Las ventajas de tener una ley forestal para el desarrollo del sector y del país
Luis Jairo Silva Herrera
Ingeniero Forestal M Sc. – Profesor de la Universidad Distrital
Hasta el momento se han oído y leído las críticas a la ley forestal por parte de ambientalistas o neorrománticos ambientalistas con gran sensibilidad ambiental, pero que desconocen la realidad social y económica del sector forestal, por lo tanto, intento rebatir algunas de las críticas con los siguientes argumentos a favor de la ley forestal.
La tendencia mundial es preservar los ecosistemas boscosos y producir la madera y demás bienes requeridos por la industria y la sociedad en general, a partir de plantaciones y cultivos industriales, sin embargo, mientras no se tengan las plantaciones forestales suficientes para abastecer la demanda, se continuará recurriendo al bosque natural, las cifras que anotaré, argumentan esta premisa.
Es sabido que en Colombia se consumen más de cuatro millones de metros cúbicos de madera anualmente, de los cuales más del 75 por ciento provienen del bosque natural. Por la incipiente reforestación comercial (cerca de 10.000 ha. por año), tan solo hay unas 120.000 ha. de plantaciones comerciales y de estas están se aprovechando más de 15.000 por año, de tal manera que se están talando más bosques plantados que los que se siembran cada año.
De tal manera que tendrá que seguirse utilizando la madera de los bosques naturales para abastecer la demanda, hasta que se diseñe una política y acciones que garanticen reforestaciones anuales superiores a las 40 mil ha. y esperar además, cerca de 15 años para iniciar su aprovechamiento. Aquí radica uno de los principales aportes de la Ley, por cuanto “declara de prioridad nacional e importancia estratégica para el desarrollo del país la conservación y el manejo sostenido de sus bosques naturales y el establecimiento de plantaciones“, eleva a nivel de ley el Plan Nacional de Desarrollo Forestal y establece la organización administrativa necesaria del Estado para regular las actividades relacionadas con el bosque natural y las plantaciones.
Los inventarios de bosque natural han mostrado que se tienen 50 m³ de madera aprovechable en promedio por ha. y el desperdicio en el proceso de aprovechamiento y transporte llega a un 50 por ciento; de tal manera que para lograr los cuatro millones de metros cúbicos para la industria, se requerirán ocho millones en pie (1). Si se tiene un turno de 20 años para recuperar el bosque una vez aprovechado, se deberán tener 3’200.000 hectáreas de bosque productor en ordenación y manejo silvicultural, (aproximadamente un 7 por ciento de la actual superficie en bosques naturales), garantizando su rendimiento sostenido y evitando el cambio de uso.
La ley Forestal ordena la realización del Inventario Forestal Nacional y la zonificación y ordenación de los bosques por parte de cada Corporación Regional, se podrán identificar los bosques productores y encausar así los recursos para asegurar el cumplimiento de los planes de manejo forestal en pocas áreas. (2)
Se critica que la ley es netamente madera, sin tener en cuenta que el manejo sostenido del bosque debe ser integral, manteniendo un nivel sostenido de productividad de los recursos forestales madereros y no madereros, pero la ley contempla el bosque como un ecosistema forestal y en ningún momento desconoce todos los componentes del mismo.
Así, la ley contempla el convenio de Biodiversidad que Colombia suscribió, el cual recomienda que para garantizar la conservación y la biodiversidad es necesario su uso, de lo contrario seguirá la tala indiscriminada por parte de los campesinos y agricultores quienes al no tener un ingreso económico del bosque, lo transforman en potrero perdiéndose anualmente más de 200.000 hectáreas que acaban con nuestra principal ventaja comparativa, la Biodiversidad.
La Ley ciertamente aumenta las sanciones a los comerciantes de madera ilegal, pero se debe ir más allá y establecer una sanción penal al que realice el cambio de uso del suelo, así como también controlar fuertemente el cumplimiento de los planes de manejo y aprovechamiento concentrados en la fuente, es decir, en los bosques y no sólo en las vías y centros de consumo, pues una vez talado el bosque, el daño es casi irreparable.
Con la aplicación de la Ley, la presencia del Estado y de las Instituciones encargadas de controlar y monitorear el aprovechamiento de los bosques debe ser permanente, con la creación de viveros y centros de investigación en los bosques productores previamente delimitados, que fomenten el uso sostenido y la aplicación estricta de los planes de manejo y aprovechamiento elaborados por expertos silvicultores.
De otra parte, y dado que el recurso maderero es el más empleado por la sociedad en cuanto a volumen, peso, uso tradicional y mayor impacto (3), es lógico que sea también el que más influye en el diseño de legislaciones. De hecho, a medida que el bosque natural y los bienes no maderables –resinas, látex, gomas, medicinas, artesanías y semillas– sean objeto de estudio y uso, se irán involucrando en el manejo sostenido a beneficio de la industria (4); y esta es una necesidad urgente pues no podemos seguir ufanándonos de ser el país mas rico en biodiversidad y al mismo tiempo, presentar las mayores desigualdades sociales, con un 50 por ciento de pobreza y un 20 por ciento de miseria.
En este sentido, la Ley contempla la elaboración e implementación del Plan Nacional de Investigaciones Forestales con la participación de los dos ministerios y los institutos y entidades relacionadas, pero se sugiere orientar las investigaciones del bosque natural y plantado hacia su manejo sostenido mediante el aprovechamiento de todos sus componentes maderables y no maderables y, de esta manera, dar valor económico al bosque, pues los bienes se conservan cuando generan valor económico y más aun cuando provienen de recursos como los nuestros: únicos, endémicos e irrepetibles.
De hecho existen varios ejemplos exitosos en el país, de procesos de manejo sostenible del bosque natural, como las áreas de reserva de la sociedad civil que han sido organizadas y protegidas para ser aprovechadas en turismo ecológico e investigativo. Otros ejemplos son Proaves, entidad que compró con financiación extranjera más de 10.000 ha. para proteger dentro de ellas, sus aves y garantizar con la posesión del bosque que los colonos no talen, y las Empresas Comunitarias Forestales conformadas en el Andén Pacífico que, con la colaboración de la USAID, poseen hoy 150.000 ha y tienen el propósito de aprovecharlas sosteniblemente.
Sin embargo, una de las grandes preocupaciones de los ambientalistas ante la ejecución de la Ley, es la posible destrucción de los bosques naturales del país al otorgar permisos “indiscriminadamente”, temor falso dado que la Ley pretende zonificar de forma técnica y científica los bosques productores y diferenciarlos de los protectores. Así, la función de control y aplicación de los Planes de Ordenación y Manejo se facilita, concentrando el aprovechamiento sólo en los bosques de características productoras y no como se explota hoy, indiscriminadamente, sin control y en cualquier parte del país.
Otro punto importante que trata la Ley es como el manejo sostenido del bosque debe quedar en manos de profesionales que el Estado ha preparado académicamente para este fin. Aquí se establece que las labores de inventario, ordenación, diseño del aprovechamiento, manejo silvicultural del bosque requiere de conocimientos profundos de estadística, botánica y dendrología, cartografía, suelos forestales, silvicultura, ordenación de bosques, economía de recursos naturales entre otras disciplinas, y deben realizarlas Ingenieros Forestales. En realidad éstos son los llamados para coordinar y dirigir los estudios con la colaboración de antropólogos, biólogos, edafólogos, sociólogos, cartógrafos entre otros.
En conclusión, es claro que la Ley Forestal no va a solucionar todos los problemas del sector, pero sí sienta las bases para reorganizarlo, al exigir que todas las entidades relacionadas con él se sujeten institucionalmente al Régimen Forestal Nacional, definiendo claramente las funciones de los Ministerios del Medio Ambiente y de Agricultura.
Ahora es de vital importancia la reglamentación de la Ley en un término muy corto, ya que las funciones que estaban desempeñando las Corporaciones Autónomas Regionales como la inscripción de plantaciones, la supervisión para el otorgamiento del CIF y el control del transporte de madera –sobre todo procedente de bosque natural– está en el limbo ocasionando retardo en los trámites de proyectos de reforestación y el otorgamientos de permisos de aprovechamiento. La participación de todos los actores del sector forestal sobre todo, de los técnicos en el manejo sostenido del bosques, debe ser activa para logra una reglamentación que propicie el desarrollo del sector y de la Ley.
Equivalentes a 160.000 hectáreas/año de bosque natural para aprovechar.
Si el abastecimiento fuera de madera procedente de plantaciones solamente, teniendo en cuenta un turno de 20 años y pérdidas por aclareos y selección natural, una hectárea puede generar unos 200m³ aprovechables, con una pérdidas del 50 por ciento por aprovechamiento y transporte se lograrían aprovechar unos 100m³ por ha. plantada, de tal manera que para obtener los 4 millones de m³ anuales que requiere el país es necesario aprovechar 40.000 hectáreas al cabo de los 20 años. Estos cálculos se basan en un proceso silvicultural técnicamente aplicado y con una asistencia técnica por parte de profesionales y empresarios silvicultures, en total y con una rotación de mínimo 20 años, ser requieren cerca de 800 mil hectáreas de bosques plantados para las necesidades actuales.
Se comercializa más de US $140.000 millones en el mundo, comparado con tan sólo US $7.000 de productos diferentes a la madera (FAO 2.004).
En el 2.004 Colombia tan solo exportó 17 millones de dólares en follajes, frutas y partes de plantas, semillas o frutos, de los 19.000 millones del total de sus exportaciones (0.09 %).
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