El Deber de Transitar

El significado de la palabra transitar, según el diccionario Pequeño Larousse Ilustrado, es “Ir por una vía hacia algún lugar”, yo me pregunto ¿cómo han transitado nuestros sectores y hacia donde se dirigen?

Hablo de nuestros sectores por que, aunque sé y encuentro lógico que dentro de la cadena forestal, al final, se encuentra la industria mueblera, he sostenido en algunos escenarios que debería existir un sector netamente forestal y otro eminentemente mueblero, pues son demasiada las intríngulis de cada uno para ser atendidas dentro de un solo saco; pero este es otro tema.

La inquietud surge teniendo en cuenta que los resultados al día de hoy, en establecimiento de hectáreas forestales, en áreas reforestadas y en bosques certificados con manejo sostenible son, a mi forma de ver, terriblemente deficientes pues según las estadísticas, no unificadas, llegamos a 180.000 hectáreas reforestada

Lo anterior demuestra que no ha sido mucho el transito histórico emprendido por Colombia hacia el objetivo de convertirse un Estado de vocación forestal a pesar de contar con importantes facultades de ingeniería forestal, con numerosas Corporaciones Autónomas Regionales, con valiosos y envidiables privilegios naturales, con dineros invertidos en varios programas para su desarrollo, con la gestión de dos ministerios: el de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial y el Agricultura y Desarrollo Rural, y con toda la institucionalidad y promesas presidenciales.

Lo anterior es un hecho, es lo que tenemos y es lo que se ha logrado en el tiempo, no obstante, reconociendo los pobres resultados logrados y que tenemos casi todas las condiciones dadas –menos las políticas– para ser un país forestal, es claro que debemos transitar hacia mejores escenarios, mas por vocación que por necesidad.

Se trata de brindar a los moradores de los bosques la posibilidad de un ingreso permanente por la actividad que allí adelantan y con ello mejorar su calidad de vida, se trata de generar una positiva repercusión social tan anhelada y de dar solución a la necesidad de abastecimiento permanentemente a una industria que cada día demanda más madera y de mejor calidad.

Creo que el tránsito hacia un país con un mayor número de hectárea reforestadas no será difícil, pues además de la necesidad local, está la situación mundial del mercado de maderas en el que la oferta supera la demanda y donde la presión de los grupos ambientalistas, jalonadas por el boom del calentamiento global, impondrá nuevas reglas para el mercado de las maderas.

Hoy tenemos tierras con aptitud forestal, profundos conocimientos en reforestación, la necesidad, las ganas y la presión no sólo por sembrar sino por cuidar los bosques; también están unas instituciones involucradas y en mora de buenos resultados, únicamente harían falta los inversionistas quienes, según dicen, están haciendo cola para actuar una vez se reglamente la ley forestal –y con seguridad serán más los inversionistas nacionales que los internaciones.

Así pues las cosas están dadas para hacer tránsito en pocos años y convertirnos, con todas la posibilidades que tenemos, en el tan deseado y necesitado país forestal.

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