Arquitectura, Madera y Vino: el maridaje perfecto
En el boom de la llamada arquitectura del vino se han construido imponentes bodegas en las que la madera es uno de los materiales protagónicos. Ella ha aportado a la evolución de la industria vinícola, a la imperante necesidad de producir vinos de excelente calidad, y a la creciente tendencia al “enoturismo”, con sus propiedades estéticas y mecánicas
Paola Andrea Ruiz Rojas
Periodista
A finales de la década de los noventa, los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, construyeron –en la región de Napa, Valley– la famosa bodega vinícola Dominus. Esta construcción que se convirtió entonces, en la más imponente y emblemática bodega de su clase, demostró que la arquitectura de vanguardia debía ponerse al servicio de la industria enóloga, en aras de optimizar y mejorar la producción, la crianza y el almacenamiento de los vinos.
Desde entonces, reconocidos arquitectos de talla internacional han venido incursionando en lo que se conoce como la arquitectura del vino o arquitectura bodeguera, creando proyectos increíblemente estéticos y totalmente funcionales.
En los últimos años se ha generado un incremento en la construcción de las llamadas “bodegas de diseño”, esto obedece principalmente a dos razones: la primera, a que el sector se ha concientizado de los beneficios que una buena arquitectura aporta al vino; y la segunda, a que el sector ha entendido el impacto mediático que supone contar con este tipo de bodegas, ya que otorgan a la empresa una imagen corporativa sólida y una identidad arquitectónica reconocible.
En España, Chile, Francia, Italia, Baja California y otras latitudes de tradición vitivinícola, las empresas de ese sector han levantado sus más recientes bodegas siguiendo la premisa “para el mejor vino, la mejor casa”. De esta forma y de la mano de la arquitectura de vanguardia, han logrado construir verdaderas catedrales del vino, bodegas que interactúan con el entorno gracias al uso de materiales naturales como la madera y la piedra, y que además conjugan lo mejor del diseño, el arte y por supuesto, la funcionalidad.
Las más prestigiosas firmas enólogas del mundo han encargado el diseño y la construcción de sus bodegas a afamados arquitectos como Santiago Calatrava, Richard Rogers, Frank Gehry, Zaha Hadid, la firma Herzog & De Meuron, Norman Foster y Rafael Moneo. Cada uno de estos profesionales ha plasmado en sus obras, la esencia de los vinos, los viñedos, las regiones y la historia de los bodegueros.
En una entrevista concedida para una influyente publicación española sobre arquitectura y construcción, el arquitecto francés Philippe Mazières, encargado de construir la bodega “Hacienda Monasterio”, en la Ribera del Duero (España), afirmó que las bodegas vinícolas actuales “son espacios concebidos no únicamente como centros de producción, sino también como lugares en donde se elabora arte; lugares de encuentro y de pasión por el vino”.
La revista M&M, seleccionó tres de las bodegas vinícolas contemporáneas más imponentes del mundo, aquellas en las que la madera participó como vital material constructivo.
Bodega Protos
Una superficie construida de 19.450 m2 y 10.000 m2 de jardines, conforman el área de la bodega Protos, una obra arquitectónica vanguardista que tuvo una inversión aproximada de 25 millones de euros y fue construida a los pies del castillo Peñafiel en Valladolid, España.
Enclavada en medio del paisaje de la región del Duero, fue diseñada y construida por los arquitectos Alonso Balaguer y Richard Rogers quienes –a petición de la firma vinícola española Protos–, idearon una edificación de tipo agroindustrial capaz de garantizar las condiciones necesarias tanto para el procesado de la uva, como para la elaboración y maduración del vino.
Diseño y Construcción
La bodega Protos es un edificio estructurado en dos secciones: la base, de forma triangular, anclada al terreno, y la estructura visible a los ojos, formada por cinco bóvedas –cada una de 18 m de ancho pero diferente altitud–, articuladas entre sí y dispuestas de tal modo que permiten enlazar todos los procesos de elaboración del vino, desde la recolección de la uva hasta el embotellamiento del preciado líquido.
Base
La obra, de construcción contemporánea, conservó algunas características utilizadas por la arquitectura tradicional, por ejemplo, preservó el construir las bodegas enclavadas en el terreno para aprovechar la inercia térmica y situar en ellas las zonas de elaboración y maduración del vino. Es preciso aclarar que la masa térmica del subsuelo se utiliza para mantener el ambiente fresco, y por ello, la mayor parte de las instalaciones destinadas para la elaboración y maduración del vino son subterráneas y ocupan un área aproximada de 5.000 m2.
La base de Protos tiene dos niveles, uno totalmente enterrado denominado ‘Nivel de bodega’, en el que se almacena el vino durante la etapa de maduración, y otro semienterrado a 4.5 m, denominando ‘Nivel de producción o elaboración’, que se sitúa encima del nivel bodega y está parcialmente hundido con respecto al nivel del suelo en el que se albergan los depósitos de fermentación y almacenamiento, la planta embotelladora, el equipo de embalaje, varias áreas técnicas y plataformas a las que se puede acceder en vehículos.
Los arquitectos también incluyeron en el límite oeste de la base, un jardín hundido escalonado, en forma de patio, desde el cual se puede admirar el castillo de Peñafiel. Alrededor de esta área, se establecieron las oficinas administrativas, áreas sociales, un pequeño auditorio, y hasta un lugar destinado para la degustación del vino.
La apariencia exterior de la base es de muros perimetrales y superficies exteriores de piedra. La estructura de la bodega se une a las antiguas instalaciones de la firma, por dos kilómetros de túneles y galerías.
Estructura
Sobre las bodegas soterradas reposa lo que se denomina técnicamente como “la envolvente ligera”, que no es otra cosa que la cubierta, una estructura abovedada encargada de cubrir el área destinada para la elaboración del vino.
Según la página web de la firma Protos, dicha construcción fue dispuesta como un sistema estructural modular de arcos parabólicos de madera laminada que soportan –mediante elementos estructurales de acero inoxidable– una cubierta formada por cinco bóvedas de distinta altitud y 18m de ancho cada una.
Las bóvedas, a su vez parabólicas, están configuradas por una estructura secundaria de vigas de madera laminada y una solera formada por un entablado también de madera laminada. La cubierta, finalmente, está recubierta por un sistema de paneles cerámicos de gran formato, pensado para absorber la radiación solar directa.
El uso de la madera estructural originó la formación de fachadas y divisiones interiores que luego fueron cubiertas con vidrio para reforzar la estructura y facilitar la conexión visual.
La estructura de la “envolvente ligera” le otorga a Protos su carácter e imagen representativa. Para los arquitectos este tipo de cubierta es una reinterpretación de las bodegas en forma de nave. Bajo la envolvente ligera está ubicado el vestíbulo principal del edificio desde donde los visitantes pueden observar y disfrutar del proceso de elaboración del vino.
Materiales
Los materiales utilizados en la construcción de Protos son variados y fueron escogidos teniendo en cuenta su eficacia estructural y la adecuación al proceso constructivo. Para hacer la selección de los materiales, los arquitectos y diseñadores hicieron estudios previos, teniendo en cuenta tanto la zona geográfica donde iban a utilizarse, como los espacios que iban a intervenirse con ellos.
Para la paredes perimetrales, vigas y pilares que conforman la base de la bodega se utilizó hormigón prefabricado, cubierto parcialmente de piedra.
Para los arcos de las naves o, el interior de la cubierta y las vigas de la estructura se utilizó madera laminada de la extinta marca Holtza. Señala el arquitecto asociado Luis Alonso, “la madera fue uno de los materiales elegidos porque aporta beneficio al buen vino, en su crianza y almacenaje…por ello, y dada su calidad y calidez, es lógico su uso como material básico armonizado con tales contenedores”.
El uso de la madera, como material constructivo, se debió además a que esta reduce el consumo energético en las construcciones, posibilita el balance ecológico para el medio ambiente, es hipoalergénica, actúa como una pantalla contra los nocivos rayos solares, es ligera, reduce los trabajos de cimentación, es dúctil, fácil de trabajar, armoniza de forma natural con el paisaje, es versátil y permite una amplia gama estilística, desde grandes vigas hasta arcos y bóvedas.
Todos los anclajes, uniones, elementos de fijación, sistemas estructurales, barandillas, forjados y elementos constructivos encargados de recibir y trasladar fuerzas, fueron construidos en acero ANSI 304.
Bodega Ysios
En el corazón de La Rioja, el arquitecto Santiago Calatrava construyó una de las bodegas de diseño más imponentes de toda España. Con 8.000 m2 de extensión, Ysios se convirtió en la primera “bodega de autor” de la región de Laguardia y originó toda una corriente arquitectónica alrededor del vino.
Los dueños de Ysios le encomendaron a Calatrava la construcción de una bodega singular que cumpliera con dos objetivos: uno, la fabricación del vino, y otro, que fuera atractiva para los visitantes de la zona.
Para lograr dicho cometido, y en aras de crear un diseño que pudiera fusionarse con el paisaje, el arquitecto y su grupo de colaboradores crearon un diseño vanguardista que semeja la forma circular de las barricas pero que, a su vez, emula la forma de la sierra de Cantabria, que reposa a su espalda.
Ysios está ubicada en un área total de 72.061 m2, de los cuales, casi 39.000 están ocupados por viñedos. El edificio da su espalda con la sierra y está ubicado de frente a los viñedos.
Estructura
El edificio es un pabellón alargado, concebido linealmente para dar continuidad al proceso de elaboración del vino. La idea del diseño es que la uva ingrese por un extremo, se procese en línea y el vino salga en barrica por el otro extremo.
La obra está compuesta por dos muros portantes de hormigón armado, cada uno de 196 m de longitud total. Los muros de planta sinusoidal están separados entre sí por 26 m y se rematan superiormente por dos líneas también sinusoidales, frontalmente desplazadas, que generan, para la cubierta, una superficie reglada ondulada a modo de sucesión de conoides, combinando superficies cóncavas y convexas, a lo largo del eje longitudinal.
Cada muro fue revestido en su interior por lamas verticales de madera tratadas con sales de cobre. La cubierta también está formada por vigas de madera laminada que se apoyan sobre los muros laterales, recubiertas exteriormente en aluminio.
La fachada principal es ciega en casi toda su extensión, excepto en el área central, ya que alberga la entrada y la zona de visitantes. Las paredes exteriores de la fachada principal fueron revestidas con listones de cedro colocados horizontalmente.
De otra parte, la fachada trasera fue hecha totalmente de hormigón sin ningún recubrimiento, mientras que las laterales por donde ingresa y sale el producto fueron recubiertas con placas de aluminio.
En el interior la bodega, la madera, el hormigón y el vidrio se conjugan de tal manera que crean ambientes increíbles como los que ofrecen la sala de crianza y el salón central o zona de visitantes.
Bodega Pérez Cruz
Está bodega firmada por el diseñador Chileno José Cruz Ovalle, es una de las bodegas de diseño más sobresalientes de Suramérica, sobre todo porque fue la madera, el material base. Fue concebida con el ánimo de crear algo distinto y único, que perteneciera a la naturaleza, y que posibilitara la creación de conciencia entre el espacio y la materia.
La obra ubicada en la zona central de Chile, a 50 kilómetros al sur de la ciudad de Santiago y en el Valle de Maipó, fue erigida en su totalidad, con madera. Para los constructores, ese era el único material que al igual que vino podía ofrecer multiplicidad de matices y conjugar perfectamente con la zona donde se estableció. Fue así como utilizando madera laminada y aserrada de pino radiata, lograron construir una estructura de 6.000 m2 en un área de 143 m de longitud y 11 m de altura.
La bodega está conformada por tres edificios bajo un mismo techo que se conectan entre sí por un pasillo hexagonal. Cada una de las partes ocupa un tercio de la longitud total de la construcción.
La planta consta de dos semicírculos que simulan la forma de un un tonel partido. Dichos semicírculos están apoyados sobre fundiciones de hormigón armado, el resto de la estructura que conforma las dos naves centrales, hechas cien por ciento en madera laminada.
Para dar forma a esa gran estructura los constructores eligieron la madera laminada ya que, dada su condición flexible y elástica, soporta el movimiento dinámico de los sismos que azotan a la región.
La madera fue el elemento constructivo protagónico, además provee las condiciones térmicas apropiadas para la elaboración y maduración de los vinos, el uso de la madera curvada le permite a la construcción mantener la temperatura interior del lugar, posibilitando un clima templado óptimo para conseguir la mejor calidad de vino.
Los bodegueros están construyendo o transformando sus bodegas, no sólo para mejorar el proceso del vino, sino porque a raíz de la espectacular belleza de sus bodegas tejen un nuevo negocio: el del enoturismo que moviliza, cada año, a cientos de turistas interesados en conocer el proceso de producción del vino, pero a la vez en admirar la majestuosa arquitectura de las bodeguera.
Fuentes
Tecnología y Construcción, edición No 71, Año 7, 2011.
Rogers Stirk Harbour + Partners. Bodegas Protos, Valladolid, www.rsh-p.com. 2015
Promateriales, proyectos 2007.
www.universoarquitectura.com – www.infomadera.net – www.tublogdearquitectura.com – www.e-architect.co – www.cuatrovinos.es – www.promateriales.com – www.terroaristas.com – www.archdaily.co – www.bodegasprotos.com
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