Podas, una inversión con retorno

La arquitectura de todo árbol la compone el conjunto de atributos fenotípicos que facultan al individuo (árbol) o al conjunto (bosque) para uno o para varios usos en el momento de su cosecha y comercialización final. Dentro de estas partes físicas visibles de los árboles, se destacan, además del fuste o tronco, el conjunto de ramas (copa) que a su vez contiene hojas; estructuras fundamentales en los procesos de aprovechamiento energético para el crecimiento y desarrollo.

Estas diferentes estructuras (fuste y ramas) brindan de manera distintiva las variables cualificables (rectitud, conicidad, distancias internudales, número de ramas por nudo, ángulo de inserción de las ramas en el fuste, entre otras) y las cuantificables (altura, diámetro y volumen) de los individuos y del bosque.

Específicamente, las ramas insertas en el fuste del árbol, a lo alto de toda su anatomía, generan estructuras en puntos de inserción denominados ‘nudos’ en los que -además de un cambio en la orientación de las fibras- se presenta una evaporación más rápida del agua allí contenida. Por lo anterior, la madera al alrededor del nudo sufre -con respecto a la del resto de árbolcambios en sus propiedades anatómicas,
físico mecánicas y estéticas que se manifiestan en bajas resistencias a flexión y tensión, en variaciones en el color a tonos más oscuros y en dificultades para su trabajabilidad.

En suma, todo el conjunto de cambios hace que el nudo se considere, finalmente, como un potencial defecto que, según el propósito del manejo de la plantación, puede afectar enormemente su condición y su valor.

Por esta razón, los proyectos forestales concebidos para la producción de maderas de alta calidad, “maderas limpias” y libres de nudos que agreguen valor a los productos manufacturados de acuerdo con las exigenciasmde industrias como la de aserrío, contrachapado, muebles, carpintería estructural y molduras, entre otras; por fuerza, debe incluir dentro de sus buenas prácticas de manejo, la poda de ramas.

La poda, igual que los raleos, aunque no es una actividad ineludible como la implementación de programas sanidad, de control de competencias y de nutrición, sí es una práctica silvicultural consideradas dentro de todo plan de manejo (1) según sea necesaria dependiendo de los objetivos de la plantación (2); de hecho, es indispensable en proyectos que incluyan especies como pinos, teca, ciprés, melina y acacia.

La realización de la poda tiene como consecuencia el mejoramiento del valor de los productos y por lo tanto, ofrecer una mayor rentabilidad en la valoración y en la venta de la madera en pie, un hecho fundamental cuando de obtener mayores réditos se trata.

Definición de Poda

La poda de ramas en un árbol consiste en retirar o eliminar estas estructuras -las ramas que no se necesitan más, rebrotes y epicornios- a partir de un corte limpio mediante herramientas adecuadas que garanticen eficacia en la ejecución y sanidad para el fuste.

La realización de esta práctica de manejo busca varios objetivos:

  • Facilita el acceso a las plantaciones para su manejo

Toda intervención de manejo de una plantación es susceptible a las condiciones de la plantación misma, dentro de las cuales se hace particularmente importante el acceso que, a su vez, está determinado por condiciones topográficas, climáticas y por la presencia de competencias indeseables: arvenses o malezas en las etapas iniciales y de ramas en una etapa más avanzada.

Retirar las ramas de manera programada y sistemática en la etapa inicial permite la ejecución de las labores de manejo, sin mayor dificultad y con mejores rendimientos; así mismo, regula la luz dentro del bosque y beneficia la biodiversidad.

  • Prevención de riesgos

Las podas oportunas disminuyen la competencia entre individuos; fortalecen el bosque desde el punto de vista estructural para hacerlo más resistente a los vientos, y contribuyen de manera formidable a la prevención de riesgos de diferente naturaleza –comola proliferación de plagas y/o enfermedades, la dispersión de incendios, los accidentes laborales, entre otros– lo que facilita la realización de las actividades de manejo.

  • Propender por la producción de madera libre de nudos

Como se ha descrito, los nudos siempre estarán presentes a lo alto de los troncos y pueden constituir uno de los defectos más comunes en las maderas pues, al morir las ramas, pueden permanecer por mucho tiempo en el árbol causando la aparición de nudos muertos.

Podar entonces tiene como propósito el retiro, por mano y a tiempo, de estas estructuras para facilitarle al árbol la continuidad de su proceso de producción de madera, evitar la presencia de nudos muertos que la afecten estructural, mecánica y estéticamente, y lograr productos de magnifica calidad, acordes con los objetivos; especialmente cuando el propósito es obtener maderas limpias para los procesos transformadores que las demandan.

Las podas se realizan en diferentes momentos de la vida de los árboles. Durante las primeras etapas de desarrollo de las plantaciones (uno o dos años iniciales) -y de acuerdo con la especie, la densidad inicial de plantío y los objetivos- podría verse la necesidad de realizar una poda de formación, la cual serviría para que el árbol consolide una estructura de ramas principales fuertes y bien distribuidas.

Sin embargo, es importante señalar que algunas especies utilizadas en plantaciones comerciales no requieren de esta intervención dentro de las actividades de manejo, ya que tienen auto poda, ese es el caso de los eucaliptos que además son ampliamente aprovechados en la producción de madera para las industrias de celulosa y/o tableros aglomerados- MDF, destinación para la cual no es necesaria larealización de la poda.

Como resultado de una poda adecuada quedan los nudos vivos, que no alteran significativamente las propiedades y no generan inconvenientes en la etapa de transformación. La poda correcta es el medio más eficaz para evitar la formación de nudos muertos, reducir la longitud de los nudos vivos y concentrarlos en un diámetro límite de 9 a 12 cm, llamado corazón nudoso.

De otro lado es importante anotar que las características y los objetivos de la plantación forestal (el tipo de especie y los pasos contemplados en el plan de manejo) son determinantes en la decisión de realizar las podas y de asumir sus costos representados en mano de obra, capacitación, herramientas, elementos de protección personal, aunque esta es una práctica que, por los cuidados y grado de dificultad, puede generar muy bajos rendimientos.

Los costos, en todo caso, deberán ser justificados por el valor de los productos a obtener y sostenerse en el tiempo que sea necesario para la cosecha final.

No obstante, una poda mal planeada (inoportuna en eltiempo, intensidad, altura) o mal ejecutada por falta de entrenamiento, por el uso de herramientas inadecuadas o
por cortes mal realizados, puede ser tan perjudicial como si no se realiza, ya que puede significar la aparición de enfermedades causadas por hongos -en la mayoría de los casos- debidas a heridas y/o cortes con mala cicatrización o la presencia de nudos muertos que al desprenderse dan origen a orificios que disminuyen la estética y los valores de las propiedades de la madera.

Generalmente, las podas se llevan a cabo cuando los arboles adquieren una altura promedio de entre 5 y 6 metros (primera poda de manejo) para liberar los fustes de sus ramas en un 50 por ciento (3 m), y de manera consecuente, al llegar a los 12 metros o más, se interviene nuevamente para limpiar de ramas los arboles hasta 6 metros (segunda poda de manejo); estos son valores consistentes con la longitud
de las trozas que se comercializan con mayor valor en nuestro medio (3 metros).

Otras consideraciones sobre las podas

  • Uso de herramientas adecuadas

Vale anotar que en el propósito de logra una madera libre de nudos, es importante considerar también la correcta elección de las herramientas, los procedimientos y los aspectos de seguridad que garanticen un buen retorno económico a partir de unas labores bien realizadas en oportunidad, seguridad y calidad.

Las herramientas que se utilicen en el proceso de podas dependerán fundamentalmente de si es una poda de formación, primera poda de manejo, o bien si es una segunda poda de manejo (podría haber otras); es decir, dependen de la edad de los árboles y por tanto de las dimensiones y localización de las ramas (diámetros y altura a la cual se encuentran los nudos)

Las podas de formación (hasta 1 m aproximadamente) y también las primeras podas de manejo (3 m) se deben realizar en plantaciones jóvenes, cuyos árboles posean ramas delgadas (desde 1 cm hasta 3 cm aproximadamente); en estos casos se deben realizar con herramientas como tijeras de mano y/o con serrucho soqueador y/o tijerón para mayores dimensiones, que permitan tener control sobre el corte y lograr cortes limpios que no generen heridas y posteriormente defectos.

En la realización de las podas mayores; es decir, podas de altura (segunda poda de mantenimiento), se utilizan tijerones y serruchos soqueadores que ofrecen un corte controlado y limpio. Según la altura a la cual se ejecutan los cortes, estos se pueden hacer utilizando herramientas con pértigas, o para mejor ejecución y control, escaleras y equipos de trabajo en alturas para garantizar la total seguridad del operario; equipos de los cuales no se debe prescindir en la ejecución de estos trabajos.

  • Procedimiento para el corte de ramas

Los buenos resultados de la poda dependerán de la manera como se acometa dicha labor: un procedimiento correcto favorecerá el tiempo de cicatrización, la producción de madera limpia y la salud del árbol en el futuro.

El corte debe realizarse de manera limpia, sin que se generen heridas o daño de tejidos, sin pedúnculos y muy próximo al ras, aunque no pegados al fuste de tal modo que no se propicie acumulación de humedad, o bien, que se produzcan defectos por pudrición debidos a heridas en los internudos.

Las ramas de diámetros menores pueden ser cortadas en un solo movimiento, mientras que las mayores de 3 cm y hasta 5 cm de diámetro se pueden cortar en dos movimientos, todo depende del tipo de herramienta, de su mantenimiento y de la técnica y el entrenamiento del operario que ejecute la labor.

El momento de realizar la poda estará dado por varios aspectos que parten de un plan y no de la improvisación. En este orden de ideas, las podas deben realizarse sobre individuos que han sido seleccionados para avanzar en el desarrollo del vuelo forestal; dicho de otro modo, al ser la poda una actividad costosa (3), debe ser eficaz pero también eficiente aplicándose solo a los mejores individuos, a aquellos que constituirán el remanente de los raleos.

Sin embargo, dado que la selección de los árboles para podar se hace con base en las características fenotípicas que les hacen sobresalientes o dominantes y co dominantes, esta acción de podas debe ser combinada adecuadamente con la realización de raleos, ya que la poda traerá como efecto inicial una reducción en el crecimiento del cual rápidamente se espera recuperación, pero que de no complementarse con el raleo traerá como consecuencia la pérdida de esta ventaja de dominancia y/o co dominancia de los árboles que han sido podados.

  • Madera limpia libre de nudos a los mercados

A partir del momento en el cual se realiza la poda, se inicia también el proceso de agregar valor a la madera del árbol por encima de lo que se puede obtener en mercados ordinarios. Esto significa que solamente después de que suceda la oclusión total de la herida, la madera nueva habrá superado, en dos o tres centímetros, la superficie del corte hasta permitir la ausencia de cualquier distorsión del grano.

La velocidad de esta oclusión dependerá de las características de desarrollo de la especie, de la tasa de crecimiento en diámetro del árbol que, a su vez, estará determinada por su calidad genética y las condiciones ambientales y, finalmente por la longitud del tocón que se ha dejado después de la poda.

Teniendo en cuenta lo dicho, es necesario enfatizar sobre la imperiosa necesidad de considerar que todas las actividades de manejo son importantes a partir de los objetivos y alcances del proyecto.

Esto significa que en el caso de haber optado por dirigir todo esfuerzo y recurso disponible hacia la producción de maderas de excelente calidad (al menos en una mayor  proporción), se deben tener en cuenta todas las acciones necesarias para obtener trozas limpias, rectas, libres de nudos, sin bifurcaciones y sanitariamente impecables. Recordemos que estas actividades deben estar en congruencia con la factibilidad económica que permitan las condiciones logísticas y de localización de mercados.

Así, el valor de las maderas que han sido dirigidas a abastecer mercadosmuy exigentes podría estar en unaproporción de hasta tres veces el valorde las maderas cuya calidad nocalifica para estos mismos mercados, lo cual es bastante significativo en el cierre financiero de un negocio; no obstante, esta proporción dependerá de la industria en particular, la especie y de la localización que, a su vez, está influenciada por las distancias a los mercados.

En la búsqueda de mejorar la calidad de los productos maderables del bosque -y en el caso concreto de la búsqueda de madera limpia, libre de defectos causados por nudos -dirigida a mercados de calidad- no solo se debe tener en cuenta la realización de podas juiciosas y oportunas, también y antes que todo -conociendo los altos costos de estas labores- debe buscarse la mejor calidad genética en los materiales a plantar.

Todo proceso de mejoramiento genético de especies forestales considera dentro de las características a mejorar junto con crecimiento en altura y diámetro, la rectitud, las distancias entre interverticilos (puntos de inserción de las ramas), el número de ramas por verticilo, el diámetro de las ramas y el ángulo de inserción, siendo estas últimas cuatro las relacionadas con la mitigación de estos defectos mediante las podas, de tal modo que partiendo de un material genéticamente mejorado sea posible disminuir las necesidades futuras de podas en las plantaciones.

Infortunadamente no es fácil encontrar muchas opciones de proveedores de semillas mejoradas para las especies forestales en nuestro medio, lo cual justifica que se realicen acciones cooperadas para desarrollar mejoramiento genético de especies adaptadas a nuestra oferta ambiental.

Es usual en Colombia, que los silvicultores cuenten con proveedores de dudosa calidad y con procedencias y orígenes inciertos, lo cual es poco compasivo con los esfuerzos en tiempo y en dinero que enteramente ellos costean.

Colombia es poseedor de una gran diversidad de ecosistemas y ambientes propicios para el desarrollo de una buena silvicultura, proveedora potencial de mercados igualmente diversos en exigencias; sin embargo, la demanda de buenas calidades debe ser atendida por acciones que mejoren sus atributos genotípicos y fenotípicos partiendo de genética y culminando con acciones de manejo responsables y coherentes con la demanda en los mercados, tal como son las podas.

Citas
1) De acuerdo con los objetivos de las plantaciones se determinan los mercados (en donde se colocarán los productos), la logística (cosecha, extracción, transporte), la especie o especies a sembrar, la genética, la oferta ambiental requerida (suelos, clima), las prácticas silviculturales y el entrenamiento de los funcionarios para las tareas.
2) El plan de manejo está compuesto por un conjunto de variables que, en la medida de su comprensión y de su manejo, facilitan el camino en el tiempo, para obtener los resultados esperados en el momento de su concepción. Así un proyecto forestal puede ofrecer a la industria maderera diferentes tipos de productos, maderas y especies.
3) No es posible citar valores exactos en cuanto a los costos en la poda pues estos varían según los rendimientos en términos de número de árboles podados por jornal y de acuerdo con los jornales pagados por hectárea. En una primera poda, dependiendo de las condiciones del terreno y del estado de la plantación misma, un obrero forestal entrenado puede podar entre 400 y 500 árboles; es decir se requerirían entre dos y tres jornales por hectárea dependiendo también de la densidad de la plantación; si se trabaja sobre la población completa, se debe tener en cuenta al menos uno o dos jornales adicionales. En una segunda poda, el rendimiento puede reducirse a unos 150 a 200 individuos en un día y por lo tanto, requerirse entre siete u ocho jornales por hectárea. El valor del jornal incluye el coste de la mano de obra, la provisión de seguridad social, dotaciones, elementos de protección personal, entrenamiento y las herramientas idóneas según la etapa en la que se trabaje (tijeras podadoras, tijerón,
serrucho, equipo de trabajo en alturas, escaleras, entre otras.

Fuente:
• Carlos Julio Castaño Ceballos. Gerente comercial y servicios Silvotécnia. cjc@silvotecnia.com

Fotos:
• Cortesía Silvotécnia
• luisvazquezartesaniaenmadera

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