La Responsabilidad Ambiental de las Empresas

Carolina Obregón Sánchez.

Periodista M&M.

En busca de minimizar los efectos negativos que los procesos industriales pueden causar sobre el medio ambiente y los recursos naturales, se originó el concepto de Producción Más Limpia, una práctica empresarial preventiva, sinónimo de mejoramiento y competitividad.

 El cuidado y protección ambiental es una de las preocupaciones mundiales que en las últimas cuatro décadas ha evolucionado para convertirse en una política de conservación, cuidado y protección, tanto de los recursos naturales, como de gestión de aquellas actividades o procesos que pueden afectar al medio ambiente; y que obliga a la sociedad civil, los Estados y al sector privado a adoptar medidas destinadas para este fin.

Dentro de esta directriz se destaca la Producción Más Limpia o P+L, un concepto que busca establecer la responsabilidad explicita de los sectores industriales en este caso, y que según definición del Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP por sus siglas en inglés), es “la aplicación continua de una estrategia ambiental preventiva e integrada a los procesos productivos, los productos y los servicios, tendiente a reducir los riesgos relevantes para los humanos y el medio ambiente”, pero buscando incrementar la eficiencia, competitividad y rentabilidad de las mismas.

Esta práctica se inició a partir de los mecanismos de Producción Limpia que durante las décadas de los 70 y 80 las empresas aplicaban de manera correctiva, que se conoció como ‘método de final de tubo’ y que consistía en darle un único tratamiento y en la última etapa del proceso a las sustancias o elementos contaminantes originados durante el mismo, con el fin de reducir el impacto que pudieran ocasionar al medio ambiente. A diferencia de esta, la P+L, introdujo principios de prevención y de mejoramiento continuo a todas y cada una de las etapas de los procesos, productos y servicios para evitar la generación de efectos negativos sobre el medio ambiente.

Entre sus beneficios, además de la protección del medio ambiente, ésta favorece la reducción de los costos operativos de las empresas, el mejoramiento del entorno físico y laboral, las condiciones ocupacionales de los trabajadores y el crecimiento económico de las mismas por cuanto es cada vez más frecuente que los mercados mundiales exijan la implementación de buenas prácticas ambientales, y sociales, como elemento diferenciador a la hora de adquirir productos o servicios (1); haciendo de la P+L, una parte integral y estratégica de la gestión empresarial actual.

El know how Ambiental.

Este principio de prevención de la P+L se refiere a la forma en que una empresa se anticipa a los procesos que dentro de sus operaciones diarias afectan negativamente al medio ambiente, buscando el origen de las fallas y las posibles soluciones a través de la implementación de estrategias sostenibles, el uso de tecnologías más limpias y la aplicación de buenas prácticas empresariales; lo que se traduce en su know how (2) ambiental.

En términos generales, se puede decir que este know how es un sistema de gestión ambiental que se adecua a la forma en que opera un negocio y posibilita su mejoramiento en el desempeño ambiental, por lo que éste debe ser diseñado, implementado, coordinado y evaluado sólo por la empresa específica, acorde a su actividad comercial, cultura corporativa, clima organizacional, procesos industriales u operativos, infraestructura física, capacidad tecnológica, estado financiero y capacidad de inversión.

¿Cómo puede una empresa llegar a su propio know how ambiental? La clave está en adelantar una metodología de gestión ambiental que le permitirá definir cuáles son las acciones más convenientes a seguir, tomando como base el ciclo PHVA: Planear, Hacer, Verificar y Actuar; como indicadores de gestión, que guían el proceso a fin de garantizar que los objetivos empresariales en materia de P+L tiendan hacia el mejoramiento continuo.

Aunque existen varios modelos de gestión ambiental –como el Nereo, Excelencia y Sostenibilidad o el Sistema Comunitario de Ecogestión y Ecoauditoria (EMAS)– la Organización de las Naciones Unidas – ONU (3), desarrolló en 1990 el Manual de Auditoria y Reducción de Emisiones y Residuos Industriales que, al recoger las propuestas de otros modelos, es considerada la metodología universal de P+L aplicada hoy en día, a nivel industrial.

Este Manual parte de un análisis detallado de los factores empresariales ya mencionados, como base informativa para identificar cuáles son los procesos o áreas de mayor impacto ambiental y así definir cuál será el plan de trabajo, dividido en cinco fases.

Cabe destacar que el objetivo de esta metodología es promover en las empresas, estrategias corporativas que integren proyectos a largo plazo de conservación y preservación del medio ambiente, en los que el compromiso directo de la alta gerencia en su ejecución es factor vital para garantizar la capacidad de autogestión, autodeterminación y autorregulación de la empresa en su implementación.

 Prácticas Empresariales 

La premisa básica de la P+L es que ésta debe impactar los procesos, productos o servicios empresariales, siendo un propósito que requiere por parte de la empresa, cambios en la tecnología usada, su infraestructura física ó en sus prácticas operativas.

Así, en materia de procesos ésta tiende hacia la conservación y ahorro de materias primas, insumos, agua y energía, reducción, minimización o eliminación de la cantidad y toxicidad de emisiones, residuos o materiales tóxicos; en materia de productos, a la reducción de los impactos negativos a lo largo de todo el ciclo de vida de los mismos, desde su diseño hasta su disposición final y; en materia de servicios, a la delineación y prestación de los mismos, considerando su dimensión ambiental.

En este sentido, aunque cada empresa planea las acciones de P+L a seguir, según sus necesidades y prioridades, existen algunas prácticas ambientales enfocadas a (4):

 – Uso de Tecnología Más Limpia

Carlos Fernando Cadavid, Director de Proyectos del Centro Nacional de Producción Más Limpia y Tecnologías Ambientales (CNPMLTA), explica que existen dos tipos de tecnologías (5): la “dura” que hace referencia a todo tipo de maquinaria, equipos, dispositivos y procesos; y la tecnología “blanda” concerniente al conocimiento especializado, el talento humano y el grado de organización empresarial que para la implementación de las mismas se haya dispuesto; las cuales sirven como base de la Tecnología Más Limpia.

En este sentido, explica José Alejandro Martínez, Coordinador del Programa Acercar de la Secretaría Distrital de Ambiente y operado por la Cámara de Comercio de Bogotá (6), que la Tecnología Más Limpia busca reemplazar aquella tecnología obsoleta por una adecuada a los requerimientos de producción industrial.

Así por ejemplo, en el área de pintura se puede implementar maquinaria o equipos de última generación como cabinas de pintura que gracias a sus sistemas de ventilación y presurización, permiten el ahorro de materias primas (es necesaria la aplicación de una sola capa de pintura), tiempos de producción más ágiles (ya que el secado es más corto) y acabados excelentes (pues elimina imperfecciones como el craquelado, la presencia de poros o las burbujas), garantizando la reducción de partículas de pintura o gases contaminantes y el cuidado de la salud de los operarios.

  • Manejo de Residuos.

Se trata de aplicar alternativas que desde el origen de los productos o inicio de los procesos de producción, hasta la fase final de los mismos, aseguren que el medio ambiente no se verá impactado negativamente por la generación e inadecuado manejo de residuos y subproductos.

Así, una empresa puede optimizar el uso de sus materias primas e insumos a través del empleo de materiales y fuentes energéticas menos tóxicas, de la sustitución de materias primas agotables por otras de carácter renovable; de la implementación de rutinas de reciclaje para la reutilización de materiales; y la aplicación de tecnologías de control al final de los procesos para tratar los residuos generados y asegurar su disposición final.

  • Optimización de los Procesos Operativos.

Es la aplicación de mejores prácticas operacionales y administrativas, en las que todos los niveles y áreas de la organización se ven involucradas, teniendo en cuenta que algunas prácticas se relaciona directamente con otros proyectos que la empresa esté implementando como la ISO 9.000 de Aseguramiento de Calidad (ver artículo ‘Un Pasaporte para Entrar a Mercados Competitivos’ de esta edición M&M) o la ISO 14.000 de Gestión Ambiental (ver recuadro ISO 14.000 para la Gestión Ambiental).

Entre las acciones que se pueden adelantar en este sentido, se encuentran la capacitación del personal sobre las condiciones y metodologías de los procesos, la elaboración de manuales de operación y procedimientos, control de inventarios, almacenamiento y de calidad de materias primas, aplicación de programas de producción de última tecnología o el mantenimiento preventivo de maquinaria, equipos o herramientas.

Una Inversión para el Futuro

Una de las mayores preocupaciones de los empresarios al implementar proyectos de P+L, es que éstos demandan altas inversiones por parte de la empresa, cuyo retorno, la mayoría de las veces, no es claro ni evidente con inmediatez.

Este hecho, según José Martínez, se puede explicar por las exigencias monetarias y de tiempo que demanda este proceso para llevar a cabo los cambios que la empresa requiere como la adaptación de los procesos productivos a su know how ambiental, la formación del personal a las nuevas rutinas operativas ó la adquisición de nuevas tecnologías; siendo una inversión que en ocasiones, es difícil asumir económicamente por parte de la empresa.

De ahí que los beneficios de la P+L deben calcularse al comparar el valor de la inversión en su momento, frente al valor de la misma en un periodo de tiempo a largo plazo, resultado del ahorro que en el flujo de costos o la tasa interna de retorno, esta práctica favorece; y que se ve reflejada en la disminución de los costos totales de la empresa, representados en el ahorro de agua, de energía o el consumo de materias primas.

“Si una empresa implementa buenas prácticas en el consumo de agua, simplemente los costos por este concepto irán disminuyendo entre 10, 15 ó 20 por ciento en la medida del tiempo, igual sucede con los costos de energía cuyos ahorros se han calculado entre un 5 y 10 por ciento”; explica José Martínez.

Paralelamente, en términos de productividad la P+L favorece la eficiencia de los procesos operativos y productivos. De hecho, se ha calculado que con simples prácticas de corte y alistamiento de piezas de madera –ya mencionados–, por ejemplo, un pequeño taller de ebanistería puede reducir los costos relacionados con el consumo de materias primas entre un 5 y 10 por ciento, y favorecer la disminución de tiempos de producción de la mano de obra en un 4.5 por ciento.

P+L, El Mayor Valor Agregado (P+L 2)

Teniendo en cuenta los nuevos retos de la competitividad empresarial, las empresas se esfuerzan por generar ventajas que las diferencien de otras, y en este caso, la gestión ambiental es uno de los valores de mayor importancia, especialmente en el mercado internacional, en el que los productos o servicios “ambientalmente amigables” son una de las exigencias de los consumidores.

En este sentido, se considera que una empresa exitosa hoy en día es aquella que hace de la P+L una estrategia corporativa dirigida a generar mayores oportunidades de capitalización para sus negocios, y le da tanta importancia como la garantía y certificación de alta calidad en sus procesos, productos o servicios.

En este caso, la certificación ambiental es el valor diferencial que le permitirá a la empresa consolidarse como líder frente a sus clientes, consumidores, proveedores, distribuidores o representantes comerciales en los diferentes mercados; e incluso frente a los gobiernos, la sociedad civil, grupos ecologistas, ONG o medios de comunicación, quienes respaldados en la normatividad ambiental (ver recuadro Normatividad Ambiental en Colombia), actúan como jueces y vigilantes del cumplimiento de los deberes ambientales por parte de las empresas.

Gracias a esto, son cada vez más las empresas que se acogen a las prácticas de P+L pues, en relación con su imagen corporativa, ésta resulta una inversión que vale la pena asumir frente a poner en riesgo su buen nombre por efecto de incumplimiento de éstas políticas y llevarla incluso al cierre de sus operaciones. ¿Qué vale más, los costos de invertir en un proyecto de P+L o el deterioro de la imagen pública de una organización por conflictos o incumplimiento de la normatividad ambiental?”, concluye José Martínez.

Cabe destacar que la P+L y en general, cualquier apuesta de gestión ambiental es una necesidad urgente a desarrollar, pues en juego no sólo está la competitividad o rentabilidad de una empresa, sino el futuro del planeta. Los niveles de deterioro en que se encuentra el medio ambiente, obliga a que la relación industria, comunidad y ecosistemas, se fortalezca en estrategias sostenibles a fin de garantizar la conservación y recuperación del medio ambiente, y por ende, la calidad de vida de quienes habitan en él.

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Citas:

La integración de estos elementos ha originado una práctica conocida como Responsabilidad Social Empresarial, que consiste en establecer el deber de éstas con la sostenibilidad del medio ambiente y con el mejoramiento de la calidad de vida de sus empleados y la sociedad en general.

Know how: Término relacionado con los conocimientos prácticos, técnicas o criterios que han sido utilizados en la elaboración o diseño de un proyecto. Es la habilidad de una organización para desarrollar sus funciones productivas, operativas, de servicios y en las áreas pertinentes a su gestión.

A través de su área de Desarrollo Industrial (ONUDI) y del Programa para el Medio Ambiente, (PNUMA).

Para mayor información consultar: http://www.acercar.org.co/industria/fichas/sectoriales.html.

Artículo: ‘Tecnologías limpias en Colombia’ de la revista Doing Business (ver fuentes).

Acercar, Ventanilla de Asistencia Técnica Ambiental, es una iniciativa de la Secretaría Distrital de Ambiente, antes DAMA, operada por la Cámara de Comercio de Bogotá y la Corporación Ambiental Empresarial. Su objetivo: Mejorar el desempeño ambiental y la competitividad de las MiPymes y el sector transporte de Bogotá, a través de la aplicación de herramientas como la P+L, entre otras.

 Fuentes:

– José Alejandro Martínez. Coordinador Programa Acercar, Cámara de Comercio de Bogotá. acercarindustria@ccb.org.co

– Carlos Fernando Cadavid. Director de Proyectos del Centro Nacional de Producción Más Limpia y Tecnologías Ambientales. carlos.cadavid@cnpml.org.

– Trabajo de grado: Diagnóstico ambiental de las empresas dedicadas a la transformación de la madera en la localidad de Barrios Unidos, con énfasis en la generación de residuos. John Fredy Ayure Martínez y Mariela Gómez Riaño. Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Facultad de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Bogotá 2 004.

Revista Dinero. Especial: Inversión Rentable: La Responsabilidad Social Empresarial. Edición 262, septiembre 15 de 2006.

– Revista Doing Business No. 40: ‘En busca de la excelencia medioambiental’. Junio – agosto 2004.

www.minambiente.gov.co, www.ladscolombia.com, www.cnpml.org, www.acercar.org.co, www.cubaindustria.cu.

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