Muebles con Fibras Vegetales: Naturalmente Versátiles y Confortables

Oscar Núñez

Diseñador Industrial

 Cuando se habla de fibras naturales, hay que referirse a aquellas que tienen origen vegetal como el mimbre, el bambú o el rattan. El uso de estos materiales en la fabricación de muebles, tiene la particularidad de darle valor agregado a estos productos y aporta a la creación de ambientes mucho más acogedores.

El año pasado, 2009, fue designado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), como el “Año Internacional de las Fibras Naturales”; una iniciativa que busca resaltar la importancia de este material y promover su utilización en todo el mundo, a su vez, apoyar los cultivadores y alentar a los gobiernos a desarrollar políticas para enfrentar los problemas de la industria.

Según la FAO, desde 1960 ha aumentado el uso de compuestos sintéticos en reemplazo de las fibras naturales; aún más, en los últimos diez años, los plásticos, el acero y sus aleaciones –por su alta producción industrial y bajos precios– han desplazado en varios sectores a la madera y derivados vegetales; y en ese sentido, la situación ha obligado a definir y buscar nuevos nichos de aplicación y usos para este tipo de materiales.

Sin excepción, las fibras naturales son recursos renovables; cosechar una tonelada de yute, por ejemplos, requiere menos del 10 por ciento de la energía utilizada en la producción de polipropileno, además, generan emisiones neutras de dióxido de carbono y, al procesarlas, los residuos o sobrantes puedan ser utilizados en materiales compuestos para la construcción de viviendas o para generar electricidad. Al final de su ciclo de vida, las fibras naturales son ciento por ciento biodegradables.

Particularmente, la industria del mueble es uno de los sectores en el que más ha crecido la oferta de piezas que integran fibras naturales, jalonada por la contundente respuesta del público consumidor que demanda este tipo de amoblados.

Hoy día, gracias a los avances tecnológicos, que permiten líneas de producto nuevas y versátiles, los diseñadores y fabricantes de muebles están redescubriendo las posibilidades que les ofrecen este tipo de materiales, crean piezas elegantes, originales y novedosas; no sólo para exteriores sino para todo tipo de ambientes al interior del hogar; e incluso, a nivel comercial, por ejemplo, en vitrinas, exhibiciones y escaparates.

Mil y una Fibras

Para la fabricación y diseño de muebles se emplean dos tipos de fibras; las rígidas como el mimbre, rattan, yaré, bejuco, bambú y guadua que, generalmente, se utilizan entrelazadas para lograr rigidez y fuerza en las partes del mueble, además de facilitar su transporte por bajo peso –en comparación con los muebles en madera maciza– y posterior uso; y las semirígidas, entre las que se destacan la caña flecha, esparto, iraca, yute, fique, coco, calceta de plátano y el junco; todas estas, por sus cualidades, flexibilidad, textura, combinación cromática y belleza, sirven especialmente en diseño de accesorios, detalles y decoración.

Las fibras vegetales son suaves, confortables y ligeras, aplicadas en el mobiliario crean ambientes cálidos, acogedores y agradables; que representan identidad cultural y que se asocian a escenarios tropicales o caribeños. Especialmente, el rattan, por su color y textura, es muy apreciado y resulta elegante, más aún combinado con textiles de hilo o algodón, en blanco o en colores intensos; de ahí, que vaya en aumento su demanda para la fabricación de sofás e incluso de camas.

Además de la belleza propia que les otorga las fibras naturales, estos muebles se destacan por su construcción y diseño: son livianos y, a su vez, poseen una estructura firme, las maderas seleccionadas llevan un trabajo notable, generalmente, con acabados que resaltan vetas y color natural.

La producción artesanal en Colombia utiliza tecnología tradicional. El 24,41% de la producción se realiza totalmente a mano; El 57,10% utiliza herramientas simples. También se caracteriza por utilizar principalmente recursos naturales como insumo básico en la elaboración de sus productos.

 Los productos característicos fabricados con fibras vegetales cubren toda la gama de la mueblería: salas, comedores, sofás, camas y juegos de alcoba, cómodas, estanterías, estuches, bibliotecas, archivadores y otros.

El objetivo de la industria del mueble que se inclina por el uso de este tipo de fibras, es aportar valor agregado al producto y producir diseños exclusivos con texturas y acabados naturales, como factores diferenciadores dentro del universo de piezas que ofrece el mercado; y que tienen un valor agregado importante gracias los códigos culturales y folklóricos que exhiben, pues los diseños y las técnicas artesanales de fabricación hacen parte de la tradición ancestral de diversos pueblos y comunidades y han cobrado gran importancia, en el mercado actual, tras la onda ambientalista que se despertó, entre los consumidores, desde hace algunos años.

Actualmente, hay diseñadores que agregan valores adicionales a este tipo de muebles, y para ello recurren a alternativas como impregnar las fibras naturales con aromas que estimulen los sentidos de sus usuarios y les proporcionen sensaciones agradables y personalicen los ambientes.

Ciento por ciento Colombiano

En Colombia, aunque, inicialmente las fibras vegetales se utilizaron para la elaboración de artículos de primera necesidad como vestuario, accesorios, canastos, vasijas y utensilios; fue desde la época de la colonia cuando comenzó la fabricación de muebles con estos materiales; de hecho, fueron los españoles quienes, habituados al uso de mobiliario, las integraron en sillas, camas y mesas a la maloka indígena.

Hoy, en diversos pueblos y regiones de Colombia se fabrican piezas con materiales naturales, aplicando técnicas y diseños europeos. Cada pueblo o comunidad adapta el mobiliario a las condiciones del lugar; por ejemplo, en el departamento de Bolívar es muy conocida la mecedora ‘momposina’, la cual, aunque conserva un diseño típico inglés (1.850 aprox.), está fabricada con bejuco y tejido de mimbre.

Paralelamente, existen en el país grandes centros artesanales, en donde es común la extracción de fibras naturales para la producción de esta variedad de muebles, como Ibagué (Tolima) y Silvania (Cundinamarca), ciudades donde se fabrican piezas de mimbre y bambú; Guacamayas (Boyacá), pueblo rico en fibra de iraca, Chimichagua y Candelaria (Cesar) donde se fabrican esteras con diferentes fibras autóctonas de la región, así como Armenia (Quindío) y diferentes pueblos y municipios del Huila, Tolima, Córdoba y Sucre que son, entre otros, centros de producción de fibras naturales que han contribuido a enriquecer el sector de muebles y la decoración. A nivel industrial, las empresas más importantes están ubicadas en Bogotá, Medellín y Barranquilla.

En el país, Artesanías de Colombia S.A., empresa mixta con participación del Gobierno y organismo que apoya y promueve el trabajo de la población artesanal con recursos, capacitación y tecnología, en el área de mueblería, ha diseñado e implementado proyectos muy importantes como ‘Casa Colombiana’, una iniciativa que integra piezas de mobiliario para todos los ambientes del hogar, en los que se destacan los productos con fibras naturales.

De hecho, los programas sociales con las comunidades de artesanos para promover el cultivo y la producción de fibras vegetales, hacen parte de la estrategia del Estado para frenar la proliferación de cultivos ilícitos en el territorio nacional. El trabajo con estas comunidades busca brindar verdaderas oportunidades de ingresos y evitar el desarraigo cultural y el desplazamiento de los pobladores del campo a las ciudades.

Fuente: * Oscar Núñez. Diseñador Industrial – Instituto Europeo di Design Milán (Italia). Gerente OLC Diseño y Mercadeo Ltda. nunezoscar@hotmail.com

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