Parques Infantiles en Madera: Un Juego de Grandes Ligas

María Cristina Rojas Cruz

Periodista M&M

La madera sigue siendo la preferida para la construcción de parques infantiles, por ser una alternativa natural, vistosa, durable y ecológica, de hecho, combinada con elementos de plástico y fibra de vidrio, supera en ventajas al metal en esta aplicación. Sin embargo, el escaso desarrollo nacional en materia de diseño ha provocado la pérdida de posibilidades para la exportación de este producto.

El ocio infantil es uno de los segmentos que ha registrado una importancia creciente en la economía durante los últimos años. Factores como el aumento del nivel de vida, el deseo de las empresas por mejorar calidad de los productos y servicios, y la reducción de los amplios espacios verdes que disfrutaron nuestras generaciones anteriores, han hecho que proliferen no sólo a nivel de negocio, sino como parte de una estrategia gubernamental de recreación y deporte para la población.

Lo que un día fue diversión utilizando troncos de madera, el columpio en la rama de un árbol o la arenera cercada, hoy se ha transformado en complejas estructuras pensadas para el desarrollo motriz y lúdico de los pequeños, donde el reto y la aventura son parte de su concepción.

Se trata de escenarios para la diversión que hoy pueden verse y disfrutarse en los más diversos ámbitos: los parques temáticos los adoptan como un gancho y una opción ecológica amigable, los conjuntos residenciales como un servicio que se adapta fácilmente a cualquier diseño arquitectónico, los restaurantes, complejos deportivos, centros comerciales, entre otros, como parte complementaria de un servicio para padres e hijos, y las administraciones urbanas los instalan, en distintas zonas de la ciudad, como sitios de esparcimiento económico y durable para la población.

En este sentido, la madera, se ha convertido precisamente en una de las consentidas para la construcción de parques infantiles compitiendo en igualdad de condiciones con el tradicional metal en esta pujante industria, aunque la primera ha sabido ganarle terreno cuando, incluso, en algunos países industrializados, se exponen para preferirla, razones de peso.

Visualmente resulta más atrayente y cálida frente al metal, ofrece resistencia dado que, expuesta a condiciones ambientales extremas, dobla la vida útil del metal cuyo mayor enemigo es la corrosión, es un recurso renovable –mientras el metal no y es cada vez más escaso–, para transformarlo no requiere gran inversión a diferencia de su competidor que exige equipos y procesos más costosos y complejos, por su naturaleza ejerce un efecto psicológico positivo y a nivel de precios, construir un parque en madera cuesta entre un millón y dos millones y medio de pesos frente los de metal que están por el orden de los diez a quince millones.

Pero, en medio del universo de variedades forestales que supone el empleo de la madera para este uso, existen algunas que se han destacado por sus propiedades y que gozan o han gozado de preferencia en Colombia; una de ellas fue el eucalipto que –como lo afirman profesionales de la firma Serrano Gómez– se utilizó años atrás para construir parques infantiles, pero quedó en desuso por ser una madera astillosa que producía lesiones a la piel de los pequeños”, de allí que se buscara otra especie más segura y cuyo uso prácticamente se ha estandarizado: el pino Pátula (Pinus pátula).

Se trata de una variedad de conífera de alta calidad, de la clase Pinopsida, también conocida como pino poráno, ocote, llorón, triste, colorado, chino, xalocote, macho o acote, que se adapta bien a diferentes condiciones climáticas y suelos forestales, al punto que hoy es la especie más utilizada en la reforestación comercial de la zona andina colombiana.

Entre sus características físicas, presenta fustes de entre 50 y 90 cm. de diámetro, alcanza entre los 20 y 40 metros de altura y ofrece una madera muy estable, apetecida para construcciones de alta resistencia, postes, durmientes, armaduras, vigas, para acabados interiores y exteriores, entre otros usos. De igual manera, por ser un tipo de madera blanda que permite la penetración total del inmunizante –que no se logra con otras maderas más duras como el eucalipto, abarco de río, mangle o flor morado– tiene altísima preferencia entre los fabricantes de parques infantiles.

El Pino Pátula de Recreo

En términos generales, y aplicado al campo de la fabricación de parques infantiles en Colombia –productos que deben ofrecer alta resistencia, calidad, durabilidad y seguridad– la madera de pino Pátula ha registrado alta preferencia en razón a varias características que se destacan sobre otras clases de coníferas; de ésta se destacan:

  1. Las plantaciones de esta especie son de tipo comercial, en ellas se remplazan los árboles cortados para mantener el equilibrio medioambiental. La mayor zona de cultivos de esta variedad se encuentra en el departamento de Antioquia, donde se han centrado las empresas especializadas en su cultivo, corte y el tratamiento de la madera.
  2. Es una madera amarga, condición que le provee una ventaja en el control de insectos, hongos y bacterias.
  3. El fuste mantiene en sus diferentes secciones, desde la más alta a la más baja, una proporción de medidas homogéneas (9 a 12 cm.), lo que favorece el aprovechamiento total de la madera y un corte casi estándar para su comercialización.
  4. Su secado artificial se hace en una cámara computarizada para reducir el contenido de humedad interno de la madera del 60 por ciento original, al 18 por ciento final; nivel requerido para la completa penetración y retención de sales inmunizantes, lo mismo que para prolongar su vida útil. Se prefiere este tipo de secado, frente al natural dado que con éste último, sólo se consigue una reducción en el contenido de humedad del 30 por ciento, lo que obstaculiza la penetración de las sales inmunizantes.
  5. El proceso de inmunizado es más sencillo en esta madera, por su estructura blanda. Para el procedimiento se utilizan sales minerales hidrosolubles importadas del tipo CCA (cobre, cromo y arsénico), homologadas por la AWPA de EEUU, que se inyectan en una concentración de 6.4 kilos por m³ y que tienen la bondad de fijarse, sin desprenderse, en la cámara de aire que deja la humedad libre y celular que se le extrae a la madera.

“Este tipo de sales se utilizan porque, aunque otras presentan el mismo aspecto y color verde, no se fijan en la madera, perdiendo rápidamente su poder inmunizante. La aplicación de estos productos va orientada a proteger el material contra el ataque no sólo de insectos, sino de factores externos como humedad y sol”, comenta el arquitecto Wilmar Marulanda, asesor de Maderas Inmunizadas

El sistema de inmunización utilizado para este tipo de madera es al vacío y presión, en autoclave hermético a 150 libras de presión. Otros sistemas como el de inmersión, aspersión o brocado, sólo consiguen una inmunización superficial que deja la médula de la madera sin inmunizar y por lo tanto, desprotegida contra el ataque de insectos trozadores, hongos o bacterias.

La vida útil de esta madera, con tratamientos, es de 20 años frente a 5 u 8 del metal, afectado por la corrosión y el desgaste. Por esto, y en aras a mantener su longevidad y evitar su deterioro interno, en Colombia, no se laca, en cambio se aplican vinilo de colores primarios, vivos, en las puntas, extremos y techos, y se hace un mantenimiento preventivo mínimo cada seis meses con linaza para humectar la madera.

“Igual que nuestra piel, la madera, como elemento vivo funciona de manera similar. Si se cubre con vinilo u otro material para embellecerlo no puede respirar; y si se suma que no ha tenido un correcto secado, el resultado es la pudrición”, afirma Hernando Tenjo, director de Producción y Logística de Andina, Juegos & Parques Ltda., tradicional fabricante de estos productos.

Montaje, Diseño y Reglamentación

Los parques ofrecen una multitud de posibilidades según el espacio, las necesidades, edades y al presupuesto de cada cliente, lo que también incide en configuración del parque, es decir, en las dimensiones de las partes que lo componen para su montaje; por regla general, estos conjuntos están armados con varios elementos:

  • Vigas de madera (base del parque).
  • Estructuras en fibra de vidrio (rodaderos, techos, cilindros, entre otros).
  • Tornillos de acero (para unir y asegurar los elementos).
  • Manilas o lazos plásticos (para enmallado de escalada).
  • Cadenas metálicas (para soporte de columpios).
  • Acoples en acero y bujes para el sistema de rodamientos.
  • Lonas (para columpios).
  • Láminas galvanizadas (para unión de lonas y cadenas).

“La variación importante en este tipo de parques, entre proveedores, se da solo en la instalación y extensión de los elementos acoplados –de acuerdo a un diseño en césped o estructuras fijas– ya que el portafolio de modelos de los fabricantes poco varía debido al temor de generar nuevos diseños y que sean copiados; comenta el arquitecto de Maderas Inmunizadas.

A pesar que instituciones como Colciencias, en Colombia, incentivan los procesos de investigación y desarrollo en este campo para los productores, recalca el profesional de Andina que “los nuevos desarrollos tienen un enemigo muy grande: la cultura de copia. La investigación y los nuevos diseños demandan una gran inversión en tiempo y en dinero que es muy difícil proteger contra esta práctica”.

Contrario a la situación colombiana, y amparados en una real protección al diseño y el desarrollo, en otros países de América como Argentina y Estados Unidos, o España y Alemania en Europa, se generan permanentemente nuevos diseños de parques infantiles en los que se tienen en cuenta diferentes filosofías de aprendizaje, una base fundamental que incluso ha posibilitado que los diseñadores y empresas fabricantes produzcan modelos futuristas.

Este es el caso del diseñador estadounidense Alain Gilles quien, por ejemplo, ha propuesto un proyecto donde redefine las funciones de un parque infantil urbano para el 2015. En él, los juegos propuestos fomentan la comunicación, independencia, auto estima y respeto, a través de la integración de elementos como enormes bolas parecidas a la plastilina, en donde los niños pueden dejar sus huellas, u hojas de loto sobre las que pueden saltar de una a otra, siguiendo el camino marcado por unos sensores que vía bluetooth, encienden unos leds que definen el trayecto.

En Europa, y en materia específica de parques infantiles, se destacan particularmente las innovaciones en colores y diseños y la conciencia de uso de materiales naturales que ha generado importantes desarrollos dirigidos a los niños, quienes gozan de un cuidado primordial en este continente, incluso, se ha estimulado el diseño de parques para la población infantil discapacitada –que ha quedado excluida, en muchos casos, de este tipo de proyectos en Colombia– por cuanto la legislación europea lo recalca como un punto importante para la adjudicación de contratos, lo que favorece también las nuevas propuestas.

Para el caso de la normativa, los oferentes de parques infantiles colombianos coinciden en afirmar que ésta no existe porque, aunque hay normas para procesos de construcción, a nivel de mantenimiento y preservación sólo existe una reglamentación específica de espacio emitida por el IDRD que no garantiza, por ejemplo, la inversión que hace el gobierno en este tipo de estructuras en cuanto a su funcionalidad y durabilidad, y lo más importante, en cuanto a la seguridad que deben ofrecer a sus pequeños usuarios.

“Hay casos concretos en los que un parque diseñado en madera, que puede cumplir un ciclo de vida útil de cinco a diez años, según el uso, fácilmente puede verse deteriorado en unos meses, todo, por falta de mantenimiento y una escasa cultura ciudadana en la que priman la destrucción y vandalismo”, afirma el señor Hernando Tenjo de Andina.

El anterior es un tema que preocupa teniendo en cuenta las implicaciones de seguridad que las fallas en este aspecto tienen para los niños, de hecho inquieta que en Colombia, aunque los fabricantes entregan instrucciones de uso y mantenimiento claras, son pocos los casos que se acatan de manera real. (Ver cuadro 3 y 4). Lo interesante es que esta situación no sólo se da en el país, según un estudio realizado en Europa, las zonas de juego infantil no son tan seguras como podría pensarse: en 1998, el 4 por ciento de los accidentes registrados, tan sólo en España, se produjeron en áreas de esparcimiento y ocio.

Perspectiva de Mercado

Colombia posee una oferta suficiente para cubrir las necesidades que existen en materia de parques infantiles, aunque se enfrenta a nivel exportador con varias trabas, una de ellas que por lo general, cada país desarrolla una especie forestal para fabricar los componentes de sus parques y que se adaptan a las necesidades propias de construcción y ambiente del sitio.

Otras situaciones tienen que ver con los costos pues, como lo afirma el señor Tenjo, “aunque en el caso de Andina, se hacen exportaciones a Centro América o Venezuela, los costos de transporte impiden que se pueda llegar a otros mercados”.

A esto se suma que a nivel de diseño, no existe un desarrollo claro, ni innovación en materiales, aunque en este último campo existen propuestas de madera plástica que tímidamente irrumpen como una opción amigable con el medio ambiente, dado que las materias primas de este producto provienen de subproductos de la industria forestal y polímeros vírgenes o reciclados.

Este tipo de madera tiene a su favor que no se deforma, astilla, ampolla, ni descascara; no se pudre ni se descompone, es resistente a las termitas y a otros insectos que atacan la madera, lo mismo que al agua y la humedad; no se pinta, barniza, ni se aplican impermeabilizantes, pero tiene en contra que en Colombia, su costo de producción es alto, contrario a lo que sucede en el centro de Europa donde hace 20 años se viene produciendo y adaptando a las necesidades del ocio infantil.

Aún falta explorar –como lo afirma el representante de Andina, Hernando Tenjo– el mercado de los niños más pequeños, aquellos que están por debajo de los cinco años, y en el que la industria dedicada a construir este tipo de parques tiene un reto muy grande y un segmento por explorar; lo importante allí sería incentivar una cultura ciudadana que conciba los parques como generadores de bienestar e inteligencia, y haga posible, con su ayuda, su mantenimiento en el tiempo.

“Tal vez el mayor reto es que la gente pueda comprender que la vida y la seguridad de los niños dependen del cuidado que se les tenga. El concepto de “público” ha sido mal entendido al punto que no se toma como propio, y más bien abre la puerta a destrucción y abusos. Los gobiernos locales y nacionales deben comprometerse con la tarea de reeducar para aprovechar los parques, que los usuarios hagan de ellos los lugares donde la exploración y el juego sean seguros para los niños, atendiendo al derecho que les asiste”, comenta el arquitecto Wilmer Marulanda de Maderas Inmunizadas.

Fuentes.

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