Un Poco de Ayuda, Siempre Ayuda

Miguel Rodríguez Melo

Biólogo

Es la lucha por la supremacía, la base de la evolución de la vida en la Tierra; según esta, son los mejor adaptados, quienes han convertido nuestro planeta en escenario donde bravías luchas son el diario devenir de sus habitantes. Guardadas las proporciones, igualmente luchan las culturas entre sí para que en la evolución, se perpetúen; como también lo hacen los pueblos, las familias o las empresas; en fin, todas las formas de organización social o económica.

Sin embargo, en algunos casos, la supremacía se alcanza con la ayuda de otros, ayuda que en múltiples escenarios tiene sustento en la voluntad política; esa misma que es deseable, se extienda al sector forestal colombiano cuando hoy enfrenta dificultades –originadas principalmente por factores externos o ajenos a su control para mejorar su competitividad y por ende, sus posibilidades de mantener su función de proveer los bienes y servicios, que demanda el país, de la cadena forestal productiva.

La ya crónica revaluación del peso, a la que se juntan la reciente reducción de aranceles para productos procedentes de Europa y China, y los cambios en la legislación tributaria sobre patrimonios –forestales en particular– son los nuevos elementos que, como agentes de selección, presionan al sector forestal nacional, favoreciendo no a los colombianos en razón de una  mayor y amplia oferta de productos importados de menor costo, sino a los productores de los países exportadores.

No obstante –y aunque los acuerdos que regulan el comercio internacional propenden por una libre y sana competencia en la que los participantes no deberían contar con especiales o particulares condiciones que artificialmente los favorezcan– es la percepción general que esto no es así pues, para la agroindustria de muchos países, prevalecen subsidios, incentivos y aún condiciones socio económicas y políticas que les otorgan la competitividad que, en la realidad, no tienen. Simple pero irrefutable.

Potencias forestales como Brasil, que desarrollaron su patrimonio forestal con base en incentivos, ya en desuso, dirigidos a los reforestadores, continúan apoyando el desarrollo del sector para garantizar su competitividad centrando sus esfuerzos en la modernización de los productores de tableros, así como a través de acciones gubernamentales que han estimulado el crecimiento de la construcción y del sector de muebles para el mercado interno, según lo registra el reciente informativo de STCP (2); esta misma publicación resalta el impacto que para la comercialización, tuvo la exención del impuesto a los productos industriales otorgada a los tableros de madera, con efectos muy importantes sobre la competitividad de los fabricantes.

Ejemplos como el brasilero podría emularse en nuestro país, si realmente existiesen la voluntad y la decisión política para hacerlo. Pero si nuestro entorno socioeconómico y los compromisos o acuerdos internacionales no permitieran seguir el modelo descrito, aún serían posibles, factibles y deseables otros tipos de acciones que si bien, no se basan en incentivos, si contrarrestan la competencia en que otros nos llevan ventaja. Restringir o incluso prohibir, entonces y a manera de ejemplo, la importación de productos de madera obtenida y procesada en contravía a los postulados del desarrollo humano sostenible, equipararía la competencia.

Múltiples argumentos sustentarían una decisión como esta, partiendo en primer lugar del hecho que para Colombia es un deber y un derecho establecido en la Constitución, el modo de vida y la estructuración de la sociedad con base en la sustentabilidad social, económica y ambiental; aceptar que otros países destruyan sus bosques o los de terceros para aprovisionarse de materia prima –que además no paguen salarios justos a su mano de obra y también vendan sus productos a precios por debajo de los costos reales de producción– es a toda vista, una actitud que riñe con nuestros principios; tomar acciones contra esto no violaría, desde mi perspectiva, ninguno de los acuerdos internacionales con los que nos hemos comprometido.  Un poco de ayuda de los amigos, se justifica, o ¿no?

Notas:

1- STCP, Informativo No. 14 /2010- 2011.

(*) Rindo desde mi columna, sentido y sincero homenaje a la memoria del Dr Bruce Zobel, maestro, amigo y guía de muchos de nosotros, quien recientemente falleció en la ciudad de Raleigh. Prevalecen en nuestra memoria las enseñanzas de este pionero de la genética forestal en el mundo.

 

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