Y ¿Dónde Jugamos las Fichas?: La Focalización de los Esfuerzos Reforestadores y la Aplicación del Modelo 3-PG

Víctor M. Nieto, José Álvarez, Alonso Barrios

Ingenieros Forestales CONIF

Luego de un análisis general de las condiciones del país, en el siguiente texto, se propone la utilización del modelo de predicción del crecimiento con base en variables eco-fisiológicas 3-P, una herramienta que se apoya en el uso de mecanismos de simulación computacional para identificar las regiones y especies con mayor potencial productivo forestal. Su aplicación puede ser una forma diferente de conceptualizar el desarrollo de nuestra industria maderera.

El gobierno, en cabeza del presidente, Juan Manuel Santos y su ministro de agricultura, Juan Camilo Restrepo, se mantienen firmes en la decisión de mantener su apoyo al sector forestal; los recursos para el Certificado de Incentivo Forestal (CIF) –en los próximos años– serán más amplios que el promedio pasado; y el fortalecimiento a las estructuras administrativas del Estado son cada día mejores; todas son directrices que favorecen el gran compromiso nacional de aprovechar el momento para crear una cultura forestal que potencialice el desarrollo de plantaciones con fines productivos y comerciales.

Pero surgen entonces, dos preguntas: ¿dónde deben jugarse las fichas? y ¿cuáles son los lugares geográficos nacionales en los cuales debe promoverse el establecimiento de plantaciones con fines productivos? El cuestionamiento es interesante por el gran abanico de climas, suelos, condiciones y oportunidades existentes en Colombia; incluso, en este sentido, la política de tierras y de desarrollo rural debe ser analizada para tomar la decisión, de manera que los recursos del Estado invertidos en reforestación, generen un verdadero impacto productivo y social.

Una industria forestal competitiva y abierta a las condiciones de globalización, mercados mundiales –e incluso, ahora activa en nuevos escenarios como el TLC– requiere, obligatoriamente, de focalización y reducción de costos intermedios de transporte y otros agregados en su cadena de valor; de manera que pueda competir en el mercado mundial con precios aceptables. Si bien el CIF se entiende como un reconocimiento del Estado al beneficio social que generan las plantaciones forestales, los recursos (que no durarán toda la vida) tienen que ser el motor para que nuevas industrias forestales generen un esquema industrial sostenible.

En el pasado, el gobierno nacional distribuyó dineros CIF en todo el país y en muchas especies, en busca de beneficiar el mayor número de reforestadores y ser lo más equitativo posible en regiones y ambientes; sin embargo, el negocio forestal no es sencillo en términos de generación de empresa pues implica economías de escala que permitan reducir costos de producción, optimizar los costos fijos y aprovechar el clima en beneficio de la obtención de madera u otros productos derivados. La forma como se ha manejado el CIF ha dado origen, hoy, a numerosos predios pequeños (a los ojos de una industria) que no contribuyen, efectivamente, a la oferta de madera que Colombia requiere.

Las Aristas de la Identificación

Así, la identificación de las mejores áreas de producción resulta un tema con muchas esquinas, que ameritan análisis y necesitan ser clarificadas conceptualmente.

La primera, es la eterna controversia entre las especies introducidas (o de rápido crecimiento) y las nativas, tema en el que es necesario despojarse de los conceptos de patriotismo y fervor arraigado. Las especies nativas y la conservación son materia de importancia, gran efecto ambiental y responsabilidad nacional; misión y objetivo específicos del Ministerio de Ambiente y que deben tratarse de manera diferente al establecimiento de cultivos tipo soya, café o madera, en los que la producción es el objetivo. En ningún momento el CIF ha planteado reemplazar áreas de bosques naturales por plantaciones; el concepto productivo parte de la identificación de áreas en potreros o sabanas –en los que no se afecten los bosques que posee Colombia– y en los cuales la madera que produzcan las plantaciones comerciales, ayude a abastecer la demanda de leña y otros productos para estimular su consumo desde esta fuente de origen y proteger así, el bosque natural.

Bajo este concepto, las especies de rápido crecimiento representan una alternativa más interesante que las especies nativas, dado que las primeras tienen alta viabilidad de adaptación, así como una mayor capacidad de crecimiento y profundización en la investigación. No obstante, es posible que en un futuro algunas pocas de las nativas lleguen a ser atractivas para mercados masivos; por esto y por todos los componentes que implica la conservación de las especies del país, es necesario generar estrategias para mantener la biodiversidad y administrarla.

El segundo punto de análisis es la inversión vs. la retribución. Al respecto, las primeras preguntas que se hace un inversionista son cuánto debe invertir y cuál es el nivel de retribución en el tiempo, de ahí la importancia de tener una estructura de costos clara. En este sentido, no todas las regiones tienen la misma capacidad para generar rendimiento económico; beneficio que lo definen variables como el clima, la infraestructura, la topografía, la disponibilidad de tierra y otras, las cuales deben ser analizadas al momento de zonificar o focalizar un área productiva. Por ejemplo, las zonas cercanas a puertos, ríos navegables o carreteras (reales o proyectadas) tienen mayor oportunidad que aquellos lugares aislados o de difícil acceso.

El siguiente punto tiene que ver con los mercados y aquí, en primer lugar, las condiciones de competencia hacia la producción, en un mercado global, hacen necesario identificar la forma de abastecerlo al menor costo posible; y segundo, hoy en día, el consumidor mundial no repara en el origen (1); su atención se centra principalmente en el precio y calidad, por lo tanto, le resulta tan deseable la madera de Chile como de la Orinoquía, si los productos son competitivos.

Maximizar la capacidad productiva de la industria es, precisamente, una manera de ofrecer precios más atractivos, identificando los sitios adecuados para emprender el proceso productivo; es decir, donde las condiciones ambientales (oferta ambiental) se combinen idealmente con los requerimientos biológicos de las especies que posibiliten el acople de la producción y donde exista manejo ambiental y la infraestructura para lograr la movilización de insumos y productos en cualquier momento del año y a menores costos. Este análisis ha llevado a muchas empresas del mundo a focalizar la producción alrededor de 200 o 300 km de su industria de transformación.

Un aspecto adicional que preocupa al gobierno nacional y en especial, al ministro Restrepo, es la distribución equitativa de los beneficios sociales a campesinos y pequeños propietarios, así como el aseguramiento del arraigo de las familias a sus regiones, la seguridad alimentaria y el aumento en los niveles de calidad de vida rural. Para el propósito, la reforestación tiene una ventaja comparativa frente a los cultivos transitorios o la ganadería, al ser, el primero, de mediano y largo plazo, lo que al final genera una cadena permanente de empleo y alternativas de vida dentro de un esquema de ordenación forestal (cada año la industria planta lo que consume).

Paralelo, la industria forestal –que por lo general requiere grandes extensiones de tierra que aseguren este ciclo productivo– no necesariamente implica la compra del suelo (de hecho no debe preverlo), lo cual libera capital para que sea invertido en la operación forestal, y es aquí cuando el pequeño o mediano reforestador puede integrarse como socio en un esquema productivo; en el mundo, ejemplos exitosos de asociación entre grandes reforestadores y pequeños o medianos propietarios de tierra, existen muchos.

Finalmente, es necesario resaltar que la focalización acertada de áreas productivas tiene un componente adicional que, ahora, la sociedad reconoce, está dispuesta a pagar e identifica como un beneficio social: los servicios ambientales y sociales derivados de los bosques y, en este caso, de plantaciones forestales. Al respecto, cuando se emprende un plan de manejo estructurado y serio, las plantaciones son capaces de generar un volumen de biomasa que se mantiene siempre en el tiempo (2) como un stock de almacenamiento de carbono, y por lo tanto, es posible asegurar un volumen mínimo de captura en el tiempo.

Hacia la Focalización de Áreas y Especies: Contexto Histórico y Marco Estratégico

En Colombia se han adelantado múltiples esfuerzos para construir una zonificación forestal que permita identificar las áreas aptas para generar desarrollo forestal. El gobierno nacional de hecho, respaldó dicha iniciativa con la aplicación del decreto 2803 del 4 de agosto de 2010 –el cual define la elaboración del Mapa Nacional de Áreas Potenciales, para desarrollo de actividades de reforestación con fines comerciales– y en julio de 2010, a través del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural – MADR, fijó los requisitos para la aprobación de proyectos CIF (dentro del manual operativo del CIF); el objetivo es que el reforestador acredite mediante certificación que los suelos donde establecerá su plantación son de aptitud forestal y que se encuentran en un área potencial para el desarrollo de proyectos de reforestación comercial (3)

De otro lado, en cumplimiento de esta política y de las estrategias regionales de ordenación, la Corporación Nacional de Investigación y Fomento Forestal – CONIF desde hace algunos años viene construyendo un ‘Mapa nacional de identificación de áreas potenciales’, gracias al concurso de varios actores regionales, la financiación del MADR y la asistencia de las Corporaciones Autónomas Regionales y las gobernaciones de los departamentos; herramienta que ha respaldado la consolidación de núcleos productivos.

Vale señalar que en su proceso de desarrollo, esta herramienta ha sorteado ciertas situaciones y sufrido ajustes tecnológicos y conceptuales, entre ellos: que la información se ha construido a lo largo de muchos años y esquemas, hecho que ha dificultado su integración en un solo sistema; que el avance tecnológico ha sido más acelerado que la capacidad operativa y financiera para construir la información, lo que implica problemas tecnológicos para integrar resultados recientes; y tal vez, lo más importante, que todo el proceso ha sido montado bajo criterios de oferta edafológica, cuando la nueva visión científica de la zonificación implica la integración de conceptos más amplios como el análisis de las variables de oferta ambiental de las regiones y los requerimientos eco-fisiológicos de las especies.

Es así como, se ha comprobado desde esta experiencia que un nuevo proceso exige la agrupación de todos los puntos de estudio, la integración del análisis de la disponibilidad actual de plantaciones forestales con las áreas potenciales de reforestación, y dar origen a un sistema de información que aporte criterios a los formuladores de política e inversionistas para una correcta elección en la selección de zonas de inversión y en las especies.

Esta forma de análisis debería ser, precisamente, una de las piedras angulares de la política de inversión y desarrollo del CIF, que sirva de cimiento para acortar la distancia que han tomado países como Brasil, Chile y Uruguay en el desarrollo forestal, y los cuales han adquirido renombre en el concierto forestal mundial y se han convertido en destacados productores de madera a partir de especies de rápido crecimiento (4); pero, ¿cuáles son las similitudes en su éxito?

Inicialmente, lograron crear una masa crítica de plantaciones de muy pocas especies forestales, aunque todas foráneas pero de rápido crecimiento; han logrado –gracias al aumento de la superficie forestal– atraer importantes inversiones industriales y generar una sustantiva agregación de valor; y han logrado formar una masa crítica profesional y técnica necesaria para mantener e incrementar el negocio forestal. De otro lado y en virtud de la globalización, las empresas han incorporado en la cadena de producción, aspectos de sustentabilidad, seguridad laboral y respeto por el medio ambiente, todo avalado por un proceso de certificaciones de terceros y, finalmente, han demostrado la reducción en la demanda de productos forestales provenientes de bosques nativos al abastecerse con madera originada de plantaciones

Todo lo anterior –además de esfuerzos y experiencias con base en “la prueba y el error– les ha permitido generar una “marca país” en el sector forestal, al punto que hoy es posible identificar a Brasil como líder asociado al Eucalyptus grandis, a Chile con el Pinus radiata y a Uruguay –en menor escala– con los Eucalyptus globulus y Eucalyptus grandis, sin contar que están desarrollando plantaciones exitosas con otras especies (Brasil con Pinus taeda; Chile con Eucalyptus nitens y Eucalyptus globulus, y Uruguay con Pinus taeda).

Paralelo, han escalado otros niveles de desarrollo técnico a partir de ensayos de introducción de especies, mejoramiento genético, análisis de densidad y espaciamiento, control de malezas, preparación de suelos, fertilización, controles de plagas, entre otras prácticas; de hecho, los primeros ingenieros forestales –con gran carencia de información básica lograron “olfatear” especies promisorias e identificar los mejores lugares en cuanto a suelo y clima y hallaron la mejor estrategia para el establecimiento de nuevas plantaciones tras el recorrido de las áreas y un análisis riguroso por parte de especialistas.

Colombia, debe avanzar y jugar un papel relevante en la generación de una industria forestal sólida dadas las condiciones sociopolíticas de los países vecinos, su ventajosa ubicación respecto a centros de consumo global, así como las excelentes tasas de crecimiento proyectado, la disponibilidad de personal calificado, el interés por aumentar el nivel formativo, y las proyecciones en crecimiento de infraestructura, entre otras razones.

Sin embargo, para que Colombia pueda generar “marca país” en el concierto forestal mundial debe adoptar necesariamente una estrategia de largo plazo en la que la investigación juegue un rol primordial y en la que se respondan interrogantes como: ¿qué especies fomentar? ¿dónde establecer las plantaciones? y ¿qué tasas de crecimiento obtener?

Las preguntas podrían tener solución si se aplica el esquema empleado por Chile, Brasil y Uruguay –lo que sería lento y mantendría al país en un estatus rezagado– o intentar recortar el camino con el uso de modelos de proyección basados en procesos, aplicando la tecnología disponible en el mundo. De todas maneras, estos modelos aunque son buenos y confiables, requieren ser validados con datos de terreno, o implementados en una combinación de las dos alternativas, en la que sea posible utilizar la tecnología y al mismo tiempo, validar en campo sus lecturas.

Modelos para Predecir Productividades en Plantaciones Forestales

La tecnología actual ha dispuesto numerosas opciones para predecir la productividad forestal, desde los modelos tradicionales de crecimiento y rendimiento, hasta los nuevos y cada vez más utilizados, basados en procesos eco-fisiológicos (3-PG, Biomass, Cabala, entre otros) aplicados para predecir productividades en plantaciones forestales.

Los modelos eco-fisiológicos se han integrado de forma más eficiente que los primeros, puesto que analizan los efectos de cambios en el medioambiente (suelo y clima) en la cadena de procesos fisiológicos de los árboles; e integran procesos ligados a la captura de carbono atmosférico y su posterior ubicación en el fuste –lo que permiten estimar flujos de carbono– y son de gran utilidad para generar valor agregado a las expectativas financieras del negocio forestal.

Para su implementación, es necesario que quien los aplique cuente con información, lo más completa posible, sobre suelos y clima de las regiones, y sobre algunos parámetros fisiológicos de las especies de mayor interés o potencialidad; de esta manera, a escala regional, los modelos indican el lugar donde las especies analizadas pueden tener un comportamiento competitivo en crecimiento y desarrollo, y que áreas requieren ensayos en campo.

Hoy, el uso de estos modelos integradores representa una gran ventaja para los profesionales forestales –que no tuvieron los pioneros silvicultores de Brasil y Chile– quienes pueden emprender una estrategia agresiva de trabajo mixto en la que empleen los modelos y los validen. Los riesgos pueden reducirse en la medida en  que utilicen toda la información disponible y generen una cultura de mejoramiento continuo. Colombia debe usar la experiencia y conocimiento nacional e internacional y fomentar una capacidad humana crítica que permita garantizar, a largo plazo, la sustentabilidad del negocio forestal. Mientras tanto, los vecinos sudamericanos avanzan a pasos agigantados y los mercados futuros, especialmente de Asia, no esperan.

El Modelo de 3-PG para la Identificación de Áreas de Productividad Forestal

El modelo 3-PG desarrollado por Landsberg y Waring (1997) está basado en el análisis del proceso de crecimiento de los árboles, requiere para su aplicación de información del sitio y datos climáticos –fácilmente disponibles para muchos lugares– y su aplicación predice el desarrollo de la acumulación de biomasa de las plantaciones, el uso del agua por parte de las plantas y el agua disponible luego del proceso.

En detalle, permite conocer o estimar la biomasa de hojas retenidas, el fuste (tejidos leñosos y raíces), y el agua disponible en el suelo y liberada por la transpiración del bosque. Su empleo también infiere variables útiles para el manejo de las plantaciones como el área de todas las hojas presentes por unidad de marea plantada, el diámetro promedio del fuste a la altura del pecho, el volumen del promedio y el incremento anual promedio (5)

También, opera básicamente bajo la consideración de que la producción de madera está linealmente relacionada con la intercepción de radiación solar por la masa foliar de los árboles: a mayor y saludable área foliar, superior será la producción de madera (figura 1). La eficiencia en la captura de radiación solar a través de las hojas de los árboles está condicionada por las restricciones que imponga el medio ambiente, en cuanto a agua y nutrientes.

El modelo 3-PG funciona a través de procesos simples, utiliza datos climáticos mensuales, incluyendo variables como temperatura máxima y mínima promedio, precipitación y radiación solar y combina el análisis de los mecanismos biológicos y fisiológicos de los árboles y sus relaciones para así tratar de predecir el crecimiento esperado en cada sitio. Esta forma de relacionar la biología de los árboles con las oportunidades que el sitio ofrece (disponibilidad de agua, nutrientes y otros factores), convierte este método de análisis en una herramienta para identificar el lugar dónde existen las mejores condiciones ambientales para lograr los mejores crecimientos, que a la vez se convierten en éxitos en productividad y optimización del negocio forestal.

Desde su creación, el modelo 3-PG ha sido utilizado en todo el mundo como herramienta para la zonificación de tierras con potencial forestal y para proyectar el crecimiento esperado de las plantaciones forestales; adicionalmente, es un nuevo instrumento para estimar los cambios en los efectos de las condiciones ambientales (lluvia, temperatura, humedad, entre otros), motivados por el cambio climático, y que interfieren en la relación planta-clima y sus efectos en el crecimiento.

Este sistema cuenta con cinco componentes (módulos) principales:

Producción de biomasa: tiene su base en el concepto que «las hojas hacen que los árboles crezcan», es decir, que a mayor área foliar, superior absorción de radiación solar y por ende, mayor producción de biomasa. La eficiencia con que la radiación es absorbida y se convierte en biomasa, cambia dependiendo de las condiciones del medioambiente.

Partición de la biomasa: la biomasa producida es distribuida en tres componentes: fuste, hojas y raíces. De la proporción que concentra cada componente, dependen las condiciones de crecimiento y tamaño de los árboles.

Mortalidad: es calculada con base en la Ley de auto raleo.

Balance de agua en el suelo: para calcular el balance hídrico se analiza el suelo como un solo horizonte, caracterizado por su textura y capacidad de almacenamiento de agua.

Atributos del rodal: se calculan a partir de la cantidad de biomasa en los distintos componentes, supuestos acerca de la fracción de corteza y ramas, densidad de la madera y relaciones alométricas.

La metodología para la zonificación de áreas con potencial productivo forestal inicia con la definición de zonas edafoclimáticas homogéneas llamadas “eco-zonas”, es decir, áreas con características climáticas y de suelos similares. Posteriormente, en cada una se recopila información dasométrica, fisiológica y edáfica en el ámbito local para cada especie de interés, con el fin de aumentar la precisión de los análisis. A partir de esta información, se calibra el modelo y generan informes y mapas de zonificación para cada una de las especies. Si bien, el proceso de calibración no exige información de alta complejidad, sí precisa niveles detallados de cada uno de los parámetros de alimentación del modelo.

Para la implementación de los modelos de análisis como el 3PG, es necesario integrar variables climáticas como la precipitación y la temperatura, dado que estas modifican la respuesta en crecimiento de las plantas. Finalmente, el propósito es la combinación bajo análisis de diferentes factores que pueden afectar el crecimiento, concluyendo en la identificación grafica de los “nichos “óptimos para la producción, justamente esta es la facilidad que da este tipo de modelos.

En Colombia existen algunos vacíos de información que es necesario completar, para la implementación del modelo, como por ejemplo que, en el orden nacional, los estudios edáficos requieren mayor detalle para definir niveles de fertilidad y contenido de agua en el suelo; otra información igualmente importante e insuficiente, son los parámetros fisiológicos de cada una de las especies forestales de interés, los cuales deben ser capturados en campo bajo las condiciones ambientales de cada región en particular.

A pesar de los vacíos de información en el país, la implementación del modelo 3-PG en la identificación de zonas con alto potencial productivo para orientar los programas de reforestación comercial, promovidos por el Gobierno Nacional –en busca del bienestar social, ambiental y económico de sus habitantes y de la maximización de la producción forestal– es factible y se convierte en una necesidad imperante para promover el desarrollo forestal.

A manera de conclusión, Colombia puede entrar a futuro en el mercado global forestal y para esto, posiblemente, el primer camino puede estar en las especies de rápido crecimiento para fines de celulosa, madera aserrable o energía; no obstante, requiere de una infraestructura y un desarrollo productivo fortalecido que puede ser priorizado con la implementación e interpretación de mecanismos tecnológicos, disponibles en el mundo como el 3-PG.

No hay que olvidar que los recursos estatales que se invierten en reforestación deben generar un impacto productivo real y servir de motor en el desarrollo industrial de algunas regiones, donde, ambientalmente, los crecimientos de algunas especies puedan ser optimizados y de esta manera, la producción nacional logre esquemas de competitividad mundial. Este sueño sólo podrá ser con el concurso de todos y la implementación de la ciencia, la inversión y la academia, motivada por la acción del Estado.

Citas:

  1. Mas sí en la certificación de manejo adecuado del producto, la comunidad anexa a él y la aplicación correcta de procesos ambientales
  2. De igual manera, las plantaciones organizadas protegen las sabanas de las quemas, generan alberge a la fauna, mantienen la protección a los cauces de quebradas y ríos y proveen empleo y arraigo a las comunidades anexas.
  3. Adicionalmente, este manual también solicita la certificación que donde se realizarán las plantaciones, estas no se proyecten sobre áreas que durante los pasados cinco años no hayan estado cubiertas por bosques naturales. Todo lo cual es consistente con los documentos CONPES sobre el tema, el Plan Nacional de Desarrollo Forestal y otros documentos de política nacional sobre el sector.
  4. Casos como el de Chile son dignos de replicar cuando su gobierno decidió invertir parte de las utilidades generadas por sus recursos naturales no renovables (en este caso el cobre) en la generación de recursos naturales renovables, como la reforestación.
  5. El modelo en mención ha sido aplicado a un gran número de especies y condiciones (Sands y Landsberg 2002; Stapeet al. 2003; Almeida et al. 2004; Álvarez 2010), arrojando ajustes estadísticos apropiados al comparar estimaciones con valores observados, para las especies del género Eucalyptus y Pinus.
  • Fuentes:
  • Víctor M. Nieto. Ingeniero Forestal, Corporación Nacional de Investigación y Fomento Forestal – CONIF. victornieto@conif.org.co
  • Alonso Barrios Ingeniero Forestal, Corporación Nacional de Investigación y Fomento Forestal – CONIF alonsobarrios@org.co
  • José Álvarez, Profesor Posdoctoral  Universidad de Carolina del Norte, Cooperativa de Producción Forestal, Raleigh, USA

Bibliografía:

  • Alvarez J. 2010. Factors affecting growth of Pinusradiata in Chile. PhD thesis, North Carolina State University. 156p.
  • Almeida A.C., LandsbergJ.I., SandsP.J., AmbrogiM.S., FonsecaS., BardalS.M.yBertolucci F. 2004. Needs and opportunities for using a process-based productivity model as a practical tool in eucalytus plantations. For.Ecol.Manag. 193:167-177.
  • Landsberg J.J. y Waring, R.H. 1997. A generalised model of forest productivity using simplified concepts of radiation-use efficiency, carbon balance, and partitioning. Forest Ecology and Management 95, 209-228.
  • Forest Nutrition Cooperative. 2003. Efectos del clima y capacidad de almacenamiento de agua del suelo en la productividad de rodales de pino radiata en Chile. Un análisis utilizando el modelo 3-PG. NCSFNC RESEARCH NOTE 19. 39 p.
  • Sands P.J. yLandsberg J.I. 2002. Parameterization of 3-PG for plantation growth globulus. For.Ecol.Manag. 163:273-292.
  • L., RyanM.G.y Binkley D. 2003. Testing 3-PG process-based model simulate eucalyptus growth with an objetive approach to the soil fertility rating parameter. For.Ecol.Manag. 193(1-2):219-234.

Fotos: Víctor Nieto

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