Latencia: Cuando las Semillas Duermen

Paola Andrea Ruiz

Periodista M&M

La latencia, dormancia o letargo, es un estado natural que se genera en las semillas durante sus procesos evolutivos y que sucede con un fin específico: servir como mecanismo de supervivencia o adaptación frente a ciertas condiciones ambientales o de sitio que se dan en la naturaleza.

 La palabra latencia, que proviene del latin “Latens-entis” y significa oculto, escondido o aparentemente inactivo, es utilizada en el sector forestal y viverista para hablar específicamente de un fenómeno natural que se presenta en las semillas de la gran mayoría de especies forestales y arbustos, en el que pese a estar maduras y viables, no germinan pese a contar con condiciones favorables para su desarrollo.

Las semillas durmientes o latentes –como también se les conoce–, desarrollan durante sus procesos evolutivos ciertos mecanismos que impiden su germinación aún en ambientes con buena humedad, excelente aireación, suelos apropiados y temperaturas óptimas, fenómeno que no es casual sino que por el contrario, es resultado de adaptaciones fisiológicas para asegurar la supervivencia de las especies, pues protege las semillas para que no se estropeen o malogren durante los procesos previos a la siembra, o durante épocas del año en las que las condiciones para su germinación, no son favorables.

Es importante recalcar que la latencia es un estado de las semillas distinto a la quiescencia, pues a diferencia del primero, éste no permite la germinación debido a condiciones adversas que se presentan en el medio, y que van en contravía de su desarrollo vegetativo.

Niveles de Sueño

Según los expertos, la latencia se puede clasificar dependiendo de la localización de la inhibición que presente la semilla, y cada una de las categorías posee ventajas y desventajas, así como tratamientos específicos para romper el estado de dormancia.

Autores como Crocker (1916), Bibbey (1948) y Nikolaeva (1969), han realizado distintas categorizaciones al respecto. Para esta edición, la Revista M&M se ha basado en el último autor para explicar más detalladamente, los tres diferentes tipos de latencia: la exógena, la morfológica y fisiológica.

En el caso de la primera, la exógena o por la cubierta de las semillas, es la latencia que se presenta específicamente en el pericarpio o parte externa de la semilla, generada por varios factores y que se clasifica a su vez en: latencia física, aquella en la que la testa de la semilla es dura e impermeable al agua; latencia química, que se propicia por la presencia o acumulación de inhibidores o sustancias químicas en la cubierta; y latencia mecánica, que se da cuando la testa es extremadamente dura y no permite el crecimiento del embrión.

La endógena morfológica, el segundo tipo, se presenta cuando hay un subdesarrollo del embrión y se genera específicamente por la presencia de embriones rudimentarios llamados también proembriones, o por la presencia de embriones poco desarrollados que sólo ocupan la mitad de la cavidad de las semillas; en ninguno de los dos casos las semillas están listas para la germinación.

Y finalmente en la latencia endógena fisiológica, el periodo se presenta en el interior de los tejidos, por dos fenómenos principalmente, el primero, ocasionado por la semipermeabilidad en las cubiertas de las semillas, y el segundo, por la dormancia del embrión. Específicamente, este grupo se divide en cuatro categorías: latencia fisiológica, superficial, intermedia y profunda, dependiendo de la debilidad o fuerza del mecanismo inhibidor.

 Se ha establecido, igualmente, que algunas semillas pueden presentar combinaciones de tipos de latencia, como es el caso de la morfofisiológica y la endógena-exógena, casos en los que se da el subdesarrollo del embrión más la aparición de un mecanismo inhibidor fuerte, o la impermeabilidad del pericarpio, respectivamente, lo que altera e imposibilita la germinación.

Es necesario aclarar que no todas las semillas poseen impedimento para que su germinación se produzca inmediatamente después de la dispersión en ambientes favorables, de hecho, para las que crecen en los bosques tropicales húmedos, la latencia no constituye ningún problema, pero sí lo es para plantas que deben crecer en condiciones ambientales extremas como las zonas desérticas, o regiones demasiado frías, o para aquellas especies que han tenido que adaptarse a la alternativa de estaciones secas y húmedas.

Según Enrique Trujillo, Ingeniero Forestal y experto en el tema, la principal latencia que sufren las semillas de las especie forestales que crecen en Colombia, es la exógena, también conocida como latencia de la cubierta de la semilla, y que se presenta principalmente en su forma física –debido a la presencia de pericarpios duros–. También advierte que aunque se presenta, es poco probable e inusual que una semilla presente dos tipos de latencia exógena de manera simultánea.

Es Hora de Despertar: Tratamientos Pre-germinativos

El Semillero

Cuando la latencia es fuerte y no termina ante el anuncio de condiciones favorables propicias para el desarrollo de la planta, es preciso recurrir a prácticas artíficiales, estímulo o tratamiento pre-germinativo que garanticen el despertar de las semillas, señalan los expertos.

Así, para cada tipo de latencia existe un tratamiento pre-germinativo adecuado y, para cada caso, es necesario conocer previamente la especie en la que se va a aplicar el proceso de activación de las semillas a fin de evitar daños en las mismas, ya que no todas son iguales ni asimilan o actúan de la misma forma ante el estímulo externo; los procesos pre-germinativos se hace de forma particular para cada especie, y para muchas, son de carácter obligatorio.

Los beneficios que se derivan del tratamiento previo son en esencia, ahorro de semilla, de tiempo, de insumos y de espacio en el semillero, así como, un periodo predecible de transplante y la obtención de plántulas más homogéneas.

Diferentes estudios y pruebas realizadas, han demostrado que la práctica de tratamientos pre-germinativos aumenta y acelera la germinación de varias especies de cubierta dura. Por ejemplo, un experimento realizado con la Leucaena sp evidenció que las semillas no sometidas a tratamientos pre-germinativos pueden presentar una germinación cero, mientras que el 46 por ciento de las remojadas durante un minuto, en H2SO4 concentrado –uno de los procedimientos–, germinaron en 26 días; el 60 por ciento de las sumergidas en agua invierno por dos minutos, germinaron en 13 días y el 100 por ciento de las tratadas con papel lija lo hicieron en tres días.

Según el ingeniero Trujillo, en nuestro país y aunque en el sector forestal se utilizan semillas certificadas, siempre es necesario someterlas a tratamientos pre-germinativos para despertarlas del letargo, porque, en su gran mayoría, presentan latencia exógena. Usualmente, los viveristas encargados de la producción de las semillas las comercian sin haberles hecho los procesos pre-germinativos respectivos según la especie; son los responsabilizan de la siembra quienes deben realizar dichos estímulos según las especificaciones previas dadas por los ingenieros forestales.

Dado que la mayoría de especies forestales que se siembran en Colombia presentan latencia exógena, a continuación se explican los procesos pre-germinativos útiles para despertarlas, teniendo en cuenta que los métodos físicos o biológicos que se utilizan para ello tienen por finalidad ablandar, perforar, rasgar o abrir la cubierta para hacerla permeable, sin exponer o dañar el embrión ni el endosperma que se encuentran en su  interior.

  • Tratamientos Fisicomecánicos
  • Escarificación: Es uno de los procesos más utilizados. Consiste en raspar vigorosamente las semillas con lija para metales u otro elemento abrasivo, hasta que pierdan su brillo natural y adquieran un aspecto poroso. Este proceso se puede hacer manualmente, o con un utensilio llamado escarificador, que no es otra cosa que un contenedor forrado con lija, al que se le pueden dar vueltas utilizando una manija.

 Especies como la acacia de Girardot, la acacia japonesa, la acacia magnium, la acacia negra, el alcaparro gigante el búcaro, el cañafístulo o acacia rosada, el carbonero rojo, entre otros, necesitan este tipo de tratamiento para su despertar. (Para todas las especies ver recuadro).

  • Lijado de Puntas: Tratamiento aconsejado para semillas grandes, consiste en desgastar la punta de las semillas con lijas o piedras de superficie rugosa hasta volverla más delgada y permeable.
  • Quemado: Consiste en emplear un cautín para quemar la testa, en un punto distinto a donde se ubica el embrión, quemadura que facilitará el intercambio de agua y oxígeno.
  • Estratificación: Se almacenan las semillas a temperaturas adecuadas y procurando condiciones propicias de humedad, alternando capas de semilla y musgo con arena húmeda. Este método no es muy utilizado por cuanto demanda tiempo y se expone a la semilla a la aparición de hongos.
  • Tratamientos con Agua

 “Secar las semillas sobre papel o lona, después de la aplicación de los tratamientos, las prepara para la siembra” Foto El Semillero

 Cuando se utiliza el agua como método pre-germinativo, se busca producir la penetración del líquido y oxígeno en el interior de la semilla para posibilitar los procesos de germinación. Los métodos de tratamiento en húmedo, son efectivos para resolver tanto la latencia exógena física como la exógena química, o la combinación de ambas, ya que ablandan la corteza o testa de la semilla y remueven las sustancias presentes en ellas, que inhiben la germinación.

Por ejemplo, para el caso específico del Pinus caribaea, estudios demostraron, que sumergir sus semillas en agua a temperatura ambiente, por 48 horas, permitía una germinación más uniforme de las mismas en contraposición de aquellas que no eran tratadas pre-germinativamente.

  • Inmersión en agua: En un recipiente con agua, se sumergen las semillas y se remojan durante 24 horas o más, según sea la necesidad de la especie a tratar (semillas como las de la Teca escarificada, sólo necesitan ser inmersas en agua ambiente para estimular su germinación), aunque si las semillas deben permanecer por más de un día en agua, es aconsejable cambiar el líquido para evitar que la fermentación las afecte. Después del tiempo de remojo, se sacan del contenedor y se ponen a secar a la sombra para prepararlas para la siembra.

Se trata de un proceso relevante ya que gracias a éste, la semilla puede ganar un porcentaje importante de agua que tardaría en adquirir si se le sometiera simplemente al riego después de la siembra.

  • Hervido de las semillas: En un recipiente con agua, se introducen las semillas guardadas en una bolsa de lona, cuando empieza el proceso de hervor para dejarlas sumergidas de 2 a 3 minutos. En algunos casos como el del alcaparro enano, se retira del fuego y se deja enfriar el líquido con las semillas adentro; en otros, las semillas se sacan del recipiente inmediatamente después de la aplicación del tratamiento.

Para el caso de las semillas de Acacia magnium por ejemplo, se ha comprobado que su germinación aumenta progresivamente hasta un 5 por ciento cuando las semillas se sumergen en agua, a 30°C y  hasta un 91 por ciento cuando se sumergen en agua, a 100°C. Para esta especie se recomienda utilizar cinco partes de agua por una de semilla, remover en el agua retirada del fuego durante 30 segundos y dejar en remojo en agua a temperatura ambiente, durante toda la noche y a razón de 20 partes de agua por una de semillas.

Vale señalar que, independientemente de la especie, el tiempo de hervido debe controlarse minuciosamente pues sobrepasarse, puede causar la muerte del embrión por calentamiento excesivo.

Los expertos afirman que sin importar el tratamiento pre-germinativo prescrito para cada especie, el remojo de la semilla en agua, por lo menos dentro de las 12 horas previas a la siembra, es benéfico para la semilla, porque promueve la imbibición y reduce el tiempo en germinador.

  • Tratamientos Químicos

 Son tratamientos que, mediante la utilización de ácidos, debilitan la testa de las semillas, sin embargo pueden ser riesgosos mientras quien los adelante no posea el grado alto de conocimiento que se necesita para realizarlos. En la actualidad, son muy poco aplicados por las condiciones de manejo y por los costos elevados que implica adelantarlos.

  • Tratamientos Hormonales

 Existen en el mercado sustancias como la giberelina (ácido giberélico), las auxinas y las citoquininas que generan procesos bioquímicos y estimulan la germinación, sin embargo, estos tratamientos no deben aplicarse sin la estricta vigilancia de un experto, pues las dosis deben ser precisas para cada especie, y más aún si la cubierta de la semilla es impermeable; en este el caso, es preciso aplicar un tratamiento pre-germinativo de los mencionados anteriormente.

Es importante recordar que la combinación de tratamientos no es apta para todas las especies, por ello es mejor seguir las recomendaciones de los expertos y viveristas.

Definitivamente, la aplicación de tratamientos pre-germinativos a las semillas que serán sembradas, garantiza que su germinación no se vea afectada por agentes inherentes a ellas y que, por el contrario, se logren cultivos más homogéneos, con plántulas de excelente calidad y tamaño.

Los estudios que se han realizado tanto en el país como en el exterior, demuestran que la eficacia de los tratamientos supera más del 80 por ciento, y que este resultado repercute sobre todo, en evitar tiempos de vivero extensos, pérdida de semillas, de dinero y cultivos heterogéneos.

Fuentes:

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