Momento de tecnificación para los operadores forestales
Jose Luis Ordóñez Jiménez
Periodista M&M
La falta de actualización tecnológica en el proceso de extracción de madera nacional hace necesaria una pronta respuesta por parte de los operadores forestales en cuanto a tecnificación se refiere, debido a que los precios de la madera en el país siguen estando alejados de los competitivos costos de los insumos provenientes de países como Chile.
Si bien el proceso de extracción maderera en el país han cumplido satisfactoriamente con su papel, su renovación tecnológica ha sido nula desde la última actualización realizada por algunos operadores a lo largo de la década de los 80.
Esta realidad va en contravía de la creciente tendencia de implementación de tecnología de punta que se puede ver en el sector de la investigación clonal; la puesta en marcha de nuevos y mejores aserríos; y la inversión tecnológica para la manufactura de muebles. Estos sectores han encontrado en los nuevos avances tecnológicos, un aliado en cuanto a producción se refiere.
Dicha renovación tecnológica dejan en evidencia que uno de los eslabones de la cadena de producción maderera en el país, que no ha registrado un avance importante en temas de actualización tecnológica, es el de los operadores forestales.
Un hecho que, además de evitar el descenso favorable en los precios de la madera, puede abrir la puerta a que diferentes compañías extranjeras, las cuales están tecnificadas en cuanto a sus procesos de extracción de madera, entren al país y presten sus servicios a un menor costo, con precios hasta un cuarenta por ciento más bajos que los registrados actualmente por los operadores nacional.
Por ello, es relevante que los operadores forestales comiencen a ver en la actualización tecnológica una oportunidad para generar una mayor competitividad en el sector, y desarrollar, de manera efectiva, cualquier frente de trabajo con mayores cantidades de madera extraída, a menor costo y con menores tiempos de trabajo.
Una mirada al interior
Hoy en día, el país se encuentra en un momento en el que se hace necesario prestarle atención al tema maderero, puesto que, por una parte, se ha duplicado el número de hectáreas sembradas en los últimos diez años, pasando de 250 mil hectáreas, a 400 mil hectáreas plantadas, lo que genera un optimismo en cuanto a producción de madera se refiere.
Y por otra parte, las plantaciones jóvenes de hace cinco o diez años van a comenzar a cosechar, lo que demandará una operación forestal eficiente y de largo aliento, que permita un aprovechamiento oportuno de la madera que se espera obtener.
Este panorama hace evidente la necesidad de una mano de obra calificada y eficiente, que permita procesos de extracción de madera alejados de los convencionales procesos manejados en el país, los cuales se encuentran liderados por el uso de los trackto cooler y un grupo de trabajo que en promedio se encuentra en quince personas, a las cuales, no solamente se les debe pagar un salario, sino garantizar tanto su alimentación como el hospedaje, debido a los prolongados periodos de tiempo que requiere una extracción en las condiciones actuales del país, por parte de la mayoría de operadores forestales.
Este punto hace que el costo de la extracción de madera sea aún mayor, puesto que la implementación de la tradicional forma de extracción con trackto cooler, genera mayores tiempos de trabajo, un proceso con bajos grados de seguridad, y una mayor mano de obra por trabajador, lo que genera mayores inversiones económicas por parte del operador.
Además, Este sistema de trabajo ofrece una productividad de extracción de un metro por segundo, con un promedio de 500 toneladas mensuales, con un costo de que se encuentra entre los US$ 22 y US$ 25 por tonelada. Un costo que, a comparación de los US$ 15 que en promedio presenta la industria chilena, es cada vez más preocupante, si se piensa en un papel competitivo por parte de Colombia en la zona latinoamericana.
Por otra parte, los tiempos de montajes para los actuales equipos de extracción utilizados en el país, pueden demorar entre 24 y 36 horas, para un tiempo de trabajo de tres semanas a un mes. Un promedio de tiempo que se debe reducir si se quieren generar procesos de extracción constantes y con mejores réditos económicos.
De esta manera, si no se realiza una actualización en términos tecnológicos, en pro de la reducción de tiempos y de mano de obra empleada, el país seguirá en la ruta de una producción costosa, no solo en su operación, sino para toda la cadena maderera en Colombia.
Planear para un futuro prometedor
El desarrollo efectivo de la extracción de madera en diferentes partes del mundo, requiere que los operadores forestales tengan en cuenta diferentes aspectos de vital importancia para planear su trabajo, y sacar el máximo rendimiento al finalizar la labor de extracción.
Como primera medida, se debe conocer el tipo de madera a tratar –ya sea madera para pulpa, o de aserrío–, para conocer las características de la madera y determinar qué tipo de maquinaria se requiere para una óptima operación.
Posteriormente, el operador debe conocer la densidad del bosque a trabajar para establecer la cantidad de árboles que se van a extraer. Además, el conocimiento de la pendiente del terreno permitirá fijar la manera adecuada de la extracción, ya sea de forma aérea o terrestre.
Otro de los aspectos a tener en cuenta para una correcta extracción, es la disposición, ubicación y la facilidad de acceso a las carreteras para el desplazamiento de los equipos en y a la zona de extracción. De igual manera, disponer de buenas canchas o sitio de acopio, facilitará la preparación y posterior transporte de la madera en menores periodos de tiempo
Finalmente, los operadores, apoyados en Ingenieros Forestales, deben determinar la manera adecuada para trazar los corredores por los cuales se realizará el corte y extracción de la madera de manera efectiva.
Si bien este modelo de planeación es utilizado en Colombia, es necesario destacar algunos aspectos a mejorar.
En primera medida, en el tema de planeación, se debe pensar en desarrollar plantaciones que permitan una extracción rápida y eficiente, con ubicaciones y accesos fáciles; líneas de cosecha que permitan un fácil desplazamiento, y corredores con zonas de influencia de 15 metros de perímetros para un fácil movimiento de la maquinaria.
Para ello, es necesario hacer una planeación topográfica del terreno para generar extracciones futuras lo menos costosa posible, con corredores que permitan desplazamientos fáciles menores a los 500 metros, puesto que las mayores distancias generan mayores costos.
Por su parte, los elementos de trabajo a los que los operadores forestales deberán apuntar deben incluir motosierras; una torre; los carretos; un cargador; un clasificador; una cabeza procesadora para trabajo en cancha; un tractor con grúa brazo cargador y un skidder.
Además, para la movilidad del producto, actualmente se utilizan tractores agrícolas que tienen la capacidad de halar de tres a cuatro toneladas de madera.
Esta operación deriva en la reducción de la vida útil del tractor, –puesto que no fue diseño para tal fin– y el deterioro del suelo; mientras que si se utilizara un skidder para la misma operación, este se podría equipar con dos winches, con lo que se podrían movilizar de diez a doce toneladas, por viaje, y de esta manera generar velocidades de trabajo mayores.
En cuanto a tiempo de montaje, el disponer con una torre de extracción permite que esta pueda estar lista para funcionar en un periodo de cuatro a seis horas, para una operación de una semana, con la ventaja de que se puede mover y generar mayores extracciones en menores tiempos de trabajo, lo que permite una economía en horas hombre y mayores volúmenes de madera extraída por mes.
En este sentido, contar con un grupo de trabajo reducido compuesto, por ejemplo, por un motosierrista encargado de tumbar y deja los árboles dispuestos; un estrobero quien amarra la madera a los estrobos para esta sea transportada; el operador de la torre; un operador general para coordinar el proceso y dos auxiliares, supondría una reducción tanto en costos de extracción, como en los tiempos de trabajo.
Como en el caso de Chile en donde este equipamiento es operado por un equipo de trabajo de cinco personas, con una productividad de 2.000 toneladas mensuales, con precios por tonelada de entre US$ 8 y US$ 15.
Finalemente, en el tema en el transporte de la madera luego de la extracción, en el país, este procedimiento no hace parte de la actividad de los operadores forestales, por lo que se debe pensar en hacer del transporte una parte de la extracción, puesto que si se sigue con la tendencia de entregar madera en plataforma de camión, esto generará mayores costos, que es precisamente lo que se busca minimizar.
En algunas partes de Europa, por ejemplo, se tiene la concepción de cosechar y transportar en un solo esquema de trabajo, sin separar dichas operaciones, lo que permite un mayor flujo de trabajo, y genera una incidencia directa en el costo final de la madera.
De esta manera, si las operaciones forestales de extracción en Colombia contaran con los equipos requeridos, con una reducida mano de obra para su desarrollo, como los utilizados para desarrollan esta labor en Europa y países como Brasil y Chile, podrían pensarse en un sistema competitivo, con una consiguiente reducción en los costos de cosecha que alcancen los US$15 dólares por tonelada la extracción.
La unión hace la extracción
Si bien el proceso de actualización tecnológica no es fácil, debido a que una requiere tanto de tiempo como de dinero, se debe generar un apoyo gremial en el que se involucren tanto reforestadores como operadores forestales por igual, para lograr el propósito de competitividad establecido.
Por parte de los reforestadores, es claro que asumir una operación de extracción de madera les resulta costoso puesto que no es su área de trabajo primordial, y por ello, podrían encontrar pérdidas económicas en su inversión, puesto que la maquinaria utilizada para dicha labor, la cual es costosa, no se trabajaría de forma constante por la naturaleza de los ciclos de cosecha de la madera.
Mientras que un operador forestal, puede ofrecer el servicio a diferentes frentes de trabajo con resultados económicamente más rentables. Pero debido a que la inversión en tecnología no es económica, la incertidumbre en la permanencia de los contratos hace que los operadores no puedan hacer dicha inversión.
Por esta razón, los reforestadores deberán asegurar contratos prolongados a los operadores, para que estos puedan respaldar el crédito de una inversión, –que como se ha dicho puede superar los dos millones de dólares– y de esta manera generar un ciclo de trabajo productivo para ambas partes.
Con dicha inversión, los operadores forestales podrán ponerse en la misma línea de tiempo de producción de países competitivos en el tema, para generar fuentes de trabajo constantes y productivos que motiven al sector, puesto que los precios de la madera comenzarán su descenso y generarán una mayor demanda de producto nacional.
En este sentido, y como se ve en la tendencia actual, los reforestadores podrán llegar a exigir, para la adjudicación de un contrato, que únicamente se tenga en cuenta a los operadores forestales que se encuentren actualizados en temas tecnológicos; por lo que, si un operador nacional no se encuentra en las condiciones establecidas para la prestación del servicio, la puerta para la llegada de jugadores internacionales en el área de la extracción, permanecerá abierta.
Por otra parte, si bien es importante una cohesión entre reforestadores y operadores para un futuro promisorio, se debe tener en cuenta la situación social actual del país, y recordar que la tecnología utilizada para la extracción, va directamente al campo, en donde la situación de conflicto armado genera zozobra en diferentes frentes de producción nacional.
Y esta es otra de las causas por las cuales no se fácil que una empresa asegure este tipo de la maquinaria, y por la que los operadores forestales temen hacer una alta inversión.
De esta manera, este mejoramiento tecnológico, sumado a la planificación en las plantaciones y a la cohesión de fuerzas entre diferentes actores del sector maderero, permitirá generará una verdadera competitividad del país frente a países de la región, y además, comenzar a visualizar una reducción en los precios de la madera colombiana.
Fuentes• Juan Fernando Gómez. Director general de Eurosierras. juangomez@eurosierras.com• Jony Yepes Operador ForestalLa
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