Modelos de Desarrollo Sostenible en Colombia: De la Utopía a la Realidad

Después de tres años de labores, el Programa Colombia Forestal – PCF y la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito – UNODC, revelan a la industria maderera nacional los primeros resultados de la labor desarrollada con ocho comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas.

 El pasado 1 de junio se realizó en Bogotá, el Primer Encuentro de Productores y Comerciantes del Sector Forestal, evento en el que el PCF (1)  y la UNODC (como coordinadora del proyecto Monte Bravo*) presentaron a los industriales de la madera, las ocho Empresas Forestales Comunitarias que desde septiembre de 2003 decidieron aprovechar de manera sostenible los recursos forestales, en sus áreas de influencia sobre la Costa Pacífica de Vigía del Fuerte en el Atrato Medio y de la Serranía de Abibe en el Urabá Antioqueño.

Con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional – USAID (en materia de financiación), la fundación Chemonics Internacional (como entidad ejecutora), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación – FAO (como ejecutora) y el Programa de Desarrollo Alternativo del gobierno nacional, estas comunidades le apostaron al cambio y a la recuperación de los bosques naturales; sustituyendo actividades anteriormente ligadas a los cultivos ilícitos o a la comercialización ilegal de madera.

Con la implementación de modelos de negocios sostenibles, en los que gracias al establecimiento de alianzas comerciales entre el sector público, privado y las comunidades, se impulsa la actividad de la cadena productiva foresto-maderera como garantía de generación de ingresos, empleo y mejores condiciones de vida para los habitantes de los bosques; estas empresas comunitarias dieron un paso hacia la formalidad de sus actividades, basadas en los principios de desarrollo sostenible.

Este proceso tiene tres enfoques: el manejo forestal sostenible, que implica la no tala raza, el aprovechamiento selectivo y la regeneración de los bosques naturales; la transformación de los recursos forestales y la comercialización de sus productos. Su principal ventaja, es que los beneficios económicos, ambientales y sociales son para todos los miembros de la cadena productiva.

Por eso, las comunidades inicialmente recibieron capacitación para el correcto manejo del bosque, en áreas como inventarios forestales y técnicas de aprovechamiento de impacto reducido, conformación, administración y manejo de empresas comunitarias (asociaciones y cooperativas) y elaboración y presentación de planes de negocio.

Entre los logros conseguidos están los Reglamentos Internos de Uso de los Recursos Forestales (para el ordenamiento, respeto y conservación del territorio colectivo), la elaboración de los censos forestales y el establecimiento y aprobación de los Planes de Manejo Forestal para el aprovechamiento sostenible de 150 mil hectáreas de bosque natural; resultados que tienen como objetivo ofrecer a la industria nacional, madera proveniente de bosques ambientalmente sostenibles.

Hoy en día las diferentes asociaciones comunitarias están aprovechando especies madereras nativas y sustitutas, cuyos usos y aplicaciones son especiales para áreas tan diversas como la ebanistería, la fabricación de muebles, construcción o la manufactura de artesanías.

En camino está la implementación de técnicas sostenibles de aprovechamiento y de la infraestructura adecuada para la transformación primaria y secundaria de los recursos del bosque, a fin de conquistar y consolidar, mediante una intensa labor de mercadeo, un flujo comercial interno y externo con productos madereros de alto valor agregado.

   De esta manera, las ocho Empresas Forestales Comunitarias están demostrando su capacidad de autogestión. Una gestión que por estar asentada sobre la filosofía de desarrollo y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, harán posible la recuperación forestal de los bosques nacionales y la sostenibilidad en el tiempo –y con recursos propios– de este tipo de proyectos que en países vecinos como Bolivia, Costa Rica, México y Honduras; han propiciado cambios positivos para la industria forestal y maderera.

El trabajo de las comunidades involucradas en el PCF es un ejemplo de superación que debe replicar en otras regiones, una labor que actúa en pro de un futuro mejor, especialmente en un país que a pesar de sus adversidades sociales, políticas, económicas e históricas; cuenta con un potencial forestal y humano para posicionarse como una de las potencias mundiales del mercado maderero

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Citas:

 Sobre el Programa Colombia Forestal: Remitirse a Revista M&M. Edición 38, diciembre – febrero de 2003 y edición 46, diciembre – febrero de 2005

Fuentes:

  • Dattis Comunicaciones Estratégicas. Oficina de Prensa para el Programa Colombia Forestal. Diana Hernández Córdoba. Ejecutiva de Cuenta. Correo electrónico: dianahernandez@dattis.com.
  • Javier Sánchez. Asesor Técnico Principal, Proyecto Monte Bravo. Correo electrónico: javier_sanchez_fao@pacificnet.com.co.

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