Golpe Bajo a Productores de Estibas

Yuri Andrés Narváez Morales

Periodista M&M

 Invertir en maquinaria para luego sub-utilizarla es la percepción que tienen más de 27 empresas fabricantes de estibas, a nivel nacional, luego que la expedición de la resolución 3294 del ICA les significara esperar hasta septiembre del 2005 para obtener los resultados de una gran inversión. La medida es vista como un gran desestímulo aunque el instituto afirma que todo fue un mal entendido

 Una certificación tiene hoy en pugna a los fabricantes de estibas y el ICA, después de que la entidad diera el ultimátum a éstas empresas, el pasado tres de junio de 2004 con la resolución 1074, exigiéndoles implementar –a partir del primero de enero de este año– las medidas fitosanitarias adecuadas para la elaboración de estibas utilizadas en los procesos de exportación; para luego emitir otra resolución en la que este plazo se extendía hasta septiembre de 2005.

La primera resolución decretaba que los productores de embalaje debían ofrecer estibas que tuvieran un certificado fitosanitario otorgado por el ICA a fin de prevenir la transmisión de plagas entre países, conforme a la norma NIMF 15 expedida por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO; entidad que ha promovido esta idea con el objetivo de convertirla en ley al interior de estado. Así, cada embalaje que pretendiera salir de Colombia debía contar con una certificación del instituto.

Conforme a esa ley, los empresarios de estibas vieron la necesidad de adecuar sus instalaciones y comprar maquinaria –realizando una inversión que les demandó cerca de los tres mil millones de pesos– para con ello, obtener dicha certificación y seguir cubriendo la demanda del mercado exportador.

Es por esto que la segunda resolución, la número 3294 del pasado 22 de diciembre de 2005, resultó un golpe bajo para las más de 27 empresas que ya habían cumplido con todos los requerimientos exigidos por el ICA en esta materia. Los productores de estibas ven ahora, en lo que antes creían era una inversión, un perjuicio comercial y un lucro cesante que se extenderá irremediablemente hasta septiembre de 2005 pues el mercado exportador, según ellos, seguirá girando en torno a las estibas no certificadas porque simplemente, son más económicas.

Sin embargo el pasado el pasado 24 de enero, el ICA explicó al gremio a través de la Federación de Industriales de la Madera – Fedemaderas, que pese a que el instituto tomó una decisión unilateral y no les participó la nueva disposición y el cambio de fecha, no hubo por parte de la entidad mala intención y todo se trató de un mal entendido.

“El ICA no busca que las empresas productoras de estibas tengan un lucro cesante, por el contrario, se busca que aprovechen dicha inversión como una ventaja competitiva”, afirmó el director de la entidad, señor Juan Alcides Santaella. “No se pretendía dar a entender que el cumplimiento de la norma se extendía hasta septiembre, la intención de la norma era simplemente ampliar el plazo a otras empresas para que tuvieran la posibilidad de entrar en la lista de las empresas certificadas”.

No obstante, para los industriales que cumplieron en su tiempo lo demandado por la norma inicial, las razones que expone el ICA no son válidas ni justificadas y más aun si contemplan que han sufrido ya la cancelación de contratos, por parte de clientes, una vez conocida la última resolución.

 La Maratón de los Fabricantes

 ¿Pero en qué radica el malestar de los estiberos? Sin duda, para ellos, no brindar estibas certificadas a sus clientes exportadores, a partir del primero de enero de este año, tal como lo indicaba la primera resolución, significaba perder una porción importante de su mercado y por ende, sufrir un gran desfalco económico en el interior de sus empresas.

Por eso para obtener la certificación del ICA, los fabricantes de estibas vieron la necesidad de modificar sus instalaciones y procesos de tal forma que la madera utilizada en la fabricación de sus productos tuviera el mínimo riesgo de contacto con alguna plaga. La norma de forma implícita generó así, la reestructuración de sus negocios e implicó una inversión importante, pues ninguno contaba con los equipos requeridos.

Al respecto el ICA -basándose en la norma de la FAO- ofrecía dos posibilidades para adelantar el proceso fitosanitario y sanear las estibas; una de ellas consistía en someter el producto ya terminado a un tratamiento térmico y la otra implicaba la exposición de cada estiba a un tratamiento de bromuro de metilo.

Cada una implicó, para los acosados industriales, redisponer sus áreas de trabajo e iniciar procesos costosos y complejos: La primera opción, tratando la madera en un horno especial de calor húmedo, a más de 50° centígrados y por espacio mínimo de treinta minutos, que obviamente significó la consecución de maquinaria, software, cámaras de secado, etc. La segunda, exceptuando el horno, incluía los mismos equipos pero con una inversión adicional en sistemas de emisión de gases y cámaras de ventilación.

Ya, una vez tratada la madera, se exigió al fabricante almacenar sus estibas en bodegas que no permitieran la formación o acumulación de plagas, libres de humedad, con suficiente ventilación, entre otras especificaciones, y para cerrar debió sumar a las dos inversiones, un pago al ICA de 700 mil pesos, correspondiente al costo de la certificación, valor que aun está vigente.

Pero el problema está, según Fedemaderas, en que dadas las condiciones anteriores, ninguna empresa dedicada a la fabricación y alquiler de estibas en Colombia estaba preparada para obtener dicha certificación, pues cuando el ICA estableció como fecha límite el primero de enero de 2005, los fabricantes realmente iniciaron una carrera maratónica y económicamente muy elevada, que ciertamente llevaron a término y que, ya certificadas, sólo les significa pérdidas.

Incluso, asegura la federación de madereros, la resolución inicial generó paralelamente otros negocios tales como empresas dentro del sector maderas dedicadas exclusivamente a ofrecer el servicio fitosanitario. Pero la resolución de 3294 también dejó a éstas compañías con sus equipos nuevos sub-utilizados hasta septiembre de este año.

 El Otro Lado de La Norma

Las reacciones no se han hecho esperar, los productores de estibas perciben frenado su esfuerzo y su inversión inicial, y algunos industriales del sector madera, incluso, han acusado al ICA de ser una entidad falta de palabra, cuya decisión lesionó gravemente su industria.

De hecho según Rafael Franco, gerente de Deco Export Muebles, empresa dedicada a la elaboración de embalajes, existen fábricas que adquirieron su maquinaria a través de cuotas por medio de entidades bancarias o por medio de otros mecanismos, “En mi caso, debí pedir prestado para cumplir y ahora que los exportadores no están obligados a comprar estibas certificadas, no se como voy a pagar”, afirmó.

La preocupación de los empresarios es comprensible, pues a pesar de que la diferencia entre una estiba certificada y otra no certificada es sólo de tres mil pesos por costo de producción, a la hora que el cliente elija las segundas, las pérdidas de los estiberos certificados alcanzarían los tres millones de pesos por cada cliente, dado que cada uno, por lo general, demanda una cantidad superior a las mil estibas.

Así pues, la informalidad en el comercio de estibas, al preferir productos de mala calidad, más económicos, se presenta como la gran amenaza para la estabilidad de sus empresas. En opinión del gerente de Deko Export Muebles, la segunda norma emitida por el ICA paralizó el impulso y el desarrollo de un sector naciente y prometedor dispuesto a invertir para que Colombia fuera pionero en la implementación de esta norma a nivel suramericano. “De conocer la extensión de tiempo que se daría a la norma, personalmente, habría evitado tanto endeudamiento” concluye.

Búsqueda de Clientes, la Clave de Fedemaderas

Independientemente de los argumentos y los reclamos actuales del sector estibero, el ICA afirma que la medida, lejos de perjudicarlos, les abrirá nuevas y ventajosas oportunidades comerciales representadas en la posibilidad de penetrar mercados internacionales con mayor seguridad y estándares acordes con las exigencias de importantes clientes.

El caso puntual es Estados Unidos del que afirma el ICA, aplica la certificación voluntariamente y tiene hoy como único proveedor de estibas a Canadá; para Colombia este sería un destino interesante ofreciéndose como alternativa, sin contar que a futuro la medida, en ese país, podría llegar a ser obligatoria y en ese caso los exportadores nacionales se verían obligados a utilizar solo estibas certificadas generando un mercado permanente para el segmento en cuestión.

Sin embargo, el gremio de madereros asegura que la medida refleja claramente el trato desigual que el gobierno da ciertos sectores económicos del país, perjudicando a unos y beneficiando a otros, pues en condiciones similares el segmento floricultor y bananero, en su momento, sí recibieron un subsidio a causa de la devaluación del dólar. Incluso podría pensarse que la presión para prorrogar la fecha de certificación pudo incluso provenir de los exportadores de productos, que por ahora no quieren incrementa sus costos.

En general, Fedemaderas cree que es indispensable, mientras el gobierno plantea mecanismos de solución al problema, poner en práctica estrategias urgentes que permitan al gremio ganar clientes dentro del mercado de estibas certificadas, lo que obviamente supone contactar exportadores que tengan entrada en países donde la norma NIMF 15 de la FAO sea obligatoria, tal como ocurre con los de la Unión Europea.

En este sentido la federación afirma que los volúmenes actuales de producción alcanzados por los fabricantes de estibas puede responder a la demanda activa del sector exportador, pues a pesar de que aún existen empresas no certificadas, las más de 27 pueden cubrir cabalmente sus requerimientos.

“Hoy las empresas certificadas ofertan cerca de 300.000 estibas por mes, mientras el sector exportador tan sólo demanda 175.000 estibas mensuales lo que significa que Colombia puede desenvolverse muy bien en el campo de proveedor, explica Ana Janeth Gonzáles, Coordinadora de Gestión de Fedemaderas.

No obstante del positivo panorama futuro, la agremiación prevé que en caso de que ni el gobierno, ni el sector maderero tomen medidas para exigir el cumplimiento de la normatividad -a corto plazo- su descalabro será inminente pues los exportadores simplemente continuarán prefiriendo por economía, las estibas no certificadas. Por eso lo mínimo que esperan los industriales, según Rafael Franco, es que el gobierno diseñe mecanismos para solventar, de alguna manera, la inversión hecha.

Sin duda, los más de 27 fabricantes de estibas cumplidores ven en la medida del pasado 22 de diciembre 2004 un premio para aquellos que aún no han invertido, que no han dado su apoyo a la medida fitosanitaria, que no le apostaron al país y que sin problema, siguen manteniéndose en el mercado. “Lo ideal sería que el gobierno adoptara medidas exigiendo el uso de estibas certificadas” demandaron las directivas de Fedemaderas.

En todo caso no puede negarse que finalmente, se trata de una tendencia comercial que además de prevenir la transmisión de plagas y mejorar las condiciones fitosanitarias de los mercados, tiene aceptación mundial. Solo faltan algunos meses para que Colombia y sus industriales entren en esa onda, onda que seguramente traerá nuevos e importantes cambios para el mercado en general.

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