La Investigación Forestal en Colombia

Jorge Forero González

Ingeniero Forestal

 Cuando se menciona la investigación relacionada con las zonas rurales, como es el caso de la Silvicultura (ciencia que trata del cultivo y aprovechamiento de los bosques), inmediatamente se piensa o se asocia dicha actividad con la existencia o necesidad de establecer laboratorios con extensiones considerables de terreno, tanto cultivable como cubierto por bosque natural, lo cual es cierto, pero no es lo único.

Por ser la Silvicultura una Ciencia (en negrilla para resaltar el concepto) y en especial una de la biología, que trata con seres vivos como los árboles; demanda una permanentemente investigación cerca de los múltiples procesos que en ellos y por ellos, se realiza; ya sea que se trate de bosques naturales o de plantaciones forestales, cuya existencia y productividad es inmensa, pero lamentablemente, a nivel tropical y en especial en Colombia, dicha productividad se desconoce.

Por carecer Colombia de infraestructura como la mencionada (Laboratorios), extensiones considerables de terreno con bosques naturales dedicados a la investigación y terrenos dedicados al establecimiento de bosques cultivados, no ha sido posible realizar un análisis acerca del comportamiento de diversas especies forestales, pero ante todo, de las exigencias que ellas presentan para su desarrollo, que son tan variables como la diversidad de especies que se encuentran en nuestros bosques nativos.

Igualmente, no se han formalizado laboratorios adecuados y una o unas entidades encargadas de realizar la labor de investigación en todas las áreas que ofrece la Silvicultura; aspectos estos a los cuales no se les ha prestado atención en el País, por el prurito que existe de copiar tecnologías por considerarlas el camino mas fácil; desconocimiento que ha llevado a que anualmente se destruya una extensión que nadie conoce, pero que el Plan Nacional de Desarrollo “Hacia un Estado Comunitario”, estima en doscientas mil hectáreas anuales.

Pero la situación que presenta el país no se puede centrar, como hasta ahora se ha hecho, en afirmar que “el bosque nativo está desapareciendo” como consecuencia de la tala inmisericorde; es necesario analizar este proceso incluyendo otras variables, como son: la falta de investigación que existe a nivel nacional; la carencia de uno o unos organismos especializados en Investigación forestal (tanto a nivel de a la producción de nuestros bosques nativos, como de los bosques plantados); la ausencia de prácticas adecuadas para un mejor y mayor aprovechamiento de los múltiples productos que ofrece el bosque -y que continuamos desconociendo-; la ausencia de tecnologías adecuadas para la recolección y procesamiento de las materias primas obtenidas del bosque, no sólo de los denominados productos maderables, sino de los productos no maderables y de todos aquellos que se podría obtener y que se producen como asociados al bosque.

El Mundo se encuentra ávido de productos forestales, sin embargo la extensión boscosa disminuye a pasos gigantescos y en Colombia con casi el 50 por ciento de su extensión cubierta por bosques naturales se está desperdiciando una gran oportunidad de conservar y aprovechar todos esos recursos, por aspectos como los indicados.

Colombia posee, en sus bosques naturales, un número indeterminado de Especies Maderables y cuenta con masas boscosas diversas que incluyen, desde bosques puros, en los que domina una sola especie forestal: como los bosques de Roble (en vía de extinción) y los bosques de Abarco (ya extinguidos), hasta bosques mixtos cuyas áreas concentran hasta 310 especies forestales por hectárea.

Los primeros, o bosques puros, a costa de su desaparición, han venido abasteciendo la incipiente industria forestal que ha tenido el país desde tiempos inmemoriales, sin que ninguna de tales formaciones se haya replantado, ni propendido por su restablecimiento; y los terrenos donde dichas masas boscosas existieron, la mayoría de ellas forman parte de los veinticinco millones de hectáreas con que cuenta el país en proceso de erosión.

De los bosques mixtos mencionados, con hasta 310 especies forestales por hectárea, no se alcanza a aprovechar económicamente para la industria del país, ni el 5 por ciento de ellas, lo que representa 16 especies por hectárea, mientras que el 95 por ciento restante se quema, pues debido a su gran volumen tampoco se utiliza como leña, por ser demasiada.

Otro campo de la investigación, en el cual poco y nada se ha hecho, hace referencia a las pérdidas económicas para el país ocasionadas por tal despilfarro, producto de la misma carencia de organismos especializados en la investigación forestal. Sin duda, una solución en estos aspecto permitiría cuantificar el potencial: económico, social y ecológico que los bosques aún existentes representan y contar con información confiable, oportuna y adecuada, con respecto a dichas áreas, además de conocer los productos que de ellos se podría obtener, balances e informaciones que no han sido posibles, por lo problemas que se indicaron anteriormente.

Correo electrónico: jorfogo@yahoo.com.mx

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