Cercos Vivos con Especies Forestales, ¡Son Realmente Productivos!

Enrique Trujillo Navarrete

IF MSc. El semillero

El uso de cercas vivas en reemplazo de los sistemas tradicionales para delimitar áreas, ofrece ventajas que van desde las ecológicas, por cuanto con ellas se disminuye la reforestación y la liberación de gases invernadero a la atmósfera, hasta las económicas si se plantan árboles de alto valor.

 Establecer árboles de manera productiva no sólo significa establecer una plantación compacta en un arreglo silvopastoril o agroforestal, también es posible obtener madera comercial a partir de la plantación de cercas vivas, muy distintas a los setos (1).

Las cercas vivas son plantaciones de especies forestales que se establecen para dividir potreros o linderos, establecer barreras rompevientos, proteger fuentes de agua, suelos, cultivos o pastizales, generar aroma, aislar el ruido o las luces producidas por los vehículos, pretejer contra heladas o contribuir al mejoramiento de la ecología local. En algunos casos, en predios de grandes extensiones, además de servir en los linderos, proveen madera con un enfoque productivo si se usan especies valiosas como teca, Acacia mangium o similares.

Dichas cercas pueden instalarse de dos formas, en líneas simples o dobles, siendo las cercas simples,  líneas de árboles dispuestos los linderos y, las dobles, aquellas que se emplean para aprovechar mejor el terreno o alcanzar una mayor protección, por ejemplo, contra el viento, olores u otros factores.

Los cercos vivos son plantaciones lineales separadas usualmente a 3.4, 5 ó más metros de distancia entre individuos, dependiendo del tamaño de la copa del árbol adulto y se pueden sembrar efectivamente, en una o dos líneas. Cuando se plantan en tresbolillo, es decir en la distribución del terreno, se establecen formando triángulos, y sirven de una manera más efectiva como barreras rompevientos.

Existen numerosas especies de árboles que pueden utilizarse para cercos vivos –uno de los más usados es el eucalipto dado su uso frecuente en proyectos de reforestación y porque su madera es considerada, injustamente, de baja calidad– y en este sentido, es preferible usar árboles de madera valiosa, evitando especies sin valor, pues los costos de la plántula y los esfuerzos para que alcancen un nivel óptimo son muy similares a los que se comprometen en una plantación comercial.

 En contraprestación, son destacables las ventajas económicas y productivas que se obtienen de levantar cercos vivos con madera de primera calidad, de hecho, Smurfit Kappa Cartón de Colombia ha planteado, por ejemplo, los beneficios de los cercos vivos de eucalipto con manejo, en una producción media de 120 toneladas de madera por kilómetro cada seis años, e indican que aún sin considerar este beneficio monetario, es significativo el ahorro en el establecimiento y manejo de los cercos.

Paralelamente, cuando las especies plantadas son de alto valor comercial, al momento del aprovechamiento se consiguen significativos ingresos, especialmente en especies como teca u otras similares, por lo que conviene señalar que la planificación y la plantación deben adelantarse de la manera más técnica posible y con buenos materiales genéticos para no desperdiciar la oportunidad.

 ¿Qué Especies Sembrar y Qué Tener en Cuenta?

La elección de la especie forestal usada para cerca debe ser tan cuidadosa como la que se adelanta cuando se establece una plantación forestal industrial, éste es el primer y más importante paso para el éxito de la plantación, y por eso, se deben considerar los mismos aspectos que para aquella.

Así, para la buena selección de la especie es indispensable observar las condiciones del sitio: el tipo de suelo, su profundidad efectiva y características químicas (nutricionales), la pendiente, la cantidad y distribución de las lluvias, la altura sobre el nivel del mar y la temperatura, entre otros factores. Con esta información se seleccionan las especies que se adapten a tales condiciones. El cruce entre la oferta ambiental del sitio y los requerimientos de las especies, da la opción de escoger la especie apropiada.

Por lo anterior, no es dable pensar en adecuar el suelo y el medio a la plantación, sino escoger las especies de tal manera que se adapten a las condiciones de la finca; no hay que olvidar que no hay árboles inadecuados, sino sitios mal escogidos.

De igual manera, como en el caso de las plantaciones forestales productivas, se tiene en cuenta la calidad genética de los árboles de los cuales provienen las semillas y las procedencias, pues estos factores inciden directamente en la productividad de la cerca. En este sentido es indispensable utilizar, cuando sea posible, fuentes de semillas con algún grado de mejoramiento genético para obtener mejores formas y crecimiento.

El uso de material de vivero sin condiciones de calidad, puede producir grandes pérdidas por mortalidad.

Otros de los puntos importantes, hace referencia a la oferta ambiental del terreno, cuyas características de suelo y clima, en conjunto con otras como la pendiente, la influencia de vientos y el brillo solar, deben corresponder con las exigencias de la especie a plantar. No es correcto tratar de introducir una especie a un sitio por valiosa que esta sea, si las condiciones del conducto normal es plantar aquellas especies que se adapten al sitio.

Establecimiento de la Cerca Viva y Manejo Silvicultural

El plan para la plantación y su cuidadoso seguimiento en lo concerniente al establecimiento y manejo en todas las etapas de la misma, es crucial para su buen desarrollo; un descuido en la fertilización o la falta de podas –la principal actividad para generar madera de calidad–, redundan negativamente en el desarrollo de los árboles de la cerca.

Para el caso en mención, el manejo silvicultural es mucho más sencillo que el adelantado en una plantación densa pues no hay aclareos (eliminación de árboles de la plantación), por eso, no hay razón para no adelantar un manejo apropiado de la cerca y más teniendo en cuenta que se incurre en un esfuerzo e inversión que puede llegar a ser muy productiva, aún descontando los beneficios propios de la cerca.

En este sentido, el material utilizado para la plantación debe tener un manejo preliminar en vivero que garantice condiciones favorables para adaptarse a las características del lugar de establecimiento. La selección del material es un proceso que se inicia en el vivero y termina en la plantación. Las plantas  deben tener un tamaño adecuado, sin defectos, micorrizados y sin problemas de plagas o enfermedades, con buen sistema radicular. No se recomienda material bifurcado, muy delgado, dañado, torcido, enfermo o muy pequeño.

Los siguientes son algunos aspectos prácticos a tener en cuenta a la hora de establecer una cerca viva.

  • La plantación

La preparación del suelo facilita el desarrollo de la plantación, permite la penetración y el desarrollo de las raíces, corrige estructuras defectuosas del suelo, elimina la capa endurecida que impide la penetración de las raíces y del agua, y facilita las labores de siembra.

La profundidad del hoyo, para este propósito, debe ser al menos de 30 cm., pero conviene aumentar la profundidad cuando existan mayores sequías o cuando los suelos presenten limitaciones como horizontes impermeables, compactación o pedregosidad.

  • Ahoyado y siembra

Luego del trazado, que consiste en ubicar la línea de plantación y definir en forma precisa el lugar donde estará cada árbol, se realizan los hoyos normalmente de 30x30x30 cm., el tamaño puede ser mayor o menor dependiendo de las características del suelo; si son sueltos, profundos, equilibrados es posible un hoyo más pequeño.

Los árboles se establecen sin la bolsa y a nivel de la superficie del suelo compactando bien.

  • Podas

Cuando los árboles han crecido se debe realizar la práctica de podar, que consiste en cortar las ramas con el propósito de producir madera limpia; es decir, libre de nudos y obtener un producto de mejor calidad. Cada rama es un nudo potencial y los nudos son los defectos más comunes en la madera para aserrío. Efectuar la poda garantiza una madera de mejor calidad.

En la práctica de la poda, una de las fases más importantes es precisamente, la primera poda del árbol, considerando que a mayor tamaño de las ramas, hay mayor dificultad no sólo para eliminarlas, sino que también el área expuesta después de la poda es mayor, así como el tiempo que demanda para la cicatrización.

Así, se recomienda la poda cuando los árboles alcanzan los tres metros de alto, realizándola sólo hasta la mitad de la altura, ya que si se eliminan muchas hojas se reduce también su desarrollo, no hay que olvidar que la función de las hojas es aprovechar los rayos solares, el aire, el agua y los nutrimentos del suelo en la elaboración de productos necesarios para su crecimiento y sin ellas no hay esto no se logra.

Las podas, en preferencia, deben realizarse cuando las ramas tengan menos de 4 cm. de diámetro, pues cuanto más grande es la rama, más difícil la actividad y se corre el riesgo de que luego se presenten nudos grandes que disminuyan el valor de la madera.

  • Método de corte de las ramas

Las ramas se cortan a ras del fuste, sin dañar la corteza del árbol, empleando preferiblemente serrucho, tijeras o sierras de arco, aunque se puede efectuar una poda bien hecha con un machete bien afilado, mejor, si la rama es delgada.

Al corte se le aplica cicatrizante para evitar que el árbol se haga susceptible a ataques de organismos que puedan pudrir la madera.

Es recomendable efectuar la primera poda al final de la época seca porque dicho tiempo ofrece estas ventajas: rápido secado de los cortes, bajo riesgo de enfermedades, cicatrización rápida de los cortes y facilidad de realizar la poda cuando los árboles tienen poco follaje.

Finalmente, debe tenerse en cuenta el propósito de la cerca viva y la arquitectura de la especie para definir el distanciamiento, pensando siempre en el tamaño del árbol adulto.

En general, se trata de una práctica que reporta excelentes beneficios; de hecho, en algunos informes se ha podido estimar que este tipo de cercas son, en términos económicos, más baratas hasta en un 13 por ciento y duran mucho más que las cercas muertas, lo que representa un ahorro importante de dinero, a mediano plazo, además incrementan la biodiversidad de animales y prestan un gran servicio, sin agredir el paisaje.

Incluso en actividades de ganadería, las cercas vivas tienen impactos sobre la productividad ganadera, a través de la optimización del manejo del pastoreo y la producción mejorada de carne, la comodidad para los animales y su impacto positivo sobre su salud y crecimiento de los mismo y la delimitación de áreas para cultivos o pasturas.

Notas

 Setos: Plantaciones lineales manejadas con diferentes espaciamientos y alturas, plantadas 3 ó 4 por metro, a una distancia de 33 ó 25 cm. entre sí, para cerrar un área con una barrera vegetal de diferente espesor y altura.

Fuente:

Enrique Trujillo Navarrete. IF MSc. El semillero. enrique@elsemillero.net

Bibliografía

  • CA 1986. Silvicultura de especies promisorias para producción de leña en América Central. Resultados de cinco años de investigación. CATIE. Turrialba. 228 p.
  • Smurfit Cartón de Colombia. Cercos vivos con Eucalipto. Cali.
  • Trujillo N. E. 2007. Guía de Reforestación. Bogotá.280 p.

Fotografías:

Gustavo Barbosa – Kanguroid, Sandra Zapata –  El Semillero, Enrique Trujillo N.-  El Semillero.

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