Madera carbonizada: Técnica japonesa de protección y diseño

Camilo Marín Villar
Periodista
Quemar la madera para proporcionarle durabilidad, resistencia al agua, al fuego y a los insectos, es un método con más de doscientos años de antigüedad. Hoy, esta técnica está siendo recuperada por arquitectos y ebanistas, quienes han reinventado sus aplicaciones, integrándola en hermosos proyectos. Aquí, sus pormenores y destacados ejemplos.
El término Shou Sugi Ban es japonés y en español significa literalmente: “Tabla de Cedro Quemada”, es una técnica creada por los carpinteros de la isla japonesa Naoshima, en el siglo XVIII; quienes la usaron para proteger sus cabañas de madera de la agresiva humedad y el salitre del ambiente costero.
El método es muy sencillo, y consiste en quemar la capa exterior de la madera superficialmente (de 3 a 4 milímetros de espesor), para luego rociarla con agua. Cuando ya está fría se elimina el exceso de carbón mediante el cepillado y se lija, aplicando posteriormente alguna cera, aceite o resina natural.
Mediante este procedimiento, la madera adquiere resistencia a los ataques de los insectos, las plagas, los hongos o la pudrición, además toma un atractivo y hermoso brillo oscuro y, aunque suene paradójico, se obtiene un material más durable, que extiende su vida hasta por 80 años, con poco mantenimiento.
Además, el carbonizado le otorga protección contra los rayos UV, una de las principales causas del envejecimiento de la madera. La capa quemada también ofrece una buena resistencia al fuego, gracias a la formación de carbón, que funciona como una la película aislante y retarda la propagación de las llamas al interior de la madera.
Quizás, la primera vez que surgió este método fue por casualidad, y gracias a la disciplina y la experiencia que caracteriza a los japoneses, ellos la depuraron y la convirtieron en todo un arte. Lo cierto es que, después de más de doscientos años, actualmente la técnica es bien conocida y aplicada por muchos arquitectos, carpinteros y constructores en todo el mundo; además, se ha popularizado y es una tendencia muy apetecida por muchos decoradores y diseñadores de interiores.
La Revista M&M presenta la siguiente muestra gráfica sobre este ancestral proceso y su moderna aplicación.
La técnica
Originalmente, en el siglo XVIII se carbonizaba el cedro japonés (Cryptomeria japónica) madera endémica de Japón, pero por su masivo uso comenzó a escasear y con la llegada del concreto y el plástico, la técnica fue decayendo. Hoy se ha vuelto a utilizar en diferentes especies de madera como pino, cedro, arce y cipres, entre otras, hecho que la hace más interesante y llamativa debido a que se pueden obtener diversos tonos, texturas y acabados en la madera.
El arquitecto Japones, Terunobo Fujimori, ha estudiado y recreado la técnica Shou Sugi Ban, que consistía en atar las tablas de madera de forma triangular, crear una hoguera en su interior y colocarlas verticalmente, para formar una cámara interna con las superficies expuestas hacia el fuego. Una vez que las tablas han ardido juntas por un tiempo son retiradas para ser rociadas con agua fría

Después que la madera se enfría, se cepilla con una grata para eliminar el exceso de partes quemadas, algunos lo hacen con cepillos de cerdas metálicas o plásticas, de acuerdo a la cantidad de material que quieran remover, la textura y el acabado que deseen. Una vez que el grano de la madera se hace visible, los tablones están listos para ser aceitados
Según Fujimori, los japoneses descubrieron que era mejor mojar las tablas cuando aún están calientes y, si es posible, humeando. Al igual que en la piel humana; con el calor, la madera se dilata y pierde humedad, y con el choque del agua fría se contrae, lo cual sella la superficie de manera natural, como una cicatriz, creando una capa hidrorepelente que la protege
En la actualidad se usan sopletes para carbonizar la madera, simplemente se mueve la llama por la superficie de la tabla, asegurándose de carbonizar las partes que se quieran proteger. A mayor tiempo de quemado, el acabado toma un color negro carbón intenso, a menor quemado los tonos varían desde el hermoso marrón oscuro, hasta los ocres y amarillos.
El Shou Sugi Ban se puede utilizar en diferentes especies, además el aspecto final varía en tonos y acabados; dependiendo del tiempo de exposición y del flujo de la llama, de la forma en la que se cepilla, y de los tintes o las ceras que se apliquen.
Con todos estos elementos, los diseñadores y carpinteros han encontrado un método muy versátil para crear piezas únicas de gran belleza.
Arquitectura exterior
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Mobiliario y decoración interior
Originalmente el proceso sólo fue para madera de uso exterior; no obstante, hoy por hoy, también se emplea para fabricar hermosas piezas de mobiliario y utensilios decorativos para interiores. El negro azabache, que exhibe grietas, nudos y las vetas propias de la madera forman diseños atractivos y elegantes.
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