Casa FOA: Una Fiesta de Arquitectura, Interiorismo y Paisajismo

Ana María Rojas G.

Periodista M&M

 Como cada año y desde 1985, Casa FOA se alza como el lugar en el que se dan a conocer las últimas tendencias del diseño, la arquitectura, el paisajismo y la decoración en un marco de multiplicidad de propuestas en estos campos, mientras recupera emblemáticos monumentos históricos y edificios de gran valor patrimonial en argentina. La versión 2008, no fue la excepción.

 Reconocida por recuperar, año tras año y durante 25 versiones, el patrimonio histórico y revalorizar zonas donde se forjó parte importante de la historia argentina, Casa FOA 2008, combinó en su edición número 25, el diseño y la arquitectura, esta vez, con el propósito de convertir el Puerto de Frutos del Municipio de Tigre, en un espacio para disfrutar de la creatividad de diseñadores, paisajistas y empresas de gran prestigio y talento que unieron vínculos históricos con propuestas vanguardistas de las más variadas tendencias.

En esta nueva edición de Casa FOA -que se llevó a cabo del 10 de octubre al 8 de diciembre de 2008 en uno de los tres desembarcaderos que tiene el Puerto de Frutos de Tigre, en Buenos Aires, Argentina- una hilera de locales de madera, metal y chapa que se extiende hacia el río Luján, se vio convertida en el escenario en el que 47 arquitectos, diseñadores y paisajistas -de los 200 que presentaron inicialmente sus propuestas de intervención-, ambientaron diferentes espacios con lo mejor de su arte e imaginación.

Un dormitorio de hombre, el de una adolescente, la habitación de una mujer a lo largo de su vida, un infaltable loft, cocinas, livings o una suite de agua, fueron sólo algunos de los espacios que concentraron la atención de las más de 100 mil personas que recorrieron los 5.500 metros cuadrados de área trabajada.

La calidad de la muestra fue tan alta que, de los 47 ambientes disímiles, 11 fueron merecedores del ‘Premio Mercedes Malbran de Campos a la Arquitectura, Diseño Interior y al Paisajismo’, condecoración instituida en 1999 y que premia los mejores espacios en cada uno de los temas de la versión, según el concepto de un jurado de reconocidos profesionales pertenecientes a las empresas auspiciantes del evento. En esta versión los premios fueron concedidos por el buen uso de los materiales y productos,

Vale señalar que Casa FOA, a lo largo de 25 años, ha sido la principal fuente de recursos de la Fundación Oftalmológica Argentina y de paso, ha contribuido a la recuperar monumentos insignes de la ciudad tales como la Casa de la Moneda (1995), el Hotel de Inmigrantes (2000), el Monasterio de Santa Catalina (2001), la Casa del Patio de la Reconquista (2003); y a la conservación de inmuebles declarados Áreas de Protección Histórica por la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos como el Hotel Avenida de Mayo (1991), Puerto Madero Dock 5 (1993), el Palacio Alcorta (1994), Tattersal de Palermo (1998) Apostadero Naval (2000), las Terrazas de Buenos Aires(2002), la Tribuna II Palermo (2004), el Palacio Lezama, ex fábrica de Bizcochos Canale (2006).

El Proyecto de Puerto de Frutos

En esta versión, después de haber transitado por lugares tan disímiles como fábricas, hoteles, silos y monasterios, el punto estratégico de referencia histórica, cultural, comercial y turística con identidad propia, a sólo 32 kilómetros del obelisco, fue el Puerto de Frutos de Tigre, en la calle Eucaliptus entre los desembarcaderos 1 y 3.

El proyecto de remodelación -que tuvo una inversión cercana a los tres millones de dólares (U$3.000.000), fue realizado por el estudio Bodas – Miani – Anger Arquitectos & Asociados en un tiempo de cinco meses y con 300 personas trabajando- logró mantener la imagen del puerto interviniéndola a través de la inclusión de rasgos de arquitectura contemporánea de vanguardia, levantando estructuras inexistentes, reconstruyendo pisos, colocando envolventes e instalando baños, entre otras acciones.

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El puerto, que se encontraba en desuso, fue un espacio destinado en el pasado, al desembarque de  productos trasportados desde las islas del Delta a territorio argentino, pero la falta de dragado de ríos y arroyos produjo que las embarcaciones dejaran de llegar a este destino y que la administración decidiera convertirlo, finalmente, en un atractivo paseo de compras de productos artesanales isleños, pero con acceso terrestre y no fluvial.

Así, después de la muestra, estos espacios fueron llamados ‘Mercados del Delta’, un sitio organizado por Vizora para brindar mayor y mejor infraestructura a los comerciantes de la zona y ofrecer una nueva oferta comercial, de servicios y gastronomía.

La exposición, se dividió temáticamente en tres sectores compuestos por 36 locales de 40 y 80 metros cuadrados, más seis lugares de paisajismo al aire libre; en los sectores 1 y 3, los espacios fueron dedicados a la vivienda y la tendencia loft, mientras que el sector dos, se dedicó a la hotelería.

Gracias a la interconexión entre los tres malecones, fue posible para los visitantes circular entre los diferentes locales; de esta forma, disfrutaron de todas las ambientaciones y sus diferentes propuestas, ricas en detalles y con planteamientos espaciales que les permitieron descubrir nuevas dimensiones en la decoración interior.

Paralelamente, disfrutaron de las obras de paisajismo dispuestas en el exterior, áreas reacondicionadas y decoradas con elementos de equipamiento urbano, vanguardistas, como bancos y cubos pintados y mesas bajas con formas en flor, que fueron diseñados exclusivamente para este proyecto y que se concibieron lejos del típico mobiliario de jardín, para mantener una conexión visual con la belleza del río de Tigre, eje temático de toda la muestra.

Como curiosidad, en la configuración del espacio, las interconexiones entre los malecones 2 y 3 fueron interrumpidas en dos secciones para formar áreas multidisciplinarias, denominadas conectores, en la que se dio vía libre a las arte, el diseño y las conferencias con el tema de la localidad de El Tigre, representada en murales pintados por el artista plástico Miguel D’Arienzo y la historiadora Silvina Ruiz Moreno. El segundo conector, fue decorado como un lobby de hotel con un espejo de agua en su interior.

 De esta forma, Casa FOA fue, de nuevo, un evento emblemático para el diseño argentino que no sólo tuvo el fin benéfico de recaudar fondos para la fundación que le da vida, sino que se ha convertido en escenario para catapultar a los nuevos diseñadores y artistas promesa gaucha, en un agente cultural que ayuda a conservar y recuperar los sitios de declarada importancia histórica, y que reactiva la economía de zonas industriales de la capital argentina, que son potencialmente activas y atractivas.

Fuente y Fotos: CASA FOA 2008

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