El Mueble Rústico: La Autenticidad de lo Natural.

Ana María Rojas Gutiérrez.

Periodista M&M

 Piezas burdas, elaboradas de manera artesanal, con acabados naturales y de apariencia envejecida, conforman el estilo de mobiliario rústico. Muebles siempre contemporáneos, que hoy en día hacen presencia en el mercado de muebles a nivel nacional e internacional de forma rápida y creciente.

Calidez, sencillez, informalidad y belleza natural, son cualidades que pueden describir el mueble rústico, un estilo que por su estrecha relación con la naturaleza y las técnicas artesanales con las que son fabricadas sus piezas, se ha convertido en la última década en una de las opciones favoritas dentro de la gama de mobiliario moderno.

El mueble rústico se originó históricamente, ante la necesidad del hombre rural (1) por otorgarle a sus espacios habitacionales, características de funcionalidad, comodidad y estética a través del mobiliario. Se dice que los primeros muebles rústicos fueron fabricados artesanalmente durante el siglo XV, por campesinos o aldeanos quienes ante la imposibilidad de adquirir “mobiliario de alta gama” –elaborado por reconocidos ebanistas contratado por la nobleza–, emplearon materiales naturales como madera, barro, hierro forjado o pajilla, para elaborar sillas, comedores o mesas para sus hogares.

Desde entonces y gracias a que su evolución se ha limitado a pequeños cambios que responden a las necesidades de cada época o lugar –de hecho existen el country americano, el colonial europeo, el mexicano o de corte caribeño­–, el estilo rústico ha sobrevivido a los estilos de moda originados en su momento, como el barroco o el rococó, hecho que le permite ser considerado siempre contemporáneo.

Hoy en día, la tendencia es crear muebles rústicos que recojan esos detalles modernos proporcionados, por ejemplo, por el uso de maderas macizas y finas como el Cedro o el Flormorado o por diseños voluminosos pero de formas sencillas, dando como resultado piezas de toque ecológico y acogedor, aptas para ser exhibidas en espacios rurales o urbanos.

La Madera y La Producción.

Aunque la fabricación de los muebles rústicos no dista mucho del proceso que se adelanta para fabricar muebles de otros estilos, éste puede variar dependiendo de la complejidad de su diseño, pero principalmente, del tipo de materia prima y suministros utilizados durante el mismo.

El primer factor que determina la complejidad del proceso y la calidad de los resultados, es la selección de la materia prima la cual, según su procedencia, puede clasificarse en maderas de primer uso –que no han sido sometidas a ningún proceso de transformación industrial– y de segundo uso, es decir, maderas previamente procesadas y que se obtienen por lo general de construcciones (demolición).

En este sentido, aunque la fabricación de un mueble rústico puede demandar en promedio de uno a dos meses, para las empresas que emplean maderas de primer uso los tiempos de elaboración pueden ser más prolongados, pues deben someter el material a procesos ordinarios y especiales para obtener la resistencia, curado (2) y secado que exige el estilo.

De hecho, algunas empresas, que además de la fabricación de los muebles se encargan también del secado, como la colombiana ‘Muebles Para Siempre’, optan por realizarlo de forma natural, con el beneficio de obtener madera de óptima calidad pero en tiempos muy prolongados, pues con esta técnica en particular las empresas tardan hasta dos años para obtener los resultados deseados, debido a las características mismas del estilo: tablones de grueso calibre y grandes dimensiones.

Cabe anotar que los expertos recomiendan a las empresas consumidoras de maderas de primer uso, establecer un stock mínimo de madera, de manera que puedan disponer permanentemente, de la materia prima necesaria para la fabricación del mueble; logrando reducir los tiempos de producción del mismo.

En contraste, las maderas de segundo uso, producto precisamente de sus años de servicio y de los tratamientos aplicados con anterioridad para su posterior empleo, no requieren procesos de secado e inmunización, lo que le permite a las empresas que las utilizan para fabricar muebles, obteniendo ahorros en sus tiempos, lo que constituye su mayor ventaja.

Así, escoger entre las maderas de primer o segundo uso, es un factor que evalúan con cuidado las empresas del segmento, pues de la elección dependen también los costos de producción de un mueble. De hecho, explica María Consuelo Romo de ‘Muebles El Rústico’, que emplear maderas de segundo uso o recicladas, al provenir de demoliciones, puede reducir aparentemente los costos de producción; pero no cuando éstas no tienen la calidad requerida; caso en el que la materia prima deja de ser insumo para convertirse en problema.

“La inversión hecha para cubrir los costos del transporte de las maderas de segundo uso puede estar cercana a los 700 mil pesos, costo alto que debe asumir el fabricante y, tendiendo en cuenta que si la madera no está en buenas condiciones debe desecharse, sin recibir en contraprestación ningún tipo de reembolso, el fabricante pierde. De hecho, la ganancia aproximada sobre el valor de cada mueble terminado con madera de segundo uso, tan sólo es del 30 por ciento”, explica María Consuelo Romo.

Técnicas que Hacen la Diferencia

El segundo factor determinante en el proceso de elaboración del mueble rústico es su diseño, el cual contempla básicamente las técnicas de transformación de la madera, acorde a la estética que el fabricante desee imprimirle.

En primer lugar, asegura Lida Montealegre de ‘Muebles Rústicos El Imperio’ que, entre las especies ideales para la elaboración de estos muebles, se encuentran aquellas que por su color, veta, resistencia y durabilidad, se adecuan a las exigencias propias de un rústico. El Cedro, Roble, Flor Morado, Teca, Parasiempre, Pino, Amarillo, la Guadua y el Piñón de Oreja (3); son generalmente las preferidas por los fabricantes ya que ofrecen diferentes efectos ópticos para obtener piezas únicas.

En efecto, para mejorar la apariencia de estos muebles, los fabricantes combinan diferentes maderas que ofrezcan tonalidades distintas y poco uniformes, muy acordes al estilo. En este proceso, las maderas utilizadas son cortadas y pegadas a fin de armar planchones y lograr veteados acentuados y la transición de colores, efecto imposible de obtener con una sola madera. De hecho, una de las combinaciones favoritas de los fabricantes es la Teca, el Parasiempre y el Piñón de Oreja.

En cuanto al procedimiento de fabricación, el del mueble rústico es similar al de otros estilos: se diseña, se corta, se talla, se lija, se ensambla y se da un acabado final, paso, este último que se convierte en la clave diferencial pues, mediante el uso de técnicas artesanales con ceras naturales y ceras industriales, se le otorga la apariencia envejecida, particular del estilo.

Para iniciar el acabado del mueble, en general, es necesario resanar la pieza y lijarla hasta que esté lo suficientemente pulida para resaltar las vetas y el color original de la madera. Posteriormente, se emplean las ceras naturales y los aceites de semillas para resaltar las tonalidades, proceso en el cual los fabricantes sugieren –para un excelente resultado– la aplicación de hasta ocho capas de cera sobre la madera, dependiendo del tono y el grado de apariencia envejecida deseado.

Por el contrario, si la apariencia deseada en la madera deben ser tonos oscuros y más envejecidos, se recomienda un acabado con ceras industriales y betunes, aplicando previamente en el mueble brea disuelta con gasolina, para luego iniciar el recubrimiento con la cera industrial, y posteriormente la aplicación del betún, que cumple la función de proteger el mueble.

Entre lo Tradicional y lo Actual.    

La magia del mueble rústico actual, radica en la perfecta conjugación entre la técnica artesanal y el diseño modernista, a los que recurre para su elaboración: maderas macizas que son transformadas y ensambladas manualmente –valiéndose de muy pocas máquinas para lograr su ensamble– y que acogen las últimas tendencias del diseño actual.

Formas voluminosas pero sencillas, marcadas por líneas limpias complementadas con calados artísticos, forjas, líneas cerealeras –que dejan ver semillas y forrajes a través de un vidrio– o modelos establo; y caracterizadas por terminaciones desiguales, simulando defectos como el apolillado, son los detalles que dan como resultado, un mueble de diseño exclusivo.

Cabe destacar que además de las maderas antes mencionadas, los fabricantes proponen diseños elaborados en otras especies como la Macana –madera fina, muy resistente–, el Bambú, o el Álamo; en combinación con materiales pesados tipo hierro forjado, terracota, vidrio o piedra; o elementos livianos como el bambú y el Ratán.

Estos diseños, a su vez, son enriquecidos con detalles de apariencia natural, otorgados por materiales también naturales que recuerdan los orígenes rurales del mueble rústico y que responden a la tendencia ecológica que influye en la decoración actual.

Así, en materia de tapices, se prefieren los tejidos crudos de texturas poco tratadas como la lona, o de fibras vegetales como el yute, siendo los más preferidos dentro del diseño “ecológico”, no sólo por su carácter natural sino por su resistencia y capacidad de conservar su tosca apariencia rústica. Telas lisas o estampadas con cuadros o rallas y en colores cálidos, especialmente en la gama de los ocres, beige y tonos crudos; son los más usados en el muebles rústico actual.

 El Rústico en el Mercado Nacional

La evolución del mercado del mueble rústico en Colombia, ha generado en los últimos años una actividad que les permite a los fabricantes nacionales posicionarse también, como líderes en Latinoamérica –junto con Argentina y México–, gracias a “su alto nivel de calidad, originalidad en el diseño y precios competitivos”, según Patricia Suárez, gerente de ‘Muebles Para Siempre’; empresa dedicada al diseño y fabricación de este estilo de mobiliario y que actualmente exporta a Chile, Venezuela, Ecuador, Puerto Rico, Panamá y Estados Unidos.

Para empezar, en el mercado interno se han identificado tres nichos de consumidores del rústico: el primero, conformado por personas que viven en fincas, quienes los compran como una opción duradera y acorde con su estilo campestre; en segundo lugar está el consumidor urbano que recurre a este estilo para decorar su vivienda, y un tercer grupo es el comprador extranjero, que si bien siempre ha sido un nicho importante en la última década ha aumentado la demanda; pues ha visto en el mueble colombiano un producto de excelente calidad y precio competitivo.

En este sentido, los precios del rústico colombiano varían de acuerdo a la calidad de las maderas y del tipo de materiales usados en su fabricación y acabados. Por ejemplo, los muebles elaborados en madera de Pino o Amarillo tienen precios mucho más bajos en comparación con los fabricados en  Cedro, Roble o Flor morado, pues estas últimas además de ser consideradas maderas finas; son especies poco plantadas en el país por razones de veda o peligro de extinción.

Así, una cama sencilla fabricada en madera de Pino puede costar aproximadamente 250 mil pesos, mientras que una cama del mismo tamaño, fabricada en madera de Cedro, puede costar cerca 400 mil pesos. Cabe destacar que el rango de precios para una cama sencilla en cualquiera de las dos especies madereras, oscila entre 250.000 y 2´400.000 mil pesos.

Del mismo modo, los muebles que integran tapizados y o cojinería pueden presentan precios mayores, por considerar estos complementos costes agregados que valorizan el mueble. Este es el caso de las salas rústicas cuyos acabados implican tapicería en tela o cuero –o aplicaciones de forja– y cuyo valor comercial promediado está entre los 700.0000 y 6´900.000 pesos para salas que incluyen, generalmente, dos sillas, un sofá de dos o tres puestos, una mesa de centro y una poltrona.

Por su parte, un comedor con las mismas características de acabados que el anterior, puede alcanzar entre 230.000 y 4´000.000 de pesos, según su dimensión y el número de puestos que varía entre los cuatro y ocho puestos.

En síntesis, el mercado del mueble rústico se constituye hoy como una alternativa perfecta para las empresas fabricantes de muebles, ante la creciente ola ecologista que influye en los consumidores que gustan de lo natural. Un estilo que se resiste al paso del tiempo y que permanente y sutilmente, se reinventa para ganar un mayor número de adeptos.

Citas:

  1. Precisamente de ahí viene el nombre que se le otorga a estos muebles. Rústico: Del latín rústicos: Relativo al campo o propio de la gente del campo.
  2. a fin de evitar así torceduras o ataques de insectos, que puedan afectar posteriormente el mueble ya elaborado.
  3. Por sus nombres científicos: Cedrela odorata, Tabebuia rosea, Erisma uncinatum Warm, Tectona grandis, Pithecellobium sp1, Pinus patula, Ocotea cf obl Guadua angustifolia onga, Enterolobium schomburgkii; respectivamente.

Fuentes:

– Ana Patricia Suárez. Gerente Muebles Para Siempre. psurez@etb.net.co.

– María Consuelo Romo. Propietaria de Muebles Rústicos El Imperio.

– Lida Montealegre. Representante Comercial de Muebles Rústicos El Imperio.

www.adecorar.comwww.dekorame.com.

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