Inversión Forestal: es el Momento Ideal para Avanzar

Camilo Marín Villar

Periodista M&M

 Los proyectos maderables se están abriendo camino en el país; desde hace algún tiempo, la industria viene escuchando de nuevas inversiones forestales y sobre todo, de la intención de grandes compañías de incursionar y tomar posición en el mercado nacional. Los actuales reforestadores están comprometidos, pues saben que, en buena parte, de su éxito depende ganar la confianza inversionista.

En los últimos diez años la reforestación en Colombia ha venido recorriendo un proceso de transformación muy importante; paulatinamente el negocio de sembrar árboles con fines comerciales se vuelve cada vez más atractivo para la inversión extranjera y nacional.

Gracias a un conjunto de elementos que jalonan en la misma dirección, la industria vive una etapa de crecimiento sostenido tanto de las hectáreas reforestadas como de los capitales invertidos. La alta disponibilidad de tierras; la estratégica posición geográfica del país; las aptas condiciones climáticas; la biodiversidad; el alto valor agregado, y los excelentes rendimientos de las especies tropicales, son algunos de los factores que han generado interés en los inversionistas; además de los esfuerzos realizados por el Gobierno en materia de seguridad, las buenas políticas públicas y las regulaciones amistosas para los empresarios.

Hace poco más de dos años, se escuchan múltiples voces que hablan del creciente interés de algunas multinacionales madereras e inversionistas internacionales, especialmente de Europa, Estados Unidos y de Chile, para quienes el negocio forestal en Colombia representa una gran oportunidad.

En efecto, entre 2006 y 2009 el ministerio de Agricultura y Desarrollo, invitó varias misiones de empresarios internacionales, al país, para explorar las oportunidades del negocio forestal; como resultado de estas gestiones están en marcha algunos proyectos mientras otros se analizan; sin embargo, aún se espera que las multinacionales se decidan a realizar inversiones de envergadura para construir una industria forestal robusta, competitiva, moderna y sostenible.

El sector está en una época de transición, evolución y expectativa, en la que necesita no sólo mantener el entusiasmo y avanzar en las actuales políticas; si no que los proyectos actuales fructifiquen, sirvan como ejemplo y den fe de las bondades forestales colombianas para que, definitivamente, los interesados tomen posición.

El sector reconoce que el futuro forestal colombiano depende de que se concreten las nuevas inversiones, para lo cual considera necesario ajustar el servicio forestal, ampliar las garantías jurídicas, evaluar la flexibilización tributaria y aumentar las herramientas de financiación para así, atraer nuevos capitales. La industria está en un momento definitivo, ante una oportunidad histórica que, de no aprovecharse, difícilmente se repetirá y el desarrollo se retrasará.

En un esfuerzo de responder las preguntas de la industria sobre el presente y futuro de la inversión forestal y, especialmente, conocer qué falta en el país para motivar la entrada de los grandes al mercado nacional, la Revista M&M consultó algunos actores del sector.

Los que Están

Para comenzar, es conveniente distinguir los dos tipos de inversión forestal con propósitos comerciales que actualmente operan en Colombia; primero, están las plantaciones que hacen grandes empresas como parte de una política de autoabastecimiento, compañías productoras de pulpa y papel (Cartón Colombia, Papeles Nacionales) o que producen tableros y enchapes (Pizano S.A., Madeflex); también se clasifican aquí las compañías que se proyectan para producir bienes intermedios y finales para el mercado nacional y de exportación (Cipreses de Colombia, Reforestadora El Guásimo, Kanguroid-Bosques del Futuro 3F y Refocosta, por ejemplo).

Todas estas tienen manejo forestal silvicultural, han avanzado en la investigación, modernización tecnológica y autoabastecimiento con semillas propias, y son las que registran el mayor número de hectáreas sembradas con unas pocas especies.

El otro tipo de inversión pertenece a medianos y pequeños reforestadores, y son plantaciones con un menor grado de desarrollo, tanto en área plantada como en personal técnico ocupado, algunas exhiben cierto grado de integración con eslabones de transformación primaria y secundaria. Son plantaciones establecidas por distintos tipos de organizaciones, desde empresarios individuales o asociados, hasta ejercicios de asociatividad generados por corporaciones y entes regionales de carácter estatal, privado o mixto, pasando por cooperativas y comunidades indígenas o vecinos.

También realizan manejo silvoforestal de las plantaciones pero el número de personal calificado, equipamiento y herramienta especializada es menor; en general, son grupos de reforestadores que se unen para formar un núcleo de bosques.

Los que Llegan

Según cifras del ministerio de Agricultura y la Federación Nacional de Industriales de la Madera (Fedemaderas), en el 2008 el área reforestada, con fines comerciales, fue de 320.000 hectáreas (has); mientras, en lo corrido del presente año van sembradas aproximadamente 34.000 has.

Si se tiene en cuenta que Colombia posee aproximadamente 18.000.000 has aptas para la reforestación y, según el Plan de Desarrollo Forestal (Pndf), en el 2025 se espera contar con 1.8 millones de has, aún queda mucho por hacer; en ese orden de ideas, para cumplir las metas, es importante atraer inversión extranjera y nacional.

Poco a poco los capitales vienen llegando, este es el caso de la empresa chilena Maderas Cóndor, compañía con más 30 años de historia que, entre 2006 y 2007, compró cerca de 17.000 has y constituyó para la explotación forestal, en Antioquia, la firma Agrícola de la Sierra; actualmente esta misma compañía tiene proyectos de negocio que superan los US$60 millones, cuenta con 25.000 has en las jurisdicciones de Amalfi, Yalí, Vegachí, Yolombó, Maceo, Caracolí y San Roque y aspira alcanzar las 38.000; por lo pronto, este año, ya van plantadas 200 has con pinos Tecunumanii.

La Compañía Agrícola de la Sierra está generando 150 empleos, una nómina que, en plena madurez del proyecto, se transformará en 4.000 puestos de trabajo y que alcanzará su punto mayor cuando entren en funcionamiento sus dos plantas de procesamiento de madera, cuyo costo no está incluido en los US$60 millones mencionados.

 De igual manera, otras compañías chilenas están analizando las posibilidades que les ofrece la reforestación en tierras colombianas. Según la Revista Dinero, Masisa –una de las más grandes productoras de tableros de madera en el ámbito mundial– anunció un aumento de sus inversiones en el país, y en este sentido, el plan es abrir una planta en territorio nacional. Por ahora, Masisa Colombia importa los productos de Venezuela, Chile, Argentina y Brasil, pero quiere tener sus propios cultivos; para la compañía, Colombia resulta fundamental para el desarrollo de bosques por su ubicación y suelos. Así mismo, Arauco, una de las mayores empresas forestales de América Latina, en términos de superficie y rendimiento de sus plantaciones, está analizando seriamente expandir su negocio en tierras colombianas.

Pero la avalancha chilena no está satisfecha con quedarse simplemente en la siembra de árboles, al observar el crecimiento del fenómeno reforestador hay inversionistas que quieren incursionar en la proveeduría de maquinaria e insumos para el negocio.

En diciembre del año pasado, visitó el país una misión comercial organizada por ProChile en la que un grupo de empresarios y ejecutivos chilenos, relacionados con el sector de la maquinaria forestal y maderera, pudo apreciar el desarrollo nacional, además de las oportunidades de negocio que hoy ofrece el sector.

Invitada por la cartera de Agricultura, la delegación chilena estuvo conformada por representantes de Celhex, Ecaso, Ingemad, Neumann Secadores Industriales, Metalúrgica Industrial Tobalaba, Tecfor, Tecnodiam y Tecnología Integral y durante su estadía en Colombia, visitó empresas, aserraderos y plantas de tableros en Bogotá y Medellín; además, parte del grupo visitó dos plantas de celulosa y papel en las afueras de Cali.

Los Interesados

El actual escenario ha despertado también el interés de multinacionales como World Forest Investment, Four Winds Capital Management, Eagon Lautaro S.A, Hancock Natural Resource Group, Green Crow Management Services, Global Forest Partners, Global Emerging Markets Forestry Fund, IBIS Assets Management y Forestland Group; que manejan activos forestales por más de US$11.000 millones. Todas ellas han sido invitadas a Colombia para realizar inversiones como lo hacen en países como Chile, Brasil y Uruguay, y de hecho, varios delegados de estas empresas ya han visitado el país, analizando las posibilidades de inversión.

Según indicó la directora ejecutiva de Fedemaderas, Alejandra Ospitia, es evidente el interés internacional en Colombia; por ejemplo, citó el caso de un grupo de empresarios españoles que en diciembre del año pasado visitó el país para analizar la viabilidad del negocio forestal y, aunque los inversionistas prefirieron guardar sus nombres en reserva, están atentos a lo que pase en el sector.

Adicionalmente, Ospitia confirmó que la empresa Susforen, de República Checha, ha mostrado interés en conocer la situación de la industria nacional y las oportunidades para sembrar. Los checos quieren construir un aserradero en Antioquia muy cerca de Medellín, aunque también estudian la posibilidad de instalarse en los Llanos Orientales, en los departamentos de Vichada o Meta.

Por otro lado, el banco LAAD (Latin American Agribusiness Development) de EE.UU., una compañía de inversión privada con fines de lucro, que presta apoyo al desarrollo rural en América Latina y el Caribe, aprobó recientemente una línea de crédito para el proyecto 3F Bosques del Futuro. De acuerdo con la información entregada por el Grupo Kanguroid, este es el primer crédito otorgado por LAAD en Colombia y esperan que no sea el último, pues están interesados en conocer proyectos similares a 3F para apalancarlos financieramente.

 Los que Vienen

Desconocidos hasta hace poco en el país –aún más en el negocio forestal–, los Fondos de Inversión de Capital Privado (FCP), son firmas que captan dinero de personas naturales o jurídicas con el fin de invertirlos en negocios rentables, a mediano y largo plazo.

Por lo general, los FCP buscan compañías con gran potencial, de tal manera que puedan crecer y valorizarse rápidamente, pero también, en muchos casos, se especializan en diferentes tipos de inversiones como las agroindustriales que incluyen, por su puesto, la reforestación. En el caso particular de Colombia, estos grupos buscan recursos de los fondos de pensiones y cesantías, las aseguradoras y las fiduciarias, de hecho, recientemente han abierto las puertas a personas naturales.

Cuando se especializan en el fomento y desarrollo del negocio forestal, los FCP se convierten en un socio ideal, pues garantizan la liquidez de recursos a largo plazo, con reglas y condiciones claras, administrados financieramente por reconocidas instituciones y técnicamente por expertos reforestadores y, además, vigilados por los organismos de control. En suma, reúnen el capital, la experiencia financiera y el profesionalismo técnico para lograr rentabilidades de entre 14 y 20 por ciento anual, dependiendo del tiempo de corte para cada especie.

La primera experiencia de este tipo en Colombia la constituyo, en 2007, el Gobierno al diseñar y poner en marcha El Fondo Forestal de Colombia, con inversionistas públicos y privados. Actualmente dicho fondo –que tiene recursos por US$26 millones, los cuales deben ser destinados para la puesta en marcha de dos o tres proyectos forestales en el país, en un área aproximada de 7.000 has– está siendo manejado por la firma Latin American Enterprise Fund Managers (Laefm), y su meta es finalizar este año con dos proyectos en marcha, uno de 3.000 has y otro de 2.000 ha. Para el 2011 se espera haber comprometido la totalidad de los recursos.

 María Ángela Córdoba Garcés, vicepresidente del Fondo Forestal, explicó que por ahora han estudiado 15 prospectos de proyectos forestales en diferentes regiones del país, de los cuales cinco fueron elegidos como viables y, entre ellos, se escogerán los dos o tres más apropiados para invertir. Córdoba Garcés asegura que el trabajo del Fondo ha sido elegir responsablemente las mejores alternativas y hacer una sumatoria con los mejores factores, entre ellos, un excelente operador, tierras aptas y especies probadas, como la Teca y el Eucalipto.

La vicepresidente se mostró entusiasta con respecto a los resultados del Fondo y dijo que con un trabajo profesional los riesgos se reducen y se puede garantizar la rentabilidad a largo plazo; además, afirmó que, seguramente, esta experiencia se multiplicará y más fondos entrarán en el negocio colombiano.

De hecho, en junio de este año, se anunció la creación de un nuevo fondo forestal con capital privado por parte de la firmas Agrofuturo y Proyectar Valores, el cual comenzará a marchar cuando se obtengan los primeros $10.355 millones. Agrofuturo fue la empresa que ideó el negocio, mientras Proyectar será responsable de crear el fondo y recaudar el dinero que se invertirá en la siembra y desarrollo del bosque. Un tercer integrante, Silvotecnia, de capital colombo-suizo, oficiará como operador técnico de los cultivos.

Así las cosas, desde ya los inversionistas naturales y jurídicos pueden participar en el negocio al comprar un paquete mínimo de la inversión que cuesta $300 millones, cuando se reúnan $10.355 millones se procederá a sembrar las primeras 1.250 hectáreas de bosque en el municipio de Amalfi (Antioquia), a razón de 1.111 pinos Tecunumanii por has.

Según explicó, en una entrevista publicada por el periódico El Colombiano, Juan Carlos Tavera Álvarez, gerente regional de la firma comisionista de bolsa Proyectar Valores, los pinos tardan entre 16 y 20 años en desarrollarse, por lo cual los ejercicios financieros se realizaron tomando el año 18 como fecha para devolverle el capital al inversionista. Resumiendo, quien invierta $300 millones, al final le entregarían aproximadamente $5.900 millones, para una rentabilidad efectiva promedio anual del 20 por ciento.

Iniciativas como esta, tanto privadas como públicas, cada vez tienen más acogida en el sector financiero nacional; entre otras causas, a razón de la flexibilización legal del último lustro, por ejemplo, contenida en la expedición del decreto 2175 de 2007, que regula la administración de este tipo de negocios.

En igual sentido, desde 2003, con la expedición de Ley 811, el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro) fue facultado para realizar operaciones de financiamiento a través de la inversión directa; los recursos provienen de los excedentes de liquidez, distintos de los que corresponden a títulos de desarrollo agropecuario.

El objetivo es estimular la creación y fortalecimiento de empresas productoras, comercializadoras y de transformación primaria de productos agropecuarios y pesqueros, entre las que se cuentan las reforestadoras. Por esta vía, la entidad ha sembrado 9.000 hectáreas; está impulsando un proyecto de reforestación comercial en los departamentos de Cesar y Magdalena; ha firmado 88 contratos para participar en la siembra de 10.763 has, y ha establecido dos convenios de inversión con empresas reforestadoras y un contrato de operación forestal.

En similares procesos se encuentran firmas como Alianza Fiduciaria, Fidubogota y Corficolombiana, entre otras, que están estructurando fondos de capital de riesgo para apalancar diversos negocios, entre otros el forestal, adicional a los sistemas de crédito, como ha sido su función tradicional.

A estos esfuerzos se suma Bancoldex que, en los primeros meses del año, dispuso US$30 millones exclusivamente para financiar fondos de capital privado, principalmente en los sectores que hacen parte de la estrategia de transformación productiva del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. La entidad oficial proveerá montos desde US$1 millón hasta US$10 millones en sectores clave para el desarrollo del país.

La diversificación del mercado de capitales será mayor, aún más, con la entrada en vigencia del la nueva reforma financiera, en la que se aprobó el tema de los ‘multifondos’ para las Administradoras de Fondos de Pensiones y Cesantías (AFP). En adelante, los fondos podrán estructurar su portafolio de inversión con base en los perfiles de riesgo y la edad de los afiliados y en últimas, las AFP que hoy manejan cerca de $65 billones, podrán invertir un porcentaje del capital en fondos forestales, proyectos inmobiliarios a largo plazo (Reits), e inversiones en infraestructura.

Lo que Falta

El sector es optimista y reconoce que están pasando cosas buenas para esperar un futuro forestal próspero; pero a su vez, todos concuerdan que es necesario unir esfuerzos para que la industria se desarrolle definitivamente. Para lograr las metas propuestas, el gremio apoya la continuidad de las iniciativas actuales; así mismo, pide con urgencia realizar algunos ajustes en diferentes temas.

Al respecto, Alejandra Ospitia, directora ejecutiva de Fedemaderas, explicó que hay una serie de requerimientos faltantes que los empresarios, tanto nacionales como extranjeros, necesitan para confiar su inversión en la reforestación nacional.

  • Ampliación de los Contratos de Estabilidad Jurídica: la mayoría de compañías están pidiendo mayor estabilidad jurídica, conforme a la naturaleza del negocio forestal, es decir, firmar contratos que garanticen las reglas de juego por periodos mayores a 20 años.

 La Ley 963 de 2005 estableció en su artículo 6º que la duración de los Contratos de Estabilidad Jurídica sería de 3 años como mínimo y 20 como máximo, plazo que es corto para la producción industrial de madera en cualquier cultivo, por lo que hasta la fecha ninguna empresa del sector forestal ha podido suscribir uno de estos contratos. Los cultivos denominados de ‘tardío rendimiento’ como la siembra de especies forestales comerciales, toman entre 15 y 30 años para la primera cosecha, según la variedad. A manera de ejemplo la Teca –de gran demanda en los nuevos establecimientos forestales de la Orinoquia–requiere entre 25 y 30 años para su primera cosecha. Esta solicitud ya fue hecha ante el Gobierno por parte de Fedemaderas.

  • Oficina Forestal: a pesar de la buena voluntad del Gobierno, aún falta más institucionalización de los programas. Según Ospitia, la cadena carece de una oficina forestal organizada, servicio que generalmente existe en los países con tradición forestal y sumamente importante para la realización de trámites, asesorías o reclamos.

Aunque, la directora destaca la labor del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) en materia fitosanitaria, ambiental y de recursos, y el esfuerzo del coordinador de la cadena forestal del Ministerio de Agricultura, asegura que son tantas y tan variadas las responsabilidades que éstos ejecutan que, en muchos casos, no pueden satisfacer todas las necesidades del gremio. “La oficina forestal no implica una ampliación del gasto, no estamos pidiendo todo un departamento, simplemente un pequeño equipo de expertos en la materia, con la autoridad de atender las solicitudes forestales de forma oportuna y eficaz”, agregó Ospitia.

Respecto a lo anterior la dirigente asegura: “Cuándo el ministerio trajo los inversionistas internacionales, asumió el compromiso de socializar los proyectos, y en la práctica esto no se hizo. Por ejemplo, hoy existe una batalla entre los reforestadores y algunas Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) para demostrar que los primeros no están tumbando bosques nativos, si no quitando rastrojos de lugares abandonados y afectados por los cultivos ilícitos; es decir, a nivel del ministro y viceministro todo funciona, pero cuando el tema llega a las autoridades regionales, no hay conocimiento del proyecto. El Estado, que ha invertido parte del presupuesto en la consecución de los inversionistas, olvida socializar con los entes regionales las iniciativas. En ocasiones las CAR son el palo que tranca la rueda; no en todos los casos, pero hay muchos ejemplos”.

  • Flexibilización Tributaria: según Fedemaderas, para atraer a los grandes inversionistas, el Certificado de Incentivo Forestal (CIF) se queda corto, pues está diseñado, en especial, para los pequeños reforestadores. “Lo conveniente es aumentar la flexibilidad tributaria en materia forestal, lo cual no significa romper los ingresos fiscales de la Nación, simplemente, por ejemplo, extender la excepción del IVA que, actualmente, sólo se aplica a los troncos, al menos, a la madera dimensionada y cortada, ya que no se trata de un producto de gran valor agregado como para cobrar 16 por ciento”, explicó Ospitia.

Por su parte, Gustavo Barbosa Cobos, presidente del Grupo Kanguroid, compañía dueña de la Reforestadora 3F Bosques del Futuro, mencionó algunos retos que el sector debe enfrentar para lograr crecer a mediano y largo plazo, entre ellos están:

  • Titulación de Tierras: es necesario solucionar los vacíos jurídicos que dejó la reforma agraria del gobierno de Carlos Lleras Restrepo en la Ley 135 de 1961. Según Barbosa Cobos, desafortunadamente, los gobiernos posteriores también dejaron inconcluso este punto y hoy muchos propietarios no tienen los títulos de sus tierras, lo cual aleja a los inversionistas ya que nadie quiere hacer negocios en terrenos aparentemente ilegales.
  • Fondo de Garantías Forestal: Barbosa Cobos estima que la dificultad de conseguir financiación es otra de las trabas para el crecimiento forestal, y considera necesario crear con urgencia un fondo de garantías que permita que la banca participe en los proyectos forestales como socio financiero.

En suma, las recientes políticas públicas y las iniciativas privadas vienen impulsando poco a poco la reforestación en Colombia; sin embargo, no son suficientes para alcanzar las altas metas del sector, esto genera procesos dispersos y desordenados, parcialmente articulados y poco efectivos; situación que causa que el país no aproveche el potencial económico, social y ambiental que subyace en el aprovechamiento sostenible de los recursos forestales.

Hay muchas razones para impulsar la promoción de la inversión en la reforestación comercial en Colombia; además de ser rentable, es un sector altamente generador de riqueza y desarrollo, propiciador de paz y cohesión social, mano de obra y empleo calificado para la elaboración de productos y subproductos en todas sus fases de transformación y, por si fuera poco, proveedor de beneficios ambientales incalculables.

Hoy, la cadena tiene la oportunidad de trazar el futuro forestal del país; en la medida que se lleven a cabo los proyectos y se cumplan las metas, los nuevos inversionistas llegarán, el sector crecerá y será más competitivo.

Es vital impulsar las iniciativas privadas, avanzar en los programas de seguridad y desarrollo social y destrabar las barreras inmediatas pues, ningún inversionista estará dispuesto a medírsele al negocio si no encuentra un ambiente favorable. En palabras de Carlos Julio Castaño, gerente Técnico de Silvotecnia S.A.: “sea bienvenida toda la inversión forestal de quienes están convencidos de las ventajas forestales de Colombia, y que bueno sería que todos seamos conscientes de ello y aportáramos lo que nos corresponde”.

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