Masisa arma su centro de mando en Chile para nueva fase
Masisa optó por refugiarse en Chile. El fabricante de tableros de madera para muebles y arquitectura de interiores, controlado por el Grupo Nueva, está a un paso de completar su plan de venta de sus activos industriales, anunciado en julio, en Argentina, Brasil y México por US$500 millones, con lo que deja de producir en dichos mercados. Los recursos que recaude los usará para reducir pasivos, ya que su deuda financiera bordea los US$ 649 millones.
Solo le resta colocar los cuatro activos que posee en México, en las zonas de Lerma, Zitacuro, Chihuahua y Durango, y ya aseguró una recaudación por US$ 258 millones tras la venta de su negocio industrial en Argentina y en Brasil. En ese último país, una filial de la compañía chilena Arauco -del grupo Angelini- se quedó con dos plantas de Masisa, en una transacción que involucró US$ 102,8 millones.
Una vez que complete el plan de des inversiones, Masisa se quedará exclusivamente con fábricas en Chile y Venezuela, con una capacidad de producción de 1,35 millones de metros cúbicos para abastecer América Latina, Norteamérica, Asia, Medio Oriente y Europa.
Además gestionará unas 230 mil hectáreas de bosques propios y de terceros en esos países y también en Argentina. Todo lo anterior con su bases de operaciones en Santiago, para lo cual está afinando los últimos detalles de reestructuración corporativa, más liviana, a diferencia de las exigencias administrativas que le implicaban tener plantas en otras naciones de la región, explica el gerente general corporativo de Masisa, Roberto Salas.
El ejecutivo, quien lleva nueve años en la compañía, pero 28 años en las filas del grupo que controla a la maderera, explica los detalles de las últimas operaciones y anticipa cómo será la «nueva» Masisa manejada desde Chile y con un mejor desempeño en la bolsa.
«El proceso de des inversiones es para llegar a un tamaño correcto, tener una mejor rentabilidad y concentrarnos donde tenemos más ventajas competitivas y mejores perspectivas de éxito de largo plazo: el ámbito forestal, con activos por US$ 560 millones y la comercialización de tableros con valor agregado para la industria del mueble», comenta Salas.
-¿Hubo la opción de asociarse con Arauco en algún momento?
«No, fuimos claros de que se trataba de una desinversión industrial».
-¿Por qué pasaron de un plan de búsqueda de socio a venta de activos en julio pasado?
«Las opciones que nos trajeron los bancos de inversión fueron para establecer un socio para hacer una inyección de capital, pero también vinieron otras alternativas más atractivas al compararlas con un aumento de capital». «La empresa está reduciendo su riesgo financiero»
Antes de anunciar el plan de des inversiones, Masisa ya había vendido, a partir de 2015, activos por unos US$ 140 millones, por lo que sumará US$ 640 millones en enajenaciones. La deuda financiera de la compañía a junio de 2017 llegaba a US$ 649 millones y en 2019 tiene vencimientos por US$ 245 millones.
-¿Cómo debe leer estos planes el mercado? La acción de Masisa está en cerca de $45,7, por sobre 2016 cuando bajó de los $20, pero lejos aún de los $80 de 2010.
«En el último año, el mercado ha leído bien y ha respondido con un alza en el valor de la acción. La empresa está reduciendo su riesgo financiero y tiene una perspectiva positiva respecto de mejorar su rentabilidad operacional. La convergencia de estos dos elementos, obviamente genera una expectativa positiva. Nuestro rol es que esas expectativas generadas se cumplan. Estamos muy optimistas, porque estamos bastante avanzados en las reestructuraciones corporativas y organizacionales, que estarán terminadas en pocas semanas más. Lo que estamos haciendo es fusionar los roles corporativos con la operación matriz, que será Chile, para generar un solo equipo y parte de este, tendrá roles de supervisión para las subsidiarias en otros lugares. Chile se convierte en la matriz corporativa y operativa».
-¿Por qué eligen a Chile?
«Chile es un clúster forestal e industrial. Ha sido una fuente de estabilidad, rentabilidad y generadora de capacidades de gestión silvícola, que se han exportado a otros países. Los bosques que tenemos están muy bien alineados con las plantas de Coronel y Cabrero, que suman una capacidad cercana al millón de metros cúbicos. Hay materia prima de primera calidad. Además Chile ha mejorado de forma muy importante los costos de la energía. Sus puertos tienen un nivel de eficiencia y de costos de fletes muy buenos para los productos forestales. La mano de obra chilena es de un nivel que nos ha permitido conquistar mercados en Asia. Asimismo, su estabilidad macroeconómica ha sido un puntal para estar más tranquilos que en otros lados»
-¿Con cuántos trabajadores quedarán tras estas ventas de activos?
«Vamos a tener una empresa que estaría facturando cerca de US$ 560 millones, con presencia en más de 10 países y con colaboradores que estarán cerca de los 2.500, hoy somos poco más de cinco mil. Esa otra mitad está pasando a sus nuevos controladores».
-Siempre que se conocen las noticias preocupantes de Venezuela, surge la pregunta de por qué Masisa sigue allá.
«Es por una mera razón de negocios. Venezuela es hoy la reserva de valor más grande que tiene la compañía. Venezuela no está valorada en el precio de la bolsa y con cualquier cambio que exista, esto costará cientos de millones de dólares. La decisión que tiene Masisa la tienen muchas otras compañías que operan en Venezuela. Si podemos sustentar esa operación, por qué salir corriendo, regalando a un precio muy bajo si ahí puede haber una reserva muy alta».
Con información de www.economiaynegocios.cl
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