El Bambú, el material de construcción ideal
El bambú se acerca mucho a un material estructural ideal, así lo manifestó Neil Thomas, quien es el ingeniero responsable de crear los escenarios y escenografías para los Rolling Stones, Pink Floyd y U2; las instalaciones de arte para Anish Kapoor y Marc Quinn; y del proyecto Gardens by the Bay en Singapur, entre muchos otros,
Una de las razones fundamentales de esto es su forma tubular, dentro de la cual tiene una sección abierta, como un canal, que además es más débil que una cerrada, porque el borde puede doblarse con mucha más facilidad.
De acuerdo con Thomas, hay que pensar en una hoja de papel y en cómo se vuelve más fuerte cuando esta se enrolla como un tubo. Además, tiene otra característica que mejora su resistencia: el bambú tiene fibras longitudinales que van desde su base hasta su punto más alto, llamadas haces vasculares; cuanto más cerca se encuentren del exterior de la pared de los colmos, estos haces presentan una mayor densidad, lo que hace que la pieza sea resistente naturalmente.
Por lo tanto, la parte más fuerte de la sección está más alejada de su centro, y esa es la principal diferencia en relación a un tronco de madera, cuya parte más fuerte está justamente en el interior de su sección.
Otra particularidad es su velocidad de crecimiento. Al contrario de una madera dura, que puede tardar más de 30 años para ser utilizada, el bambú puede ser cortado y utilizado entre sus 3 y 5 años de edad, volviendo a crecer después.
En pruebas de laboratorio, el bambú también alcanza capacidades estructurales impresionantes, su resistencia a la compresión equivale a la del concreto, mientras que a la tracción, alcanza los números del acero. Evidentemente, esto puede variar de acuerdo con las especies –más de 1500– que crecen naturalmente en casi todos los continentes, sobre todo en las regiones con temperaturas más altas.
Sin embargo, hay cierta resistencia en la utilización del material, ya que requiere otro tipo de pensamiento y la ruptura de ciertos paradigmas tan arraigados en la arquitectura. Uno de ellos es el temor de utilizar el material en su forma bruta, con sus irregularidades y formas naturales. Justamente donde reside la belleza del bambú.
Por supuesto, hay que tener en cuenta algunos detalles. Se debe considerar el tratamiento químico del bambú antes de su uso para la construcción civil, para evitar su putrefacción y el ataque de insectos. Además, los componentes deben estar muy bien protegidos del sol y de la lluvia, para presentar una durabilidad adecuada. Esto también incluye los pilares, que no pueden estar en contacto directo con la tierra, lo que generalmente se resuelve agregando un pedazo de roca sobre los cimientos.
El detalle del bambú y sus conexiones fue desarrollado históricamente, siendo repasado de generación en generación a través de constructores artesanales, evolucionando a través de la comprensión del propio material. En el siglo XXI, con toda la tecnología que tenemos a disposición, es posible comprender mejor las fuerzas específicas en diferentes condiciones (tensión, compresión, flexión, cizallamiento) y aplicar tecnologías modernas, para que sea posible optimizar el material y utilizarlo junto a otros materiales y técnicas, como conchas y membranas, para conseguir estructuras aún más ambiciosas.
Neil finaliza afirmando que el bambú es la estructura de construcción natural más sostenible en el planeta y que, sin duda, estamos al inicio de su utilización masiva. Sin embargo, su principal enseñanza es que no debemos tratar de ajustar el bambú a las reglas existentes, sino cambiarlas para adecuarnos al bambú.
Con información de: www.archdaily.co
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