto que los impuestos que debían cancelar eran medidos en función del volumen extraído; tres especies maderables: la Mara o Caoba, el Roble y el Cedro, eran explotadas sin los conocimientos técnicos que permitieran su conservación y por ende, la rentabilidad económica sostenible en el tiempo de los proyectos industriales.
Otros aspectos como el cambio constante en el uso del suelo (de forestal a ganadero o agrícola) y la creciente deforestación, motivados principalmente por la extrema situación de pobreza de los habitantes de las áreas rurales de Bolivia que a raíz de la distribución desigual de los recursos provenientes de las áreas naturales (centralizada desde la colonia en las principales ciudades del país), dio como resultado que hacía mediados de los años 90; Bolivia alcanzará uno de los índices más altos de pobreza de América, justamente en las zonas de mayor diversidad biológica del país.
De otro lado, las nuevas demandas del mercado mundial de la madera, acordes a la creciente conciencia y responsabilidad del cuidado de los bosques, exigían cada vez más, el certificado FSC (4) como garantía de que los productos y maderas que se comercializaban provenían de bosques manejados de manera sostenible, una corriente ambiental de la que Bolivia aún no hacía parte; pero que motivó a productores, entidades oficiales, consumidores y la sociedad en general, a promover la CFV.
Conjugando Intereses
El primer paso en el proceso de CFV, fue el conjugar las diferencias culturales de todos sus protagonistas, un desafío que gracias al interés por hacerlo realidad fue superado.
En este sentido, fue necesario realizar una labor de acercamiento entre las instituciones, la industria y las comunidades, organizaciones disímiles entre sí en aspectos como organización social y jerárquica, ideología y recursos económicos y materiales: por un lado los pueblos indígenas dueños por tradición del bosque, del que conocen sus favores y secretos y cuyo interés principal es su cuidado y preservación y, del otro, el sector industrial poseedor de los conocimientos técnicos y de los recursos materiales y económicos para su aprovechamiento sostenible.
Así mismo, la cooperación de otras entidades de carácter no gubernamental (ambientales y sociales), fue esencial a la hora de llevar a cabo las actividades propias de la certificación. Una de ellas fue el proyecto Bolfor (de carácter oficial entre el gobierno de Bolivia y Estados Unidos) cuyo objetivo de prestar asistencia técnica en materia de manejo sostenible de los recursos forestales, se extendió a la asistencia para la redacción y defensa de la ley forestal boliviana, así como a la realización de estudios sobre políticas y elaboración de normas y directrices para el uso forestal; labor que fue apoyada también por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF siglas en inglés).
Otras entidades de apoyo fueron la ONG Apoyo para el Campesino Indígena del Oriente Boliviano (Apcob), organización que, con el apoyo financiero de fundaciones como Hivos, la ICCD (Países Bajos), Zabalketa (España) ó la Oxfam América (Estados Unidos); ejecuta proyectos de manejo sostenible de los bosques, de comunicación y educación intercultural con las etnias de esta región del país.
Igualmente asistieron este proceso en áreas de asistencia técnica, administrativa y social el SNV- Servicio Holandés de Cooperación y Desarrollo (organización internacional que brinda asistencia técnica a organizaciones e instituciones de países en vías de desarrollo) y la SamrtWood Rainforest Alliance (ONG que trabaja a favor del desarrollo sostenible); entre otras.
Hoy por hoy, estas entidades siguen apoyando los diferentes programas de manejo sostenible de los bosques en Bolivia.
Paralelamente, se estableció desde 1995, el Consejo Boliviano para la Certificación Forestal Voluntaria, como una asociación civil nacional sin fines de lucro que posteriormente pasaría a ser el Grupo de Trabajo del FSC, convirtiéndose en la primera organización de este tipo en América Latina; encargada de promover el marco jurídico para la CFV y difundir el cumplimiento de la normatividad de la misma.
Marco Jurídico y Legal de la CFV
La CFV es reconocida mundialmente como una filosofía y una practica “voluntaria” de control social y regulación sobre el origen de los recursos forestales, fundamentada en la evaluación y seguimiento de los diferentes factores (sociales, ambientales, técnicos y económicos) implícitos en la actividad forestal.
Esta filosofía se rige por Principios y Criterios internacionales que son la “herramienta técnica y legal que garantiza que los bosques están bien manejados para el beneficio de las comunidades, la economía del país y el ambiente” y aunque ella parte de iniciativas no gubernamentales, en el caso de Bolivia, el apoyo estatal fue definitivo para alcanzar eéxito obtenido a través de la creación de la Ley Forestal de 1996.
Vale señalar que, anterior a ella, la actividad forestal era regulada por el Decreto Ley No 11686 de 1973, una Ley cuestionable que se calificó como “cortoplacista”, pues permitía el establecimiento de contratos forestales a términos de uno ó cinco años y carentes de sentido técnico, ambiental y económico; con los que las empresas contratadas no podían recuperar su inversión, impidiendo la continuidad en los programas forestales iniciados por éstas.
Promovida por la Ley Forestal No 1700 de 1996 que, con su objetivo fundamental de “normar la utilización sostenible y la protección de los bosques y tierras forestales en beneficio de las generaciones actuales y futuras, armonizando el interés social, económico y ecológico del país”, sentó las bases jurídicas para el desarrollo de la CFV; e incluso en el artículo 91 de su reglamento reconoce y aprueba las auditorias del sistema internacional de la CFV, acreditadas debidamente por las instancias correspondientes. En la Ley se les denomina “Auditorias Quinquenales”.
Uno de los aspectos de mayor importancia de dicha Ley, fue la creación de la Superintendencia Forestal, entidad autónoma encargada exclusivamente de “regular, controlar y supervisar” el aprovechamiento de los recursos forestales, maderables y no maderables; como mecanismo de prevención para la no degradación de los suelos, por cambio en el uso de la tierra o por manejo inadecuado de los mismos.
También estableció el Plan General de Manejo Forestal y el Plan Operativo Anual Forestal (que hacen parte de los Principios y Criterios mundiales para el manejo sostenible de los bosques), de carácter obligatorio para todos los usuarios que desearán (o deseen) iniciar programas de aprovechamiento de los bosques; garantizando así la sostenibilidad a largo plazo del manejo de los recursos forestales.
Cabe resaltar, igualmente, que la Ley Forestal, democratizó el acceso de toda la población a los recursos forestales e incorporó el derecho de “uso tradicional y doméstico” por el cual las comunidades en condiciones de marginalidad, pueden hacer uso de los bosques, siempre y cuando cumplan con los preceptos internacionales y la normatividad expresa en la misma Ley. De hecho, ellas deben cumplir con los Planes de Manejo, el pago de la patente mínima (o impuesto) por área intervenida y/o la contratación legal de otros instrumentos que demande la Ley.
Igualmente establece como entidades de manejo forestal a las figuras jurídicas de: Concesionarios Forestales (contrato establecido entre el gobierno y empresas privadas), Propietarios de tierras forestales (propietarios privados), Agrupaciones Sociales de Lugar – ASL´s (asociación de personas y/o empresas forestales legalmente constituidas) y las Tierras Comunitarias de Origen – TCO´s.
Resultados que Certifican
Los resultados que trae consigo la aplicación del manejo sostenible de los bosques, son tan distintos como efectivos. Así, desde su certificación, Bolivia ha visto como los reconocimientos a las buenas prácticas ambientales vienen acompañadas de una mayor aceptación en el mercado maderero mundial, cuyo efecto positivo recae no sólo sobre el subsector industrial o empresarial; sino también sobre aquellas comunidades o asociaciones que hacen uso sostenible de los recursos maderables del bosque.
- Beneficios sociales
El esfuerzo conjunto de cooperación entre las empresas y las comunidades indígenas, permitió a los habitantes del bosque acceder a la economía de mercado, a mejores ingresos económicos y al conocimiento técnico sobre el manejo sostenible de los recursos forestales.
De esta manera, las empresas se convirtieron en instituciones de apoyo, educación y capacitación constante para las comunidades en temas como el aprovechamiento sostenible del bosque, financiación y dirección de recursos económicos, comercialización de productos forestales y gestión de otras tareas relacionadas con el manejo administrativo de la actividad forestal.
De hecho, las operaciones forestales certificadas, han generado en los últimos años alrededor de 20 mil empleos directos y fortalecieron su sistema de seguridad laboral y social para brindar a los trabajadores mejores condiciones de vida. A través de los contratos laborales se garantiza a los empleados, además de su remuneración económica, seguridad industrial y salud, condiciones dignas de trabajo, capacitación permanente, además otros beneficios sociales como la alimentación y la recreación.
- Beneficios ambientales
El favor principal de la CFV, en este sentido, es la protección de los bosques naturales, pues no son ni destruidos, ni convertidos en bosques plantados, alcanzando las metas ecológicas ligadas a la certificación e incentivando el uso económico del bosque bajo parámetros de sostenibilidad.
Gracias a esto, Bolivia ha logrado disminuir problemas como la invasión de los suelos, la presión irregular de la frontera agropecuaria sobre las tierras forestales y la degradación y deforestación de los bosques.
De hecho, de las 28 millones de hectáreas con potencial de manejo sostenible, Bolivia ha logrado incorporar y consolidar un total de 8 millones de hectáreas bajo manejo forestal sostenible; a través de proyectos liderados por empresas, ASL´s y TCO´s y cuyo aprovechamiento de la madera, se ha convertido en uno de los principales productos certificados de este país (junto con la castaña y el palmito (5)) y en los principales recursos forestales renovables.
Paralelamente, cabe resaltar la oficialización de cerca de 17 mil Km2 como áreas protegidas (entendidas como áreas naturales con o sin intervención humana, bajo la protección legal para la preservación de la flora y fauna silvestres, los recursos genéticos, los ecosistemas, las cuencas hidrográficas y otros valores de interés científico, estético, histórico, económico y social (6)); que pueden brindar invaluables servicios ambientales a la humanidad como la purificación del aire, del clima, del agua y la protección de la biodiversidad en general.
- Beneficios económicos
Los beneficios del manejo sostenible de los recursos forestales en Bolivia y de la Certificación FSC, se pueden resumir en la credibilidad que ha ganado el sector forestal y maderero de Bolivia ante los organismos sociales y ambientales; que le ha permitido el establecimiento de negocios a largo plazo, ampliar las posibilidades de financiación e inversión, la apertura de los productos a nuevos mercados y por ende, el mejoramiento económico del país.
Es así como, durante los últimos diez años, Bolivia pasó de ser proveedor de tan sólo tres especies forestales a 52 especies, exportaciones por las cuales recibió 80 millones de dólares en el 2004. Entre las especies más exportadas se destacan el Roble, Mara macho, Yesquero blanco, Ochoó, Bibosi, Cedro, Mara, Almendrillo, Paquio, Cambará, Tajibo y Sirari.
A su vez, las exportaciones de productos madereros certificados (molduras, puertas, sillas, sillones, mesas, marcos para puertas, contrachapados, partes de muebles y muebles en general, entre otros) se realizan a 13 países alrededor del mundo, alcanzando los 16´458.165 millones de dólares en ventas siendo los principales destinos el Reino Unido, Estados Unidos, Francia, España, Suiza, Países Bajos y Alemania; destinos que concentran cerca del 85 por ciento del valor total exportado en los dos últimos años.
Los productos bolivianos también llegan a Chile, Indonesia, Paraguay, Bélgica, Perú, Puerto Rico, Hong Kong, Singapur, Brasil e Italia.
Sin embargo, uno de los avances más relevantes fue la aceptación de las empresas en que la diferencia entre vender o no, la hace la Certificación FSC. De hecho, a partir de las prácticas sostenibles, las empresas han visto una mejoría considerable en sus sistemas de producción y la reducción en sus costos de manufactura para llegar con mejores precios al mercado.
A pesar que la Certificación Forestal Voluntaria, no representa una solución definitiva a todos los problemas sociales y económicos de Bolivia, ésta es una oportunidad tanto para mejorar las condiciones de vida de la población, como de fortalecer e impulsar la gestión empresarial e industrial de las empresas foresto-madereras. A su vez, la CFV es el motor principal para lograr las metas ambientales que le dieron su origen: la no destrucción y la recuperación del medio ambiente.
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Citas:
- La Cadena de Custodia involucra el seguimiento de la línea productiva foresto-industrial, desde la madera aserrada que sale de los bosques certificados, y pasa por procesos de transformación primaria y secundaria en plantas de procesamiento industrial, hasta su comercialización y distribución a los consumidores finales en productos terminados y etiquetados con el logotipo del FSC.
- Para mayor información sobre la CFV en el mundo y los aspectos relacionados al manejo sostenible de los bosques, remitirse a: Ediciones 25, 30 y 42 de M&M.
- Según el Convenio Internacional de Maderas Tropicales, se puede considerar como madera tropical a la “madera crecida o producida en países cuyas áreas de distribución natural están restringidas a este límite geográfico”.
- El Forest Stewardship Council es una organización internacional sin fines de lucro, fundada en 1993 para apoyar el manejo ambientalmente apropiado, socialmente benéfico y económicamente viable de los bosques del mundo; que demanda el mercado internacional.
- La Castaña (Bertholletia excelsa) y el Palmito son productos forestales no maderables. La Castaña crece de manera silvestre en los bosques primarios de la región amazónica y en las áreas forestales de Bolivia, en donde se ha convertido en el segundo rubro de las exportaciones no tradicionales. El Palmito se encuentra de manera natural ó cultivado en plantaciones, sus exportaciones en el 2005 fueron de 5,5 millones de dólares. Estos dos productos no cuentan con planes de manejo.
- Definición del Servicio Nacional de Administración de Personal – Ministerio de Hacienda de Bolivia –
Fuentes:
– Niels Rodríguez V. Coordinador Forestal del Consejo Boliviano para la Certificación Forestal Voluntaria – CFV. Correo electrónico: cfv-nrodriguez@scbbs-bo.com
– www.forest-trends.org. Documento de Henry Moreno Sanjines. “Anexo 1: La experiencia boliviana en la certificación forestal”.
– www.worldbank.org. Documento de Juan José Almagro. “La Estrategia Boliviana de Reducción de la Pobreza en el contexto del proceso de descentralización. Estudio de caso sobre la economía política de la reducción de la pobreza”.
– www.cfb.org.bo. Documento: Bolivia Líder. No 5. 11 de julio de 2004. “La Ley Forestal 8 años después. Deficiencias del Régimen Forestal Anterior – Decreto Ley 11686”. Editorial.
– www.lostiempos.com – www.eldeber.com.bo – www.fao.org – www.la-razon.com – www.consejoforestal.org.bo – www.hoybolivia.com – www.biocomerciobolivia.org.bo
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