Mobiliario Religioso: Más Allá de lo Divino

Paola Andrea Ruiz Rojas

Periodista M&M

Desde las civilizaciones más antiguas hasta las actuales, el hombre ha diseñado y fabricado muebles especiales para honrar –en el sentido místico que encierran sus objetos y prácticas– todos aquellos lugares destinados al culto religioso. La fabricación de este tipo de mobiliario ha estado ligado a tres factores determinantes: funcionalidad, religiosidad y estética.

La historia ha demostrado que desde siempre, el hombre se ha preocupado por construir lugares ideales para la realización de sus actividades espirituales, y con ello, ha prestado también especial atención a la correcta adecuación de los mismos, la fabricación de muebles que solventen las necesidades inherentes a los oficios religiosos, ha sido uno de los aspectos de mayor cuidado.

Desde los objetos utilitarios como bancas y atriles, hasta aquellos destinados a decorar y magnificar los lugares de oración, han sido tradicionalmente diseñados según el estilo propio de cada época, según las condiciones y características de cada culto y han sido producto del momento histórico y económico de la sociedad que los ocupa; de allí que la concepción espiritual de cada cultura y su entorno, haya influido en la variación de la carga simbólica, utilitaria y estética –particularmente– de los muebles para este segmento y de paso, en su evolución.

Los egipcios por ejemplo, tallaban las figuras de sus deidades en los laterales de las sillas, y hacían muebles especiales –en madera de olivo, cedro, higuera y pino, especialmente– para ceremonias y rituales, con diseños que mostraban su concepción mítica, cosmogónica y politeísta. Los griegos, por su parte, diseñaron muebles de extraordinaria simpleza morfológica, exclusivamente para que fueran usados por sus dioses; ejemplo son “el trono de terracota” y “el sillón trono del Rey Minos”.

Los muebles inspirados y propios del cristianismo, con características religiosas más definidas, empezaron a surgir a partir del período histórico conocido como primitivo (1000 -1200); sin embargo, sólo hasta el período gótico, los ebanistas y carpinteros expresaron la grandeza de lo divino a través de muebles de tipo eclesiástico que se convirtieron en verdadera obras de arte, de hecho, muchos aún se conservan y han sido declarados bienes culturales muebles y patrimonio cultural de la humanidad.

Ostentosas fueron las iglesias y templos antiguos que buscaban, con la magnificencia de sus estructuras y equipamientos, rendir “homenaje” a sus dioses, no en vano muchos de los muebles se recubrían con hojillas de oro.

Los muebles de estilo gótico buscaban que el devoto tuviera un acercamiento con Dios en el sitio de oración, por ello, los tronos eran verticales, altos, con espaldares rectangulares y doseles que pretendían “tocar” el cielo. El mobiliario gótico monacal impuso la silla “cathedra” conocida también como pontificia o episcopal, así como las banquetas o bancos largos, y los sitiales; mientras que el mobiliario gótico de tipo vernáculo, introdujo las sillas tipo tijera o en “X” (plegables), así como el concepto de bisagra que se utilizó luego para producir los plegamientos de los asientos con arrodilladeros.

Todos los períodos históricos dejaron piezas destacadas en la materia; sin embargo, fue a partir del siglo XII cuando el uso masivo de talla les dio a estas, una nueva dimensión; fue una técnica ampliamente utilizada por los fabricantes para imprimir a los muebles religiosos un sentido más estético, elaborado y sublime; tratamiento que igualmente tuvieron los objetos presentes en templos, conventos y demás recintos destinados para el culto.

Los carpinteros y ebanistas enriquecieron los soportes de las bancas, reclinatorios y brazos de las sillas, con tallas de figuras de santos, animales, frutas, flores y representaciones de escenas sagradas o pasajes bíblicos, además de otros temas espirituales, simbólicos, satíricos e incluso grotescos, como los que surgieron durante el Renacimiento. Otros artistas, por su parte, se dedicaron a la talla de altares, retablos y sagrarios que –hasta la fecha– son motivo de admiración, como el famoso altar de St. Wolfgang en Austria, el altar mayor de Blaubeuren en Swabie, y el altar de la Santísima Sangre en Rotenburgo, entre otros.

Se puede afirmar que la talla en madera, en realidad, fue la técnica que más y mejor enriqueció el mobiliario religioso, hasta el punto que fue masivamente aplicado y su aporte se observa en todos los periodos de la humanidad, así como en todos los estilos artísticos.

Diversidad de Credos, Diversidad de Estilos

El amueblamiento de iglesias, templos y demás lugares destinados al culto se caracteriza por exhibir detalles de gran sentido utilitario y estético, pero sobre todo, porque debe aportar –casi como una función natural– a la conexión con lo espiritual y lo solemne propio de cada religión; de allí que sus diseñadores y fabricantes tengan una delicada tarea.

La gran mayoría de los recintos religiosos –exceptuando aquellos que no usan muebles, como las mezquitas–, cuentan en su inventario con los siguientes:

Muebles para Altar y Presbiterio

  • Mesas de comunión o “mesas santas”: es uno de los muebles –fabricados usualmente en maderas como roble o arce, y en materiales como piedra y mármol– más representativos de la iglesia, ya que simboliza el trono de Dios. Alrededor de ellas se reúne la comunidad para realizar los oficios de culto y alabanza.

En el mercado, existen dos tipos de mesas de comunión: las de base abierta y las de base cerrada, las primeras conservan líneas de diseño limpias y básicas, mientras que las segundas, son más elaboradas y exhiben trabajos de talla y torno.

Aunque la gran mayoría de mesas santas presentan medidas estándar (largo: 152.4 cm, alto: 76.2 cm, ancho: 60.9 cm), los fabricantes aseguran que éstas deben adaptarse a la magnitud del templo y obviamente, a las dimensiones del altar, por lo que su construcción e instalación casi siempre demanda una consultoría previa con diseñadores, arquitectos y decoradores de interiores.

  • Retablos: del latín retro (detrás) y tabula (mesa o altar), los retablos hacen referencia a aquellas estructuras que se erigen delante de los muros internos del templo y exactamente detrás de la mesa de comunión. Se han constituido desde la antigüedad, como uno de los principales elementos del mobiliario eclesiástico, ya que en ellos se narran pasajes de los libros sagrados propios de cada culto.

Los retablos se componen, básicamente, de un ático –la parte superior de la calle central del retablo– en el que se dispone el calvario; el banco, basamento que, en ocasiones, se divide en dos pisos (la calle, nombre que reciben cada una de las divisiones verticales del retablo y la entrecalle, que la separa por particiones más estrechas); la casa, cada uno de los espacios que sirven para alojar pinturas o esculturas; y el cuerpo, las divisiones horizontales de un retablo.

La manufactura de los retablos implica un delicado trabajo colectivo, en el que intervienen talladores, escultores, doradores y pintores. Este tipo de mobiliario ornamental se usó notablemente en los siglos XVI, XVII y XVIII; en la actualidad, la demanda es más bien inexistente, de hecho lo que hoy se conoce como retablos, son pequeñas mesas de formas muy básicas que se revisten con manteles y en las que se ubican algunos elementos usados en la eucaristía.

  • Púlpitos: son muebles diseñados para que desde ellos, se proclame la palabra sagrada. Se dice que son el centro de atención de las iglesias y que representan autoridad. Estas piezas son muy funcionales, parecidas a los atriles, pero más elaboradas y con mayor espacio interior, en ella se colocan todos los libros y notas de los que se valga el orador. Los púlpitos más modernos van dotados con micrófono, altavoces y un sistema de precableado interno con conexiones para ordenadores portátiles y demás dispositivos electrónicos como las “tablets”. También existen púlpitos con iluminación y a los que pueden adaptarse diversos accesorios tecnológicos.

El material preferido para su construcción es la madera, ya que la textura, calidez y belleza aportan a su presencia. En cuanto a diseños, existen los de base abierta y de base cerrada, y en ambos casos, adornados con detalles en talla y/o torno. Sobre las dimensiones, varían de un modelo a otro, sin embargo, en su gran mayoría conservan una medida estándar, la de la altura (entre 115 y 120 centímetros).

  • Atriles y facistoles: Son muebles muy básicos, destinados a soportar libros o textos religiosos. En la actualidad se fabrican regulables tanto en altura como en inclinación, según la fisonomía del usuario.

Los facistoles son atriles de mayores dimensiones, con cuatro caras, y que giran sobre un eje central. Este estilo era muy usado antiguamente para posar las partituras de los coros; sin embargo en la actualidad, se fabrican poco. Según los expertos, tanto los atriles sencillos como los facistoles, se hacen principalmente en madera y metal, aunque hoy con miras a modernizarlos, se emplea el acrílico.

  • Sillas de altar: son conocidas como sillas cátedra, pontificiales o de comunión, y revisten de gran importancia, porque en ellas se sientan los ministros, presidentes, obispos y demás miembros que ofician o colaboran en los actos de culto y alabanza.

Desde siempre, estas sillas han sido fabricadas con las mejores maderas macizas y tapizadas con las telas más finas y resistentes, pues la idea es su durabilidad sea tal que pueda servir a generaciones enteras de ministros. Existen tantos modelos como gustos, y su elección como afirman los fabricantes, se ciñe a la orientación espiritual del templo, la estética del mismo y a parámetros ergonómicos.

Los expertos afirman que el conjunto de muebles para el altar debe conservar un mismo estilo, calidad e igualdad en los acabados, por ello esta sección del templo debe recibir un cuidadoso tratamiento a partir de asesorías que permitan la personalización y unificación de cada proyecto.

Muebles Comunales.

  • Bancas: son muebles largos de estructura sencilla, en los que se pueden sentar varias personas a la vez. Inicialmente, fueron construidas en yeso y piedra, materiales que luego y con el pasar del tiempo, fueron sustituidos por la madera. Desde la antigüedad han mantenido una misma forma básica –dos tablas laterales, una para el asiento y otra para el espaldar–, sin embargo, se han modernizando, y hoy en día existen diseños más ergonómicos y estéticos.
  • Bancas de madera sólida: la mayoría de las bancas que se construyen en la actualidad, están hechas en madera maciza de caoba, pino, cedro y flor morado. Asientos y espaldares se hacen con piezas sólidas cuyos espesores varían entre 3.0 y 10.0 centímetros usualmente, aunque muchos ebanistas y carpinteros refuerzan los asientos con soportes adicionales instados bajo las tablas respectivas.

Lo que marca la diferencia en las bancas de este tipo, son los laterales, pues en ellos es posible que el fabricante juegue con los diseños; la talla, en este sentido, es la técnica mas empleada para la producción de logos de iglesias, cruces y molduras decorativas. A nivel de acabados, son revestidas con barnices a prueba de golpes para prolongar su durabilidad, además de recubrimientos químicos antiflama y repelentes de humedad.

  • Bancas Acojinadas

La modernización arquitectónica de los templos, las nuevas tendencias en decoración y la necesidad de crear mobiliario más cómodo, llevó a los diseñadores de mobiliario religioso a proponer estilos –sin variaciones en su estructura– en los que combinaron madera y elementos de tapizado, así surgieron las bancas acolchonadas o acojinadas en asiento y espaldar.

Para el tapizado de los asientos se utiliza espuma de alta densidad con espesores hasta 3 ½ pulgadas, mientras que en espaldares, se emplean espumas con espesores que van de 1.0 hasta 2.0 pulgadas.

Para el tapizado existe una amplia gama de telas de tipo comercial, sin embargo, hay muchos industriales que recomiendan, que por tratarse de sillas de tráfico pesado, lo adecuado es usar telas de nylon al cien por ciento, tratadas con recubrimientos químicos antiflama, antifluidos, antimanchas, antihuecos y que permitan un fácil lavado.

Las medidas de las bancas pueden variar de acuerdo al espacio de los templos, sin embargo, los largos oscilan entre los 2.0 metros en adelante, altura aproximada de 90 centímetros y una profundidad de 60 centímetros.

  • Accesorios para las bancas

Los fabricantes de bancos para iglesias han creado elementos como porta sobres, porta libros con y sin vinera, y arrodilladeros acolchados para hacerlos más cómodos para quienes los utilizan.

  • Sillas: la proliferación de religiones y sus templos ha llevado al diseño y adaptación de una gran variedad de diseños dependiendo del sitio; por ejemplo, las tendencias de uso para las iglesias cristianas y bautistas, en lo referente a muebles para sentarse, son las sillas. Este grupo, incluye desde comunes y sencillas –hechas en metal con asiento y espaldar acolchado–, hasta las más elaboradas, producidas bajo altos estándares de calidad y manufacturadas con los mejores materiales.
  • Gama Sencilla

La estructura de estas sillas es fabricada en acero cold rolled, e integra un sistema de suspensión diseñado para soportar el peso corporal y brindar confort, en largos periodos de uso. Los acabados varían de modelo a modelo, desde cromados hasta metalizados, mate y brillantes. Algunas compañías utilizan sistemas de prelavado para garantizar que el acabado en metal se adhiera con mayor facilidad al acero y éste dure más; incluso, fabricantes aseguran que estos acabados pueden durar décadas, en condiciones normales de uso. En cuanto al tapizado –tanto en asiento como para espaldar– es frecuente el uso de espumas de alta densidad que se recubren con telas inteligentes, antiadherentes y para tráfico pesado.

Estas sillas que pueden disponerse en línea –al ser unidas unas con otras, mediante ganchos–, dan la impresión de ser un solo banco de iglesia; de hecho, tanto al principio como al final de cada línea, es posible adaptarles laterales similares a los de las bancas, fabricados también en madera sólida.

  • Gama Alta

La construcción de estas sillas es básicamente igual a las de gama sencilla, pero poseen valores agregados como por ejemplo, triple acción lumbar para mejorar –en el usuario– la amortiguación en esta zona de la espalda; otras poseen contorno dinámico que imita la forma natural del cuerpo. Existen fabricantes que han patentado sistemas de circulación de aire para evitar también, la exposición a problemas circulatorios cuando se usan por largos periodos de tiempo, así como incomodidades por acaloramiento, producto del contacto con tejidos y telas.

  • Tipo Auditorio

Curiosamente, las sillas tipo auditorio son una fuerte tendencia que marca hoy el amueblamiento de los recintos religiosos, especialmente de los cultos alternativos, cristianos, protestantes, anglicanos y bautistas.

Se trata de sillas mucho más complejas: de estructura (marcos de espaldar y asiento) hecha en acero de alto calibre, brazos en poliuretano o madera (según el modelo), cubiertas en polipropileno de alto impacto inyectado y, en su gran mayoría, provistas de un mecanismo de abatimiento por gravedad y soportes lumbares para garantizar ergonomía y confort. El tapizado es en espuma de alta densidad y los forros son, usualmente, abatibles.

Los anchos de estas sillas pueden variar entre 19 y 23 pulgadas y el alto, entre 35 y 40 pulgadas –aunque dichas dimensiones se ciñen también a la magnitud de lugar donde se instalen– y permiten, en muchos casos, hasta tres posiciones de reclinación del espaldar.

De otro lado, existe una amplia gama de accesorios que pueden ser adaptados a esta variedad de sillas, desde numeración y luces LED hasta caja porta libros bajo el asiento, entre otros.

Un Mercado que Crece

El mercado de los muebles religiosos está en crecimiento, ya que como lo índica Carlos Rivera, presidente de la empresa ‘Muebles para iglesia’, de Puerto Rico, cada día aumenta el número de templos religiosos y con ello, se amplía también la posibilidad para los fabricantes de muebles, de negociación y penetración en el nicho.

Estados Unidos, México, Puerto Rico y España son, por tradición, países que han demostrado un avance importante en el tema de la fabricación y comercialización de este tipo de muebles; de hecho, éstos concentran las más grandes empresas del subsector y prácticamente, surten sus productos en todas las latitudes del mundo.

En Colombia, la fabricación de mobiliario religioso ha estado, tradicionalmente, en manos de carpinteros y ebanistas propietarios de pequeños talleres que han heredado generación tras generación. Según lo explica Sadi Velásquez, ebanista y carpintero del Centro Don Bosco, los trabajos en este campo se han dado esporádicamente y, por lo tanto, es difícil afirmar que una empresa se haya dedicado o se dedique sólo a este nicho de mercado, como sucede con empresas de muebles en otras latitudes del mundo.

Para Carlos Rivera, la expansión de este mercado y la evolución del diseño en el mobiliario, también se debe a la masiva apertura, en todo el mundo, de iglesias de índole cristiana, protestante, adventistas y bautistas –entre otras– que han mostrado un interés especial en mantenerse a la vanguardia en el diseño de sus espacios, realizando grandes inversiones en la mejora y adecuación de sus instalaciones.

Sin embargo, y a pesar de ser un nicho importante y que ofrece posibilidades interesantes y lucrativas de negocio en países como el nuestro, éste es aún muy incipiente en Colombia, entre otras razones por el tímido desarrollo de empresas dedicadas a la fabricación de este tipo de mobiliario y de la falta de profesionales que industrialicen la producción y generen modelos novedosos y tecnológicamente interesantes.

Es importante recalcar que Colombia cuenta con importantes movimientos religiosos en expansión y que por ende, cubrir sus necesidades en los campos que interesan a la industria del mueble y los transformadores de madera se abre como una magnífica oportunidad –no en vano, algunas empresas internacionales planean incursionar en la región– pero que les exige también fortalecer sus departamentos de diseño, producción y ventas para competir en un escenario que por sus características, es hoy uno de los más exigentes.

Fuentes:

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