La Madera, Protagonista de Lujo en los Auto Soñados

 María Cristina Rojas Cruz

Periodista M&M

 La pasión por los automóviles que experimentan muchos, ha inspirado desde Canadá hasta el Japón, numerosos proyectos de autos en madera que iniciados por hobby, se han convertido en piezas valiosas que han llegado a superar los 32.000 dólares, y que se perfilan algunas incluso, como interesantes soluciones para la industria automotriz, posicionando la madera como un material de alta gama.

La madera ha sido desde el inicio de la historia del automóvil, la base de su creación y desarrollo. Trineos, carretas, autos de vapor, electricidad y gasolina, dieron paso al sueño de muchos gomosos por estos aparatos de crear réplicas exactas de sus marcas más admiradas, o de construir nuevos modelos que después de ser un sueño realizado por hobby, han tomado un valor en el mercado que ni ellos mismos imaginaron.

Registros exitosos en revistas especializadas del sector como ‘Mechanix IIlustrated’ dan cuenta como desde 1959, se producen modelos en esta línea, como fue el caso de un modelo ruso hecho en madera con motor de motocicleta Ariel de 1000 cc, suspensión independiente de un Citroën, una caja de dirección de Renault y un surtido de piezas de un Cadillac, que hoy en el mercado eBay cuesta 29.000 dólares.

En 1973, ‘Minimecánica Popular’ publicó un trabajo de Arollin Armer, un diseñador mecánico de California quien, a sus 42 años, dedicó 18 meses de su vida a crear un auto de madera con motor eléctrico no contaminante, que luego vendió en la no despreciable suma de 1.300 dólares.

Réplicas a escala uno-uno, mix de estilos, formas anfibias, o miniaturas como la de Adrian Mazzaroni, un argentino emigrado a Europa que hoy vende diseños en 3.000 euros mínimo, dan cuenta de una curiosa industria que mueve no sólo el arte, sino particulares nichos de mercado en los países que tienen clientes para ellos.

Europa es la región del mundo que mayor número de talentosos amantes de esta línea creadora ha aportado a esta industria, seguida por países como Estados Unidos o Japón, donde el último súper carro de madera hecho en Maniwa, hoy se vende en 32.000 dólares, cifra similar a la que pagaría un gomoso por un modelo en metal del Opel Insignia, declarado el auto del 2009, en Europa.

 Dos Famosos Autos de Madera para Inspirarse

Entre los numerosos proyectos de autos de madera adelantados en el mundo, existen dos que llaman poderosamente la atención no sólo por el arte y trabajo que encierran y por el uso en agua o en tierra para el que fueron hechos, sino porque han logrado captar la atención de los medios de comunicación, los grandes museos y las mejores exhibiciones automovilísticas, que ya tienen un lugar especial reservado para ellos: los genios creadores de los “Cars in Wood”.

El primer caso es el Splinter, un súper auto deportivo en madera que se está construyendo en el marco de un proyecto de postgrado por un grupo de estudiantes de la Universidad de Carolina del Norte en EE.UU, un modelo que cuenta con un motor V8 de 600 caballos de potencia y 240 kg menos pesado, pero igual de rígido que un modelo en metal. El segundo, es una serie de réplicas de famosos autos- como el Jaguar 1937, Fiat Fotoplino, Mercedes Seagull, Escarabajo Volkswagen y un Ferrari F50 –pero tipo anfibios– fabricados por un genio con corazón de madera llamado, popularmente, “El Carpintero de Venecia”: Livio De Marchi.

Estos visionarios están demostrando que la madera es uno de los materiales más versátiles y que ocupa los primeros puestos en la industria de la alta tecnología automovilística, empleada para fabricar partes exteriores, interiores incluyendo sillas y lujos, soportes para los mecanismos metálicos, e incluso, partes que sufren alto desgaste como el timón.

Livio De Marchi, Un Ecologista con Corazón de Madera

El “Carpintero de Venecia” es un artista proactivo que ha dejado ver sus sorprendentes cualidades artísticas en objetos tallados sencillos como sombreros, gabardinas, libros y prendas de vestir, y en otros más complejos y ambiciosos como su casa en Tambre d´Alpago –donde todo es de madera–, o sus autos, responsables de su fama como uno de los escultores más célebres de Italia y Europa.

Exposiciones en Milán, Florencia, Londres, París, Dusseldorf, Zurich, Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y Tokio, las primeras planas en medios como ‘Interior Design’, ‘Jardin de Modes Capital’, ‘Casa Vogue’, ‘Madam, Figaro’, entre otros, y entrevistas en distintas cadenas de televisión desde Suiza hasta Australia dan cuenta de su genial pasión por la madera.

Particularmente, todos los autos-anfibios, los ha creado Livio secuencialmente: en 1988 fue el Jaguar modelo 1937, en 1989 un Fiat Topolino, en 1999 un Mercedes Seagull y un llamativo Escarabajo Volkswagen, y en 2000, el Ferrari F50.

Su arte nació desde niño, cuando trabajaba en esculturas ornamentales en un taller de artesanías, luego probó materiales como el mármol, bronce, y al final, la madera, de la que se enamoró después de su paso por la Academia di Belle Arti de Venecia.

“Prefiero la madera por su perfume, su consistencia y elasticidad. La madera vive cuando la trato y quiero demostrar que se puede hacer algo muy rápido y fuerte en ese material, que no es anticuado ni de baja tecnología”, enfatiza el escultor y agrega “al principio trabajé con maderas duras; hoy busco unas que no sólo se adapten a mis manos, menos fuertes que veinte años atrás, sino que me permitan respetar sus nudos e imperfecciones”.

¿Cómo Nació la Magia?

 Sus autos, casi todos con motores de hasta cinco nodos de velocidad y expuestos en la mejor vitrina del mundo: las calles de Venecia, se originaron de una típica lavada en una lancha, en 1985, junto a su hijo Mattia mientras navegaba por un canal denominado Panamá, en esta ciudad.

“Nuestro bote era de remos y disfrutábamos de lo que nos gusta a los venecianos: remar. Mientras avanzábamos sobre el canal vimos un embotellamiento de taxis de agua, autobuses y barcos de transporte que crearon una gran ola que lavó nuestro pequeño barco, y pensé: “Esto no es el Canal de Panamá, es una carretera y para ello necesitamos un coche, no un barco”, así nació el primer auto, cuenta Livio. Ese Jaguar de 1937 -una réplica exacta del famoso vehículo, incluso en detalles como el tablero, las sillas y hasta la parrilla- hizo que, en 1988, Venecia se admirara de su trabajo.

La madera comenzó a reinar en la vida de De Marchi. En este caso, así como en la gran mayoría de sus obras, prácticamente todo es en madera de pino, aunque también emplea otras especies como cirmolo, nuez, cereza, árbol de caja, tilo, árbol de cal y ébano para elaborar infinidad de piezas que componen sus singulares diseños.

Un año después tenía listo uno de los automóviles íconos de su amada Italia, un Fiat Topolino propulsado por un motor de lancha que le permitiría navegar pausadamente por las calles de su ciudad.

Luego, vinieron las réplicas del Mercedes Seagull y de un “escarabajo” convertible Volkswagen modelo 1964, este último expuesto en Venecia, Amsterdam, Essen y Frankfort, registrado por las cámaras de varias cadenas televisivas de estos países -incluso la B.B.C, en un especial, en 2001, denominado ‘Italia al revés’- y que hoy hace parte de la exposición permanente del Automuseo Stifung de Volkswagen, en Alemania.

Pero faltaba un reto mayor: un auto deportivo de alta tecnología. El Ferrari F50, que demandó ocho meses de trabajo y que debía estar terminado para el Salón del Automóvil de Essen en el 2000, ese provisto de un motor de cinco nodos de velocidad, de mayor potencia que los anteriores y fiel a las formas del modelo original.

“Como puede imaginar, creo que no hay nadie en el mundo que no ame un Ferrari, pero su costo es inalcanzable por lo que pensé construir uno para mi. Le pedí a un amigo que tiene uno, que me dejara tomar medidas, hice mis bocetos y empecé a trabajar”, cuenta De Marchi.

El resultado fue un vehículo cuya estructura exhibe una mixtura de maderas muy interesante. Gran parte de el está construido de pino cirmolo, lo demás, en nogal y cerezo entre otras. El hábil artesano jugó además con los colores propios de la madera por lo que, por ejemplo, el cuerpo es muy claro, mientras que las llantas fueron fabricadas en madera nogal para darle un tono más oscuro.

Partes como el espejo, la matrícula, el símbolo de Ferrari y otros lujos se hicieron en ébano cherry americano y los espejos, en pino y linden.

Con este modelo de Ferrari en particular, Livio tuvo sus mayores retos y que se vieron representados en la fabricación de partes como por ejemplo, los parabrisas –originalmente en plástico– pero que para el caso en particular resultaban difíciles de reproducir y no tenía forma de comprarlos por su elevado precio. Según el artista, algunos detalles como estos, fueron una verdadera “presión psicológica” que además tuvo que repetir pues, en una exposición fuera de Venecia, un hombre ebrio cayó sobre el Ferrari y rompió los “valiosos” parabrisas.

Este auto es el único que Livio aún conserva, toda vez que los demás modelos fueron vendidos en una suma que el “carpintero de Venecia” prefirió mantener en reserva.

Un Trabajo de Familia

Enamorado de la madera, como su padre, Mattia, su hijo, junto a su ayudante Cristiano, son la nómina del taller-galería de Livio, situado en pleno distrito administrativo de San Marco, donde día a día tallan y desarrollan nuevas obras.

Las maderas, anteriormente citadas, son escogidas por ellos debido a la facilidad de aprovechar sus características de veta, color y facilidad de talla. El proceso de creación nace de manera casual y espontánea, según el escultor, por lo general, primero realiza un boceto, determinando todas las partes que deben ser esculpidas, el tipo de material y procede a tallar con sus cinceles y martillos –como se haría en cualquier otra escultura en madera– la primera pieza que corresponde a la base inferior del coche.

A partir de allí se crean las demás partes, que se pulen y pegan con cola para embarcaciones marítimas y que luego se impermeabilizan con un revestimiento especial para barcos de madera. El proceso de fabricación adelantado en todos los autos es el mismo, y en todos se cuida que las vetas y el color natural de la madera siempre queden al descubierto.

Para finalizar, el equipo De Marchi coloca el motor respectivo y el auto está listo para recorrer las calles de Venecia y causar sensación. En tiempo, hizo falta aproximadamente ocho meses para que el equipo terminara cada modelo, como ocurrió con el Ferrari F50 aunque, según su creador, estimar el tiempo exacto en cada caso, por ser tan distintos, resulta una tarea difícil.

“Como usted puede imaginarse, estos coches son un éxito en mi ciudad, por eso yo disfruto mucho conducirlos”, comenta el escultor.

Todavía no se conoce el próximo proyecto, pero Livio sigue trabajando sobre una idea nueva con la naturalidad de un niño. “Soy un escultor y no un pintor, pero un día espero hacer un dibujo que tenga la misma simplicidad y pureza de la de un niño”, concluye este genio creador.

El Splinter: El Súper Deportivo en Madera

El Splinter, hace parte de la nueva generación de autos en madera –en proceso de construcción– que se adelantan desde hace cuatro años en un garaje, como parte de la tesis de maestría del diseñador Joe Harmon, de 27 años, y un equipo de estudiantes de la Universidad de Carolina del Norte, EE.UU.

Se trata de un súper deportivo fabricado a partir de una combinación de arce, madera y MDF, capaz de alcanzar velocidades de 240 mph (millas por hora), dejando literalmente rezagados al   Lamborghini que alcanzan velocidades entre 192 y 205 millas o al Porsche, cuyas velocidades máximas promedio son de 178 mph.

Tiene un motor V8 de 4.6 litros, transmisión manual, seis cambios y un peso total de 1.134 kg  –240 menos que el súper ligero Porsche, o similar al peso de un Mini-Cooper– que lo hace tan liviano que puede alcanzar 60 mph en tan solo tres segundos.

Pero la característica más destacada de su construcción es la madera, material que, como sus creadores lo afirman, resultó verdaderamente increíble para aprovecharlo en esta aplicación, pues tiene una mayor resistencia vs. peso con relación al aluminio o al acero, posee una versatilidad que permite trabajarlo con muchas técnicas de construcción y su aspecto y olor natural son únicos.

“Realmente, participar en transformar un trozo de madera en algo tan importante, es muy satisfactorio. El Splinter está diseñado para expandir los límites y demostrar el potencial de la madera como material”, comenta Harmon; por ello, partes como el chasis, la carrocería y un porcentaje importante de los componentes de la suspensión y ruedas estén siendo fabricados en madera.

Se espera que pronto salga al mercado y a futuro, su grupo constructor piensa incluso, crear un auto de F1 en el que se necesitaría de una ingeniería creativa extrema para superar la resistencia/peso y la plasticidad de la fibra de carbono, pero perfectamente posible, según sus creadores.

Un Reto de Desarrollo

El material compuesto –desarrollado por el equipo del Splinter– es el resultado de un avance importante en el que se combinaron chapas de madera y se moldearon en diversas formas, al vacío para curar, con resina epoxi, material muy similar a la fibra de carbono.

Para ello, se diseñaron telares donde se confeccionaron chapas de cinco pulgadas de ancho, bandas de corte de sesenta pies de largo y un octavo o un cuarto de pulgada de ancho, sobre tejido en tela que fue moldeado y finalmente, embolsado al vacío con resina epoxi. El resultado, un compuesto ideal para fabricar los paneles de la carrocería, al que luego que estuvo listo para el ensamble, se le adicionó fibra de vidrio.

La compleja ingeniería se aplicó igualmente, para generar partes difíciles como el sistema de suspensión para el que casi se opta por el metal, pero después investigaciones, el grupo descubrió un tipo de madera, nativo de Norteamérica denominado Osage Naranja (Maclura pomifera), cuyas propiedades de dureza y resistencia resultaban ideales para utilizarla en arcos largos.

A parte del nuevo sistema de suspensión, Harmon y su equipo elaboraron un único silenciador en el ala para evitar que esta pieza, que no es de madera, no se calentara demasiado, un sistema de escape para la evacuación del aire de las calderas –fuera de la parte superior del auto que evita que el calor afecte la madera– y un innovador diseño de asientos que amplió el espacio para que el motor pudiera instalarse detrás del conductor –en el centro del coche– y los pasajeros pudieran ubicarse cómodamente y sin problema, sobre la suspensión.

Realmente, para materializar el Splinter, los constructores realizaron un trabajo artesanal importante. Un molde en tamaño reducido del modelo original tallado en madera, por partes, para establecer la curvatura y formas de la carrocería, pero hueco por dentro.

Este modelo fue lijado, pulido y adicionado con una base de resina poliéster que permitiría posteriormente, generar los paneles de la carrocería del Splinter.

A nivel de patrocinios, algunas empresas se han vinculado con aportes en especie, como fue el caso de National Casein, que suministró los PVAs, Möhring Group y Brenson Chapa que dio la madera de Arce y la Osage Naranja, Porte Cable, las herramientas y Daubert –especialista en sustancias químicas– que donó la cola con uretano usada para adherir los paneles y que ofreció como característica la de no añadirle humedad a la madera y en cambio rellenar sus poros especialmente en las superficies de acoplamiento, de hecho, este aporte hizo el proceso constructivo más rápido y seguro.

Aunque el cerebro de este ambicioso proyecto afirma que aun no ha pensado en un precio de venta, está de acuerdo en venderlo pues comenta tiene una deuda por saldar: “sería bueno poder pagar a mi padre el dinero que ha invertido en mi”. De hecho, una vez el Splinter se presente en sociedad (pues estaba planeada su finalización para enero de 2009, pero no se cumplió el propósito), Harmon y su equipo esperan que ese sea el inicio de sus exitosas carreras en el campo del diseño automotor.

Para ejemplificar mejor el proceso constructivo de este particular vehículo y comprender mejor la dimensión del reto que representó, recomendamos visitar la página www.joeharmon.com que exhibe fotos e información detallada del proyecto.

De hecho, M&M destaca, a continuación, algunas partes que por su inversión en diseño y trabajo en madera merecen ser registradas visualmente. Con lo anterior, el lector podrá conocer más sobre este súper auto y dimensionar las amplias posibilidades de la madera como material estructural en la industria automotriz.

Uno capaz de responder a los retos de peso, resistencia y funcionalidad que demandan los autos de última generación, de ofrecer su renovabilidad como valor agregado –coherente con la onda “bio” que pregona el mundo de hoy– y de retar a la imaginación y al diseño en un segmento exclusivo que mueve a la vez, mucho dinero y seduce a maravillados adeptos.

“Cuando trabajo humildemente la madera, advierto el misterio único y verdadero que nos une a la tierra, a la vida, porque encuentro algo secular, eterno, puro y no contaminado”. Livio Di Marchi.

Fuentes:

  • Livio de Marchiliviodemarchi.com – gallery@liviodemarchi.com
  • expatclic.com – www.sparkingtech.com – www.tuningspain.eshttp://www.wikio.es/news/Joe+Harmon – www.ncsu.edu/bulletin/ – www.joeharmondesign.com – http://blog.deautos.com/2009/ – http://www.america.gov – www.dailymail.co.uk – http://njection.com – http://www.neoteo.com/livio-de-marchi – http://www.conexioncubana.net – http://veniceblog.typepad.com/ – http://eamazings.com/ – http://www.motor.com.co/revistamotor/ – http://www.fotolog.com

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