¿Estamos envenenando a los Niños sin Saberlo? Sustancia Tóxicas en la fabricación de productos infantiles

Alexandra Colorado Castro

Periodista M&M

 El manejo y conocimiento de las sustanciase insumos empleados en la producción de muebles, juguetes o productos en madera para uso infantil, demanda de sus fabricantes una altísima responsabilidad. Una selección incorrecta en este aspecto puede provocar en este vulnerable segmento de mercado, desde afecciones respiratorias hasta saturnismo.

Uno de los acontecimientos más importantes en la vida es el nacimiento de un bebé; en torno a este hecho, todos los miembros de la familia compran lo mejor en ropa, juguetes, utensilios para su alimentación y elementos para estimular su desarrollo cognitivo y psicomotriz, a fin que los primeros años del nuevo integrante sean los mejores.

Entre los artículos anteriores hay uno que tiene gran importancia –ya que en éste, el niño pasa más del 70 por ciento de su tiempo durante su primer año de vida– pero que en la mayoría de los casos se elige sin evaluar el material que se usó para su fabricación, los insumos que integra y el grado de seguridad o los riesgos que ofrece: la cuna o moisés.

Aunque parezca intrascendente, la cuna –o cualquier elemento de madera hecho para uso infantil– puede convertirse en un peligro para el destinatario si en su fabricación no se emplean los materiales e insumos correctos, como por ejemplo: tableros aglomerados, pinturas, barnices y sustancias de recubrimiento libres de emisiones, las mismas que provocan los temidos problemas respiratorios.

En este sentido y a diferencia de lo que ocurre en Colombia, en Estados Unidos y en la mayoría de los países europeos existen –tanto para la fabricación, comercialización y venta, como para la restauración de muebles, en especial, los infantiles– parámetros establecidos por las autoridades ambientales relacionados con el límite de emisiones de los productos empleados en su fabricación.

Diversos estudios alrededor del mundo, han demostrado los nocivos efectos que provocan ciertos componentes añadidos en la fabricación de pinturas, adhesivos y otras sustancias empleadas para producir paneles aglomerados y tratar piezas en madera, empleadas masivamente en la fabricación de productos domésticos e infantiles, y han advertido sobre la necesidad de sustituirlos para proteger la salud y la vida de los usuarios.

¿Un Peligro Inadvertido?

Según estudios adelantados en Estados Unidos, donde rige las regulaciones de la Agencia de Protección Ambiental EPA (Enviromental Protection Agency)(1), responsable del tema en ese país, los niveles de polución en interiores pueden ser hasta 10 veces más altos que los registrados en exteriores –aun en las ciudades más industrializadas– siendo, precisamente, una de las causas principales, los muebles fabricados a partir de madera prensada (escritorios, bibliotecas, camas, cunas), a razón de las características químicas de los insumos y sustancias utilizados en ellos.

Es así como, en la fabricación de los tableros prensados se destaca, especialmente, un  componente llamado formaldehido, compuesto orgánico volátil (COV) que se evapora fácilmente a temperatura ambiente; es sumamente irritante; se concentra con gran facilidad en áreas cerradas –por lo que su uso y presencia exigen adecuada ventilación– y se emplea en la elaboración de adhesivos y cierto tipo de recubrimientos.

De hecho, los estudios de EPA arrojaron que luego de varios días de aplicado, las láminas que incorporan adhesivos con base formaldehido, continúan liberando contaminantes en una reacción química que, incluso, se prolonga hasta dos años después de ser fabricados.

Lo anterior, representa un problema sensible cuando se considera que pese a que en Estados Unidos, al igual que en otros países del mundo, son numerosas las empresas que pintan sus cunas aplicando sistemas libres de formol (acrílicos acuosos y/o nitro celulósicos), también usan madera aglomerada con formaldehido lo que, específicamente para el caso en mención, transforman los cuartos infantiles, en el espacio más tóxico del hogar.

Sobre el particular, los estudios arrojaron que la exposición frecuente de un individuo –en este caso, el usuario de un mueble o producto que incluye formaldehido–, a niveles mayores de 0.016 ppm en el aire y en interiores, ésta asociada con afecciones respiratorias como la tos, y a que niveles superiores al 0.052 ppm incrementa las posibilidades de padecer asma; riesgos que son notoriamente mayores para los infantes que duermen en las cunas, muy cerca al área de emisión contaminante y que, generalmente, se ubican en espacios con flujos de aire muy restringidos.

Esta es una de las razones por las que en el año 1992, el compuesto fue declarado por la CARB (California Air Resources Board) –autoridad ambiental de California, en Estado Unidos–, “contaminante tóxico del aire (TAC)” al no ofrecer un nivel seguro de exposición. Posteriormente, en el año 2004 fue reclasificado –por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC)– como “probable agente carcinógeno” a “carcinógeno”, basado en análisis que demostraron su asociación directa con casos de personas afectadas por cáncer de nasofaringe y; nuevamente, la CARB lo prohibió, a partir del 1 de enero de 2009, en la producción de madera prensada.

Pese a que la sustancia y los tableros que la integran han provocado el aumento de casos de enfermedades respiratorias, actualmente, son numerosas las empresas alrededor del mundo que fabrican muebles y productos en madera empleando tableros o piezas con el producto en mención, o sin revisar los componentes que integran el tablero que usan. Lo anterior, ha conllevado a la realización de importantes estudios, por parte de la Organización Mundial de la Salud, (OMS) en los que se determinan además de las tasas de mortalidad y morbilidad por este concepto, acciones para minimizarlas, señalando como esencial el endurecimiento de regulaciones ambientales en los países que registran casos mayoritarios.

Lacas: Un Brillante Peligro

Particularmente en Colombia, se han identificado varios problemas relacionados con el uso de madera aglomerada y con la inclusión de formaldehido y de otras sustancias en la composición de piezas usadas para fabricar muebles y artículos en madera cuyos destinatarios, son niños.

Al respecto y lamentablemente, el 90 por ciento de las láminas comercializadas en el país incluyen resinas urea-formaldehído o melamina-formaldehído como adhesivo en su composición, y además –como hecho que “complementa” negativamente la situación– un buen porcentaje de estos tableros se recubren, ya en planta, con lacas catalizadas al ácido producidas con el mismo tipo de resina empleada para los mencionados pegantes, en una práctica popular que se disparó a partir de los años 80 y ha dejado preocupantes reportes en materia de salud pública.

Sobre las catalizadas, éstas registran una emisión inicial de formaldehido que, al paso del tiempo, aumenta produciendo una alta cantidad de compuesto de reacción, el cual se manifiesta mientras la laca retícula y llega a su curado total, en un lapso de aproximadamente 5 y 14 días; posteriormente, continúa emanando bajas concentraciones, aunque por un periodo largo que puede extenderse entre dos y cinco años.

Llevado al plano de los tiempos y métodos de producción propios de las empresas fabricantes de muebles locales, éstas entregan al cliente sus productos, normalmente, antes de que cumplan las 24 horas de haber sido pintados; lo que para el usuario resulta fatal si se considera que sólo la emisión de formaldehído producida por una laca catalizada al ácido, está entre 2.5 a 20.0 ppm, y que dichas concentraciones se reducen de forma muy lenta dado que al cabo de un mes de servicio, el mueble emana de 0.05 a 2.0 ppm, y seis meses después aun expide al aire, contenidos de entre 0.02 y 0.05 pp, o que provoca distintos efectos adversos en los usuarios.

La tabla de bio-disponibilidad diaria para el uo de juguetes es correcta aunque estos niveles cada vez tienden a bajar más.

Sin embargo, aquí no terminan los problemas relacionados con los insumos usados en productos de madera y sus efectos sobre la salud humana. Muchas de las decoraciones en color que exhiben juguetes, cunas, anaqueles y muebles infantiles en general, son realizados, por parte de ebanista y carpinteros, con pigmentos hechos a partir de metales pesados como Plomo, Cromo, Cadmio, Antimonio y Zinc, los cuales pueden causar, tras contacto frecuente, desde saturnismo (2), problemas renales, ulceraciones y problemas del hígado hasta cáncer de diferentes tipos.

En Colombia, durante los últimos años y coherentes con la ola ambiental, algunas empresas dedicadas a fabricar productos en madera para niños se han mostrado sensibles al tema, sustituyendo sus pinturas y adhesivos tradicionales, por otros seguros e incluso potencialmente más rentables, por cuanto han encontrado que sus ventajas en materia de seguridad se traducen en valores agregados que se suman al mueble u objeto, una vez se comercializa.

Este es el caso de Juguetes Didácticos Pinocho, empresa bogotana que utiliza y aplica bajo un estricto control, pigmentos aprobados por la FDA, recubrimientos cien por ciento exentos de contaminantes peligrosos para el aire, HAP (por sus siglas en inglés Hazardous Air Pollutants) y con bajo COV, hechos que les ha permitido, además de proteger la vida de sus clientes, exportar a varias partes del mundo con ciertas ventajas competitivas frente a otros fabricantes de juguetes locales.

Eladio Pérez, gerente de Didácticos Pinocho, afirma que los productos en madera dirigidos al público infantil, más allá de ser coloridos, atractivos y funcionales, deben ser totalmente seguros, aspecto que, señala, es un concepto ajeno en las empresas pequeñas, carpinteros y artesanos.

“Aunque en Colombia no sean de conocimiento y aplicación masiva, en el mundo existen normas de calidad que tienen que ver con el diseño de productos infantiles, con el tipo de materias primas que se utiliza, el tamaño ideal del artículo y la forma para que no revistan peligro, condiciones todas que las empresas colombianas deberían cumplir por ser vitales para la vida y la seguridad del cliente, sin embargo, se desconocen”, anota Pérez.

En efecto, en Colombia existen algunas normas básicas y generales sobre muebles y juguetes en madera para niños, –como la NTC 711, 72 y 73 de Icontec que hacen referencia al diseño, los tipos de materiales, sustancias y los grados de toxicidad e inflamabilidad que alcanzan, e incluso el número de piezas que deben componer ciertos productos– pero que no son de obligatorio cumplimiento como en Europa o Estados Unidos, donde las sanciones existentes en la materia son severas y se aplican no sólo para la producción local, sino para los artículos importados.

Según lo explica Jairo Pamplona, gerente de Maderandia, compañía ubicada en Pensilvania (Caldas), y con de más de 20 años de tradición en la fabricación de juegos para niños, buena parte de las empresas nacionales dedicadas a producir artículos en madera para este público específico, aunque no emplea sustancias tóxicas al cien por ciento, sí aplica lacas catalizadas porque no advierten en su uso un problema de salubridad, en realidad sólo miden el efecto de las sustancias en su producción cuando intentan conquistar mercado externos y éstos se les cierran, por seguridad.

“La industria local emplean tintes y pinturas catalizadas que, aunque en concentraciones muy bajas, hacen peligroso el cubo de madera más pequeño y de paso, hacen inviable también cualquier exportación a mercados tan exigentes como el norteamericano o europeo”, afirma Pamplona.

Para Eladio Pérez, y tal como se adelanta en Didácticos Pinocho, lo ideal es emplear en la fabricación de muebles infantiles y juguetes, lacas o pinturas acuosas (no nitro celulósicas), preparar directamente los colores a partir de pigmentos confiables y usar en los procesos, compuestos químicos libres de thinner pues, además de ser tóxicos para los niños, lo son también para los operarios que los aplican en planta. De igual manera advierte que de emplearse, necesariamente, sustancias con grados mínimos de toxicidad en un juguete, por ejemplo, deben aplicarse en partes con las cuales el menor no juegue directamente.

Así, paralelo a lograr identidad en la producción, al manejo de colores, formas y al propósito lúdico que encierran los juguetes o los muebles mismos, dispuestos en el espacio infantil, es deber de las empresas que los producen, conocer y aplicar normas de seguridad para la producción, materias primas y los acabados, pues de ellas depende el bienestar de una población sobre la cual hay especial atención.

Juegos Peligrosos

Pero preocupantemente, los peligros a los que se exponen los niños cuando tienen contacto con tableros, adhesivos, tintes y pinturas tóxicas, han saltado ya de la cuna al parque de diversiones: a los juegos en madera dispuestos en muchas de las zonas verdes, que abundan y que gozan de gran preferencia entre los menores ypadres de familia.

Así, se ha determinado que en buena parte de la madera inmunizada, empleada en la construcción de parques infantiles es tratada, por parte de las empresas fabricantes, con CCA (Cobre + Arsénico + Cromático), un pesticida que le da un tono verdoso, característico, al material y que si bien, evita la putrefacción de la madera y previene el ataque de insectos, es altamente tóxica.

Por esta causa, el CCA fue prohibido por la FDA, en diciembre de 2003, al comprobarse que el arsénico presente en la composición del pesticida puede salir de la madera tratada y dejar residuos del químico en la superficie –e incluso en la tierra que rodea el parque–, lo que hace inevitable la contaminación directa de los niños con el producto, a través de la piel, o su ingestión si luego del juego no hay un lavado correcto de manos para tomar bebidas o alimentos.

Actualmente, en Estado Unidos, está prohibido el uso de CCA para maderas usadas en juegos infantiles, en jardines, mesas de picnic, cercas residenciales, pasarelas y pisos, aunque para evitar la contaminación cruzada con madera tratada con CCA, antes de la fecha de prohibición de esta sustancia, se recomendó sellar la madera con recubrimientos acuosos y al solvente y así evitar la emanación del arsénico.

Otros son los recubrimientos acrílicos tipo Lasur (protectores decorativos) que se aplicaN en capas muy delgadas (microporosas) y que ofrecen como ventaja una alta resistencia a los rayos UV, a levantarse y quebrarse dado que penetra profundamente en poro abierto y ofrecen la posibilidad de ser repintados, sin la necesidad de realizar lijados completos sobre toda la superficie, en un proceso que produce contaminación, precisamente, con polvo de arsénico.

Frente a todo lo citado, en Colombia, desafortunadamente no existe para parques, igual que sobre muebles o juguetes, una legislación severa que controle el impacto que las sustancias tóxicas en productos de madera tienen en los menores; tímidamente se han enunciado las regulaciones que se aplican internacionalmente aunque con una vigilancia en su cumplimiento, casi nula.

Parece quedar entonces en manos de los fabricantes de muebles, juguetes y productos en madera para niños y los demandantes mismos de aquellos: el mercado adulto y responsable– regular el problema en mención, erradicando por parte de los primeros y en lo posible, la aplicación de sustancias nocivas en sus productos finales; y exigiendo, los segundos, la supresión de partes y piezas tóxicas, con la revisión cuidadosa de las etiquetas propias de los productos, y la preferencia sobre los amigables con el medio ambiente para presionar también la aplicación de prácticas industriales más sanas y seguras.

De hecho, en algunos países, las medidas relacionadas con el tema de la producción de juguetes y muebles infantiles, han incluido también la escogencia cuidadosa de la madera, sobre lo cual, las agencias ambientales europeas recomiendan, por ejemplo, elaborar cunas o camas para bebé, a partir de madera sólida exclusivamente.

Por tratarse de un problema de salud pública, que amenaza calladamente la salud y el bienestar de los usuarios de productos en madera y el de los niños, en particular, y porque a diferencia de otros países que han advertido en éste, un riesgo de urgente control, se advierte la necesidad de impulsar una regulación en la cual se indique, por parte del fabricante de muebles, que tipo de pinturas y pigmentos usa, para que el cliente escoja, a conciencia, el que más le conviene a su familia.

Citas

En Europa, donde aplican las de la Agencia Ambiental Europea, EEA (European Enviroment Agency).

Saturnismo o plumbosis: enfermedad causada por intoxicación con sales de Plomo que produce, en quien la padece, alucinaciones, cólicos, comportamientos agresivos, además de anemia, debido a que el Plomo bloquea la síntesis de hemoglobina y altera el transporte de oxígeno a la sangre y hacia los demás órganos del cuerpo. Se cree que estas reacciones son provocadas tras la sustitución de metales como Calcio, Hierro y Zinc por Plomo dentro de las enzimas que, al no ser de igual química, provoca la falla en las funciones enzimáticas. Es también causa, aunque menos frecuente, de hipertensión arterial secundaria.

  • Fuentes:
  • Jaime Adolfo Pineda. Ingeniero químico. Director Línea Maderas Amtex S.A. jap@amtex.com.co
  • Vanessa Gómez Santacoloma. Ingeniera Ambiental. Jefe Gestión Integral. Amtex S.A. vgs@amtex.com.co

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