Barnizadoras Oscilantes: Alternativa Viable para Procesos de Pintura Continuos

Jose Luis Ordóñez Jiménez
Periodista M&M.

Con un promedio de 40 por ciento en el ahorro del insumo, las cabinas o reciprocadoras automáticas para pintar piezas planas y molduradas de madera, ofrecen acabados más finos, facilitan la aplicación del compuesto y le reportan a las empresas que las utilizan, considerables ahorros de tiempo y dinero.

Uno de los aspectos más importantes al momento de evaluar la calidad de una pieza de madera terminada, sin lugar a dudas, es el trabajo de pintura. El brillo, la apariencia, la durabilidad y un correcto proceso de aplicación, revelan la calidad y el esfuerzo que dedica el fabricante para lograr un acabado perfecto.

El proceso de pintura exige el cumplimiento de parámetros estrictos en cuanto a trabajar únicamente sobre piezas de madera limpias y libres de impurezas, realizar la mezcla adecuada de los tintes, determinar la cantidad necesaria de pintura, y por supuesto, adelantar el procedimiento en ambientes libres de partículas, para que sea óptimo tanto en la aplicación del insumo para recubrir, como para el secado.

Precisamente, por las condiciones especiales de calidad ambiental y procedimiento citadas, y aunque las técnicas manuales utilizadas para pintar, tradicionalmente, han arrojado buenos resultados– la aplicación de la pintura puede ser un punto crítico en la cadena de producción de muebles de madera –especialmente para las empresas que no cuentan con sistemas automáticos– puesto que la cantidad de pintura aplicada y el ritmo con que el procedimiento se desarrolla, los determina el criterio y técnica de cada pintor, lo que puede provocar que los tiempos de producción no sean constantes, y que no exista control estricto sobre el uso del insumo.

Es, en este punto, cuando el uso de robots, cabinas y reciprocadoras de pintura con aspersores automatizados resulta muy útil, pues representan una solución viable para resolver los inconvenientes derivados de la aplicación manual de pintura.

Estos sistemas se destacan por tener una fácil operación, y requerir menores espacios para su instalación.

Tras su uso, la variable tiempo deja de depender del operario para ser una constante técnicamente controlada; regulan, tanto los tiempos de producción, como las cantidades de materia prima precisa para el acabado óptimo de muebles de madera; y elevan los estándares de eficiencia de las empresas, en especial de aquellas que emplean gran número de operarios en largos turnos, y también en las que ven afectados sus procesos, debido a su poca disponibilidad de pintores, quienes dependen de sus habilidades y capacidades físicas para producir en serie.

Actualmente, los nuevos diseños de reciprocadoras de pintura, de menores dimensiones –en comparación con los grandes sistemas que usan las compañías de volúmenes altos de producción– pero que cumplen con todas los estándares de calidad necesarios para pintar piezas de madera, pueden ser implementados por medianas y pequeñas empresas, debido a que las compañías que los fabrican han desarrollado sistemas flexibles en términos económicos, fáciles de operar, y que no necesitan espacios amplios para ser instalados. Hoy, son una alternativa viable para los empresarios que buscan dar un primer paso hacia el uso de sistemas automatizados para el área de pintura.

Reciprocadoras Automáticas

Una de las ventajas primordiales de estos sistemas automatizados de pintura, es la posibilidad de lograr series de pintado repetitivas, con la misma calidad y cantidad de pintura en cada una de las piezas, y con tiempos de trabajo constantes, durante todo el día.

Estos nuevos sistemas, están equipados con un brazo de aspersión, accionado por un motor sin escobillas, que soporta cuatro pistolas de pintura, en un cabezal estático programable, que se desplaza de manera oscilante, lo que garantiza una aplicación de pintura uniforme en la totalidad de la pieza deseada, y con una velocidad de trabajo constante, de 1 a 3 metros por minuto.

En su disposición interna, integran cuatro pistolas ubicadas en un ángulo variable –que puede ser modificado manualmente– y que realizan la labor de pintar: el primer par aplicar una capa de manera uniforme, seguido del segundo juego de pistolas, que aplica otra capa para garantizar así una pieza pintada en su totalidad, incluyendo los cantos, de manera homogénea y con cantidades iguales de pintura desde la primera hasta la última pieza. 

El sistema está equipado en su parte frontal, con sensores –compuestos por 120 foto celdas– que tienen como función detectar el tamaño exacto de las piezas de madera, y enviar esta información a un PLC (Controlador de Lógica Programable) que activa las pistolas para que apliquen la cantidad de insumo necesario, únicamente en las partes detectadas por las foto celdas; la acción controlada de las pistolas, asegura una disminución en el consumo de pintura cercano al 50 por ciento, margen que puede ser supervisado y controlado por un operario.

El desperdicio de insumo controlado –margen de pintura aplicada antes y después de la pieza– lo establece el equipo según el espesor de la pieza a pintar, que no debe ser mayor a seis centímetros, la altura máxima permitida por este tipo de sistema automatizado. El espesor lo debe especificar el operario en el PLC para que así, la máquina determine el momento y distancia perfectas para accionar las pistolas.

La velocidad de oscilación de las pistolas, en cada proceso de pintura, también es regulada por el Controlador de Lógica Programable.

Vale anotar que el PLC cuenta, además, con una pantalla que le permite al operario visualizar, en tiempo real, la velocidad de producción, el número de piezas pintadas y la cantidad de metros cuadrados pintados por día, semanas o meses. En realidad es un sistema de fácil manejo, que puede ser operado por personal con poca experiencia y con conocimientos básicos de pintura; de hecho, la capacitación para operarlo demanda de dos a tres días solamente.

Otra de las ventajas importantes del equipo radica en la facilidad que ofrece para el recambio de pinturas; esto es, la aplicación de un color y la preparación para el cambio a uno nuevo; un procedimiento obligado en empresas que trabajan referencias diferentes de muebles y que supone una limpieza total del sistema, en cada cambio, a fin que la empresa obtenga piezas de colores uniformes, sin mezclas indeseadas.

Las reciprocadoras automáticas de pintura realizan este procedimiento, mediante un sistema de bombeo de alta presión de aire comprimido que vacía, rápidamente, el sistema y favorecen un cambio eficaz de insumo. La empresa fabricante también le ofrece al empresario, la posibilidad de adquirir por separado, pequeños contenedores de pintura que se ubican en la parte superior de cada pistola, para hacer cambios aún más rápidos de insumos y evitar la limpieza total del sistema.

La disminución de la contaminación por partículas en el ambiente, al interior de las empresas, es otro de los aspectos que mejora, tras el uso de las reciprocadoras automáticas, debido a que cuentan con un transportador de papel automático continuo que cubre totalmente el área de pulverización –en un rodillo de papel Craft, de 2000 m– y que tiene como función, trasportar las piezas de madera pintadas y recoger simultáneamente el exceso de pintura, lo que minimiza los requisitos de mantenimiento.

Cuentan además con un sistema de vacío interno y un filtro de aíre que regula el exceso de pintura generado por la acción de las pistolas al interior de la máquina, y que impide que las partículas contaminen las restantes piezas a pintar, o el ambiente de otras áreas de producción, dentro de la planta.

Vale anotar que al instalar estos sistemas automatizados, la empresa debe asegurarse de hacerlo en un ambiente libre de partículas, en el que no se vean afectadas las piezas por efectos de la contaminación, y que además, permita un proceso de secado óptimo.

Una de las características que hacen de la reciprocadora automatizada, una solución viable para pequeña y mediana empresa, es que la de mano de obra calificada y costosa no es requisito para la operación de este sistema; los operario requeridos sólo necesitan conocimientos básicos en procesos de pintura para realizar labores de alimentación y transporte de las piezas pintadas, a medida que la reciprocadora realiza su trabajo.

Así, una empresa que emplee cinco pintores, con un promedio de aplicación de pintura de un metro por minuto, puede, con una reciprocadora, utilizar sólo un operario y obtener un rendimiento de tres metros por minuto, logrando además reubicar el personal cesante en otras áreas de trabajo, y apoyar la optimización de otros procesos al interior de la empresa.

Costo – Beneficio

Las soluciones que ofrece la automatización al interior de las empresas buscan resolver distintos problemas relacionados con la productividad; en el caso de las reciprocadoras automatizadas, los fabricantes han desarrollado equipos completos que cuya demanda crece notoriamente en el mercado. Específicamente, las empresas fabricantes de muebles han empezado a incorporar tecnología de punta en sus departamentos de pintura, a revisar la rentabilidad que ofrecen los equipos en los que invierte y estimar la conveniencia de realizar dichas inversiones.

Aunque las reciprocadoras automatizadas cuestan alrededor de €70.000, el valor puede verse compensado en un ahorro hasta de un 50 por ciento en la cantidad de pintura normalmente desperdiciada, en la contratación de mano de obra calificada, en un ahorro de energía y en eliminación de los sistemas de extracción de impurezas que obliga un proceso de pintura manual; sin contar la obtención de productos de alta calidad y rendimiento.

Fuentes

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