El Futuro del CIF

José Luís Ordoñez Jiménez

Periodista M&M

A lo largo de 16 años, se han establecido 173.950 hectáreas de bosque, gracias a la incentivación económica que genera el CIF, como política de participación ciudadana a nivel nacional, incrementando los beneficios ambientales y sociales en Colombia.El Gobierno Nacional ha invertido $251.758 millones de inversión en el CIF, entre 1995 y 2011.

Mediante la Ley 139 de 1994, se crearon los Certificados de Incentivo Forestal CIF, como reconocimiento del Estado, a los beneficios ambientales y sociales generados por la reforestación, traducidos en el desembolso de una bonificación de hasta el 75 por ciento de los costos, por el establecimiento de la plantaciones con especies nativas, y el 50 por ciento por especies introducidas, siempre y cuando las plantaciones superen densidades superiores a los 1.000 árboles por hectárea. Ya, para las plantaciones con densidad inferior a esta cifra, no menores de cincuenta árboles por hectárea, el valor es determinado proporcionalmente por árbol sembrado.

Entre los objetivos que se fijaron inicialmente para el CIF, se encuentran la renovación de suelos degradados, la generación de empleos en el campo, la creación de infraestructura en las zonas rurales para la producción de leña y madera, como también la siembra de plantaciones forestales con fines protectores y productores en terrenos de aptitud forestal en Colombia.

A estos lineamientos,catalogados como alternativas viables en la reducción de la explotación en los bosques naturales del país, se sumó desde el año 2000, un nuevo objetivo encaminado al establecimiento de plantaciones forestales con fines comerciales, basado en la conformación de Núcleos Forestales Competitivos y la suscripción de acuerdos sectoriales de competitividad por parte de las cadenas productivas (1).

El otorgamiento, desarrollo y ejecución de los parámetros establecidos para el desarrollo de los CIF, desde su creación, estuvieron a cargo de las Corporaciones Autónomas Regionales CAR, hasta la instauración del artículo 75 de la Ley 1328 de julio 15 de 2009, mediante la cual, se trasladaron las funciones de administración, al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, lo que dio continuidad a las políticas establecidas, y creo nuevos parámetros para el mejoramiento de este incentivo.

El año 2010 Colombia inició con una base de 660 mil hectáreas sembradas, entre comerciales y protectoras gracias a los CIF, haciendo que el Gobierno Nacional fijara como meta, el incremento de esta cifra en un poco más del 50 por ciento en este cuatrienio, lo que se tradujo en la siembra de 260 mil nuevas hectáreas comerciales y 90 mil más protectoras, para un total de 340 mil has, y tener una base de un millón de hectáreas reforestadas para el año 2014, de las cuales 600.000 deberán corresponder a plantaciones forestales comerciales y 400.000 de carácter protector.

De igual manera se dio continuidad y profundización a investigaciones apoyadas en el conocimiento de las especies nativas e introducidas en Colombia, lo cual generó iniciativas como la norma nacional del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), sobre fuentes semilleras, semillas forestales y una regulación efectiva de este mercado, enfocado a la generación de plantaciones con una calidad superior a las existentes, mediante procesos de capacitación fitosanitaria y forestación.

Por su parte, el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, instituido mediante la Ley 1450 de 2011 por el Gobierno Nacional, incrementó las vigencias para el año 2012, y los recursos asignados al CIF, en cerca de siete veces en relación con el promedio de los últimos tres años, para así dar continuidad al Certificado de Incentivo Forestal.

Desde el 2011, el Incentivo Forestal, sus asignaciones y porcentajes están siendo objeto de ajustes, como la Resolución 319 de octubre de 2011, mediante la cual se equilibraron las asignaciones del incentivo, para especies nativas e introducidas hasta en un 50 por ciento cada una, debido a que los porcentajes iniciales del CIF, privilegiaban a las especies nativas y demeritaban los buenos resultados de las introducidas.

Finalmente, una evolución significativa en la disponibilidad de recursos para los siguientes años, se hizo evidente con los $93.000 millones para este año; en el 2013 se espera la asignación de $120.000 millones, y para 2014 de alrededor de $190.000 millones, según el plan de acción para la reforestación comercial, publicado por el Ministerio de Agricultura en agosto de 2011.

Esta proyección muestra  que en el año actual y los próximos dos años, se asignará un 160 por ciento más de recursos, en comparación a los $251.758 millones asignados en los últimos 16 años, según el CONPES 3724 de 2012.

El Futuro de los Certificados de Incentivo Forestal

Los cambios esperados frente al actual incentivo −que puede convertirse en Ley, mediante el Proyecto 140 presentado por el Gobierno en noviembre pasado− son variados, entre ellos está el establecimiento de un límite del incentivo en el tiempo de 15 años a futuro; el reemplazo de contratos de difícil redacción y la firma por un acto administrativo de reconocimiento; la aclaración que cada área de terreno beneficiaria del CIF, sólo podrá serlo por una vez; y el hecho que sólo habrá un incentivo del Estado para cada beneficiario, excepto el crédito que podrá coexistir con el CIF.

De igual manera, están los porcentajes de costos a cubrir, como los requisitos mínimos y procedimientos, que serán adecuados a las necesidades de competitividad sectorial; el establecimiento de un privilegio para los pequeños productores y la creación del Fondo del Certificado de Incentivo Forestal; en esencia, se espera una nueva estructura para un incentivo que comienza a responder a las expectativas forestales de Colombia en el siglo XXI.

Empero, la respuesta a las necesidades sectoriales y a los requerimientos de los empresarios, se relaciona con los ejemplos de crecimientos de otros países como Chile; por primera vez el CIF parece estar a ese nivel, para crecer en tejido forestal, alejado de la incertidumbre y la inseguridad de asignación que garantiza el buen uso de los dineros del Estado y su impacto en plantaciones de buena calidad, armónicamente desarrolladas, con la mejor calidad técnica y biológica.

Dentro de la visualización que sugiere el CIF, se espera que la entrega de recursos responda a criterios de éxito en la siembra y de cumplimiento en los aportes del Estado y de los particulares, es decir, que se siembre primero y que el dinero llegue después. De igual manera se contempla que el CIF no sea la única fuente de apoyo financiero a la reforestación, de hecho, hoy, empresas que sumadas significan el 30 por ciento del área plantada en Colombia, no usan CIF o esperan no usarlo en el corto plazo, puesto que prefieren aplicar en su actividad, los incentivos tributarios vigentes.

En el desarrollo del CIF, se espera que el nuevo esquema de Finagro−basado en el soporte tecnológico Artemisa, por el cual se canalizará toda la información de los proyectos y las personas naturales o jurídicas, en la página www.finagro.com.co− facilite los trámites para todo tamaño de forestador; esperando que la entrega de recursos se destine sólo a quien de verdad siembran para apoyar al planeta, para sostener empleo formal en el campo y para generar riqueza como una de las opciones del desarrollo sostenible.

De esta manera Finagro, con la intención de blindar el fondo del CIF de toda intención contraria a su naturaleza, implementó acciones como la consulta al SARLAFT- Sistema para la Administración del Riesgo de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo de Finagro, instaurado para prevenir y controlar el posible riesgo de pérdida o daño que pueda sufrir Finagro, de ser utilizada directamente o a través de sus operaciones, como instrumento para el lavado de activos o la canalización de recursos hacia la realización de actividades terroristas, o para el ocultamiento de activos provenientes de dichas actividades (2).

Por su parte, los inversionistas y productores nacionales e internacionales, han manifestado su deseo que las reglas del juego sean expresas, claras y conocidas por todos con antelación al inicio de los procesos; que la ejecución de los recursos corresponda a entidades y equipos humanos con medios suficientes para atender la creciente demanda y para exigir los mejores resultados de los beneficiarios; así como también, que se acompañen los esfuerzos de reforestadores de todo tamaño, pero articulados a núcleos forestales, en escenarios colectivos de desarrollo rural y empresarial, en ningún caso esfuerzos aislados y poco productivos.

En suma, el sector espera que el CIF sea el instrumento de apoyo que se merecen los mejores, los pequeños, los medianos y los grandes empresarios; que le cumpla al ambiente y al país; y que el Estado lo entregue como un medio para lograr mayores beneficios en muchos sentidos en el futuro, para que todos los actores se sientan merecedores de un apoyo que hace parte del crecimiento agroindustrial de Colombia.

Empresarios Opinan sobre el CIF  

La Revista M&M contactó a reconocidos empresarios colombianos del sector maderero, quienes, basados en su experiencia, opinaron sobre los Certificados de Incentivo Forestal en Colombia y su futuro, y entregaron recomendaciones para el desarrollo productivo del CIF, fórmulas que mejoren las condiciones actuales de esta valiosa herramienta.

  • Gustavo Barbosa Cobos, Presidente Grupo Kanguroid.

Dios le dio a Colombia las condiciones para ser un país forestal, por su crecimiento, sus especies latifoliadas, posición geográfica, climas y muchas cosas más que, desafortunadamente, no aprovechamos. Por ejemplo, la demanda interna necesita un millón de hectáreas en bosques cultivados y el mercado natural de exportación del Caribe y Centroamérica, otros dos millones de Has; tristemente tenemos 300.000 Has plantadas, lo cual representa el 0.3% del PIB. Somos un país netamente importador y utilizamos el bosque natural.

El CIF debe ser visto como una inversión del Estado para un negocio forestal que producirá un retorno de capital en el tiempo, y muchos otros rendimientos sociales y financieros al Estado. Como toda inversión tiene sus reglas, para las partes o asociados, estás deben ser religiosamente cumplidas.

Hoy presentamos un CIF para plantar y no sabemos cuándo o en qué año el Estado va a contestar; lo correcto sería que el Estado publique sus condiciones y disponibilidades, en tiempos justos, en el segundo semestre del año, para que los reforestadores puedan presentar sus solicitudes antes de enero del año siguiente, y que sus proyectos sean visitados, evaluados para saber si son factibles para la inversión. Además se deben tener en cuenta los siguientes puntos:

– Dado que en cada región existen periodos de invierno-verano, los cronogramas deben ser ajustados a la naturaleza (no como hoy, al vaivén político).

– Que garantizado el CIF y con el contrato gestionado, éste pueda volverse un instrumento financiero y apalancar las futuras plantaciones.

– Que el CIF sea manejado por una entidad seria y eficiente de profesionales, comprometida con el negocio forestal, para que vele por la buena inversión y los resultados.

– Que los objetivos del CIF en su reglamentación sean claros, específicos, orientados a sacar adelante la actividad y lograr los resultados planificados por el Estado y los reforestadores. Que sea una obligación para las partes, su puntual cumplimiento.

– Valores o sumas: Hoy, plantar una hectárea cuesta $4.000.000, sin contar el valor de la tierra y los costos de administración, impuesto y demás. En países como Panamá y Costa Rica, el auxilio o inversión es de US$1.200 por Has, y actualmente se discute, llegará US$1.500.

En Colombia, el auxilio por plantaciones nativas para establecimiento es $1.264.836, más los ajustes hechos para el año 2012 por mantenimiento, de $ 679.315, para un total de $1.944.151 por hectárea; y para especies introducidas es de $843.224 por establecimiento, más $ 679.315 por concepto de mantenimiento para un total de $1.522.539.

Lo correcto, en nuestro caso, es que exista, como ya lo hay, un listado por región de las especies seleccionadas para reforestar y dar el valor de las nativas de $1.944.151, de esta forma incentivar y tratar de acercarnos a nuestros vecinos”.

  • Carlos Andrés López, Presidente Refocosta.

El CIF está recibiendo un nuevo impulso tanto económico como operativo; en cuanto a lo económico, las cifras de aporte del Gobierno están claras y aparentemente la operatividad también, pero al tener esta operatividad, nuevos administradores como Finagro y Conif, consideramos necesario esperar cuál será el funcionamiento de la convocatoria que apenas se abrió –ésta nos indicará, si realmente las dos entidades están listas para hacer sus tareas– y que los recursos lleguen a quien corresponda.

Hay una tarea pendiente, y es la actualización de las cifras de costos de mantenimiento y establecimiento. Aunque están definidos claramente los porcentajes, las cifras de costos no están actualizadas con la realidad del sector; nosotros hemos sido invitados a reuniones donde se pretende lograr esa actualización, pero aún en concreto no hay nada. Estos costos, por ejemplo, deberían tener en cuenta una indexación por salario mínimo anual y adicionalmente, contemplar cómo deben ser las prestaciones sociales de los trabajadores –como un costo para el empresario– que inicia un proyecto nuevo.

En ese mismo sentido de actualización de cifras, se debe generar un modelo variable que tenga en cuenta la localización del proyecto forestal, los costos varían mucho entre una reforestación en la costa norte, en el Magdalena Medio, o en el Vichada, según los costos logísticos. Si queremos que el país se desarrolle forestalmente y queremos que ese desarrollo llegue a regiones apartadas del país, hay que tener en cuenta está flexibilidad del incentivo por localización.

Acerca del futuro del CIF, considero que en los siguientes cinco años debe operar efectivamente incentivando el mantenimiento y el establecimiento, pero más allá, en el futuro, se requiere algún tipo de iniciativa que considere algún incentivo para la creación de industrias que transformen la madera, bien sea para consumo interno o para exportación”.

  • Alberto De La Roche B, Gerente General Inmunizadora Rionegro.

Debe haber una comunicación clara, oportuna y permanente entre los usuarios del CIF y el Ministerio de Agricultura, en la cual el reforestador sepa con certeza, si puede contar y cuando, con los recursos del CIF que le permitan financiar parte de la siembra y los mantenimientos. La incertidumbre de no saber cuándo llegarán los dineros del CIF desmotiva, resta credibilidad y no contribuye a lograr el objetivo de lograr que Colombia, algún día, sea una potencia forestal.

Actualmente, hay una desmotivación generalizada entre los beneficiarios del CIF, ya que el Gobierno traza políticas y destina recursos para fomentar la reforestación y llegar a una cantidad importante de hectáreas, pero todo parece entorpecerse cuando llegan al Ministerio de Agricultura, entidad con la cual la comunicación es prácticamente imposible, no responden comunicaciones, no acreditan el recibido de los documentos, ni informan al reforestador sobre los recursos a que tiene derecho, después de haber sido aprobado su proyecto y firmado el contrato; igualmente sucede con los dineros de mantenimiento que nunca saben cuándo llegarán.

El futuro del CIF es incierto, no por falta de buenas intenciones del Gobierno sino por la falta de claridad y diligencia de las entidades encargadas de administrarlo”.

  • Edgar Mauricio Tapia Sánchez, Director Comercial de Colaserríos.

Las recomendaciones para el desarrollo productivo del CIF, son evaluar claramente las opciones y los alcances de aplicar al CIF, contar con todos los argumentos financieros y tributarios para garantizar el éxito de la aplicación al incentivo y, de igual manera, que exista un grupo determinado de funcionarios que estén completamente involucrados en las visitas, el estudio y la aprobación de los CIF, esto tratando de garantizar la eficiencia en la aprobación del mismo.

En cuanto al futuro de los CIF, siempre y cuando estén bien asignados, cumpliendo con su objetivo de incentivo, permitirán el desarrollo y mejoramiento en el tiempo de la reforestación”.

Citas:

  1. La estrategia forestal basada en Núcleos Forestales Competitivos, se definió en el Conpes 3076 de 2000, para el desarrollo del Programa de Oferta Agropecuaria Proagro.
  2. Código de Ética y Conducta de Finagro. finagro.com.co
  3. Bordeu Schwarze Alberto, Panorama del Sector Forestal en Chile.
  4. Corporación Chilena de la Madera CORMA, Importancia del Sector Forestal 2012.
  5. Bordeu ibídem.
  6. Fiabane Salas Claudio – Fomento Forestal Decreto Ley 701 de 1994 y Ley 19561. ODEPA Temporada Agrícola No 11 1998.

Fuentes

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