Depósitos de Madera, un Negocio de Preocupante Comportamiento

Ana María Rojas Gutiérrez

Periodista M&M

 Para quienes utilizan como materia prima la madera en la fabricación de sus productos, resulta indispensable pensar en factores como el tipo que emplearán, su calidad, nivel de humedad, dimensiones pero, desafortunadamente, los depósitos de madera no garantizan dichas condiciones y en cambio son los clientes quienes deben exigir el cumplimiento de estos requerimientos.

Colombia por ser un país ubicado en el trópico y por tener una selva húmeda natural, tiene una gran variedad de especies, que van desde maderas de gran resistencia hasta otras de baja y toda una gama intermedia, con diversidad en tamaño, finura y características físico-mecánicas. Sin embargo, arquitectos, diseñadores, fabricantes de muebles y en general, usuarios de primera mano han considerado que pese a la variedad existente en el país, los depósitos presentan preocupantes deficiencias y problemas que no sólo ocasionan el entorpecimiento del trabajo de quienes se sirven de ellas, sino también el incremento en inversión y la pérdida de tiempo para la entrega de productos con calidad.

Basta con revisar el proceso de producción de la cadena maderera que se or|igina en los bosques naturales explotados, en su mayoría sin ningún control –la fuente de materia prima de donde se obtienen las trozas o maderas en bruto procesadas por los aserraderos, que posteriormente serán utilizadas en la construcción o fabricación de muebles, tableros, puertas, pisos y techos y artículos de madera, entre otros– para comprender el por qué de la queja de los consumidores, algunos de ellos consultados en el presente artículo.

En esta oportunidad, M&M realizó una encuesta telefónica a 20 depósitos, pequeños y medianos en Bogotá y en 10 diferentes regiones del país (Antioquia, Valle, Quindío, Risaralda, Boyacá, Chocó, Tolima, Norte de Santander, Cundinamarca y Magdalena), para conocer la forma en que éstos entregan la materia prima a los usuarios, conocer cuáles son los principales inconvenientes que presentan, cuáles son las maderas que comercializan y por qué, en muchas ocasiones, no les interesa vender madera mejor tratada.

Lo que Respondieron los Depósitos

De acuerdo con la investigación realizada por M&M, el 95 por ciento de los aserraderos encuestados no tiene ningún reparo en la obtención de sus maderas, ni cuenta con políticas para recibir única y exclusivamente materia prima proveniente de bosques reforestados. “Por épocas, resulta más difícil conseguir algunas especies, los precios suben, pero muchas veces el cliente exige determinadas maderas y nosotros simplemente las encargamos porque son las que nos piden”, afirma un gerente de uno de los aserraderos encuestados.

En cuanto a la venta de madera húmeda –una de las principales quejas de los consumidores– el 100 por ciento de los depósitos encuestados respondieron que ésta siempre lleva implícito un proceso de secado natural al recibo; de allí que sólo el 5 por ciento asegura someterla a tratamientos adicionales de secado, argumentando que procesos adicionales incrementan demasiado los costos y por tal razón, tendrían que venderla al consumidor mucho más costosa.

En este mismo sentido, únicamente el 4 por ciento de la muestra afirma tener hornos de secado y el 1 por ciento utiliza servicios de secado ofrecidos por otras empresas, pero únicamente cuando el cliente así lo solicita esto, claro, con un costo adicional a la venta del material.

Respecto al dimensionamiento de las maderas, el 100 por ciento de los encuestados asegura que por lo regular cumple con los estándares comerciales para cada caso, pero aseguran que en ocasiones, cuando el material llega en bruto y las medidas son menores a los estándares, el industrial no puede modificar esta condición; es sólo en los casos que presenta mayores medidas, cuando la materia prima puede ajustarse en calibre, ancho y demás determinantes; de hecho, en algunos depósitos las maderas no son seccionadas hasta que el cliente no especifica lo que necesita, lo que implica, nuevamente, sobrecostos en la compra.

En cuanto al almacenamiento, el 95 por ciento de la muestra reconoció no realizarlo debidamente, argumentando razones de espacio; aceptan el apilamiento incorrecto al juntar madera húmeda con seca, en lugares con poca ventilación, y en ocasiones, el acopio de madera en bloque; casos todos que afectan la materia prima al impedir un correcto secado. También comentan que se dan casos en los que por espacio y comodidad, muchas veces apilan la madera que llega, sobre la existente, sin revisar el estado de la almacenada en stock, para vender siempre la que está a mano, lo que también genera problema de inventario.

El asunto de la tecnología con la que cuentan los depósitos para realizar procesos de secado e inmunización es otro de los aspectos referidos en la encuesta y que advierten los madereros como negativo; sólo el 5 por ciento de ella afirmó tener hornos de secado. Aunque el 100 por ciento reconoció las desventajas que tiene para los clientes adquirir madera con un índice de humedad superior al permitido en cada zona, aseguran no tener entre sus metas la compra de equipos aduciendo sus altos costos y la baja en ventas por la que atraviesan en este momento.

Otro de los aspectos importantes, mencionados en la encuesta tiene que ver con los salvoconductos expedidos por las CAR – Corporación Autónoma Regional, y los certificados de radicado por parte del Dama, al respecto, los pequeños y medianos depósito afirmaron que es prácticamente nula, la exigencia que hacen de estos documentos a sus proveedores, sólo el 1 por ciento aseguró tenerlo como política de la empresa, mientras que el 99 por ciento restante expresó interesarle muy poco el origen de la madera.

Al respecto, los comerciantes, especialmente los ubicados en Bogotá, aseguraron que aunque han empezado a escasear algunos tipos de madera provenientes de interior del país, las encargan porque son altamente demandadas, aunque aseguran también que es casi imposible sostener al cliente los precios iniciales de cotización debido a los riesgos que implican los decomisos, la falta de infraestructura vial en las zonas de donde se extrae la madera y los numerosos contratiempos que terminan demorando –hasta dos meses– la llegada del material al depósito.

Otro de los inconvenientes para obtener maderas provenientes de regiones alejadas, según los encuestados, es el surgimiento de monopolios por parte de algunos empresarios, que ofrecen precios mucho más altos a los establecidos por los comerciantes de maderas para acaparar mercados, especialmente cuando son maderas nativas de difícil consecución, así logran tener tipos de madera que casi nadie ofrece y que, por tal razón pueden vender a precios mucho más altos, perjudicando a los depósitos restantes, también afirman que en muchas ocasiones, hay escasez por insuficiencia de la madera.

Finalmente, sobre el tema de los precios de venta, los encuestados reconocieron la inestabilidad existente pues no hay un consenso en esta materia lo que afecta severamente la economía de los consumidores y el sano desarrollo de este mercado.

Depósitos Vs. Necesidades de Usuarios

Luego de contactar a algunos diseñadores y arquitectos para preguntarles sobre los problemas más frecuentes que enfrentan al momento de comprar madera para realizar sus trabajos, se advirtieron varias quejas y reclamos preocupantes.

Primero, la madera es vendida húmeda y mal dimensionada, lo que ocasiona mala calidad en los productos finales, el descrédito del empresario y de paso, de la madera como materia prima. Para muchos, lo ideal sería que las dimensiones fueran estandarizadas en altos, anchos y largos según los usos más frecuentes y en largos variados o múltiplos y submúltiplos, a fin de ahorrar trabajo al usuario y evitar el desperdicio de material que equivale a un 30 o 40 por ciento, lo que resulta exagerado al sumarlo al costo de la madera.

La segunda denuncia apunta a que los depósitos buscan vender sin importar la procedencia, que son muy pocos los que ofrecen madera cultivada, sin contar que no hay una calidad homogénea, por eso muchas veces los arquitectos y diseñadores optan por trabajar sus proyectos en láminas de aglomerado, triplex o fórmicas, productos que les brindan real confiabilidad y satisfacen sus necesidades de calidad.

Adicionalmente, los profesionales del sector reiteraron que son pocos los depósitos que tienen la tecnología suficiente para entregar madera en excelentes condiciones, que cuentan con secadoras y equipos de autoclave o impregnación por presión para ofrecer madera óptima, aun cuando este proceso es vital para asegurar la calidad del material y por ende, del producto final.

Igualmente y en cuarta instancia, afirmaron que muchos depósitos carecen de servicio al cliente, las maderas no se almacenan correctamente y que frecuentemente esta situación le implica a éste buscar personalmente lo que quiere. En este mismo sentido, algunos de los encuestados recomendaron que los depósitos nacionales tomen como guía, la experiencia de países como Costa Rica o Ecuador en donde son pioneros en el trabajo, dimensionamiento e incluso preservación del recurso.

Los Paños de Agua Tibia

Frente a las situaciones descritas, pueden deducirse varios hechos importantes. En lo relacionado con la fuente de origen de la madera, se advierte que aún no existe un control efectivo de las autoridades sobre la explotación de los bosques para evitar el aprovechamiento de especies vedadas y segundo, que tanto de los empresarios que comercian con maderas de bosque natural en peligro de extinción –que son numerosos–, como quienes encargan las mismas sin importar su procedencia y las posteriores consecuencia que encierra la explotación exhiben un comportamiento irresponsable e inconsciente.

En este sentido, aunque existe un ente encargado de supervisar y controlar el aprovechamiento del recurso forestal (las Corporaciones Autónomas Regionales) y existe también una regulación para corte –por especie, por tamaño y por zona, supervisado por las mismas entidades– los hechos parecen demostrar que ni las instituciones ni las estrategias funcionan como debieran.

Frente a la situación, algunos frentes como las empresas de reforestación han buscado, aportar con soluciones a través de proyectos de reforestación sin embargo, un registro de reforestación  que data de diciembre de 2002, señala que la superficie total reforestada (comercial y protectora) en Colombia se estimó en cerca de 500.000 hectáreas, sólo 200.000 se reforestaron con fines industriales, siendo los departamentos líderes en esta actividad Antioquia (17,1%), Valle (13,2%), Cundinamarca (11,9%), Cauca (10.2%) y Boyacá (7,3%).

Así y pese a dichas reforestaciones, según la Red Andina de Semillas Forestales – Rasefor, “en Colombia se observan dos tendencias bien marcadas: la impulsada por el sector privado de la industria de la madera y las empresas, de ampliar trayectoria, que comercializan semillas de especies nativas de mayor demanda; y la del Gobierno que no las oferta”.

Las cifras sobre consumo de madera (2), cuatro millones de metros cúbicos anuales y la fuente de procedencia de la misma –bosque nativo (80%) + plantaciones (20%)– debería ser el argumento de mayor peso para que se diseñaran e impulsaran estrategias que permitieran proteger los escasos remanentes de bosque natural, al tiempo que se incentiva la reforestación.

Nulo Control Sobre Ventas de Madera

¿Podría determinar un volumen anual aproximado de venta de las maderas de mayor demanda? Esta fue una de las preguntas realizadas en la encuesta, a la cual el 90 por ciento respondió no tener conocimiento argumentando que el dato está ligado o depende en un alto porcentaje, del comportamiento de sector constructor, el cual ha tenido muchos altibajos.

Esta razón está justificada porque en Colombia el consumo de madera se ha concentrado históricamente en el sector de la construcción, y si se hace un pequeño recorrido en el último año, según el Dane, el porcentaje de estas licencias disminuyó en alta proporción: “en marzo de este año aprobaron  676.185 m² para vivienda, lo que representó una reducción de 10,2 por ciento respecto al mismo mes del 2008”.

Así mismo, el Dane afirmó que “en lo corrido del año, a marzo, el área aprobada fue de 3 millones de metros cuadrados para edificaciones, 26,8 por ciento menos que el área licenciada durante el mismo período de 2008; de estos, 2 millones de metros se destinaron a vivienda y 1,1 a otros destinos”.

Teniendo en cuenta las cifras anteriores, el sector de la construcción ha disminuido y por tal razón las ventas del sector maderero también han bajado; aunque es preciso decir que esto no justifica que un porcentaje tan alto de depósitos no maneje un registro de sus ventas anuales –como sucede frecuentemente–  pues, como empresa, significa falta de planificación y del conocimiento de su negocio.

En Conclusión…

A lo descrito por las partes y contrapartes, podría considerarse como un factor indispensable tanto para la cultura de los depósitos, como para crear conciencia frente a la explotación incorrecta de los bosques naturales, que el Gobierno Nacional incentive con mayor fuerza los procesos de reforestación para lograr no sólo recuperar la masa forestal sino asegurar un abastecimiento óptimo de la madera y especialmente, de madera fina. Es apremiante un manejo forestal sostenible, que permita un aprovechamiento de materia prima, pero bajo normas y técnicas que minimicen el impacto de manera que el bosque pueda recuperarse.

Es importante que el sector también comprenda que contar y trabajar en proyectos de reforestación permite una oferta de especies mejorada, que puede facilitar el establecimiento de dimensiones unificadas sobre las medidas de cada especie y que puede posibilitar estándares comerciales que le permitan de forma organizada, aumentar sus compromisos comerciales con clientes, incluso en el exterior, sin temer a la incertidumbre del suministro de materias primas.

En este mismo sentido, es primordial que los depósitos de madera, independiente de su tamaño, mejoren sus técnicas de almacenamiento, secado e inmunización, así como también que sean ellos quienes ayuden a crear conciencia en el comercio y público en general, de cuáles especies definitivamente no deben ser comercializadas, por encontrarse en peligro de extinción.

De la misma manera, resultaría benéfico que el Gobierno también encabezara una campaña nacional con el listado de las especies amenazadas y las vedadas para que tanto el público como los comerciantes de madera conozcan de primera mano las especies que no deben comprar ni comercializar.

Bueno es tener en cuenta que el gobierno está en la capacidad de endurecer las políticas de seguridad que impiden el tráfico de las especies vulnerables, que hace parte de su obligación el impulsar la formalización del sector y que frente a las debilidades a nivel gerencial, su apoyo a los industriales para adquirir tecnologías en varios niveles, se hace urgente.

Citas

  • Libro Rojo de Plantas de Colombia, Volumen 4, Especies Maderables Amenazadas: Primera parte. Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas – Sinchi, Ministerio de Ambiente, Vivienda y desarrollo Territorial. Dairon Cárdenas y Nelson Salinas. 2007
  • Artículo “Se agotan los bosques naturales en Colombia”, Marzo, 2008. Laserna Navarro Nicolás. Ecólogo, Pontificia Universidad Javeriana.

0 Comentarios

    Deja un comentario

    Login

    Welcome! Login in to your account

    Remember me Lost your password?

    Don't have account. Register

    Lost Password

    Register