La lija y su Importancia en la Preparación de las Superficies
El éxito de una pintura depende en un 70 de la preparación de la superficie, y por eso usar la lija adecuada y conocer la forma correcta de lijar va más allá de una simple operación, pues con ella efectivamente, se agrega valor al producto.
Fabrizio Ciurlo (*)
Asesor técnico y de ventas para América Latina EKAMANT AB
La preparación de las superficies es un tema de vital importancia cuando de acabado de muebles se trata, y una de sus fases más exigentes es, definitivamente, el lijado.
Según el artículo publicado en la edición número 31 de la revista M&M (1), la preparación de la superficie que se va a pintar equivale al 70 por ciento del éxito del acabado, razón por la cual debe tomarse muy en serio la acción del lijado pues las deficiencias o aciertos se verán reflejados en la apariencia final y el costo de los muebles.
Tristemente, y en algunos casos, los empresarios han subvalorado esta labor delegándosela a “expertos” en la pintura, quienes reparan y esconden los defectos de la madera -que no ha sido lijada adecuadamente-, haciendo que la industria dependa de ellos, mas por ignorancia que por una necesidad verdadera.
En realidad, un mal lijado genera un alto costo en términos de tiempo de operación y consumo de materiales como selladores y lacas, sin hablar de mano de obra más costosa precisamente por la intervención del supuesto personal “experto”.
Esta situación es realmente ilógica si se tiene en cuenta que hoy por hoy, el tema del lijado ha registrado una gran inversión en tecnología -no sólo por parte de los constructores de maquinaria sino también de los fabricantes de lijas- para mejorarlo en el tiempo y hacerlo altamente eficiente.
Además, se ha optimizado el uso de abrasivos para obtener mayores rendimientos y lograr un gasto menor en los materiales de acabado.
De esta forma, se ha logrado economizar tanto en la operación de lijado como en la aplicación de acabados, acciones que se traducen en mayores beneficios para las compañías que adoptan métodos y procesos estudiados y que capacitan a las personas que los ejecutan.
Una Lija para cada Necesidad
La lija bien podría catalogarse más como una herramienta que como un insumo, esto significa que tiene características especiales de corte, que hacen que el lijado se convierta en una operación de maquinado como cualquier otra.
En ese orden de ideas, para cada necesidad de acabado existe un material abrasivo indicado. Los más utilizados son los minerales de corte sintético debido a que con ellos se asegura mayor calidad, rendimiento y homogeneidad, sobre los materiales naturales.
Para los procesos de acabado de las diferentes superficies se utilizan dos tipos de abrasivos fundamentales: el óxido de aluminio y el carburo de silicio.
El óxido de aluminio se clasifica en puro, para lijado de madera o trabajos agresivos sobre lacas, o semipuro, para lijado pesado de maderas duras, mientras que el carburo de silicio se reserva para el lijado de aglomerados, MDF, HDF y lacas.
Generalmente, las lijas fabricadas con óxido de aluminio se utilizan más en granos gruesos, hasta 180 aproximadamente, y las de carburo de silicio a partir de 220, para acabados más finos.
Igualmente, las lijas pueden ser de tipo abierto o cerrado según como se pegue el grano al soporte. En las abiertas, la cantidad de grano por centímetro cuadrado es menor que en las cerradas y cada una tiene una aplicación distinta.
Un ejemplo de esto se da en el lijado de madera en blanco: si el material es muy duro se recomienda usar el tipo cerrado, mientras si la madera es blanda o resinosa se recomienda la de tipo abierto.
A nivel de composición, la lija se construye sobre un material de soporte, comúnmente llamado costado como papel, tela, o mixto, y a éste se adhiere el grano necesario por medio de colas animales y resinas.
El procedimiento para construir una lija es muy sencillo. Primero se selecciona un material de soporte sobre el cual se aplica una capa de resina, se dispone luego un material abrasivo para cerrar con una segunda capa de cola o resina.
El material abrasivo es adherido generalmente mediante un proceso electrostático que hace que los granos queden correctamente alineados y que su arista de corte quede en la posición correcta.
Principios Fundamentales del Lijado
Vale señalar que todas las lijas poseen una clasificación estándar en las que el grano se define por un número: cuanto mayor sea éste, menor será el tamaño del grano y más fino será el acabado obtenido. Pero existen dos principios básicos que deben regir cualquier operación de lijado: el tamaño del grano y la presión ejercida en el lijado:
Ubicar aquí cuadro: Clasificación de las lijas según el grano.
Así pues, el primer principio es utilizar una lija apropiada en cada paso del proceso de lijado. Se hace necesario elegir la numeración adecuada según la superficie. En el primer paso, se suaviza la superficie con la lija escogida y en los pasos subsiguientes las operaciones se realizan con lijas de mayor graduación. Por ejemplo, si el primer grano utilizado es 60, el siguiente debe ser grano 100.
Por el contrario, si el operario decide pasar de una lija de grano 60 a una de grano 150 corre el riesgo de afectar seriamente la calidad en la superficie, consumir mayor cantidad de material abrasivo, gastar más tiempo de lijado y malgastar materiales de acabado, pues necesitará cubrir los imperfectos aplicando más selladores o lacas.
El segundo principio importante para el lijado consiste en la presión ejercida sobre la lija al contacto con la superficie: no debe ser excesiva ya que esto no genera mejor calidad, ni representa operaciones más rápidas, y en cambio sí puede aumentar innecesariamente el consumo de lijas y generar superficies de baja calidad.
Los Equipos Tradicionales
En cuanto a las operaciones de lijado, estas se ejecutan de diferentes formas según la necesidad del elemento trabajado, y para esto existen procesos manuales y mecánicos.
En este sentido, la tendencia de la industria apunta a mecanizar y automatizar las operaciones de producción para reducir las imperfecciones propias del trabajo manual, agilizar procesos y aumentar el volumen de producción; aunque existen operaciones que no se pueden desarrollar por medio de máquinas de flujo continuo.
Existen varias máquinas de uso manual que ayudan a efectuar correctamente el proceso de lijado. La más difundida es la lijadora roto–orbital, que permite lijar superficies planas con un excelente resultado final si se emplean las lijas adecuadas. Esta máquina trabaja un patrón elíptico aleatorio debido al efecto de rotación y orbitación suelta.
Adicionalmente, esta lijadora posee grandes ventajas de flexibilidad en su uso pues una persona bien entrenada puede incluso lijar superficies curvas y bordes.
Por otra parte, el mercado ofrece otras lijadoras fabricadas con el mismo principio, pero con plato en formas diferentes, que pueden ser triangulares, cuadradas o alargadas y que permiten llegar a lugares en los que un plato circular no podría acceder.
Pero de cualquier forma y sin importar el tipo de máquina, el operario sólo debe ejercer la presión necesaria para que la máquina no se deslice sin control sobre la superficie, evitando ejercer mayor fuerza sobre la misma pues únicamente, generará un desgaste prematuro del equipo y mal lijado de la superficie.
Otros aditamentos utilizados con frecuencia son las esponjas abrasivas de distintas durezas y granos, las cuales han ido reemplazando los bloques de madera con cauchos y fieltros que igualmente siguen siendo importantes a la hora de lijar manualmente la madera.
De igual manera, existen diferentes máquinas estáticas, que, sin ser de flujo continuo, son manipuladas por un operario que pone en contacto la pieza de madera con la lija.
Entre ellas pueden citarse las conocidas lijadoras de disco, horizontales y verticales, las de banda estrecha con un sinnúmero de variantes, las de cilindros con todas sus variaciones incluyendo los famosos trompos para lijar molduras que utilizan dispositivos abrasivos perfilados.
La Maquinaria Especializada
Si nos adentramos a la especialización de estos procesos, cada vez se encuentran máquinas más complejas con el fin de aumentar la producción, mejorar la homogeneidad y favorecer la perfección de las piezas lijadas.
Se trata de variaciones de la maquinaria tradicional, con un alto nivel de desarrollo tecnológico combinado al perfeccionamiento de productos abrasivos. Generalmente son equipos de flujo continuo, que pese a su efectividad, no reemplazan en su totalidad el trabajo manual.
Enumerando estas máquinas se pueden encontrar:
- Lijadora de molduras
Utilizan varias bandas estrechas, elaboradas con telas flexibles que se adaptan a la forma del perfil y se posicionan en diferentes ángulos. Las hay también que utilizan elementos abrasivos parecidos a esmeriles pero de material blando, que toman la forma del perfil.
- Calibradora lijadora
Estas máquinas son especiales para piezas planas. Están construidas modularmente para configurarlas al gusto y la necesidad del usuario y a los procesos a ejecutar.
Desde las más genéricas, con uno o dos grupos lijadores, hasta las más especializadas con cuatro y cinco grupos lijadores, utilizan el principio de los rodillos de contacto, los patines lijadores o una combinación entre los dos. Según su uso, estos rodillos pueden ser duros o blandos y normalmente tienen variación de velocidad tanto del grupo lijador como del avance.
Los patines lijadores también pueden ser de varios tipos y se ubican generalmente después de un grupo de rodillo para asegurar mejores acabados. Hoy en día es también común encontrar máquinas, de esta división, con grupos de lijado inferiores y superiores para maquinar en una sola operación ambas caras de las piezas.
Una variante que se está imponiendo a pesar de su alto costo es la lijadora oscilante, que utiliza el mismo principio de las lijadoras manuales roto–orbitales, pero a escala mucho mayor.
Paralelamente, existen otros desarrollos a nivel de maquinaria que permiten lijar superficies curvas o muebles ensamblados, como sillas, pero que todavía están en etapa de experimentación y no son, aún, de uso masivo.
Por lo general, estas máquinas se fabrican gracias a la iniciativa de un fabricante de muebles que quiere mejorar su proceso productivo y ensaya diversas formas de trabajo hasta que una se revela interesante, naciendo así la posibilidad de su comercialización.
De hecho, se han dado ejemplos como el tubo giratorio de partículas abrasivas, a través del cual pasan las sillas ya ensambladas, o las lijadoras con cepillos lijadores que, aunque se mueven en varias direcciones y son interesantes, no son lo suficientemente confiables como para reemplazar otros procesos.
En resumen, el lijado y las máquinas para realizarlo son temas extensos que seguirán desarrollándose en otras entregas, de manera que se aprenda a conocer el correcto uso de las lijas y sus diferentes configuraciones, así como las operaciones y las máquinas. Sin duda este es uno de los procesos más importantes en la cadena de producción de muebles, uno de los más costosos y sin embargo, el más subestimado.
Fuente:
(*) Fabricio Ciurlo: Diseñador Industrial egresado de la Universidad Nacional. Actualmente trabaja para la compañía de productos abrasivos EKAMANT AB de Suecia, como Asesor técnico y ventas para América Latina. Se ha desempeñado como Director de desarrollo y asesor en nuevas tecnologías para la industria maderera, principalmente de muebles, así como Asesor en mantenimiento de maquinaria y equipos especializados.
Cita:
- ‘Economía a partir de un correcto lijado’. Jaime A. Pineda. Revista M&M, número 31. Marzo – Mayo de 2001. Pág. 73
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