Casas de Diseño: Las Mejor Amobladas del Mundo y Por los Mejores

Redacción M&M

La relación entre las casas de diseño y sus diseñadores es considerado el intangible de mayor valor para el éxito comercial de una pieza mobiliaria o decorativa. Además de favorecer el desarrollo e innovación de la industria, esta dependencia hace posible que, en cualquier lugar del mundo, usuarios de todas líneas o escuelas estéticas, tengan acceso al mejor diseño. 

Con el origen de la humanidad aparecieron –producto de la necesidad y con base en los materiales ofrecidos por la naturaleza– los recursos y las herramientas necesarias para hacer más fácil y cómodo el vivir; es así como las primeras civilizaciones, como la egipcia o la griega, elaboraron en piedra, oro, cerámica y madera sus primeras sillas, camas, mesas, además de objetos decorativos. Paralelamente con las técnicas para transformar los materiales, nacieron también las técnicas artesanales de la ornamentación, la talla, el dibujo, el tejido o el bajo relieve.

Posteriormente, de la antigua Roma, existen registros de mesas fabricadas con soportes laterales de piedra, y de sillas con patas en forma de cruz; mientras que en América –cerca de ocho siglos después– las culturas indígenas hacían gala de su habilidad para transformar el oro, la plata y las fibras y semillas naturales en preciosos objetos que les servían para cocinar, comer, dormir o descansar. Todos estos son indicios de los primeros intentos humanos por crear muebles con diseño, aunque su objetivo primordial no fuera más que la funcionalidad.

Con la llegada de la Revolución Industrial, en el siglo XVIII, los métodos, técnicas, conocimientos y tiempos, se convirtieron en variables fundamentales en los procesos de industrialización. Si bien luego “del salto” histórico resultaba más sencilla y rápida la construcción de piezas y objetos mobiliarios, también es verdad que en su gran mayoría, éstos carecían de valor estético alguno. Durante la primera mitad del siglo XIX, los objetos fabricados bajo los nuevos procesos de producción, no se caracterizaban precisamente por su cuidadoso diseño, pues eran el resultado de sistemas en los que la cantidad sacrificaba la calidad de los mismos.

Los conceptos de diseño y diseñador nacerían tiempo después, en la segunda mitad del siglo XIX, cuando, a las ventajas de la industrialización se sumó el concepto de creatividad, lo que dio como resultado la concepción de objetos de producción industrial pero con una marcada tendencia a atender también sus cualidades funcionales y estético-simbólicas. El concepto de diseño evolucionó para atender las necesidades del ser humano como usuario y ser cultural, fue la época del nacimiento de las primeras casas de diseño y de los pequeños talleres de ebanistería que, años más tarde, se convertirían en grandes centros de diseño mobiliario.

En el siglo XX, a los conceptos de producción y diseño, se sumaron los de comercialización, mercadeo y distribución, que integraron a su vez otros como el ciclo vital de los objetos, los sistemas de embalaje e incluso, los servicios de preventa o postventa inherentes a la actividad comercial; es en este punto, cuando las casas o firmas de diseño se consolidan como las facilitadoras y promotoras de la labor del diseñador.

Desde entonces, su objetivo es brindar las herramientas necesarias para que el diseñador pueda interpretar las necesidades del consumidor y transformarlas en bellos objetos: observar y analizar cómo se mueve y desenvuelve el ser humano en su entorno; evaluar las necesidades prioritarias del hombre con respecto a un lugar o espacio determinados (hogar, oficina, parque, etc.); planear y proyectar el mueble o pieza que dará solución a esas necesidades; advertir las posibilidades constructivas en las que se encuentran los materiales, técnicas o procesos; y construir y ejecutar, que no es otra cosa que materializar las ideas en sillas, sofás, mesas, camas, escritorios, lámparas, entre muchos otros elementos.

No obstante, la relación diseñador/marca, casa o firma que los representa, es recíproca. Mientras que la segunda busca expandir las posibilidades creativas del diseñador –a través de la promoción, apadrinamiento o representación, lo cual otorga ciertos beneficios como acceso a mejores tecnologías de producción o materiales; entrada a diferentes mercados del mundo o la presencia permanente en la industria del diseño–, el primero sirve a las casas través de piezas exclusivas que reflejen siempre los valores que la distinguen: innovación, elegancia, vanguardia, evolución, diseño de alta gama, entre otros, según sea el caso.

En este sentido, las posibilidades para ambas partes son tan amplias como su relación lo permita; es por eso que unos y otros coinciden en afirmar que esta correspondencia y colaboración es el valor que mejor los representa. M&M seleccionó unas de las mejores firmas de diseño en el mundo, algunas de sus piezas mobiliarias más representativas, y a ciertos diseñadores que ha ellas pertenecen y que gozan de amplia aceptación y fama en el mundo del diseño, para destacarlas −visualmente− en la presente edición.

Fuentes y fotos:

www.cosmit.itwww.modern-classic.com.cnwww.eurofurniture.comwww.andreuworld.comwww.vitra.comwww.moroso.itwww.kartell.itwww.ikea.comwww.ligneroset.comwww.magisdesign.comwww.arketipo.comwww.objekto.frwww.bebitalia.itwww.santacole.com/eshttp://muuto.com

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