Proyecto Maderas del Darién: Un Ejemplo de Alianza Productiva

El establecimiento de plantaciones forestales en el departamento de Chocó, ha permitido el retorno de las comunidades afrodescendientes a sus tierras y el aprovechamiento de las mismas como medio de subsistencia.

Con la expedición de la Ley 70 de 1993, que otorga el reconocimiento a las comunidades indígenas y afrocolombianas del derecho sobre los territorios que han habitado tradicionalmente(1), las tierras del país ubicadas sobre la cuenca del Pacífico fueron adjudicadas a grupos étnicos afrodescendientes de esta región.

Desde entonces, los habitantes de los mismos se han convertido en actores estratégicos de su propio desarrollo, bienestar, y calidad de vida; ejemplo de ello es la experiencia del Proyecto Maderas del Darién, un modelo de aprovechamiento forestal asociativo que se ha constituido en una alternativa sostenible para el futuro de estas comunidades, para la recuperación de los bosques de esta área del país y para la productividad de la empresa privada.

Antecedentes: Pilar de Proyecto

Los planes de desarrollo sostenible ejecutados en el país tienen como característica común que están dirigidos a difundir el valor ambiental y productivo de los bosques, al aprovechamiento racional de los mismos, y a la generación y/o mejoramiento de las opciones de ingresos económicos para las comunidades que habitan en ellos. Generalmente, las regiones de influencia objetivo de estos planes son territorios amenazados por la creciente y marcada degradación de las áreas boscosas dedicadas a actividades como la ganadería, la agricultura o al establecimiento de cultivos ilícitos, éstos últimos manejados bajo los parámetros del Plan Colombia (2).

Bajo este concepto, se desarrolla el Proyecto de Maderas del Darién en los municipios de Riosucio y Carmen del Darién en el departamento del Chocó, ubicado en la Costa Pacífica de Colombia (3), en las zonas ribereñas al río Atrato, región afectada por los factores ya mencionados.

Para introducir el tema del desarrollo forestal en la zona, el programa Más Inversión para el Desarrollo Alternativo Sostenible (MIDAS) de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), convocó en el año 2006 a las empresas forestales interesadas en desarrollar el Proyecto, de las cuales, después de un riguroso análisis de su perfil, Maderas del Darién S.A. empresa orientada por Pizano S.A., fue seleccionada como la entidad privada encargada de ejecutarlo y de recuperar la vocación forestal en esta región, gracias a que anteriormente -y por cerca de 50 años- ésta última ha desarrollado planes similares en otras regiones del país (4).

De hecho, el Proyecto de Maderas del Darién está basado en un esquema de promoción forestal llevado a cabo en el año 2000, con recursos de la Organización Internacional de Maderas Tropicales (ITO) en el cual, además de promover la actividad forestal, se dio inicio a una nueva relación con las comunidades en la que el componente comercial y productivo de las plantaciones contribuyó a capitalizar los procesos de desarrollo comunitario por medio del apoyo económico de la empresa privada, de entidades como MIDAS y de otros mecanismos como el Certificado de Incentivo Forestal (CIF) (5).

 Modelo asociativo, Pionero en Colombia.

El Proyecto de Maderas del Darién, “no tiene precedentes en la historia de los territorios colectivos que reglamenta la Ley 70, pues en el se aplica el modelo de establecimiento de plantaciones forestales con un claro objetivo comercial, con la participación de la empresa privada y los territorios colectivos” afirma Jaime Ospina, Gerente del Componente Forestal del programa MIDAS.

En efecto, éste es un programa de reforestación comercial con las comunidades que habitan en la ribera del Río Atrato y que cuenta para su ejecución con tres actores: la comunidad como beneficiaria, y apoyada por MIDAS como entidad inversionista sin ánimo de lucro; y Maderas del Darién S.A. también como entidad inversionista pero con un objetivo de lucro a partir de la actividad forestal; asociados bajo un acuerdo comercial para establecer plantaciones forestales productivas y crear una economía lícita en las tierras comunitarias, sin desligar por ello, el carácter social y el compromiso de desarrollo alternativo que establece la Ley 70.

En este caso, los territorios colectivos -amparados por las disposiciones de la ley 70- son considerados propiedades intransferibles e inembargables que, además bajo la cultura ancestral de los afrodescendientes, son propiedad de los Consejos Comunitarios; un ente corporativo sin ánimo de lucro que representa a la comunidad y que tiene derecho al uso de la tierra y a obtener los beneficios económicos por este motivo, pero no a la disposición de la misma, por lo que no puede venderla o gravarla. Estos territorios se integran con áreas comunes a toda la comunidad y con predios que han pertenecido a familias que tienen el usufructo de ellos y es allí donde se desarrolla el Proyecto.

 Para explicar el modelo asociativo y comercial de la iniciativa, Miguel Rodríguez, Director Forestal de Pizano S.A., toma como referencia el esquema de “al partir”, llamado ‘contrato de cuentas en participación, en el que el pequeño propietario de la tierra la inmoviliza durante el turno del cultivo para reforestar el área; la sociedad Maderas del Darién S.A., pone a disposición su capacidad técnica, material vegetal y recursos económicos, y MIDAS aporta una donación para el apoyo al propietario de las tierras, (en este caso el Consejo Comunitario) y aumentarle de esta forma su porcentaje de participación en el contrato.

Vale anotar que el porcentaje de participación del Consejo Comunitario se integra por el 0.7% mensual del valor teórico de las tierras inmovilizadas para el proyecto -durante los 12 años del turno- más una porción de su mano de obra y más el aporte de MIDAS.

El objetivo de este esquema es que cada una de las partes, aporte los recursos con los que cuenta para efectos del contrato comercial, y al igual que en un negocio, reciba el porcentaje de ganancias que le corresponde de acuerdo a su aporte, las cuales se representan en vuelo forestal. De ahí que la inversión de MIDAS se destina para apoyar al propietario de las tierras quien, con estos recursos, incrementa su porcentaje de participación en el negocio y por ende, recibe mayores ganancias. Cabe destacar que los recursos económicos del programa MIDAS ($1.153.571.308) son entregados a Maderas del Darién S.A. quien los administra de acuerdo a los requerimientos técnicos que el manejo de la plantación exija.

Por la misma razón del negocio, en el acuerdo se determina qué se va a producir, en cuánto tiempo, cuánto producirá cada una de las partes, cuál es la responsabilidad de cada una, y cuánto le corresponde del producto y ganancias a cada quien. De esta manera, mientras la comunidad aporta el usos de sus tierras, parte de su mano de obra y la donación de MIDAS -rubros que representan un 32% de la inversión total- la empresa aporta recursos económicos, las semillas para el establecimiento de las plantaciones, sus conocimientos sobre tecnología forestal (específicamente sobre la especie Gmelina arborea) (Ver recuadro: Componente forestal) y asistencia técnica a las comunidades (6), lo que representan el 68 por ciento del negocio.

Según Miguel Rodríguez, la idea es que al finalizar la cosecha tanto el propietario de las tierras, quien es dueño de un porcentaje de la madera en pie, y Maderas del Darién., también propietario del producto (aunque en un mayor porcentaje considerando su 68%), puedan negociar la compra venta de lo que le corresponde a las comunidades. Cabe aclarar que la comunidad tendrá el derecho de vender su vuelo forestal a quien desee o por el contrario, darle un uso diferente a la producción.

Cabe destacar que, teniendo en cuenta que MIDAS se desarrollará en el país hasta el año 2010, este acuerdo por asociación contempla el mantenimiento de las plantaciones durante el tiempo de permanencia del programa. Según Jaime Ospina, MIDAS hace presencia durante el establecimiento de la plantación, la siembra, y los primeros dos años de la misma; y posteriormente Maderas del Darién S.A. continuará con las labores de mantenimiento, conservación y aprovechamiento.

En este sentido, en el presupuesto de la donación del programa MIDAS, se destinó además un rubro especial para la capacitación forestal de las comunidades y para el fortalecimiento administrativo de los Consejos Comunitarios, con el objetivo de brindarles las herramientas necesarias para que hagan de la recuperación de sus tierras, un medio sostenible de generación de ingresos.

La región en donde se desarrolla este Proyecto se caracteriza porque sus tierras se han visto sometidas a la influencia de la actividad humana: de ser bosques naturales se convirtieron en tierra de uso agrícola en las que existían cultivos de maíz o yuca, o en pastizales dedicados a la ganadería, y en los últimos años tierras dedicadas a los cultivos ilícitos con poca probabilidad de convertirse nuevamente en bosques naturales.

Por esta razón, se identificó que la mejor manera de hacer las tierras productivas era establecer en ellas plantaciones forestales con la especie Gmelina arborea (7), la cual se distingue por su acelerado crecimiento -lo que representa doble productividad frente a otras similares- y su fácil manejo silvicultural, hechos que la hacen ideal para el aprovechamiento industrial y comercial.

Según Miguel Rodríguez, para este caso se seleccionaron las mejores semillas de la especie provenientes de los huertos semilleros de Pizano S.A. y de otros ubicados en Costa Rica, país con características climáticas y geográficas similares a la región de influencia, gracias a lo cual se lograrán los objetivos que en materia forestal se tienen proyectados: establecer un núcleo forestal en territorio de las comunidades de mínimo 5 mil hectáreas cuyo crecimiento estimado entre los 40 y 45 metros cúbicos, por año, sea el indicado para la actividad maderera que desarrolla la compañía, y que permita rendimientos que beneficien económicamente a las comunidades pues, como ya se mencionó, la madera es el principal producto comercial con el que éstas cuentan para obtener las ganancias esperadas del negocio.

A la fecha, y después de dos años de iniciadas las negociaciones, se estima que han sido plantadas cerca de 800 hectáreas, de diferentes edades -1 año, año y medio, recién plantadas- a las más antiguas de las cuales se les realizará una primera entresaca, en agosto próximo.

Construir lealtad y responsabilidad

Aunque desde el inicio del programa, las comunidades respondieron positivamente a la ejecución del mismo, uno de los retos que más tiempo y dedicación ha exigido para alcanzar los objetivos, es el desconocimiento que sobre el manejo técnico de plantaciones forestales predominaba entre los propietarios de las tierra, teniendo en cuenta que son éstos los encargados del buen mantenimiento de las mismas; no obstante, afirma Jaime Ospina, este ha sido un proceso posible gracias a la apropiación que las comunidades han tenido del Proyecto.

Al respecto, comenta Miguel Rodríguez que existen marcadas diferencias entre ciertas costumbres relacionadas con el trabajo y la siembra -muy propias de la cultura de las comunidades afrodescendientes- y la concepción de operaciones planificadas, programadas por los profesionales de Maderas del Darién, encargados de coordinar las actividades forestales en las plantaciones.

Ejemplo de ello es, continua Rodríguez, la interpretación que sobre el manejo del tiempo tienen ambas partes, ya que mientras para la empresa o el programa MIDAS -y en general para cualquier organización empresarial- el tiempo es un factor determinante para el cumplimiento de los logros, este no lo es en la idiosincrasia propia de estas colectividades, lo que dificulta llegar a acuerdos en el cumplimiento satisfactorio de los cronogramas de trabajo.

No obstante, afirma Miguel Rodríguez, el Proyecto Maderas del Darién “es un negocio de absoluta confianza”, en el que la construcción de las relaciones entre la compañía, la comunidad y MIDAS ha exigido de cada parte, una cuota de lealtad y responsabilidad, valores únicos para que éste acuerdo -en el que no hay garantías reales ni materiales (como en una hipoteca o un préstamo bancario)- funcione. De ahí que inconvenientes como los ya mencionados, se conviertan en una forma de aprendizaje y entendimiento que favorecen la identificación de un punto en común satisfactorio para todos.

Como resultados de esta relación son 400 las familias beneficiadas hasta la fecha (la proyección de MIDAS es beneficiar a mil familias) y 450 los empleos creados de forma permanente; además de los ingresos generados para la economía de la región por la actividad misma de la reforestación -puesto que, por ejemplo, demanda mano de obra-, y el manejo ambiental de estas tierras puesto que las comunidades ya están capacitadas para diferenciar y establecer actividades forestales que correspondan a las características de estos bosques.

Así, éste programa, independiente de sus objetivos puramente comerciales, se ha convertido en una alternativa para las comunidades afrodescendientes de la región que, después del desplazamiento forzoso al que se vieron sometidas, pueden regresar a sus tierras ancestrales, a su patrimonio; de ahí que reciban el nombre de “las comunidades del retorno”.

Se trata de un regreso marcado por las oportunidades de ocupar y recuperar sus tierras, de trabajar, de mejorar sus condiciones de vida, y de generar ingresos lícitos a partir de este esquema que Miguel Rodríguez describe como “una buena sociedad”, la primera de este tipo que se desarrolla en el país.

Citas:

  • Por efectos de la Ley 70/93 fueron adjudicadas más de 30 millones de hectáreas, de las cuales más de 20 millones son bosques naturales.
  • El Plan Colombia es un proyecto internacional constituido en 1999 entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos con el objetivo principal de disminuir el tráfico de estupefacientes. Éste se desarrolla en municipios del país en donde existen cultivos ilícitos, en aquellos aledaños a los primeros y por donde transitan los productos de dicha actividad, y en los municipios en donde existe población vulnerable a participar en los mismos. El objetivo del programa es el de sustituir los cultivos ilicitos por actividades lícitas, en el caso de la región de la rivera del Río Atrato a través del los diferentes componentes de los programas de USAID.
  • La región del Pacífico es la de mayor concentración de biodiversidad por unidad de área reportada en el mundo, donde conviven cerca de 400 especies de árboles y 800 vertebrados por hectárea. No obstante, la cobertura forestal de esta región paso de 9’806.050 hectáreas en 1959 a 4’248.550 hectáreas en la década de los 90 como consecuencia de una deforestación anual de 154.000 hectáreas.
  • En la Costa Atlántica, bajo el programa Alianzas productivas para la paz, Pizano S.A. desarrollo proyectos en los que se establecieron plantaciones comerciales con pequeños propietarios, las cuales se perdieron debido a la situación de violencia y desplazamiento que se agudizo en la última década en el país.
  • El CIF, creado por la ley 139 de 1994 y reglamentado por el decreto 1824 de 1994, es un aporte directo en dinero como un reconocimiento del Estado a las externalidades positivas de la reforestación, que consiste en un bonificación en efectivo de los costos de siembra de plantaciones forestales con fines protectores-productores en terrenos de aptitud forestal.
  • Este concepto también incluye la supervisión, y la programación de las actividades para que las plantaciones alcance los objetivos de producción.
  • Para mayor información sobre la especie consultar Revista M&M 50, dic/feb. De 2005.

Fuentes:

  • Jaime Ospina. Gerente del Componente Forestal del programa MIDAS. jospina@midas.org.co
  • Miguel Rodríguez. Director Forestal de Pizano S.A. mrodriguez@pizano.com.co
  • Diálogo Nacional Bosques y Comunidades. VIII Congreso Forestal Nacional. Agencia GTZ.

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